
Acerca del final de «El estudiante», de Santiago Mitre
Este post habla del final de EL ESTUDIANTE. Ergo, todo lo que sigue es un gran SPOILER. Después no digan que no avisé. De cualquier manera, para no toparse con alguna línea incómoda en el campo visual de esta especie de «bajada» que tiene la nota según el diseño del blog, aprovecho estas primeras líneas […]
Este post habla del final de EL ESTUDIANTE. Ergo, todo lo que sigue es un gran SPOILER. Después no digan que no avisé.
De cualquier manera, para no toparse con alguna línea incómoda en el campo visual de esta especie de «bajada» que tiene la nota según el diseño del blog, aprovecho estas primeras líneas para contarles que EL ESTUDIANTE, de Santiago Mitre, sigue en cartel en la Sala Lugones todos los días hasta el miércoles 12 de octubre siguiendo, tras este fin de semana, el siguiente «schedule»: Lunes 3 a las 14.30, 17, 19.30 y 22 horas. Del martes 4 al domingo 9, a las 19.30 y 22 horas. Martes 11, a las 22 horas y miércoles 12, a las 19.30 y 22 horas. Y también que a partir de octubre se va a dar dos veces por semana en el MALBA: viernes y sábados a las 20. Y, ya que estamos, que el 8 se presenta en el New York Film Festival. Y que de ahí sigue a otros varios festivales. Y que, aseguran, ya pasó los 10 mil espectadores.
Ok, ya pasó el período de adaptación, vienen los SPOILERS, asi que la responsabilidad es toda de ustedes. No se me quejen después.
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Mucho se cuestionó, y me incluyo, el final de EL ESTUDIANTE. Para algunos, ese final implica toda la escena de la conversación entre Roque (Lamothe) y Acevedo (Félix). Para la mayoría el problema tiene que ver con una frase, un sólo momento, un «No» dicho por Roque cuando Acevedo le hace una oferta para reinsertarse en el partido político tras haberlo manipulado y «cagado» flagrantemente muy pocos minutos atrás.
No voy a explicar mucho cómo la trama llega a esto porque, primero, es largo y complicado. Segundo, asumo que si lo están leyendo es porque lo vieron. Digamos nomás que Roque es un «fiel soldado» de Acevedo, candidato a rector, y que fue «engañado» por el propio candidato negociando un acuerdo con autoridades políticas. Entonces, con todo el bagaje aprendido de su «mentor», Roque le complica a Acevedo su llegada al poder manipulando a otra agrupación política (troskista) para tomar la rectoría. Acevedo lo convoca a Roque para solucionar el problema y le ofrece a cambio determinados beneficios políticos a futuro. Allí es cuando Roque dice que NO y la película, sin vueltas, termina.
Con respecto a la escena en general, que incluye la propuesta de Acevedo y una suerte de parábola acerca de un hombre que vivió, digamos, 150 años, lo que se nota es su formato más «guionado» y de «moraleja». Acevedo le cuenta que cuando al hombre le preguntan cómo hizo para llegar a esa edad, el tipo contesta que lo hizo «por no contradecir nunca a nadie». Entonces le repreguntan: «No puede ser por eso». Y el hombre contesta: «Es verdad, tiene razón, no puede ser por eso».
La parabolita servirá para la siguiente escena de la negativa de un Roque que hasta ese momento se manejaba políticamente haciendo sentir a todo el mundo que estaba haciendo lo que ellos querían. Y ganando espacio político no por la vía de la confrontación sino por el de la pragmática empatía. Una especie de doble agente que a todos les decía lo que quería escuchar, siempre -al menos en apariencia- jugando para Acevedo.
Cuando viene la propuesta de volver a ser parte de las huestes de Acevedo, en principio muchos coincidimos que un mejor final podría haber sido dejar el plano en el rostro de Lamothe unos cuantos segundos y fundir a negro. Cada uno podrá interpretar ahí que es lo que el personaje va a hacer. Pero el director, lo ha dicho, no quería esa ambiguedad tan típica del nuevo cine argentino. Prefería, en su lugar, una toma de posición clara.
Ahora, bien, ese NO ha sido interpretado de diversas formas. La que sale inmediatamente es la opción, digamos, inocente, moralista, «hasta aquí llegué». Roque se da cuenta que la política universitaria es un nido de ratas y decide abandonar esa carrera y, quien sabe, volver a los estudios, irse a vivir al Bolsón, poner una banda de rock chabón con la amigovia de Avellaneda. No importa. El NO se piensa como un «esto es demasiado para mí» o «yo tengo valores y aquí ya no importa nada».
Si se piensa así uno podría coincidir que el final peca de ñoño. Vimos a Roque entrar en roscas rarísimas, meterse en política por una mina, nunca supimos exactamente que ideas políticas defiende y, en ese sentido, esa negación más que «ética» podría ser «amorosa». Digamos: así le puedo demostrar a Paula (Romina Paula), la chica que ambos sutilmente se disputan, que yo soy más «persona» que Acevedo. O bien, también se puede pensar que ese NO viene a cuento de que no le cree, de que va a hacer lo que Acevedo le pida y que, poco después, el tipo lo volverá a cagar.
Ahora bien, hay otras dos lecturas posibles para ese final. Una es más de western, si se quiere. Y pone a Roque en un plan superador de las transas del propio Acevedo. Ese NO no significa «no quiero», significa «no te necesito». Esto es: ya aprendí lo suficiente, puedo manejar mi propia agrupación, sé que tengo en mis manos un hierro caliente y voy a negociar mejor y no me voy a quedar con lo que me ofrecés. Esto es: Roque como un ser aún más «monstruoso» (si se quiere) que el propio Acevedo. En resumen, la interpretación sería: ahora que aprendí las reglas, ya no te necesito. Yo dicto las condiciones, no vos.
Lo de western o filme de samurai viene a cuento de la saga Yojimbo y la trama de Cosecha roja, de Hammett, donde un hombre opera a un bando frente a otro para hacerlos enfrentar entre sí y luego emerger como el único verdaderamente poderoso. Esta postura sin duda es más cínica y «negra», si se quiere, pero resulta más coherente con el desarrollo del personaje, cómo sus aprendizajes lo fueron transformando en otro potencial Acevedo.
La tercera opción sería puramente pragmática y menos simbólica. No acepta ese plan y punto. No es un cierre definitivo ni una pelea definitiva. Es una toma de posición que implica: ahora negociemos como pares, ya no soy tu «mano derecha». Es decir, ni un inocente, ni un «jugador». Un político, advertido de su nueva situación y sus posibilidades.
No sé cuál de todas es la que manejó Mitre cuando tomó la decisión seguramente discutida de cerrar con ese NO. Sigo prefiriendo un final sin esa escena con parábola y sin esa palabrita -me gusta que sea el espectador el que termine poniendo su interpretación en esas circunstancias, que es lo que hace que las películas revelen más cosas sobre uno que sobre los personajes, que de última es lo que importa-, pero me doy cuenta al pensarlo y al haberla visto dos veces, que ese NO no es tan «inocente» o «moralista» como parece de entrada. O que puede o no serlo. Y que esa posibilidad de analizarlo sigue abierta.
La interpretación de lo que significa ese NO, al igual de lo que podría haber sido el silencio de Roque, sigue revelando más del espectador que de los personajes.
PD. Los comments están para escuchar sus interpretaciones del final. Sepan lo que los leen que es puro SPOILER.
Si bien todas las opciones son validas y posibles, yo lo interpreto como un «no, esto es un nido de ratas y me voy a la mierda», y es cierto que una escena de el entrando al despacho y corte a negro hubiera sido mucho mas abierto, pero esta bien que alguna pelicula argentina no tenga un final abierto para variar, y me gusto la decision del director de tomar una posicion.
Hola Diego y otros lectores!
Esto me hace acordar a la discusión que se armó por el final de ‘El Secreto de sus Ojos’ hace ya 2 años (?) en el blog de Otros Cines. No digo que me hace acordar al final de esa película, pero si a los puntos que se discutieron esa vez. (Me puse a escribir, si se la bancan, lean…)
Recopilo. En ese momento se criticaba que Campanela muestre un falso final y luego deseche ese final mostrando el ‘verdadero’ final (que no finaliza el relato, sino que le da continuidad). La primera versión -el asesinato del sospechoso, Gomez- es imaginada previamente por todos nosotros a través del punto de vista de los ojos de Darín, y confirmado luego, falsamente, por el relato de Rago de viejo, cuando dice que deje de buscar, implícitamente (nunca directamente) confirma a Darín -y al espectador- que lo mató. Luego, Campanella (solo a través de los ojos de Darín) nos permiten dudar del personaje, que ya había dicho que no era capaz de matar, y volvemos a que nos muestren lo que ‘realmente’ hizo el personaje de Rago con Gomez, el supuesto violador, encerrardo de por vida. (Digo supuesto violador, en términos legales, porque de la forma en que juzgamos trata la película, ya que su culpabilidad no se confirma, pero si el castigo que recibe).
En contraposición a tu opinión sobre –te cito- «que sea el espectador el que termine poniendo su interpretación en esas circunstancias” con un fundido a negro, sin respuesta final; a mi me parece que mostrar opciones ciertas es lo que hace -te cito nuevamente- “que las películas revelen más cosas sobre uno que sobre los personajes, que de última es lo que importa». Si nos permitimos opinar sobre ‘lo que importa’ me parece que la interpretación es mas importante cuando no tiene que ver con ‘completar la historia’, porque como estamos hablando de ficción, ninguno de los dos finales es mas ‘verdadero’ que la otro.; sino que la interpretación que se daba en ‘El secreto…’ no era un Juicio hacia las acciones de los personajes, sino la superación de los limites del imaginario de la venganza. Este recurso, ficción dentro de la ficción, me parece mucho mas interesante que el “terminar poniendo su interpretación en esas circunstancias”, porque no se puede afirmar sobre lo que pasó (que es la pregunta que inicia la película, la violación.) sino que se interpreta lo que sucede después de ese primer hecho aberrante. Y ahí lo que a mi me parece importante de la película de Campanela,
Volviendo a ‘El Estudiante’, mas que el SI o el NO o el NADA de Roque, lo que se puede llegar a discutir, juzgar y/o jerarquizar, es la decisión de MOSTRAR su respuesta o no, primero, porque la respuesta del personaje no nos pertenece, y segundo, porque la verdad tampoco le pertenece al cine.
Tanto el personaje como el Director/Guionista toman esa posición clara, accionar. El SI o el NO son dos acciones opuestas, pero las dos implican acción.
¿Porque digo esto? Que diga SI o NO es MUY diferente a que no diga nada, principalmente, porque este final pone en coincidencia la decisión del personaje con la del director: Hacer antes que decir y no ser ambiguo en cuanto a las intenciones.
No coincido con que el silencio o el fade out sin respuesta le de “lugar al espectador para responder” ya que, quien completa el sentido de la película -haya o no preguntas sin contestar- es siempre el espectador. Siempre. Es mas, recordemos que Mitre dijo que «no quería esa ambigüedad tan típica del nuevo cine argentino, sino que prefería, en su lugar, una toma de posición clara».
Tampoco creo que sea el caso de la película que busca poner al espectador a favor o en contra de Roque. Al contrario, la película, otra vez en mi opinión subjetiva, nos pone claramente del lado de Roque en todos los casos (tanto en relación a Paula, como en relación a Acevedo y también al resto de los personajes). Cinematográficamente queremos a Roque porque es quien hace y no por como lo hace. Aparte, los otros personajes, a pesar de todo, siempre terminan dándole la razón. Esto es construcción del Realizador. Creo que este final tiene mas que ver con que la moral del grupo en el mundo de la peli está originada en la moral de quien lo lidera, en este caso, nuestro personaje, Roque.
Su respuesta por si o por no solo importa por ser lo ultimo que se dice en la narración de la película. Solo importa la decisión de que Roque responda. Se refuerza esto en el resto de la pelicula por diferentes recursos, en diferentes niveles:
-El final, al igual que la primera movida que hace (Desprestigiar al anterior compañero traidor) corre por cuenta de Roque, la diferencia es que, en la primera, Acevedo es quien lo autoriza para hacerlo, en la segunda, Roque inicia la jugada antes de ser autorizado.
-Otro aspecto narrativo interesante es que esta es una narración con caracterizaciones claras en vez de ambiguas o engañosas. Rapidamente definimos potenciales fieles y traidores, no hay tanta sorpresa. Esta cuestión de la caracterización ‘tipica’, tildada de ‘facilista’ es algo que no muchos realizadores del nuevo cine argentino están dispuestos a escribir y filmar, por miedo a pecar de poco originales, pero como recurso narrativo me parece totalmente válido, mas cuando los personajes se definen por si solos incluso mostrando varios matices. De esta manera, la respuesta de Roque a la pregunta final sucede incluso antes que Acevedo la haga, es la toma del rectorado, y ya no importa si la respuesta de Roque es SI o NO.
-Lo monstruoso de Roque es su cuestionable moral sino su gigantezca capacidad de acción (Aparte, ¿Quienes somos para juzgar la moral de un personaje de ficción?). No importa en que se convierte ‘despues’ sino en lo que ya se convirtió.
-En toda la película es Roque quien tiene la pelota en la cancha y probablemente, quien siempre la tuvo, la diferencia es que Acevedo supo ver eso antes que su aprendiz.
-Otro de los recursos cinematográficos típicos, y también criticados, es la voz en off, que en ‘El Estudiante’ no es de Roque, sino de Otro, de afuera. Simple? Poco original? Puede ser, pero efectivo al fin. Todo lo que se cuenta extradiegeticamente, no necesariamente es lo que piensa Roque, y lejos está de ser ‘la verdad’.
En mi opinión, el final (y no solo el final, sino toda la película) esta planteado hacia la acción (para desprevenidos, lo contrario a la INACCIÓN) por eso no es tan importante la respuesta y por eso es tan interesante el final. A nivel recursos cinematográficos, a nivel personaje, a nivel rítmico y narrativo, a nivel de género, a nivel de mundo en que se desarrolla la historia, e incluso poniendo en escena la forma en que se realizó y se distribuyó la película; todo indica que la película se dedica a venerar al que acciona mas que al que habla, incluso, desechando las opiniones previas de quien está viendo la película (con lo cual se coquetea siempre que hablamos de política).
película no intenta diferenciarse ni ser original, no engaña ni ‘blurea’ sentidos, sino que, como Roque, confía en su propio instinto para cumplir su objetivo. Me parece que esto es ‘lo importante’.
¿Y que pasa con Roque después de la película? Bueno, hasta ahi llega el cine che, la película termina, el resto es ambiguo, aunque Roque haya dicho No. Aunque como en ‘El secreto…’ el final es una continuidad de algo mas que un final cerrado. La toma del rectorado, la ultima movida de Roque, sigue en curso.
wow, a primera vista suena como una serie de interesantes conclusiones, pero tendria que sentarme a pensarlas mas.
Prometo respuesta mas precisa en unos dias…
ok
Cuando quieras…
Solo para dar una referencia. El final, y no sólo eso, es similar al de «The lonliness of the long distance runner» de Tony Richardson producida en 1962. Es una de esas películas que permancecen firmes en la memoria de quienes circulábamos por el Lorraine por aquella década. Colin Smith (Tom Courtenay) es un joven de clase obrera que vive en los alrededores de Nottingham. Un día comete un robo en una panadería y es enviado a un reformatorio, un ejemplo de opresión y autoritarismo cruel. Una vez allí, empieza a correr y, gracias a sus cualidades como corredor de larga distancia, va ganando puestos en la institución penitenciaria. Hasta que tiene que competir contra otro colegio, el archirrival, donde se juega el prestigio del director del reformatorio que lo usa para sus fines. En el final de la carrera está por triunfar. Por algún motivo, que no se explicita, toma la decisión de hacer valer su convicción libertaria, individual, sartreana, de no ser protagonista del triunfo de un lugar que lo somete. Va frenando su andar hasta quedar quieto al tiempo que aparece una expresión de triunfo y paz en su rostro.
Si, claro que recuerdo esa película (no Lorraine, pero sí VHS, fines de los ’80) y tal vez sea algo así, tal vez tenga más que ver con el hecho de darse «el gusto» o «la libertad» de irse de ese lugar que lo somete, aún sin tener muy en claro porqué, ni para qué, si implica el final de su carrera política, el inicio de una propia o si es otra cosa. Casi 50 años después de esa película es dable dudar que sus intenciones sean sólo las de darle un «sopapo moral» a Acevedo, de demostrarle que él es «mejor persona». Pero también puede ser ni más ni menos que eso…
El «NO» definitivo tiene mucha más fuerza y funciona mejor que un final ambiguo. La vi en el Bafici, fue la tercera película que vi en unas 20 horas, la primera la de Rodrigo Moreno y su Boris, un cagón de aquellos, la segunda «La Lisiere», cuyo adulto protagonista se deja intimidar por un grupo de adolescentes… otro cagón de aquellos. Ese «NO» de Roque lo estaba pidiendo por favor, algo de huevos, de determinación. Yo me quedo con el final «ñoño» como vos llamás, que para mí tuvo más aguante que cualquiera.
Durante una breve entrevista que le hice a Mitre este año, se refirió al final de su película. Tal vez te interese leer lo que me dijo: http://espaciocine.wordpress.com/2011/08/28/santiago-mitre/
Hola: antes que nada mis felicitaciones por la nota y su apertura de criterio a las posibles interpretaciones del final de esta película, sin dictaminar cual es la «correcta».
A mi particular entender, interpretar el NO de Roque como un acto moral tiene mas que ver con la concepción del relato clasico de cine mainstream que suele concluir con un acto de redención del protagonista. Creo que no es el caso.
Si prestamos atención a la construcción del personaje,es un tipico «busca» jugado a su suerte en su desamparo, y sus actuar obedece a tratar de concretar sus ambiciones sin mediar principios,( de tenerlos serían un escollo para lograr sus objetivos). durante el relato vemos como no deja pasar ninguna oportunidad que se le presenta, tanto con mujeres como para escalar jerarquicamente en la politica Universitaria. Tranza sin escrupulos, tanto en el caso del robo de su amigo ( no confundir, lo ayuda pero es su pellejo el que esta en juego en la situación ), como tambien juega su propio juego en la interna del partido, aun a espaldas de su novia y compañeros. Si hace falta un ejemplo mas de su moral cuanto menos particular, demanda fidelidad sobre quienes han sido su pareja aún cuando el no la tribute. (pidiendo explicaciones y celando a su amante aun cuando el esta arrinconando a otra en el boliche ante sus ojos, pidiendole un «te quiero» a Paula luego de acostarse con la recepcionista ) Se podría decir que entiende a las mujeres como conquistas en todo el sentido de la palabra, y las considera de su posesión aun cuando no está con ellas.
Con estos antecendentes, me parece que ese ultimo plano corto jugó magistralmente con el suspenso: Roque acude al llamado de Acevedo como banca, ya que tiene claro que el boicot que tramó lo tiene contra las cuerdas, esos segundos de duda son suficientes para disparar muchas alternativas ( y que aun siguen tras su respuesta a la propuesta ofrecida): ¿en esos segundos analiza si es de su conveniencia jugar nuevamente por la suya, aun con su temporal alianza con los opositores y el apoyo interno y de Paula de por medio? ¿vale la pena la mera venganza cuando tiene esos objetivos anhelados ahora a su alcance? ¿podra desactivar la toma ahora, a que precio? En definitiva: le conveniene? Evalua y la respuesta es NO.
Personalmente, me resulta mas intersante un final como este que interpele al espectador antes que el obsesivo o extenuante «ata-cabos» de The Departed o el hasta incluso erroneo de Match Point.
En cuanto a la pelicula en si, me surge el link inmediato con producciones de Trapero y tambien Stagnaro, en la misma interesante busqueda de describir submundos a la vista de todos pero que no todos conocemos. Para quienes si, tal vez estos ejercicios les resulten una mirada un tanto light de un mundo aun mas complejo y en muchos casos mas salvaje. Pero tambien debemos saber darnos cuanta que estas propuestas son claramente narrativas y no de caracter documentalista, por lo que bienvenida la apertura a otras realidades logradas con peliculas como esta.
PD: Gracias por el espacio brindado y el tiempo de lectura prestado para quien se lo dedique. Disculpen la extensión.
En tren de linkear con producción argenta me parece que se arrima mucho narrativamente al Aristarain de «La parte del León» y «Tiempo de Revancha» de la que sobretodo el tema que plantea el posteo original o sea el final de la película, me remite demasiado a el final de esta última.
El NO para mi modo de ver es «a mi no me usás más de forro». ¿quiere decir esto que nunca más se va a meter en la política sucia? No hay una repuesta a esto. Entiendo que en la película Roque mezcla militancia con sexo, tiene una relación simultánea con Valeria, una militante de izquierda consecuente que no acuerdos sin principios y Paula que es una pragmática que busca amplios acuerdos. En el final de la película Roque es desvirgado políticamente de la peor manera por Acevedo y no quiere saber más nada con él. El futuro no sabemos cuál va a ser..