Series: crítica de «Cobra Kai» (Temporada 1)

Series: crítica de «Cobra Kai» (Temporada 1)

por - Críticas, Series, Streaming
27 May, 2018 08:43 | comentarios

Esta serie que se emite por YouTube Red funciona como una especie de spin-off de «Karate Kid» más de 30 años después, con dos de los protagonistas principales (Ralph Macchio y William Zabka) entrenando ahora a una nueva generación de karatecas. Pero la serie creada por Josh Heald, Jon Hurwitz y Hayden Schlossberg es mucho más que un ejercicio de nostalgia. Es una reapropiación crítica y a la vez divertida de las ideas y formas del cine de los ’80.

El de COBRA KAI es un caso raro, rarísimo, de un producto que te produce una absoluta desconfianza al enterarte de su existencia pero que, si uno atraviesa ese prurito que genera la idea de ver una suerte de secuela televisiva, tres décadas y algo más tarde, de un éxito cinematográfico como KARATE KID, resulta ser una más que agradable sorpresa. Producida por YouTube Red (los dos primeros episodios se pueden ver subtitulados y de manera gratuita, luego hay que pagar o… conseguirla), COBRA KAI aprovecha de manera muy inteligente la mitología de la película original (no tanto de las secuelas) y la introduce en la actualidad jugando con la estética de los años ’80 y resignificándola en una época en la que ciertos modos de entonces han quedado completamente en desuso.

La primera temporada de la serie pivotea entre los dos protagonistas. El que recibe más atención, de hecho, es Johnny Lawrence (William Zabka), uno de los rivales y villanos de esa historia. La serie arranca con Lawrence hoy, aún torturado por la derrota en esa final de la primera película, y con un atravesado odio hacia Daniel LaRusso (Ralph Macchio) quien hoy es un exitoso vendedor de autos en California. Johnny, en tanto, no ha hecho mucho con su vida: se ha separado, jamás se ocupó de su hijo y principalmente bebe sin parar. De algún modo, los roles se han reformulado de una manera, sino original, al menos simpática.

Pero eso es solo el principio. La trama de COBRA KAI jugará con los modelos narrativos de los ’80 para una serie de enfrentamientos entre una nueva generación de personajes –modelados, en cierto modo, como ellos en aquel momento aunque no necesariamente iguales– siendo los veteranos sus mentores y guías personales. En cierto modo, los protagonistas terminarán siendo el hijo de Johnny, la hija de Daniel y un adolescente latino llamado Miguel, que empieza a entrenar a las órdenes de Lawrence y bajo su agresivo estilo de karate de ataque. Daniel, por su parte, que está bastante alejado de todo eso salvo para promocionar su empresa de venta de autos («We Kick the Competition») se termina viendo obigado a volver al entrenamiento y a retomar su rivalidad con Johnny.

En lo que respecta a la trama COBRA KAI puede no parecer demasiado novedosa, pero lo interesante de la propuesta es cómo juega con los cambios de modos de conducta generacional manteniendo un similar esquema narrativo al de entonces. Johnny se refiere a sus alumnos con términos y comentarios que hoy son inaceptables y si bien en el presente existen iguales o peores formas de bullying escolar a las de entonces, en las diferencias entre ambas está buena parte de la gracia de la serie. Por momentos, es cierto, la forma de película de redención deportiva ochentosa tiene un carácter nostálgico que se hace notar, pero en todo momento los creadores de la nueva saga dejan en claro que no buscan, digamos, un estilo retro clásico sino que juegan con esa posibilidad de una manera casi siempre autoparódica.

Si la serie se sostiene en situaciones, códigos y hasta música de la época (ver esta playlist, sin ir más lejos) en todo momento está utilizada de un modo irónico, entendiendo lo patéticos que pueden ser los dos personajes al seguir enganchados de modo traumático a lo que vivieron en esos años. Si bien COBRA KAI opera también desde la nostalgia (se ven muchas escenas de KARATE KID y hay constantes homenajes a sus personajes, especialmente al desaparecido Pat «Sr. Miyagi» Morita) es clara y constante la idea –expresada casi siempre por la esposa de LaRusso, el personaje más centrado de la serie, lo más parecido al «sentido común» que hay allí– que hay mucho de ridículo en esa adolescencia perpetua que los dos cincuentones parecen no poder dejar nunca del todo atrás.

Al final de la temporada habrá combates y apariciones especiales que dan a entender que la serie irá expandiendo aún más sus conexiones con la original. Pero si logran que esas conexiones sean tan ingeniosas, inteligentes y divertidas como lo fueron en la primera temporada no habría que preocuparse. En todo momento se siente que los que escriben COBRA KAI tienen muy en claro cómo relacionarse con la nostalgia y es difícil que caigan del todo en la explotación más burda. La utilizan, claro que sí (no existiría esta serie de otra forma), pero lo hacen de una manera que es igualmente celebratoria y crítica, divirtiéndose y burlándose de los lazos extraños que unen a los hombres maduros con su adolescencia. Esa etapa de la vida que en algún momento deberían superar pero, como pasa con los discos de Ratt, Poison, Foreigner o R.E.O. Speedwagon, a veces vuelven de maneras insidiosas y se quedan entre nosotros a vivir sin que nos demos cuenta.