Entrevista a Hal Hartley

Entrevista a Hal Hartley

por - Críticas
22 Nov, 2010 08:35 | Sin comentarios

A veinte años del estreno de su opera prima, “La verdad increíble”, que acaba de editar en una versión especial en DVD, Hal Hartley pasó por el Festival de Mar del Plata, que le dedicó una retrospectiva completa a la obra de este realizador clave del cine independiente estadounidense. Especialmente en la década del ’90 […]

A veinte años del estreno de su opera prima, “La verdad increíble”, que acaba de editar en una versión especial en DVD, Hal Hartley pasó por el Festival de Mar del Plata, que le dedicó una retrospectiva completa a la obra de este realizador clave del cine independiente estadounidense.

Especialmente en la década del ’90 –sus filmes de esta década tuvieron menos reconocimiento y casi nula distribución-, Hartley se transformó en una de las voces más reconocibles del llamado “cine indie” gracias a su estilizado realismo y a la inteligencia de sus personajes, en filmes como “Confía en mí”, “Simple Men”, “Henry Fool” y su ya citada opera prima.

A los 50 años, reflexivo, sereno, con un nuevo largo y varios cortos bajo el brazo, Hartley habló acerca de su cine y su particular universo. 

Al preparar la reedición de “La verdad increíble” debió volver a ver varias veces su opera prima. ¿Cómo la siente vista ahora?

Como un trabajo de una persona joven, trato de apreciarla por lo que es ya que teníamos pocos medios para hacerla. Es más clásica de lo que recordaba. Es una película sobre la frustración de ser joven. Me doy cuenta viéndola que había muchas cosas que desconocía del mundo. Hice una película sobre la forma en la que vivíamos entonces y había muchas cosas que no entendía, y creo que de eso trata. De eso trataban mis primeros filmes, de la confusión de no entender cómo es el mundo. Cuando la hice me sentía solo, pero cuando se estrenó me di cuenta que a muchos les pasaban las mismas cosas, se hacían las mismas preguntas.

¿Y ahora siente que sus personajes, y usted, entienden mejor al mundo que antes?

Tal vez sí, pero seguimos igual de perdidos… El saber, el conocimiento, no es suficiente para entenderlo todo. Hacen falta otras cosas.

¿Siente que hoy se hacen películas así? ¿Usted podría estrenar un filme como ese ahora?

Es más difícil. Había un movimiento independiente fuerte en ese momento, era casi una moda. Era más difícil hacerlas pero no tan complicado conseguir distribución. Hoy es al revés: se puede filmar muy fácil, con poco dinero, pero es difícil estrenar. Igual, tardé más de un año entre terminar esa película y estrenarla.

¿Cuáles eran entonces sus referentes?

Jim Jarmusch era un modelo. No tanto en lo estético –me encanta, pero no es lo que yo hago-, sino en el sentido de hacer filmes muy personales y particulares y tener un público bastante amplio.

¿En algún momento se sintió parte de un movimiento, de una generación de cineastas?

Había como un esfuerzo para generar eso, pero era un poco forzado. Se quería crear una escena “indie” pero no todos hacíamos cosas parecidas ni apuntábamos al mismo público. De cualquier manera, muchas personas que trabajaban conmigo entonces después hicieron buenas carreras.

Hollywood y los festivales siempre andan a la caza de “lo nuevo”. ¿Le molesta un poco eso? ¿Sentirse, en un sentido, “fuera de moda”?

En cierto sentido me siento aliviado. Existe esa frase que dice: “La juventud se desperdicia en los jóvenes”. Y hay algo de cierto en eso. Estoy volviendo últimamente a pensar en esa época y me doy cuenta que era un maníaco del trabajo, que no hacía otra cosa que pensar en mi próxima película. De 1988 a 1998 trabajé sin parar, después frené el ritmo un poco. Y me gusta más como es ahora.

¿Hubo un momento en el que sintió que había llegado, o que tenía que parar?

Para la época de “Flirt” (1995) ya tenía más o menos claro cómo hacer una película y quise empezar a descubrir cosas nuevas, diferentes. Y los días de gloria se acabaron… (risas) “Henry Fool” fue un intento de hacer algo parecido a lo anterior y anduvo muy bien, pero las siguientes no tanto. Ahora paso más tiempo haciendo teatro, opera, enseñando, haciendo cortos, música… viviendo.

 

Además de los cortos nuevos que se dan aquí tiene un largo listo, ¿no?

Sí, es un largo pequeño, de unos 65 minutos, se llama “Meanwhile” (Mientras tanto). Es una historia simple y sencilla. Los cortos son un poco más experimentales, juegan con el límite entre el documental y la ficción.

Sus filmes de la última década no fueron tan bien recibidos. ¿Cree que la gente no entiende lo que está haciendo o acepta que los filmes tal vez no sean tan buenos?

Creo que sí entienden lo que hago pero que no les gusta. Quedé fuera de la moda. Ahora es necesario tener estrellas para lograr atención y mis presupuestos no lo permiten.

Usted tiene los derechos de la mayoría de sus películas y las edita y vende a través de Internet (www.possiblefilms.com). ¿Le gusta esa parte del cine?

Hace unos años me encontré con Atom Egoyan, que es de mi misma generación y también hizo lo mismo con los derechos de sus películas. Y pensamos: ¿por qué se nos ocurrió hacerlo? Requiere trabajo de oficina, un equipo de gente, pasarse horas respondiendo emails. Pero estoy contento de haberlo hecho. Nadie hoy estaría sacando una reedición aniversario de mis películas. Y pienso hacerlo con varias.

Respecto a sus últimos años, Hartley cuenta que vivió en Berlín, por una beca y luego dirigiendo una opera en Ámsterdam, y que hace unos años está de vuelta en los Estados Unidos. Su regreso a los cortos fue, dice, “porque quería filmar cosas ligadas a experiencias inmediatas, sin todo el proceso de hacer un largo” y así cuenta las anécdotas que dieron origen a “Implied Harmonies”, “The Apologies” y otros de sus recientes cortos. Eso no quiere decir que sus películas iniciales, dice, no fueran bastante autobiográficas. “Lo eran –aclara-. Sólo que más ficcionalizadas, más amplias, de manera menos directa”.

Su última reflexión tiene que ver con su experiencia dando clases y las diferencias que, siente, hay entre su generación y las nuevas. “Son muy distintos –dice-. Mi película “The Girl From Monday” nace de esa experiencia. Tienen una relación distinta con la narración, más ligada a los videojuegos y a la experiencia sensorial. Me da un poco de miedo, en realidad, lo que sucede. Esa velocidad, esa falta de conexión con la gente. Siento que es una generación un poco vacía, que se resiste a la reflexión y que sólo busca experiencias viscerales. No sé, será que ya soy de la vieja guardia.”

RETROSPECTIVA

Hartley dice que tener una retrospectiva no lo hace sentir viejo. “Me hace sentir mi edad”, dice y recuerda que la primera vez que le hicieron una fue en 1992 cuando tenía 33 años y tres películas. “Me gusta que la gente pueda ver todas las películas reunidas y sentir que son parte de un todo”.

Versión más extensa de la entrevista a Hartley publicada en Clarín el domingo 21 de noviembre y que se puede leer aquí.