TV: «Fargo» (Temporada 2)
Todo lo que salió mal en la segunda temporada de TRUE DETECTIVE salió bien en la segunda de FARGO. Es interesante como trabajo crítico para el hogar –tomando en cuenta que ambas series siguen el mismo modelo de contar nuevas historias con nuevos personajes manteniendo un tono o estilo– comparar las dos series en relación […]
Todo lo que salió mal en la segunda temporada de TRUE DETECTIVE salió bien en la segunda de FARGO. Es interesante como trabajo crítico para el hogar –tomando en cuenta que ambas series siguen el mismo modelo de contar nuevas historias con nuevos personajes manteniendo un tono o estilo– comparar las dos series en relación a los cambios que se hicieron en una y en otra para tratar de entender porqué una resultó mejor que en la primera temporada y la otra, mucho peor.
La idea, de todos modos, acá es hablar de FARGO por lo que estas comparaciones las resumiré en este párrafo: creo que esta serie fue más consistente respecto al tono de la anterior (la otra se modificó demasiado, se tornó casi irreconocible), pero fundamentalmente estuvo mejor contada y tuvo personajes mucho más ricos e interesantes. Guión, dirección, actuaciones: todo aquí salió aún mejor que en la primera temporada mientras que la otra cedió a los peores impulsos de la mucho mejor primera parte. Una entendió lo que tenía que contar, la otra se quedó en la cáscara, en el modelo.
FARGO pasó de ser una serie inspirada en una película a crear un mundo propio, personal. En la primera todavía se notaban demasiado claramente los puntos de contacto y hasta el tono intentaba ser una imitación del de los hermanos Coen. Aquí, los creadores de la serie tomaron decisiones creativas más arriesgadas, personales y propias, que siguen conectadas a lo que se puede considerar «el universo Coen» (no solo la película en cuestión sino muchas otras también, de EDUCANDO A ARIZONA a EL HOMBRE QUE NO ESTUVO y otras) pero que se distancian lo suficiente como para crear un mundo propio.
Hay algunas diferencias que son formales: desde el montaje al uso de la música, la serie se juega por un formato personal que, si bien no es novedoso en el mundo del cine, no es tan común en el televisivo. Puesto de otra manera: el «gesto estilístico» por sí solo no valdría demasiado (podría ser un gesto cool sin ninguna validez artística real) pero en el contexto de la historia, por la manera en la que está estructurado el relato en varias subtramas paralelas, resulta aplicable y no molesta. No es lo que más me gusta de FARGO –por momentos, tener la pantalla dividida en tres es gratuito– pero se integra, después de un tiempo, al estilo de la temporada.
Lo principal, como dije antes, es que a ese mundo creado y cada vez más convincente le agregaron dos elementos fundamentales para que funcione cualquier relato: personajes extraordinarios y una historia policial convincente en todos o casi todos sus ángulos. Vamos a lo primero. Empezando por la familia Solverson (el hilo que la conecta a la primera temporada), a la que componen Peggy (Kirsten Dunst) y Ed Blumquist (Jesse Plemons) pasando por las dos familias mafiosas –los Gerhardt y la «familia» de Kansas City–, FARGO termina mostrando las diferentes formas que esas relaciones pueden tener, desde las más disfuncionales (los Gerhardt) a las más funcionales (los Solverson) pasando por algo intermedio (los Blumquist), que van y vienen entre el afecto y el delirio.
Para mí, de todos modos, el gran arma de esta temporada son los Solverson, a quien se les dedica buena parte del último y extraordinario episodio, uno que le levanta un par de puntos a la temporada completa, ya que se atreve a abandonar casi por completo el policial puro y duro, la trama de muertes y masacres, para entregar una calma reflexión sobre esas relaciones, con una cuota necesaria de humor como para que esos momentos en los que FARGO se pone un poco excesivamente «filosófica» (las citas a Sartre, muchos de los diálogos a lo Samuel L. Jackson en película de Tarantino que tiene Mike Milligan) el toque cómico las aligere un poco.
Esas historias familiares bien construidas hace que todo lo demás funcione a la perfección. La trama policial puede no ser la más original del mundo –hemos visto más de una vez este tipo de enfrentamientos entre bandas en el que un tercero, queriendo o no, termina manipulando o cambiando toda la situación–, pero está contada con vigor, con ritmo, con inteligencia para los detalles específicos y una serie de misterios e intrigas que se interconectan bastante naturalmente, aún dentro del mundo exagerado e hiperbólico de FARGO. Nada parece caprichoso o, sí lo es, el creador Noah Hawley encontró la manera de que esos caprichos o casualidades estén justificados, mucho más que en la primera temporada, que me pareció menos lograda en ambos rubros, los narrativos (demasiados hilos sueltos, demasiadas coincidencias) y los humanos, con personajes un tanto más obvios, al borde del estereotipo. Cosa que no sucede –o sucede mucho menos– en esta.
Personajes como el sacrificado Lou (Patrick Wilson), su esposa Betsy (Cristin Milioti) y el padre de ella, Hank (el ya casi mítico Ted Danson); el misterioso y violento Hanzee (Zahn McClarnorn), la resolutiva y a la vez delirante Peggy (excelente, Dunst), el buenazo de Ed, (el ex BREAKING BAD, Plemons) arruinado por las circunstancias, y los distintos miembros de la familia Gerhardt (en especial, Jean Smart, que parecía un personaje sacado de un western de los ’50) serán inolvidables, lo mismo que el alcohólico abogado Karl Weathers (Nick Offerman) y el para mí un tanto derivativo pero muy simpático Mike Milligan (Bokeem Woodbine) y sus secuaces. De hecho, el final de este personaje es uno de los mejores momentos de todas las series de este año.
No diré más para no entrar en el terreno de los spoilers que traté de evitar hasta el momento. Véanla. Es una de las mejores series del 2015.
Coincido en casi todo, me gustó mucho más esta segunda temporada que la primera. Realización y postproducción laburadas en conjunto de una manera brillante. La pantalla dividida no me molestó para nada, de hecho creo que estuvo muy bien lograda. Alguna vez me hubiera gustado ver alguno de los enfrentamientos a balazos con la pantalla partida desde las perspectivas de ambos bandos.
Lo único que no me termina de cerrar para nada (y trataré de no spoilear) es el asunto de los «avistajes» y el posterior epílogo de Hank y el trabajo en su despacho. Me parece que quedaba fuera de contexto con el resto de la historia y nunca fueron un tema en la trama hasta los últimos 5 minutos de la serie.
Por lo demás me pareció excelente, tanto en lo técnico como en lo artístico.
Ahora a elegir otra serie para arrancar…
Es un poco absurdo, pero está adelantado desde el principio, desde las luces que ven y causan el accidente original del que parten todos los problemas. Hay varias citas y cartelitos con eso en varios episodios también.
A mí no me cierra del todo lo de los «avistajes», de todos modos lo tomo como uno de esos chistes que funcionan a modo irónico, como para no tomarse todo demasiado seriamente ni de modo cien por ciento realista.
Slds
d