Los Premios Cóndor y el «mainstream» del cine argentino
Nos guste o no la idea -a mí más bien no me gusta- los Cóndor de Plata son representativos. ¿De qué? Bueno, de cierta mezcla que existe en el panorama de la prensa cinematográfica en la Argentina, en donde se mezclan generaciones, gustos, ideas, estéticas. No voy a negar el lugar desde el que hablo: […]
Nos guste o no la idea -a mí más bien no me gusta- los Cóndor de Plata son representativos. ¿De qué? Bueno, de cierta mezcla que existe en el panorama de la prensa cinematográfica en la Argentina, en donde se mezclan generaciones, gustos, ideas, estéticas. No voy a negar el lugar desde el que hablo: siendo miembro fundador de Fipresci Argentina, entidad que se conformó en cierta medida como oposición o, más bien, por no sentirse representados sus miembros en las ideas, los valores y la mínima cantidad de verdaderos críticos de cine que había a mediados de los ’90 en la Asociación de Cronistas, es obvio que hablo desde afuera y tengo una mirada crítica. Pero no me mueve ningún resentimiento, bronca, fastidio, nada de eso. Ya somos grandes -diría uno por ahi- y lo único que me distancia, por lo general, sigue siendo la mirada sobre el cine.
Tengo la sensación de que, con el correr de los años y los cambios en lo que es «el mainstream» argentino, los Cóndor se aggiornaron un poco hasta acercarse a ese nuevo mainstream. O bien, uno podría decir, el cine independiente argentino se corrió hasta volverse del gusto de cierta crítica que antes lo miraba con asquito. Creo que es un poco las dos cosas. Cronistas sigue siendo el lugar donde películas como EL MURAL tienen 9 nominaciones y EXCURSIONES de Ezequiel Acuña apenas 1 (a la innovación artística, lo mismo que… Martin Rejtman), pero también han logrado expandirse lo suficiente como para tomar a películas como POR TU CULPA o la propia CARANCHO, entre las grandes candidatas, y tener a LA MIRADA INVISIBLE, como la más nominada.
Esa «ensalada mixta» que es Cronistas, que parece reconocer al cine independiente cuando se vuelve más accesible y castigarlo a categorías subalternas cuando no baja la guardia, pasó a ser menos «conservador» en la imagen de muchos, me parece, cuando aparecieron los premios Sur de la Academia, acaso los premios nacionales más «tradicionalistas» que existen. Lo son a tal punto que, con solo premiar a CARANCHO como mejor película y a Pablo Trapero como mejor director, los Cóndor ya resultan casi revolucionarios cuando están muy lejos de serlo, especialmente si se mira la lista completa.
Los premios darían para analizar, más que los galardones en sí, lo que ellos representan en torno a lo que es la actualidad del cine argentino y, también, la actualidad de la crítica de cine argentino. Si bien a excepción de un par de colegas de La Nación y alguno más que se me puede escapar, no hay casi miembros de Cronistas entre los críticos que se leen en los diarios (todos los demás pertenecen a Fipresci Argentina), ellos dan una muestra clara de un universo de variados gustos y generaciones, y que tiende a coincidir bastante más con los gustos masivos que, admitámoslo, lo hacemos desde Fipresci (sin duda que UN CUENTO CHINO ya pica en punta entre las candidatas al Cóndor 2011). Y son premios útiles para sacar conclusiones sobre estas coincidencias.
Si bien Fipresci tampoco es tan monolítica y radical como muchos imaginan, siento que es el único lugar donde Acuña y Trapero (el segundo produce al primero, de hecho) conviven, y donde el cine argentino «ya no tan nuevo» convive con el más nuevo, sin quedar éste relegado a ese territorio kelper que es la «innovación artística». Los Cóndor, como premios tradicionales que son, van moviéndose corridos por el peso del «discurso oficial» y llegando a los fenómenos independientes cuando estos ya dejan de serlo, casi como cuando un sello «major» acepta o contrata a un artista/músico «indie». Hacer comparaciones con los Estados Unidos, especialmente en este caso, es un poco banal y forzado, pero por varios motivos nunca dejo de pensar que nuestros premios Cóndor son sus Globo de Oro…
TODOS LOS GANADORES
MEJOR PELICULA: CARANCHO de PABLO TRAPERO
MEJOR DIRECTOR: PABLO TRAPERO por CARANCHO
MEJOR ACTRIZ: JULIETA ZYLBERBERG por LA MIRADA INVISIBLE
MEJOR ACTOR: DANIEL ARAOZ por EL HOMBRE DE AL LADO
MEJOR ACTRIZ DE REPARTO: ANA CELENTANO por EL MURAL
MEJOR ACTOR DE REPARTO: Ex Aequo : LUCIANO CÁCERES por LA MOSCA EN LA CENIZA
WILLY LEMOS por PACO
MEJOR REVELACION MASCULINA: MARTIN SLIPAK por SIN RETORNO
MEJOR REVELACION FEMENINA: MARÍA LAURA CACCAMO por LA MOSCA EN LA CENIZA
MEJOR GUION ORIGINAL: ANDRÉS DUPRAT por EL HOMBRE DE AL LADO
MEJOR GUION ADAPTADO: DIEGO LERMAN y MARÍA MEIRA (NOVELA CIENCIAS MORALES DE MARTÍN KOHAN) por LA MIRADA INVISIBLE
MEJOR DOCUMENTAL: ERNESTO SÁBATO, MI PADRE de Mario Sábato
INNOVACION ARTISTICA: APUNTES PARA UNA BIOGRAFÍA IMAGINARIA Edgardo Cozarinsky
MEJOR OPERA PRIMA: ROMPECABEZAS de Natalia Smirnoff
DIRECCION DE ARTE: EMILIO BASALDÚA por EL MURAL
VESTUARIO: GRACIELA GALÁN por EL MURAL
MEJOR MONTAJE EZEQUIEL BOROVINSKY y PABLO TRAPERO por CARANCHO
MEJOR SONIDO FEDERICO ESQUERRO por CARANCHO
MEJOR MUSICA SERGIO PÁNGARO por EL HOMBRE DE AL LADO
MEJOR FOTOGRAFIA FÉLIX MONTI por EL MURAL
MEJOR PELICULA EN IDIOMA EXTRANJERO: LAS PLAYAS DE AGNES de Agnés Varda FRANCIA
MEJOR PELICULA IBEROAMERICANA: GIGANTE de Adrián Biniez URUGUAY
Las películas por cantidad de candidaturas son:
CARANCHO (4): Mejor Película, Director, Montaje, Sonido
EL MURAL (4): Mejor Actriz de Reparto (Ana Celentano), Fotografía, Direc. de Arte, Vestuario
EL HOMBRE DE AL LADO (3): Mejor Actor (Daniel Aráoz), Guión Original, Música
LA MIRADA INVISIBLE (2): Mejor Actriz (Julieta Zylberberg), Guión Adaptado
LA MOSCA EN LA CENIZA (2): Actor de Reparto (Luciano Cáceres), Revelación Femenina (María Laura Caccamo)
ROMPECABEZAS (1): Opera Prima
SIN RETORNO (1): Revelación masculina (Martín Slipak), Montaje, Música, Sonido
PACO (1): Actor de Reparto (Willy Lemos)
GIGANTE (1): Película Iberoamericana
APUNTES PARA UNA BIOGRAFIA IMAGINARIA (1): Innovación Artística
ERNESTO SABATO, MI PADRE (1): Mejor Documental
LAS PLAYAS DE AGNES(1): Película en Idioma Extranjero
Creo que la clave está en lo que decís al final, es como un enlace. En épocas en que el NCA ya comienza a cristalizarse -ya no es tan resistido ni escandaliza- los Cóndor lo reciben. Comienza a ser parte. No en vano todos los años que pasaron desde los 90. Tampoco por nada el cine más radical-digamos, Lisandro Alonso por poner un ejemplo paradigmático- aún no encuentra reflejo en esos premios ni en otros ámbitos más allá de los círculos en que se mueve.
Por otra parte, los cineastas también entendieron que pueden hacer las películas que quieren y además llevar gente al cine.En esto Trapero es el que más supo leer el momento.
Por último, el espectador también muta, se moldean sus gustos.
Entonces, quizá esto que marcás sea producto de ese proceso (que creo es ganancia para quienes defendemos un cine menos tradicional) de mutación de 3 partes: la crítica más tradicional, los cineastas y el público.
Qué en los Cóndor aparezca Carancho, Por tu Culpa, Rompecabezas y hasta Excursiones habla de y presenta una situación: la de cuando algo que alguna vez fue vanguardia y novedoso se cristaliza y y comienza a institucionalizarse.
Buen punto de vista el tuyo. Era más fácil ponerse a criticar a «El Mural», sin embargo le diste una vuelta. Saludo.
Estimado Diego, recuerda que alguna vez me dijiste que me leías con atención en tiempos donde dificilmente nadie escribía sobre lo que yo escribía en Fierro y El Periodista. te comento que los siguientes críticos son socios activos de la entidad Paraná Sendros (Ambito Financiero), Isabel Croce (La Prensa), Miguel Frías (Clarin), Adolfo C. Martínez (La Nacion), Fernando López (La Nacion), yo (La Nacion), Héctor Puyo (Telam), Emilio Bellón (Rosario/12), Patricia Slukich (Los Andes)y mucha gente que sabe muchisimo de cine y podrían dar clase a unos cuantos, desde César Maranghello y Andrés Insaurralde, hasta Rómulo Berruti y Gonzalo Aguilar, entre otros. No voy a analizar la Fipresci Argentina porque nuestra política no es la del ataque. Recomendaría una relectura e interpretación correcta de tu apreciación cuando ponés «Pero no me mueve ningún resentimiento, bronca, fastidio, nada de eso. Ya somos grandes -diría uno por ahi- y lo único que me distancia, por lo general, sigue siendo la mirada sobre el cine.». Tenés razón, somos grandes y nos conocemos. Nuestras miradas son tan multiples como las de la sociedad en la que vivimos: ninguno es más allá de una profesión común más importante que otro. No somos dueños de una verdad y los premios solo son producto de una matemática elemental, la de la simple mayoría. Cuando ustedes en Fipresci votaron a Jackass no salimos de reirnos o hablar de la composición de Fipresci. Y motivos no faltaban. Es un tema largo. El tiempo dirá.
Claudio, a ver.
No quiero que se me malentienda. En cuanto a los miembros de Cronistas, no modifica en nada agregar algún nombre más o menos. El tema siempre es la mayoría de los votos. Si se integra una entidad que vota a EL MURAL entre las cinco mejores películas argentinas del año uno se banca «el chiste» de la misma manera que en Fipresci nos hemos bancado la joda de nominar a «Jackass 3D», más allá de lo que cada uno piense de cada película. Los números son números y en una entidad calculo que más grande en número que Fipresci como es Cronistas pasan estas cosas. No se culpa a nadie: es un reporte de la situación.
Yo no salgo en nombre de nadie a criticar los premios Cóndor: lo hago por mi cuenta, no como Fipresci ni Clarín ni como nadie. A lo sumo como Micropsia, una entidad inexistente si las hay…
Y tampoco necesariamente los critico tanto: lo que digo es que se van corriendo como al centro, al «mainstream» de lo que se supone que es el cine argentino en cada época determinada y que, de a poco, se va renovando. Digo, las nominaciones y premios de ahora me parecen un milagro comparadas a las de diez años atrás. ¿O querés que te recuerde la cantidad de películas que, en mi opinión, se «morfó» Cronistas en la última década y pico? No tengo archivo a mano, pero me imagino que las de Lucrecia Martel deben estar entre las faltantes. ¿O me equivoco? Ni hablo de Lisandro Alonso porque ese es un «tema tabú», je!
Ahora siento que hay cosas que me parece que están bien y otras que atrasan 20 años, como seguir metiendo a ciertas películas en la categoría «innovación artística». Supongo que se habrá creado esa categoría para hacer ingresar películas que votaba poca gente, como «Historias extraordinarias», por ejemplo, y no quedar por completo afuera de ciertas cosas que pasan.
En el caso de Fipresci no hace falta que la ataques a título personal: todos las semanas se lee en decenas de medios cosas como «ese cine para snobs», «elitistas», «películas hechas para los amigos» y ese tipo de comentarios que, también individualmente, muchos colegas (miembros o no de Cronistas) han dejado correr sobre Fipresci o lo que se supone que es «el cine que le gusta a la Fipresci».
Y ahora que ese cine ni se estrena -pequeña gran derrota cultural la nuestra- se ataca en muchos casos el Bafici con esos mismos términos, tal vez el único espacio que queda en la ciudad hoy para ver otro tipo de cine.
Celebro que Cronistas premie a CARANCHO y a la vez me resulta raro ver premios a PACO cuando POR TU CULPA no tiene ninguno y EXCURSIONES está en un rinconcito de reprobados. Sé que los números mandan y lo que se vota es Ley. Siento que hay una actualización en ese sentido y que se corre de la misma manera que se corre el cine argentino «en su conjunto»: mucho más lento de lo que a mí me gustaría…
De cualquier manera, hay otra punta de mi nota que tiene más que ver con los cineastas que con los críticos. La sensación que me queda es que los premios de Cronistas de alguna manera reflejan cierto status quo del cine argentino, más allá de que a uno le gusten o no esas películas. Y en un punto me resulta raro que cineastas que antes eran ninguneados ahora sean tomados en cuenta. Pienso si cambiaron los votantes o cambiaron los cineastas y las películas que hacen. Fijate el comment anterior al tuyo y me parece que la cosa pasa por ahí. No me pongo a pegarle a los premios. Es otra cosa la que trato de analizar.
Insisto: esto es a título personal y es una opinión respecto a un corrimiento del cine argentino, de cineastas y críticos, a lo largo de 15 años. Lo que tal vez cree confusión, y en eso pude no haber sido del todo claro, es la referencia a los Globo de Oro. No los «conecto» por el lado de que los votantes de los Globos, como sabes, no siempre trabajan en medios profesionalmente. Lo hago más bien en su relación equidistante que suelen tener entre los hiperconservadores premios oficiales (el Oscar, la Academia, digamos) y los más «radicalizados», si se quiere, premios de algunas asociaciones de críticos. En ese sentido, son barómetro de algún tipo de sentido común. Algo que para algunos es muy sano y recomendable…
Y, por último, fuera de joda, no hay ninguna animosidad personal en esto. Vos sabés bien que han habido «agresiones» escritas entre algunos críticos de una u otra asociación (burlas, chanzas, columnas dedicadas, etc, etc.) y pocas veces me prendo públicamente en esa «batalla». Esto es una opinión, un intento de análisis sobre unos premios y el rol que tienen en el panorama cinematográfico argentino. Nada más que eso…
Abrazo,
PD. Sigo guardando, en algún lugar, esos ejemplares de Fierro, je!
Diego, me gustaría saber a qué te referís cuando hablás de «los críticos que se leen en los diarios». Si considerás que son los que tienen mayor legitimidad o prestigio, quisiera saber cuáles son tus fundamentos.
Gracias.
Por un lado, me parece que son los más conocidos. Puedo equivocarme –tal vez sea una cuestión generacional y ahora mucha gente le da más bola a críticos surgidos en sitios de internet–, pero creo que algunos críticos de diarios en la Argentina son respetados y conocidos, algo que no pasa en muchos lugares del mundo, donde son considerados de bajísimo nivel.
En Fipresci hay muchos críticos de revistas (comunes y especializadas) también, muchos de los cuales también me parecen muy respetables. Fundamentar porqué me parecen valiosos en un comment es bastante complicado y largo. Te podría decir que son tipos con una mirada sobre el cine personal, inteligente, que en general escriben de una una manera que da ganas de ser leida (no digo «escriben bien» porque odio esa expresión) y que no repiten frases hechas y lugares comunes.
De hecho, me interesa más saber cuales son los críticos que los lectores consideran más valiosos y «prestigiosos» (otra expresión que no me gusta), ya que mi visión, a esta altura del partido, está un poco alterada por la experiencia…
Saludos
Gracias Diego por tu detallada respuesta. Créase o no, coincidimos más de lo que parece. Te paso a explicar el porqué de aquellas adjetivaciones a las que te referís, al menos las que provienen de críticos (no asumo las publicadas por opinadores de todo). Lo que molesta apropósito de ciertas actitudes nacidas en su mayoría de gente que terminó vinculándose a la versión local de Fipresci, con un tono digamos «soberbio». Y la soberbia, convengamos, suele caer mál a muchos. Eso genera respuestas pesadas, y las hubo. En un momento llegue a la conclusión de que cuando dos personas discuten demasiado ninguna de las dos tienen razón. Por eso suprimí mis comentarios acerca de esas cuestiones. Pero siguen existiendo soberbia cuando se necesita calificar algo descalificando a otro. Eso no es bueno. Lo importante es evaluar algo por sus propias cualidades y si es necesario, despertar el interés de los menos equipados y de los más equipados. A veces se menosprecia la capacidad de juicio de los lectores, y el crítico se pone en un lugar de superioridad a la que hay que rendir pleitesía. No es así. Croniostas ha superado el paso del tiempo.No es poco. Pasaron por la ACCA cientos de cronistas, de los más y también de los menos, pero la entidad sigue viva. Por aqui pasaron varios de los miembros de Fipresci, que se fueron en momentos no demasiado felices. Yo mismo me fui y un día cuando un grupo muy pequeño se propuso remontarla, vovlví porque pienso que los cambios se hacen desde adentro. Y en eso estamos, en llevarla a un mejor nivel, siempre abierto, porque aquí no hay voto calificado. En la ACCA hay periodistas de diarios, revistas, TV, radio y hasta de internet, que es el futuro, cuando sabes que Fipresci restinge el acceso de los protagonistas de las nuevas tecnologías de la comunicación. Es un valor tener las puertas abiertas y no fomentamos el pensamiento único. En cuanto a las ausencias de películas en las premiaciones de los últimos tiempos, si, tenés razón, y diste en el clavo con Lucrecia Martel. Quizás no haya entrado por un voto, y por una concentracion de votos en uno o dos films. No es fácil que la gente vea todas las películas argentinas que se estrenan. Vamos a implementar un sistema de que antes del voto de las ternas haya un reparto interno de DVDs con los films menos vistos. Es una tarea a largo plazo. En el caso del premio a Willy Lemos, es un premio a su labor, y no creo que a la película de la que forma parte, si es que puede llamarse película, y que recibio ex aequo con Luciano Cáceres.En la Argentina hay películas de diferente tipo, algunas impresentables (por suerte no son tantas), y de las buenas, todas ellas con mayores o menores imperfecciones, sean El secreto de sus ojos, Un cuento chino, Los Marziano u Ocio. Yo mismo elogie a Ocio en el diario y no me arrepiento, y el de Martel. Pero a mi también me gusta Campanella, o me gustaba Mignogna y casos como el de Ocio, o Música nocturna, de Filippeli. O Mariano Llinás. Sabés por qué: porque como dijo Cole Porter acerca de la música, creo que no hay géneros ni estilos sino buenas o malas películas. Trato de que me gusten solo las buenas. Y las hay de todo tipo. Te confieso Diego que cuando hace unos cuantos años me dijiste que tiempos atrás me leías en Fierro, me senti orgulloso porque un crítico muy talentoso de una generación posterior me leía, y por lo que sentí, le interesaba lo que escribía. Me engordaste y te lo agradezco. Hubo quienes, lo sabés, todavía no se porqué motivos, me han agredido de mala manera y hasta con poco nivel en diferentes espacios. El hecho de que el cine nos haga discutir es sano. Habla en nuestro caso, de que los dos amamos el cine y creo que la mayoría quizás todos los miembros de Fipresci aman el cine pero también creo que en la ACCA pasa lo mismo. Deberíamos, es una idea, convivir de mejor manera, no forzarnos a cambiar de opinión pero si a abrir la polémica pública, con participación de gente, para que unos y otros expongamos nuestros pensamientos acerca del cine y la mirada del cine. Yo creo que sería positivo. Nada mejor que la polémica y la discusion entre quienes podemos ejercer la discusión con conocimiento de causa. Es una idea. No hay dos veredas ni veredas de enfrente, solo hay un camino. Todos cometemos errores. El cine que se hace y las críticas tienen mucho que ver porque forman parte de un mismo país. Por suerte las hay diversas y la gente puede elegir. No soy de los que apoyan el pensamiento unico y creo que vos tampoco. Un abrazo Diego y ojalá siga la polémica porque es sano.
Claudio.
Estoy de acuerdo con que hubo una renovación en Cronistas, algo que aplaudo y celebro. A la vez, también me parece que puedo expresar una opinión acerca de lo que pienso de los premios. Y ahí es donde creo que esa renovación de la que vos hablás es la que se produce, en paralelo, cuando el nuevo cine argentino deja de ser nuevo para ser «el cine argentino».
Siento que son dos cosas que corren en paralelo y ese acercamiento es, para mí, el concepto de «mainstream». Cuando hablo de «mainstream» no es un insulto, hablo de la «corriente principal» (traducción literal de la palabra que, si no me equivoco, viene de las corrientes de los ríos) o, como escribió alguna vez Charly Garcia en una letra inusualmente reaccionaria, ese concepto de «las nuevas olas» y «el mar».
Sigamos con la cita: da la sensación de que las nuevas olas ya son parte del mar. Y que cierta crítica se ubica más cerca del mar que de las nuevas olas, y ciertos cineastas (a sabiendas o no) han dejado de ser una cosa para ser la otra. Algunos -ponele, Adrián Caetano- nunca quisieron ni pretendieron ser parte de «nuevas olas» (aunque lo haya sido por otras cuestiones), otros lo fueron circunstancialmente, y otros lo eran, lo son y probablemente siempre lo sigan siendo.
Una cosita más: Fipresci sí acepta miembros de sitios de internet, hace mucho tiempo ya. Lo que hacemos en Fipresci Argentina que puede llegar a ser molesto pero que, creo yo, se hizo para darle seriedad a la entidad en una época en la que se dudaba mucho de esas cosas, es que los nuevos miembros tienen que ser aprobados por el 50% de los que ya lo son, y no solamente dos como suele ser en otros casos (no se si es el de Cronistas).
Esto puede parecer selectivo (como un examen de ingreso, ponele) y tal vez sea discutible, no lo sé, pero está hecho con la intención de que sea una institución tomada en serio, en donde todos sabemos quienes escriben, cómo escriben y si lo hacen más o menos bien (como verás por el caso JACKASS tampoco hay una exigencia de respetar «una idea única» del cine y eso a mi me parece muy beneficioso). No digo que esto no sea así en Cronistas, pero hay algunas Asociaciones que son un poco una tierra de nadie y, como Fipresci no está hecha para ganar dinero ni nada (ni sostener estructuras), no hay necesidad de sumar gente sí o sí para que pague alguna cuota, nos permitimos esa restricción.
No digo que Cronistas deba hacer lo mismo (tampoco se si se cobra cuota y no es un tema), pero seguramente se habrán preguntado cuando LA CIENAGA se quedó afuera de algún Top 5 por dos o tres votos, si no hubiese sido una buena medida. Digo, no es un acto de censura ni nada. Se puede discutir todo lo que quieras -y espero que nadie se ofenda-, pero hay mucha gente que trabaja como crítico de cine, pero que del tema tiene muy poca idea.
A veces siento que la profesión se desprestigia un poco por eso, por los variopintos «desayunadores» de la profesión, etc, etc. No se, ya me fui al recarajo.
Saludos
d o p
Peacock: ¿no puede ser que a mucha gente Excursiones les pareció que sólo tenía ese mérito de búsqueda y ya? ¿Que no es tan buena en otros rubros como para apuntar a otro premio, al menos frente a otras películas estrenadas? ¿Y que un actor se luzca en una película regular? ¿No puede ser simplemente que muchas otras personas piensan distinto a vos y quizás también a muchas otras personas? Me parece que el primer párrafo es muy válido, lo que te distancia son miradas sobre el cine, pero a partir de ahí me parece que hay como una intención de bajarle valor a las miradas diferentes.
A mucha gente que conozco no le gusta nada EXCURSIONES, gente muy cercana sin ir más lejos. Y sí, entiendo que haya premios a buenos actores en películas regulares, aunque en este caso me parece que se premian «la chapa» o «la trayectoria» o algún hecho específico que el trabajo de ese actor en esa película (que ni siquiera creo que muchos votantes hayan visto).
Y obvio que entiendo que piensen distinto de lo que pienso yo. De hecho, si la mayoría de la crítica es la que vota en Cronistas, siento que la mayoría es la piensa distinto de lo que pensamos algunos. Ergo, no tengo más que respeto por las miradas diferentes a las de la mayoría…
Saludos
Mi pregunta apuntaba a que (y con cariño te lo digo) como vos estás en Fipresci y publicás en un diario, pensar que los críticos más respetados y con una mirada más personal son los que están en Fipresci y publican en diarios suena un poco presuntuoso.
Personalmente, creo que los mejores son los que tienen una mirada más lúcida y analítica sobre el cine (como vos bien decís), los menos cholulos y menos egocéntricos, y los que escriben bien (no comparto tu molestia con esta expresión), todo esto al margen de los medios en donde difunden sus opiniones. Y pienso, también, que en el ámbito de la crítica (como en el cine) hay siempre otras voces interesantes, más allá de las más conocidas y legitimizadas.
Gracias por responder.
Agradezco la oportunidad de comentar en el blog. Lo he hecho oportunamente en OtrosCines, pero no en este espacio.
En primer lugar, celebro semejante debate con evidente respeto por parte de ambos, digno de dos grandes críticos.
Mi humilde opinión es que no necesariamente se trata de un corrimiento o apertura hacia otro tipo cine por parte de Cronistas, sino, fundamentalmente, de una evolución de los cineastas otrora factores de cambio de los estándares habituales del cine argentino, hacia una posición de mayor «convencionalismo» (término horrible y ambiguo si los hay), producto de cierta madurez y del conocimiento de la industria que dan los años de experiencia.
Es evidente que Trapero, por poner un ejemplo, no ha cambiado sus búsquedas estéticas o ideológicas, pero sí ha modificado sustancialmente el tipo de cine que hace. No es para nada lo mismo Carancho que Mundo grúa, aunque en este caso opino que desde El bonaerense en adelante ha transitado la misma senda de películas, con una evolución en su talento narrativo.
Pero esto mismo ocurre con prácticamente todos los directores. La mayoría encuentra con naturalidad correrse paulatinamente de su lugar de cineasta underground o de «promotor de cambio», no por una cuestión de comodidad burguesa, sino por entender que las mismas búsquedas estéticas o narrativas pueden ir de la mano de un cine abierto a un amplio sector del público.
Esto se evidencia en el hecho de poner en comparación un film como Carancho con cualquier película argentina de los ochenta con mediano o alto prestigio. Lo que sobresale es la evolución en la calidad de realización, y en la relación entre las búsquedas personales del realizador con una historia que atrape al espectador. Dicha relación era mucho más deficiente o exclusiva en aquella época y ahí radica la diferencia entre el «mainstream» de los ochenta y el actual.
Que el cambio se ha producido es evidente, y Cronistas no puede estar ajeno por la sencilla razón de que se han modificado los cánones de realización, producto de las escuelas de cine, de la imposición del digital y de los directores que alguna vez fueron factores de cambio y que hoy han evolucionado hacia ese rol intermedio, del cual Carancho es una clara evidencia.
Hola Diego,
Acabo de leer este cruce epistolar entre vos y Claudio, a quienes respeto. Y me voy a tomar un rato de mi tiempo para acercar otra mirada al discurso de ustedes.
De hecho reconozco que hay dentro del discurso de ambos, tantos aciertos, como desaciertos, al margen de que pienso y de hecho, me siento más cercana a coincidir con las reflexiones de Claudio. No es casual, que pertenezcamos a ACCA. Y que tanto ambos, como un grupo de colegas vengamos trabajando a lo largo de estos años para intentar, sí, con una respetable modestia, sacar a Cronistas de cierto “acartonamiento”, que puede leerse en varios sentidos. No en el peyorativo.
Hay algo que Cronistas ha intentado respetar siempre, aunque muchas veces con fuertes discusiones entre un grupo de sus miembros. Y es, para decirlo más cinematográficamente “El gusto de los otros”, que no siempre coincide con el de uno, ni con el de sus amigos más cercanos. Porque sin duda el gusto en cine, además de que este relacionado con el conocimiento, con el ejercicio de una profesión, etc. Se encuentra también en estrecha relación, con el modo en que percibimos el mundo. De hecho, homologarlo es imposible, (siendo muchos miembros, no elegidos por unanimidad, etc, como vos lo destacaste) Más allá, de la pertenencia a una lengua, conviven múltiples factores, de diversos órdenes, que no lo permiten.
No deseo hacer un relevamiento de la intimidad de Cronistas, sólo hablo en mi nombre.
Quiero decirte dos cosas, y deseo que las recibas del mejor modo. No lo digo yo, sino que lo dijo Michel Foucault hace mucho, no recuerdo si en Microfísica del poder, o en algún otro texto, sí sé que forma parte del eje de su pensamiento. Saber, poder y deseo son tres aspectos, que están indisolublemente unidos, y en este sentido, Fipresci se encuentra en lo fáctico, y se siente uno o varios pasos adelante de Cronistas, y es comprensible.
– Porqué?
Porque la mayoría de las personas, que lo representan escriben, como vos mencionaste, en medios canonizados, por ustedes, por nosotros y por los espectadores.
Pero esos medios no se multiplican, al margen, de que a esos lugares se los hayan ganado en su oportunidad.
Aunque muchas veces, en la realidad, parte de esos mismos espectadores, que los leen, a la hora de salir de una proyección, se arrepientan de haber elegido dicho film.
En Arte esto se nota mucho más aún. No es un comentario malicioso.
Y es que no se puede disfrutar de lo que no se conoce. Todos establecemos asociaciones con los sintagmas o paradigmas, que tenemos en nuestro cerebro, y cuando eso no está, el placer no aparece. Y eso será siempre así. Lo que siempre está presente y para mí esto define un film, es la emoción que genera. Si el cine no logra emocionarnos, hay algo que no funciona, puede ser buen un ejercicio estilístico, pero no es cine.
Un claro ejemplo de este cine es Albert Serra, donde en cada una de las dos proyecciones, que se hicieron en el Festival de Mar del Plata, el público se retiró por completo, el mismo público al que él defenestró en la conferencia de prensa del mismo modo, que defenestró a sus colegas con una soberbia incatalogable.
Volviendo a Foucault, y sintetizando. Cada vez hay menos espacios para que nuevos críticos accedan a los grandes medios gráficos, y lo que es más triste, dentro de esos medios cada vez se puede ejercitar menos “la crítica”, por tema espacio y en algunos medios menos leídos, por el “target” de los lectores.
Si lo pensas aún más profundamente. Parte de esas personas escriben en El amante, otro medio canonizado, y para ir más lejos aún, parte de los mismos críticos están directa o indirectamente relacionados con el BAFICI, nuestro festival de Cine Independiente, y para ir más lejos aún, y es comprensible, una parte de los directores de cine independiente, son amigos o pertenecen a ese mismo círculo. Y es comprensible y entendible, y no estoy hablando de “amiguismos”, sino que me estoy refiriendo a una realidad, que está imbrincada en la relación arriba mencionada.
Lo que también es importante es no desconocer el trabajo, que se hace desde otros medios, gráficos, periódicos, revistas, sitios web, menos canonizados, pero no menos respetables. Es ético reconocer, que en algunas ocasiones el “como” suele tener mayor relevancia, que el “donde”, y curiosamente es válido para muchas prácticas, no solo para la crítica cinematográfica.
Ya que se habló mucho de Lucrecia Martel, aprovecho para enviarte una crítica, que no me fue permitida publicar en La Capital el día en que se estreno su film en el Festival Internacional de Mar del Plata, en medio de una cobertura, que estaba realizando en esa oportunidad.
Espero, que mis palabras oficien de puente para establecer un acercamiento entre todos, donde se pueda debatir, intercambiar opiniones, compartir espacios y por sobre todo tener una mirada más objetiva de los hechos, y que la misma sea siempre con el respeto, que nos merecemos todos, desde lo que somos y hacemos, como personas y profesionales.
Te envío un saludo cordial.
BM
Lic. Blanca María Monzón
Dr. Dpto. Audiovisual
Centro Cultural Borges
Crítica de ”La Ciénaga”
De Lucrecia Martel. Con: Graciela Borges, Mercedes Morán, Juan Cruz Bordeu, Martín Ajdemián, Daniel Valenzuela, Diego Baenas, Leonora Balcarce, Silvia Bayle, Sofía Bertolotto, Noelia Bravo Herrera, María Micol Ellero, Andrea Lópéz, Sebastián Montagna, Franco Veneranda, Favio Villafañe.(Buenos Aires 2000) – Premio especial Alfred Bauer a la mejor Ópera Prima e Innovación artística en el 51º Festival Internacional de Berlín (2001)-
Este excelente e inusual film, perteneciente a una joven directora argentina filmado en la ciudad de Salta (su ciudad de origen), nos enfrenta sin lugar a dudas a una realidad que no desconocemos, pero que no estamos habituados a verla representada en escena.
Una bella imagen mitad morrones mitad verdes árboles pasa rápidamente por la pantalla y luego una cámara en mano, nos introduce en un crudo patetismo cuyas imágenes intentan dar cuenta de “la decadencia ideológica y filosófica, en la que vive gran parte de una Argentina actual”(en palabras de su autora)
La elección del espacio, resulta muy operativa a la hora de mostrar los conflictos con el “otro”. Salta (sociedad profundamente cerrada) oficia de paradigma a la hora de poner en discurso, la problemática de la alteridad en un amplio abanico de relaciones. Esto desde ya, no es una característica excluyente de esa región, como tampoco lo es el desmoronamiento físico y síquico al cual se somete la familia de Mecha.
La decadencia económica en que se encuentra la clase media y media alta de nuestro país, es una variable que está en contexto. Pero la intención de su guionista y directora apunta poner en revisión otros presupuestos.
La idea no está centrada en atacar un sistema sino en mostrar las raíces de un problema, que podría extenderse sin dificultad a la realidad de toda Latinoamérica, ya que la historia de América Latina es la ilustración más perfecta de lo que es un proceso continuo de lucha de clases. Primero la lucha de los habitantes primitivos con el conquistador, luego la lucha del criollo contra el poderío español, luego la ascensión de ese criollo el cual instalado en el poder, se transforma en el conservador por excelencia.
Posteriormente, el crecimiento de las ciudades va dando lugar a la clase media, y finalmente la clase expoliada: la clase popular. El tema es que esa expoliación, la sufre también ahora la clase media de otra manera.
Este proceso está muy bien elaborado dentro del film en la construcción de por lo menos cuatro campos semánticos: La familia de Mecha, la familia de Tali, el acontecimiento del carnaval (el baile, la música popular unido al goce del cuerpo), la televisión (con los reportajes a la gente que refiere haber visto la virgen en un tanque de agua, y las propagandas de las empresas foráneas, sintetizadas en una oferta donde el fenómeno de la globalización se transforma en un absurdo).
Dichos campos semánticos aparecen a su vez en una constante e histórica tensión, implícitos en la lucha que se establece entre aquello que consideramos pertenece al orden de la civilización, y aquello que le adjudicamos el rótulo de barbarie. Eterna y falsa dicotomía que atraviesa nuestra Historia y nuestra Literatura. La relación entre Momi (la hija de Mecha) e Isabel (la criada), da cuenta de la unión y desunión que existe entre ambos mundos.
Todas las relaciones humanas que plantea el film, ponen en conflicto (a diferentes niveles) un grado de alienación, producto de una percepción del mundo anclada en atávicos presupuestos sobre el mismo.
El cerro, la caza y los animales; la finca de “La Mandrágora” y sus sobrevivientes (que parecen como suspendidos en un tiempo detenido); Tali y sus hijos; la ciudad y sus gentes, no escapan ni a la fuerza de una naturaleza que asfixia y agobia a todos por igual, ni a un estado de profunda decadencia, resultado de una crisis ideológica y filosófica que penetra todos los cuerpos con igual violencia.
La diferencia radica en que a esa violencia, a veces la podemos ver y otras es invisible como la virgen para Mumi.
Blanca María Monzón Wernly