Estrenos: reseñas de «El hombre del futuro», de Felipe Ríos y «Venezia», de Rodrigo Guerrero

Estrenos: reseñas de «El hombre del futuro», de Felipe Ríos y «Venezia», de Rodrigo Guerrero

Dos pequeñas e interesantes películas, que pasaron recientemente por el Festival dee Mar del Plata, se estrenan el jueves 21: el drama argentino «Venezia», que transcurre en esa ciudad italiana y la road movie chilena «El hombre del futuro».

EL HOMBRE DEL FUTURO, de Felipe Ríos. Esta coproducción chileno-argentina (en la que actúa María Alché y está Alejando Fadel como coguionista, entre otros aportes técnicos locales) cuenta una clásica trama encarnada por un tal Michelsen, un camionero callado y solitario, que vive viajando por las rutas del sur de su país. Es casi un mito entre los camioneros de la zona pero para su familia es un desconocido.

Michelsen hace lo que, en apariencia, será su último viaje antes de su jubilación mientras que, en paralelo, su hija Elena –una adolescente dura, de rictus amargo, que practica boxeo y con la que Michelsen no tiene casi contacto– emprende un viaje similar por el helado y bello sur chileno pero con motivos muy distintos a los de su padre.

Esta doble road movie irá desarrollando los movimientos de ambos personajes a través de pequeños encuentros y desencuentros (Alché encarna a una chica que Michelsen lleva en parte de su recorrido) que, inevitablemente, conducirán hacia un punto en común, además de algunas revelaciones personales y familiares. Seca, honesta, emotiva sin apostar al sentimentalismo, la película de Ríos es una de esas pequeñas historias (un poco como la argentina LAS ACACIAS) en la cual viajar se convierte en una forma curiosa de intentar volver a casa. (Sala Lugones del Teatro San Martín, Showcase Norte, Showcase Córdoba, Select La Plata y otros)


VENEZIA, de Rodrigo Guerrero. Esta película argentina es inusual, más que nada, por su locación. Transcurre en su totalidad en Venecia, Italia, adonde llega una pareja argentina en su luna de miel. Pero enseguida sabremos que no hay nada que festejar: en su primera noche en el lugar, Sofía, la protagonista, se lleva una inesperada sorpresa que la película irá develando gradualmente. El hecho la obliga a vagar por la ciudad, sola, angustiada, conectándose circunstancialmente con distintas personas que se acercan o se cruzan con ella, que circula de modo casi catatónico en medio de un lugar plagado de turistas y atracciones a las que casi no le presta atención.

La película intenta adentrarnos en las confundidas sensaciones de Sofía pero no necesariamente a través de los diálogos, que son pocos, sino visualmente, haciendo de la ciudad un reflejo de su brumoso y complicado estado personal, que la obliga a tener que repensar su vida futura. Usando un lugar turístico de una manera muy inteligente y creativa, el realizador de EL INVIERNO DE LOS RAROS de alguna manera homenajea a cierto cine italiano centrado en la soledad y la alienación (los films de Antonioni, por ejemplo, o el Rossellini de VIAJE A ITALIA) para contar una historia de fractura y reconstrucción emocional. (Solo en Córdoba y Santiago del Estero)