Oscars: «Aballay», una candidata sorpresiva

Oscars: «Aballay», una candidata sorpresiva

por - Críticas
04 Oct, 2011 09:48 | comentarios

Me doy cuenta, releyendo mi post anterior, que no había mencionado siquiera la posibilidad de ABALLAY como la elegida para representar a la Argentina al Oscar. Y si bien es cierto que el olvido tiene más que ver con la brevedad de la nota (apenas hay una lista, corta, sobre «las otras», pero el texto […]

Me doy cuenta, releyendo mi post anterior, que no había mencionado siquiera la posibilidad de ABALLAY como la elegida para representar a la Argentina al Oscar. Y si bien es cierto que el olvido tiene más que ver con la brevedad de la nota (apenas hay una lista, corta, sobre «las otras», pero el texto se centra en UN CUENTO CHINO y EL ESTUDIANTE), es obvio también pensar que la película de Fernando Spiner no figuraba en el «radar» de nadie como la candidata argentina al premio de la Academia.

Esto no tiene que ver con la calidad intrínseca de la película, supongo. Más allá de que a unos les guste más y a otros menos, en un año como éste, en el cual no hubo estrenos comerciales sobresalientes (al menos para mí, y con la excepción de EL ESTUDIANTE, a la que algunos no cuentan como «estreno comercial»), ABALLAY puede contarse como otra película aceptable, con sus virtudes y defectos, que ha interesado más a unos y menos a otros. En mi opinión, breve, es una película que arranca muy bien, pero promediando su desarrollo tiene una serie de problemas narrativos que hacen que el final no sea lo poderoso que debió haber sido. Problema que Spiner parece querer arreglar con algunos apuntes visuales que parecen sacados de otra película. De cualquier manera, como muchas de las otras películas estrenadas en el año, termina siendo una suma de «pros» y «contras», factores que cada espectador/crítico balancea a su manera. Para mí, esos «pro» cuentan lo suficiente como para transformarla, más allá de sus defectos, en la mejor película de Spiner. Una buena/digna película, dirían unos. Haciendo «números», sería un 6,50.

Sus méritos estéticos (o la falta de ellos) son, de cualquier manera, secundarios. Lo que llama la atención es la amplia victoria de una película en la que nadie parecía pensar de antemano. ABALLAY se quedó con 22 votos sobre 69 votantes (uno menos que un tercio) de una Academia que tiene 240 miembros. Es decir, también es menos del tercio el total de «académicos» que se presentó a votar. Algunos dirán que muchos no lo hacen porque no pueden ver todas las películas. El punto es banal: hay más de 120 estrenos, nadie puede verlos todos. Los votantes de la Academia de Hollywood tampoco ven… todo (ni siquiera la del Oscar extranjero: tienen 60 películas y se dividen en dos o tres grupos). Para mí es, simplemente, desidia o desinterés. No creo que ser miembro de la Academia genere muchas obligaciones. Una será ver unas 20/25 películas argentinas por año para votar al Oscar y al Goya, pero parece mucho pedir. Digo, es una responsabilidad concreta, real, y para eso te eligen en una Academia… Y ni hablar de los premios Sur, donde sí se requiere haber visto una buena cantidad, mayoritaria si se quiere. La verdad, ahí sí que no sé cómo hacen. Bah, sí, votan por portación de apellido o amistad.

Si bien pongo en duda la seriedad del trabajo de la Academia en general (la cantidad de votos es mi eje, no otro), no quiero con esto «sospecharla» de otra cosa. Me causa gracia muchas veces cuando miembros de la industria critican las votaciones de asociaciones de críticos como FIPRESCI (a la que pertenezco) y les puedo asegurar que ahí votan 23/25 de 30 personas. Y los que no lo hacen se disculpan, por lo general, por no haber podido ver las suficientes películas por motivos generalmente atendibles. Lo sé, es nuestro trabajo ver películas, pero de cualquier manera…

El triunfo de ABALLAY me hizo recordar al año pasado cuando, contra todo pronóstico, EL HOMBRE DE AL LADO fue la gran ganadora de los premios Sur de la Academia. Otra vez, todos nos miramos sorprendidos. Esto puede hablar, si se quiere, bien de la agrupación: hace lo suyo sin mirar lo que opinan los demás, lo que «se dice», lo que «conviene». Otros podrán suponer componendas, arreglos, acuerdos entre productores, etc. Yo no tengo ni datos ni opinión formada, ni hablé con la suficiente cantidad de «académicos» como para sostener ninguna de las dos posturas. Sólo insisto en que me generan sorpresa.

Respecto a las posibilidades de la película en el Oscar. A su favor hay que decir que es un western que, hasta cierto punto, respeta ciertos códigos del género y a la vez tiene las suficientes «diferencias» con los estadounidenses como para no transformarse, a los ojos del votante, en «un western más» que ellos podrían hacer. En contra, tengo la impresión que los «académicos» la encontrarán un poco «morosa» y confusa para los ritmos y limitaciones con que se manejan hoy en Hollywood. Digo, podrá parecerles intrigante, una rareza, pero no se si verán más allá de eso. Tampoco habrá «apoyo» crítico (los estadounidenses casi no la conocen, aunque tuvo una bastante buena crítica en VARIETY, algo que siempre ayuda a «marcar territorio»), por lo que imagino que será bastante cuesta arriba el asunto para el filme.

Tampoco es tan importante. Como bien dijo Spiner ayer, lo mejor que puede pasarle es que la película se conozca más, se reestrene, se difunda. Esto, después de todo, no es más que una gran publicidad.

PD. Adjunto link aquí a crítica de Miguel Frías en Clarín, en el momento de su estreno.