
EL AMANTE: 20 años después
Hace unas semanas me enteré que la revista EL AMANTE dejaba de imprimirse en papel para pasar a ser una publicación online por suscripción (ver detalles acá), paralelamente a la celebración de sus 20 años de existencia. Por más que yo sea una persona muy cercana a los medios electrónicos (éste es uno de ellos, […]
Hace unas semanas me enteré que la revista EL AMANTE dejaba de imprimirse en papel para pasar a ser una publicación online por suscripción (ver detalles acá), paralelamente a la celebración de sus 20 años de existencia. Por más que yo sea una persona muy cercana a los medios electrónicos (éste es uno de ellos, obviamente) y, en un punto, bastante a favor de la idea de una circulación online de todo tipo de contenidos, la noticia me dolió. Tal vez porque hay una parte de mí, nostálgica, que todavía piensa que un medio necesita sí o sí tener una representación «en papel», ser algo táctil, coleccionable, pasible de ser llevado y traído, recortado, etc. (algo similar me pasa con los libros; todavía me cuesta aceptar la literatura online). Pero, más que nada, por la sensación de cierre de un ciclo, de una etapa. Esa «etapa» tiene que ver con muchas otras cosas que exceden EL AMANTE y de las que -sin casi haber escrito jamás allí- me siento parte.
Pensar en 1991 es pensar en la salida de EL AMANTE y en un recambio en la crítica de cine más conceptual que generacional (fue «generacional» también, pero hay excepciones de todo tipo) que excedió las páginas de esa revista. Ese año, con Diego Batlle, empezábamos a escribir en la revista LA MAGA y poco tiempo después pasábamos a CLARIN. El, después de un tiempo, siguió hacia otros rumbos, yo permanecí en el diario, y este sitio nos volvió a reunir profesionalmente. Paralelamente, otros críticos de cine aportaban a EL AMANTE, o pasaban por él para luego establecerse en diarios y revistas. Hoy es casi imposible no pensar en ese recambio ’91-’92 como un gran giro en la crítica de cine de la Argentina. Y si uno observa buena parte de la gente que trabaja en la crítica de cine local actualmente termina notando que muchos pasaron por las siempre controvertidas páginas de EL AMANTE.
Se ha discutido mucho ya la relación entre el recambio de la crítica y el del cine argentino, así que vamos a concluir que fue un recambio paralelo, que lo que se movilizaba en el terreno crítico también generaba algo en las escuelas de cine. Ese «ida y vuelta» tuvo una época de oro (digamos, desde mediados de los ’90 hasta mediados de los ’00) y luego empezó a girar, a resquebrajarse, a desarmarse en cientos de piezas. Aquellos de la primera generación vivimos esa dispersión con cierta tristeza. Primero, porque daba cuenta de fracturas, quiebres y hasta peleas entre quienes siempre -pensábamos- «jugábamos para el mismo equipo». Con el tiempo pude verlo de otra manera: cada uno ingresó en su propio viaje, las miradas divergentes aportaron diversidad y la no existencia de un «pensamiento único» respecto a lo cinematográfico fue saludable. Pero aquella sensación «comunitaria» se fue perdiendo: se profesionalizó, se diversificó, aparecieron nuevas problemáticas impensadas dos décadas atrás (imagino que en 1991 ninguno de los críticos suponía que iba a dirigir un festival de cine, por ejemplo) y, si bien no existieron peleas excesivamente demoledoras, la sensación de «unidad» se fue perdiendo.
Eso me lleva de vuelta a pensar en EL AMANTE y mi relación con la revista. No voy a decir nada nuevo: como a muchos, EL AMANTE podía fascinarme, irritarme, molestarme, divertirme y, a veces, todo a la vez y en el mismo texto. La leía en unas horas y varios textos me hacían repensar cuestiones acerca de mi propia relación con películas en particular y hasta con el cine y la crítica en general. No voy a ponerme nostálgico enfrentando tal época versus tal otra época de la revista. Si bien, por cuestiones generacionales, me llegó más de cerca la primera década, creo que en la segunda siguieron habiendo grandes textos, grandes críticas y notables momentos. Sólo que yo no la viví tan de cerca por motivos que no vale la pena explicar acá, pero que no tiene que ver con un apego a la «vieja guardia» sino con banales cuestiones de «distribución».
Hay, sí, una diferencia sustancial. Y si bien sé que al tocar este tema, tal vez me esté metiendo en problemas, no puedo evitar comentarlo. Si bien EL AMANTE siempre tuvo grandes críticos (no voy a dar nombres porque no quiero olvidarme de ninguno, ni hacer una cuestión de inclusiones y exclusiones), para mí es evidente que hay un antes y un después de Quintín. Si mal no recuerdo, él se fue a fines de 2004, a los 13 años de vida de la revista. Sin intentar polemizar ni desmerecer al resto del plantel crítico, Quintín transformaba a EL AMANTE en otra cosa. Ni mejor, ni peor: diferente. Como sucede con equipos de fútbol que tienen un jugador convocante, Quintín lo era para EL AMANTE. El resto podía ser genial (imaginemos un Messi en Barcelona) o mediocre (imaginemos un Messi en la Selección Argentina), pero lo importante, lo que marcaba la diferencia, era su presencia. Sus textos eran imprescindibles, el núcleo de la revista.
Uno podía estar de acuerdo con ellos o no, fastidiarse o identificarse, maravillarse o putearlo, pero no había duda que la personalidad de EL AMANTE estaba fuertemente marcada por su personalidad. Si bien no es el único «combativo» del grupo (varios otros lo eran y lo siguen siendo), su poder estaba en la forma misma en las que esos textos te interpelaban. Como lo sigue haciendo hoy (via su blog o en Twitter), Quintín es un polemista impecable, un sofista de alto vuelo, un escritor de la puta madre, aún para analizar cosas de manera completamente distinta a la de uno. De hecho, era mejor cuando sucedía eso. Me gusta más leer a Quintín cuando no coincido con él.
Al irse, esa marca personal que le daba a la revista, desapareció. Insisto, Gustavo Noriega, Javier Porta Fouz y muchos de los otros críticos podían ser tan vehementes, irónicos, graciosos, contreras o brutales como él, pero -para mí- la revista perdió cierta magia. Y los nuevos críticos que fueron apareciendo podían ser igualmente brillantes, pero ninguno logró del todo tener esa voz que, para bien o para mal, hace de Quintín una figura inconfundible, un personaje ya mítico de la crítica de cine y no sólo de la Argentina.
Tras su retiro tuve la sensación, cada vez más creciente, de que EL AMANTE siguió intentando capitalizar esa «voz» llevándola hacia otros lados. Cuando cierto cine de autor que ellos también impulsaron se volvió «oficial», la revista se corrió para pegarle. Cuando el nuevo cine argentino se volvió muy autoconsciente, hicieron lo mismo. Lanzaron la defensa de la Nueva Comedia Americana y luego vieron que esa misma opinión se consolidaba y ya no era necesario defenderla. Lo que EL AMANTE lograba al volver «mainstream» determinados discursos críticos, la obligaba a abrirse y a buscar nuevos aires. Como cuando una banda se hace popular y uno no puede evitar decir que «ya no es lo que era antes».
Algunos últimos debates y cierta insistencia en defender un mainstream norteamericano que, creen, casi nadie defiende (digamos, LARRY CROWNE o MARLEY Y YO, últimamente) me dan la impresión de que esa necesidad de «diferenciarse» los va llevando a una ruta crítica sin salida, que los va a hacer girar sobre sus propios ejes (el debate JACKASS sí me pareció interesante, de cualquier manera, pero ahí tenía que ver con otra cosa). Lo mejor que tiene EL AMANTE, y que conserva, es su heterogeneidad y sus discusiones y posturas internas enfrentadas. Pero cuando tres personas debaten a lo largo de varias páginas sobre, digamos, ALVIN Y LAS ARDILLAS, disculpen, pero a mí se me hace irrelevante. Controversia por la controversia misma, una suerte de debate interno que -tengo la impresión- poco importa a los demás.
Casi no leí números de los últimos años (espero poder suscribirme online y que no se pierdan las claves en el camino…) y no sé muy bien si EL AMANTE sin Quintín es el Barcelona sin Messi o la selección de Sabella sin Messi (eso quedará para los que comenten -y me puteen- en esta entrada). Creo que es una mezcla de las dos cosas. Cada tanto me topo con alguna edición y la leo, con interés pero sin la pasión de antes. Pocas veces me descubro, como antes, enojado o agraviado, pero tampoco deslumbrado, aunque esa falta de sorpresa puede ser en parte mi propio agotamiento respecto de ciertos discursos críticos, incluyendo el mío propio.
Espero que el paso al digital me permita volver a leer EL AMANTE y dejar de añorar su «época de oro» como una suerte de viejo carcamán que piensa que todo tiempo pasado fue mejor. Ojalá así sea. La revista sigue siendo lo mejor que le pasó a la crítica cinematográfica argentina en toda su historia. Lo que no es poco.
Gracias por este texto que me toca muy especialmente. Por un lado es muy agradable leer que uno fue el Messi de algo (aunque sea en su variante albiceleste), especialmente de una revista que no sé cuán buena ni cuán influyente pudo ser, pero sí estoy seguro que durante veinte años fue una digna revista de crítica de cine, un género del periodismo difícil como profesión y más difícil como empresa. Creo que todos los que participamos merecemos sentirnos orgullos de EL AMANTE.
Por otro lado, la tristeza por el fin de la época en papel es inevitable, ya que una revista de cine (y más la que uno creó) es un objeto que convoca al fetichismo.
Estos días, con Flavia, nos preguntábamos si deberíamos decir algo más en esta instancia y casi concluimos que no, primero porque la revista está en buenas manos y segundo porque no tendríamos la fuerza de volver a formar parte de su dirección si mágicamente tuviéramos la oportunidad. Las cosas, por lo tanto, deben seguir su curso y creo que EL AMANTE, en su nueva etapa, nos dará sorpresas agradables a los lectores.
Y hablando de Flavia, creo que se merece un reconocimiento especial porque su aporte a la revista fue decisivo. Por un puñado de textos de los que hoy todavía se sorprende de que muchos los recuerden y por la decisión y la inteligencia de sostener el proyecto en los primeros años cuando la suerte era muy incierta, cuando nadie nos conocía ni nos quería y se trataba de creer y de sacrificarse.
También quiero mandarle un abrazo a Gustavo Noriega, con el que compartimos esa etapa fundacional y con quien logramos, a pesar de peleas y diferencias, mantener una relación cariñosa y civilizada que el conflicto que terminó en nuestra salida no logró romper.
Y a Lerer, muchas gracias de nuevo. No sé cómo decir esto y que me crean, pero juro que hasta muchos años más tarde nunca supe que había quiénes me leían con esa atención durante aquellos años. Desde esta época tan oscura y tan brutal de la vida intelectual argentina, me parece mentira que eso haya sucedido.
Q
Gracias, Q!
Pero te tenia que haber comparado con Cristiano Ronaldo. Con Messi me zarpe, me parece… Jaja!
Un beso grande a Flavia, el corazon de la revista, claramente…
Ya está lo de Messi, pelito para la vieja.
Después de leer el generoso comentario de Quintín a los que hacen EL AMANTE y releer mi post, no puedo menos que sentir que mi texto suena un poco injusto o no demasiado claro respecto al valor de los otros críticos que trabajan en EL AMANTE.
Creo necesario aclarar un par de cosas que pueden ser leídas de manera confusa: no leo EL AMANTE hace años, prácticamente, con lo cual mi comentario acerca de lo que la revista es hoy se basa en algún que otro artículo y una serie de suposiciones acaso algo infundadas. Es, simplemente, una sensación.
Y volviendo al pre y post Quintín, lo que quiero dejar en claro no es que la revista haya dejado de ser buena o interesante, sino que había algo en los textos y en la personalidad de Quintin que le daban a la revista un plus, un aura (temible, acaso, pero aura al fin) que se fue perdiendo.
Uno podría decir lo mismo del BAFICI: el festival hoy es probablemente igual de bueno que con Quintín, pero su ausencia se nota en cuestiones casi extracinematográficas. Un algo extra que te hace la propuesta más intrigante.
Con esto -y cerrando este comment culposo- agrego un saludo enorme a Gustavo Noriega y Javier Porta Fouz, los motores incansables de la revista y la escuela (y también dos excelentes críticos), y a los demás críticos que allí trabajan, algunos de los cuales hoy colaboran conmigo en Clarín (y no pertenecen a la primera etapa…) y que siguen haciendo de EL AMANTE una gran revista. Sin su Messi, ok, pero con algunos Iniestas y Xavis que más de uno quisiera tener en su equipo… (y algún Pujol también, convengamos)
No había ningún problema con el post. La aclaración culposa es Peacock en estado puro. Un abrazo para todos y por veinte años más!
I know, I know.
«This is me at my most masochistic»…
Lindo intercambio. Ýo me siento muy orgulloso de ser una pequeña parte de la gran historia de la revista.
Juan «Busquets» Villegas
Juro que no tenía idea de que El Amante seguía existiendo. Pensé que había cerrado incluso antes de la partida de FDLF y EA. La mejor tapa fue la de historias breves, ahí se cruzaron dos líneas claves para entender lo que sucedió en estos últimos 20 años, por lo menos así-lo-veo-yo.
Muchos leímos El Amante, y la quisimos como revista pero me pregunto de que esta hablando Quintin cuando escribe estas palabras:
«Desde esta época tan oscura y tan brutal de la vida intelectual argentina, me parece mentira que eso haya sucedido»
No será solo que no comparte una idea política? No creo que haya ni oscuridad ni brutalidad en esta Argentina actual. Tal vez si ideas diferentes y se puede convivir con ellas y tal vez hasta enriquecerse pero para eso hay que estar abierto, dispuesto y tener ganas de escuchar, de hablar o hasta de discutir.
Lo brutal es cerrarse a eso.
Saludos
Tengo en mis manos en éste momento el Nº1, con Brando y su camiseta transpirada, a lo largo de éstos veinte años estuve cerca y lejos alternativamente, a veces por un problema de distribución de la revista y la mayoría por ya no soportarla/los, nunca me fue indiferente, la famosa relación amor – odio que se dice. Creo que el cambio va a ser positivo, va a permitir que lleguen a todos y todas…El proceso digital no se detiene y es un camino de ida, hace ya casi un año que no leo libros más que a través de mi Kindle y les puedo asegurar que una vez que lo prueben no vuelven nunca mas al papel. Y entonces, como se que Gustavo y Javier están dando vueltas por aquí, va el consejo que puedan editar digitalmente para ser leidos en E-readers.
Y Diego, gracias por tu recomendación de Juliet, naked. Acabo de terminarla y realmente es una muy buena novela, más profunda de lo que parece en primera instancia, con un par de personajes que pronto me gustaría verlos en la pantalla grande, no puede tardar mucho, no te parece. Sería un buen ejercicio ponerles ya un cara, estoy seguro que ya lo hiciste, luego comparamos notas.
Suerte para El Amante Digital, mi Kindle y yo los esperamos ansiosos…
Podría agregar algo : EA actual es mejor y peor : Lo Más destacable como dice Lerer , es esa polémica más que la calidad de esos primeros textos en cuanto la lucidez de las interpretaciones. En cambio, parece que EA actual tiene más nivel, pero ya no hay sorpresa por una razón sencilla : la crítica de hoy es mejor, y hay críticos que hoy escriben en EA pero pudiendo hacerlo prefieren otros medios.
Es muy interesante lo que decís.
Es cierto, tal vez no sea peor la revista, sino que ya no sorprende como sorprendía hace 20 años.
No se si la crítica en general es mejor, pero sí que hay más lugares donde leer buena crítica.
no conozco esos lugares que dice lerer, creo que el nivel de la crítica local de cine es bastante malo, y creo también que hay demasiado ombliguismo, al crítico argentino, como a las vedettes, le sobran plumas, me parece. además seamos honestos, nada de lo que se menciona aquì fue demasiado importante en verdad.
Hermosa despedida, coincido con todo acerca de tu parecer con las épocas de la revista, pero la coleccioné y la voy a extrañar. Allí está, en mi biblioteca, junto a la Crisis de los 70. Saludos, Diego. Placer de haber compartido aquellas charlas en el Uruguay.
María, como estás?
Cuando volves al cine? Se te extraña… :)
d
Era muy difícil conseguir El Amante en Montevideo en 1991. Sólo estaba en la librería Palace, en el Palacio Salvo, al lado de una Pasiva que ya cerró.
En ese momento la revista llegaba con el mismo atraso que los estrenos, por lo cual tenía una extraña sincronía con la cartelera urguguaya.
En un bondí que iba por Avenida Italia un día de lluvia, leyedo El Amante me enteré de que había un festival en Rotterdam que daba plata para postproducir películas: un dato que literalmente cambió mi vida.
Hoy ya no se la podrá leer en lo bondis. Una lástima.
Por 20 años más en cualquier formato.
«Cambia lo superficial, cambia también lo profundo.Cambia el modo de pensar, cambia todo en este mundo
Cambia el clima con los años, cambia el pastor su rebaño, y así como todo cambia que yo cambie no es extraño.
Cambia el sol en su carrera cuando la noche subsiste, cambia la planta y se viste de verde en la primavera
Pero no cambia mi amor por mas lejos que me encuentre, ni el recuerdo ni el dolor de mi pueblo y de mi gente
Lo que cambió ayer tendrá que cambiar mañana, así como cambio yo en esta tierra lejana…»
Como en este caso -con un pàrrafo de Julio Numhauser- ,tomo lo que otros escriben por y para mì, para reflejar la sensaciòn ante algo que los jóvenes veían venir (o no).
Fuimos compinches con EL AMANTE CINE desde el nùmero tapa Marlon Brando, hasta el ùltimo de todas las tapas todas (o casi), deslumbrado èn esa època inicial, de enamoramiento, con la guìa de Quintìn y Flavia (añoro en recuerdo paralelo esos primeros BAFICIS) y puteando con algunas almibaradas, exageradas e insòlitas notas, criticas o dossiers de los ùltimos años.
(Y cada crìtica a bodrios insostenibles!)
Digital…? On line??? Virtual ???…
Ma sì… Vá fan… (fan la Tulipe)…
Desde Posadas, se me suelta un lagrimòn.
el domingo cumplo 44.
Ayer me enteré de la quiebra de Kodak. (No habrá más Tri X ni Tmax!!!)
Ahora resulta que la revista que coleccioné durante años se convierte y reintegra en el ciberespacio (como en viaje a las estrellas!).
Es mucho. Necesito una mochila y salir de viaje…
Yo no voy al cine yo veo peliculas en el Direct TV osea 1 o 2 agnos despues cuando ya me he olvidado la critica Busco la revista reeleo la critica y coincido o no Que parte de Quererlos Matar Por Dejar De Salir En PAPEL no entendieron todos los que me consuelan por Facebook Me quitaron 20 agnos de Cinefilia
Yo lo veo más fácil. Es como si el Dante ocupara el lugar de Spinetta, o como Virus mismo: no se puede reemplazar un espíritu. Cuando Q se va de la revista y quedan a cargo mozalbetes soberbios como Porta Fouz, la cosa no va. Para ser canchero hay que tener con qué. Y la edad y las vivencias ayudan. El Amante se volvió ilegible porque el alma del proyecto se fue, Noriega se fue desentendiendo y los que quedaron… tendrían que haber hecho su propio proyecto.
quintin es un pelotudo