Lo mejor del 2011 – Parte 9
Volviendo post minivacaciones con las disculpas del caso por no haber terminado el Top 100 a tiempo (otra vez…), seguimos con el final de la lista. Una sola aclaración: estas últimas dos entradas podrían tomarse en real orden de importancia. Repasando las entradas pasadas podría decir que son intercambiables, que películas que están en la […]
Volviendo post minivacaciones con las disculpas del caso por no haber terminado el Top 100 a tiempo (otra vez…), seguimos con el final de la lista. Una sola aclaración: estas últimas dos entradas podrían tomarse en real orden de importancia. Repasando las entradas pasadas podría decir que son intercambiables, que películas que están en la Parte 2 podrían estar en la 6 y viceversa, lo mismo con todos los demás items y «partes» del todo. Pero estas 20 que vienen ahora, al menos en mi cabeza hoy 2 de enero, pueden ser separables como un Top 20 más o menos real, en cierta manera «destacadas» del resto. Esta novena entrada serían los puestos 11-20 -digamos- y la siguiente los diez primeros, si bien el orden interno tiene que ver con un balance cine/musica/etc y no es estrictamente ascendente/descendente, por si alguien se fija en esas cosas. Bueno, eso, sigamos…
A SEPARATION, de Asghar Farhadi. Una de las grandes sorpresas de la Berlinale del 2011, esta película iraní es un «drama de juicio» a la manera del cine hollywoodense, pero en una cultura que ya de por sí da pie para valores, interpretaciones y relaciones muy diferentes. Una gran película. (cine/festivales)
EL CAMINO, de The Black Keys. Acúsenme de nostálgico, lo que sea, pero The Black Keys puede seguir sacando discos así y yo feliz. Este tiene una producción algo más lustrosa (gracias a Danger Mouse), pero en esencia sigue siendo un gran disco de rock and roll. (música/discos)
SUPER 8, de J.J. Abrams. Más allá de algún exceso bombástico sobre el final, la historia «ochentosa» de un grupo de amigos que se topan con una invasión alienígena mientras tratan de filmar una película casera tiene todos los ingredientes apropiados para cautivar al espectador: personajes increíbles, aventura, una historia de amor y el cine, en medio de todo eso. (cine/estrenos)
FREEDOM, de Jonathan Franzen. Tengo LAS CORRECCIONES en casa hace años, sin leer, un poco por desconfianza en la traducción y otro poco porque, en ese momento, me parecía que Franzen pintaba para ser algo así como el típico escritor norteamericano sobrevalorado que intenta hacer «la gran novela americana». Me tenté con FREEDOM, arranqué y funcionó perfectamente. Salvo, otra vez, un final algo excesivo, la historia de esta familia desmembrada a lo largo de cuatro décadas es apasionante en sus detalles y ambiciosa en sus repercusiones. (literatura/ficción)
LOS LABIOS, de Santiago Loza e Iván Fund. La vi en BAFICI 2010, casi dos años atrás, y me sigue pareciendo una gran película y una de las combinaciones más logradas, no sólo de ficción y documental, sino de la idea de «guión» vs. «no guión», actores vs. no actores y, claro, de ambos realizadores: el universo visual, cinematográfico casi puro de Fund, con el más organico (actores/texto/drama) de Loza. Una pequeña gran película. (cine/estrenos)
TAKE CARE, de Drake y HOUSE OF BALLOONS, de The Weeknd. ¿A quién se le iba a ocurrir pensar que la cara del hip hop/R&B la iban a cambiar dos canadienses de clase media con mínima relación con el mainstream de esos géneros? Pero, sin alterarlos demasiado, sólo entrando por avenidas tangenciales y mezclando ciertas cosas de maneras poco convencionales, lo lograron. El primero, con su segundo álbum, uno de los más vendidos de estos tiempos. El segundo, con una trilogía de mixtapes que arrancó en marzo con HOUSE… y siguió con THURSDAY y ECHOES OF SILENCE. (música/discos)
MONEYBALL-EL JUEGO DE LA FORTUNA, de Bennett Miller. No es exactamente sorpresivo, pero sí inesperado. Los guionistas son notables (Zaillian y Sorkin), pero no todo lo que hacen es bueno y este proyecto fue una especie de Frankenstein creado por muchas manos. Miller venía de hacer CAPOTE, que es una buena película pero nouna obra maestra. Y Brad Pitt no es garantía de nada: mezcla grandes películas con otras impresentables. Pero aquí todo funcionó a la perfección y lograron una película extraordinaria sobre cómo desafiar las ideas preconcebidasy triunfar. Un poco lo mismo que les pasó a los que hicieron esta película, contra los mandatos de lo que «hay que hacer» según Hollywood. (cine/estrenos)
TWO YEARS AT SEA, de Ben Rivers. Un descubrimiento de Venecia, para mí, que conocía a Rivers sólo de nombre y no había visto nada suyo. Un filme notable, austero, riguroso, con algo que lo conecta al cine de Lisandro Alonso pero con una veta algo más experimental. De lo mejor de un muy buen año de cine inglés… (cine/festivales)
ANTONY & THE JOHNSONS, en el Oslo Spektrum. Sé que suena un poco «snob» ubicar este show aquí, pero lo vi, me fascinó y no creo que tenga sentido ocultarlo. Antony tocó con su banda y con la National Radio Orchestra de Oslo en un concierto en el gigantesco Spektrum, que parecía una enorme y silenciosa caja de resonancia para su voz y los delicados sonidos de la orquesta. Impresionante. Inolvidable. (música/shows)
BAD AS ME, de Tom Waits. Que Waits siga sacando discos notables y relevantes es una de las mejores cosas que suceden en el mundo de la música. Cuando la mayoría de los artistas de su edad han bajado sus pretensiones o se convirtieron en irrelevantes/anodinos, Tom sigue por su senda como si todo lo demás no importara. A mí, déjenme acá adentro. Les regalo todos los discos que Hugh Laurie saque de acá hasta la eternidad… (música/discos)