Thierry Frémaux y el «suicidio» del cine argentino

Thierry Frémaux y el «suicidio» del cine argentino

por - Críticas
01 Mar, 2012 05:19 | comentarios

Según levantaron varias agencias de noticias, el director del festival de cine de Cannes Thierry Frémaux, dijo en México la siguiente y explosiva frase: «»Esperábamos más del cine argentino, luego de un momento importante, pero nunca creció: los cineastas argentinos se suicidaron. Pablo Trapero («Carancho») es el único que le está apostando a las películas […]

Según levantaron varias agencias de noticias, el director del festival de cine de Cannes Thierry Frémaux, dijo en México la siguiente y explosiva frase: «»Esperábamos más del cine argentino, luego de un momento importante, pero nunca creció: los cineastas argentinos se suicidaron. Pablo Trapero («Carancho») es el único que le está apostando a las películas distintas, sin importarle el éxito de la taquilla».

La declaración ha tomado por sorpresa a muchos y a algunos los habrá dejado con gusto amargo (imagino que no a Trapero, claro). Sin embargo, creo yo, lo que dice Frémaux es bastante representativo de lo que se piensa en muchos festivales de cine respecto al cine nacional, por un lado, y deja en evidencia cuáles son las políticas de esos festivales en relación a los «cines nacionales».

Por un lado, es cierto que son menos las películas que, en los últimos años, han tenido la repercusión internacional que hicieron que el Nuevo Cine Argentino sea una pieza clave en la movida cinematográfica hace 5, 10 años. Esa disminución de películas interesantes -al menos en la opinión de Frémaux- puede deberse a varios factores: la falta de nuevos filmes de realizadores como Lisandro Alonso y Lucrecia Martel, dos abonados a Cannes, y los pocos filmes que ha encontrado interesantes.

Es cierto que hay una menor cantidad de filmes descollantes y que, por otro lado, dado el apoyo del INCAA a los proyectos para televisión, buena parte de los jóvenes realizadores hayan migrado hacia allí: un trabajo más seguro y redituable que el del cine independiente. Pero creo que la cuestión pasa por otro lado: los festivales necesitan renovar sus modas y vender «nuevos productos» cada tantos años. Así, el cine asiático deja paso al latinoamericano, de ahí al del Este de Europa, para volver a Asia pero a otros países y de ahí a otros países latinoamericanos y no se extrañen que en breve Bulgaria o Eslovaquia sean nuevos polos del cine del Este de Europa cuando Rumania y Hungría empiecen a dar señales de agotamiento.

Los festivales funcionan así. Y los «momentos» que cada cinematografía tiene, como «entidad nacional», más allá de sus nombres propios, siempre estará circunscripta a esas modas. Nuestro cine, salvo algunas pocas excepciones, ha ayudado también a generar esa sensación. No hay tantas películas argentinas que sorprendan como podían hacerlo en esos años en los que había de 5 a 8 películas nacionales en Cannes. En 2011 hubo sólo una y es probable que este año pase algo similar (Trapero…) Esa merma, claro, favorece que los programadores empiecen a buscar por otros lados.

Nos guste o no, nos parezca injusto o no, es la lógica con la que estos festivales funcionan. Lo que sorprende, sí, es que Frémaux haya hecho esas declaraciones en público, sabiendo las repercusiones que eso puede generar. Digo, es habitual que estas cosas se piensen y rumoreen, no que se digan en voz alta y públicamente. No está mal que lo haya hecho, sólo que llama la atención. Honestidad brutal, que le dicen…