George Lucas, Francis Ford Coppola y la «juventud sin juventud»

George Lucas, Francis Ford Coppola y la «juventud sin juventud»

por - Críticas
20 Ene, 2012 03:50 | comentarios

La noticia impactó a muchos de sus fans. Decía, sintéticamente: «George Lucas se retira del cine». Si bien es cierto que Lucas fue siempre más un productor, guionista e innovador tecnológico que un realizador «en espíritu» (dirigió cuatro de las seis STAR WARS, AMERICAN GRAFFITTI y poco más), ya con haber creado la saga más […]

La noticia impactó a muchos de sus fans. Decía, sintéticamente: «George Lucas se retira del cine». Si bien es cierto que Lucas fue siempre más un productor, guionista e innovador tecnológico que un realizador «en espíritu» (dirigió cuatro de las seis STAR WARS, AMERICAN GRAFFITTI y poco más), ya con haber creado la saga más taquillera de la historia del cine le alcanza para provocar pánico con su retiro. Lo que dijo no fue exactamente eso. En la entrevista que publica la revista de The New York Times lo que Lucas dice es que se retira «del negocio del cine», que no va a hacer más películas grandes ni ocuparse de su imperio de efectos especiales, sino que va a volver a su amor de juventud: hacer películas de arte, experimentales, a «filmar nubes sobre el desierto» (dice la nota, attenti James Benning), como hacía en sus épocas de estudiante universitario.

Es cierto, para la gran mayoría de sus fans, que Lucas abandone el cine mainstream para ponerse «experimental» puede significar lo mismo que retirarse. Pero no lo es. Es, en cierto sentido, algo bastante similar a lo que ya hace algunos años hizo Francis Ford Coppola: dejar «el negocio» y armar películas personales. No es casualidad que los dos cineastas tengan planes parecidos: han estudiado y trabajado juntos desde sus comienzos, son cofundadores de Zoetrope, y tuvieron ambos un pasado como cineastas experimentales (la expresión más conocida es THX-1138, de Lucas), y en algún sentido Coppola siempre fue una especie de «padrino» o «hermano mayor» de George.

A lo largo de los años ’70 sus carreras cambiaron y se alejaron de sus intenciones del comienzo. Coppola, con EL PADRINO. Lucas, con STAR WARS. A Coppola el éxito no le duró tanto ya que terminó perdiendo todo su dinero, filmando para pagar deudas y finalmente volviéndose millonario gracias al vino. Lucas, en cambio, armó un imperio alrededor de STAR WARS del que pueden vivir países enteros: juegos, secuelas, reediciones y los inminentes reestrenos en 3D de las seis películas de la saga. Ambos -más todavía Lucas- saben que pueden vivir de «rentas» por generaciones y su motivación ya no está ligada al dinero. Lucas acaba de producir RED TAILS, una película sobre un comando de soldados negros durante la Segunda Guerra, para la que puso todo el dinero él solo (se habla de unos 90 millones de dólares, pagando inclusive las copias) y que, parece decir la nota del New York Times, sería casi un regalo, un gesto de amor, a su novia desde hace cinco años, afroamericana.

Si un tipo se puede dar el lujo de «regalar» -muy probablemente yendo a pérdida- una película de 90 millones de dólares, bien puede darse el gusto de filmar pequeñas películas de la manera en la que Coppola lo viene haciendo últimamente, con YOUTH WITHOUT YOUTH, nuestra «conocida» TETRO y la reciente TWIXT. No le ha ido del todo bien a Francis con sus proyectos (flojas críticas en general, casi nulos resultados comerciales), pero lo cierto es que se da el gusto de hacer lo que quiere porque puede. Perderá un par de millones de dólares (no son películas caras), pero no parece preocuparle demasiado.

Lucas, claro, tiene bolsillos aún más amplios, pero tal vez tardó más en decidirse a abrirse del «negocio» porque, a diferencia de su amigo, está más íntimamente ligado a él (Coppola fue siempre mucho más un outsider) y sus secuelas y reestrenos rinden permanentemente. Pero parece que lo va a hacer y, al menos para mí, es una buena noticia. Tal vez tengamos más películas como AMERICAN GRAFFITTI, o aún más pequeñas y experimentales. Y para un cineasta que parecía haber perdido la batalla a la hora de hacer «blockbusters» (las últimas tres STAR WARS pueden haber recaudado mucho dinero pero no serán recordadas como grandes películas), lo mejor es cambiar de rubro/género. No sé si los filmes que hará Lucas serán especialmente buenos, pero al menos me intrigan más que la idea de que siga haciendo cada vez más flojas secuelas de STAR WARS.

En cierto sentido, el regreso de Lucas y Coppola a un cine de autor (pero no de autor «comercial» a la manera de Woody Allen, sino algo bastante más radical) puede ser leído como un intento por recuperar su juventud, cuando ambos andan por los 70 años y no tienen que preocuparse por llegar a fin de… esta década. Coppola ya lo ha dicho -y en películas suyas como JACK o YOUTH WITHOUT YOUTH queda claro- que el concepto de envejecer y no achancharse le preocupa, la idea de poder ser creativo y original en una edad en la que muchos prefieren o retirarse o sentarse en los laureles conseguidos.

Uno podría decir que Clint Eastwood y Martin Scorsese han podido mantenerse dignamente sin esos picos y caídas tan gruesos, pero se trata de realizadores que no han tenido un éxito o dos que los ha vuelto billonarios de un día al otro. De hecho, sus películas nunca están entre las más vistas de cada año. Y de Spielberg ni hablo porque es un cineasta nato de esos que no podrían dejar de hacer películas «comerciales» porque las aman y las llevan en la sangre. Da la impresión de que tanto Coppola como Lucas entraron en un camino que no era el que ellos preveían para sí mismos cuando arrancaron, y ahora que la situación se los permite, se dan el lujo de volver… a filmar nubes. Para ambos, más allá o más acá de los resultados artísticos, es o será una forma de volver a sentirse jóvenes y creativos otra vez.