¿El futuro de los festivales de cine será online?
El streaming de películas por internet, que hasta hace unos años todavía era una forma bastante pobre y complicada de ver cine online, se va volviendo cada vez más una posibilidad bastante interesante para ver películas. El «streaming» es, para los que desconocen el término, como ver películas enteras a la manera de un video […]
El streaming de películas por internet, que hasta hace unos años todavía era una forma bastante pobre y complicada de ver cine online, se va volviendo cada vez más una posibilidad bastante interesante para ver películas. El «streaming» es, para los que desconocen el término, como ver películas enteras a la manera de un video de youtube. Esto es: se va mirando mientras corre y, cuando termina, desaparece. No se baja ni se graba ni nada parecido. Si en la música sitios como Grooveshark o el propio youtube sirven para escuchar canciones sin necesidad de tenerlas (ni física ni digitalmente), el streaming en el cine funciona de manera similar.
Las experiencias y sitios que permiten el «streaming» de películas online se ven siempre frente a una gran contra. Si son legales, suelen ser pagos, y da la impresión de que todos consideramos que el material que circula por internet es, o al menos debería ser, gratis. Al menos eso sucede en América Latina y también en casi todo el mundo, con los Estados Unidos como el excepcional caso en el que, más allá de la piratería, la gente paga por bajar discos y películas.
El «streaming» puede ser también otra forma de la piratería, pero me da la impresión de que muchos están aprendiendo a usarlo de otras maneras, sacándole interesantes réditos. Para los que estamos de alguna u otra manera «en la industria», existen cada vez más sitios que te permiten acceder a ver películas de esa manera, especialmente las que provienen de festivales o las que se ofrecen en mercados. Sitios como Festival Scope o Cinando, entre otras funciones, dan ese servicio a sus usuarios registrados.
Pero eso sería apenas un beneficio para iniciados si la cuestión no se expande. Del 14 al 29 de enero tendrá lugar un experimento que considero bastante interesante y que servirá para ir viendo las posibilidades de la difusión del cine via streaming de alta calidad. El 14 comienza MyFrenchFilmFestival, un evento mundial organizado por Unifrance, la organización que difunde el cine francés por el mundo. El festival consta de diez películas francesas (primeras y segundas, seleccionadas entre la producción de los últimos dos años) que se pondrán a disposición del público del mundo durante 15 días. Habrá un jurado de la crítica (del cual soy uno de sus miembros), otro de bloggers y los espectadores podrán participar también, elegir sus ganadores y participar en un concurso por premios.
La experiencia (el sitio, muy bueno, que armaron, está en www.myfrenchfilmfestival.com y allí se pueden chequear los títulos que iré desmenuzando con el correr de los días) podrá servir como caso testigo para otras. En un principio, tenía algunas desventajas: hay que pagar para ver las películas y los filmes no son demasiado conocidos. Difícil augurarle un buen resultado. Pero se las ingeniaron para hacerle unos retoques a esa propuesta y ver cómo funciona. Al menos para los latinoamericanos, el streaming de esos filmes será gratuito. Y el tema de los premios (viajes a Francia, etc.) podría servir como un aliciente más a registrarse, ver las películas y votar.
Para los que no se ven haciendo algo así podría darle dos motivos por los que sí vale la pena. Por un lado, son películas difíciles de conseguir (algunas no están ni para bajar de internet y mucho menos con subtítulos) y, por otro, algunas de las películas son realmente muy buenas. Me gustaría decirles cuáles son y recomendarles ver unas y no otras, pero soy jurado en este asunto y no quedaría nada bien hacerlo. Pero sí les puedo asegurar que vale la pena entrar y ver cómo es el asunto.
Sin dudas, es una prueba piloto. Tal vez, en unos años, los festivales de cine funcionen de esta manera o, al menos, que el streaming se convierta en una opción para ver esas otras diez, veinte películas que queríamos ver pero nunca llegamos en un festival, digamos, tipo BAFICI. No digo que lo reemplace ya que el festival de cine sigue siendo un hecho social, comunitario y de sala de cine, pero también hay que tomar en cuenta la gente que no puede llegar a ver las películas por cuestiones geográficas, laborales o económicas.
Como toda prueba piloto, puede fallar o apenas servir como una semilla para algo a desarrollar en el futuro. Yo, que ya estoy en el medio del asunto (acabo de terminar de ver la séptima de diez películas y viajo el jueves a París para la deliberación del jurado), voy acumulando cuestiones a favor y en contra del experimento. Por ahora no está nada mal la oferta que, condescendencia eurocentrista mediante, nos permite a nosotros (y no a los europeos ni a los estadounidenses) ver las películas gratis. Y algo de buen cine francés hace bien a la salud. Dicen…