Cannes 2019: crítica de «Ghost Tropic», de Bas Devos (Quincena de Realizadores)
La película belga sigue a una señora que se duerme en su viaje de regreso del trabajo y no le queda otra opción que volver caminando a su casa desde los barrios marginales. Un recorrido por la soledad y la solidaridad de las criaturas de la noche.
Varias de las películas de la sección tienen como eje, curiosamente, a personas que caminan largos recorridos. Así como los protagonistas de TLAMESS y LILLIAN, aunque en este caso con una odisea un tanto menos severa, aquí la que se ve forzada a tomar esa decisión es Khadija, una señora belga de origen árabe, quien, volviendo un día a su casa del trabajo se queda dormida en el último metro y se termina bajando muy lejos y muy tarde, en la terminal. Sin efectivo ni posibilidad de retirar dinero de cajeros ni con otros medios de transporte disponibles, la mujer emprenderá un regreso que se adivina largo y, encima, en una zona bastante desoladora.
No es necesariamente el peligro lo que acecha a la mujer. Más allá de alguna situación incómoda, su recorrido es uno de empatía y de solidaridad con otros miembros marginados y marginales de la sociedad belga, desde gente que duerme en la calle hasta inmigrantes que trabajan como guardias de seguridad y así. A su manera, todos tratan de ayudarse entre sí. Esta película breve y sencilla en términos dramáticos pega un cierto giro al acercarse Khadija a su casa y encontrarse con algunas sorpresas que modifican no solo su perspectiva hacia algunas cosas sino la propia relación del espectador con el personaje, que se vuelve más ambiguo y complicado que la imagen de buena y noble señora que venía dando hasta entonces.
Una película sobre la soledad y la noche, sobre la tristeza y la necesidad de compañerismo, un recorrido por zonas marginales de grandes ciudades de Bélgica de una manera más melancólica y desolada que las de las películas de los hermanos Dardenne, GHOST TROPIC tiene algo de relato fantasmagórico, de largo viaje del día hacia la noche en el que queda en claro que, la mayor parte de las veces, la oscuridad ilumina bastante más que el sol.