Cannes 2012: Hillcoat, Gondry, Zeitlin, Mungiu, Vinterberg
Las películas siguen pasando y creo que, de no haber novedades o cambios raros en los próximos días, ya me «estabilicé» en un promedio de cuatro películas por día que, me parece, entre horas para escribir y otras para hacer entrevistas, son una cantidad más o menos manejable para un día que arranca a las […]
Las películas siguen pasando y creo que, de no haber novedades o cambios raros en los próximos días, ya me «estabilicé» en un promedio de cuatro películas por día que, me parece, entre horas para escribir y otras para hacer entrevistas, son una cantidad más o menos manejable para un día que arranca a las 7 de la mañana y termina cuando termina. O sea, unas pocas horas antes de que vuelva a empezar, ya que también hay que actualizar los resultados de la encuesta de la crítica que pueden seguirla por acá.
Acabo de tener (el domingo 20) el mejor día cinematográfico en mucho tiempo, en Cannes, con los filmes de Michael Haneke, Hong Sangsoo y Abbas Kiarostami, pero para eso deberán esperar el orden más o menos cronológico que lleva este repaso de las películas que vi desde que empezó el festival, el miércoles pasado. Como ya llevo vistas 21 aquí (sin contar las vistas antes) y recién logré reseñar 7 vamos a ir avanzando para que la distancia no se haga inalcanzable. Entonces…
LAWLESS, de John Hillcoat. Este género de película de gangsters de la época de la Prohibición (o Ley Seca) siempre me fascinó, especialmente el que transcurre a fines de los años ’20 o primeros ’30 y en pueblos chicos y rutas de los Estados Unidos. Digo, un escenario más cercano a BONNIE & CLYDE que a SCARFACE, por poner un ejemplo. Y en ese mundo viven los personajes de LAWLESS, tres hermanos que fabrican bebidas alcohólicas y las distribuyen. La película se basa en un caso real y se centra en la batalla de los hermanos contra esa «ley», personificada aquí por un policía exótica e hiperviolento que encarna Guy Pearce. La película es extraña y alguien la definió, con cierta lógica, como una «ensalada». Hay policial hiperviolento, una estilización visual, musical y hasta de caracterización de personajes que no es para nada realista, un tono de comedia por momentos bienvenido y una serie de códigos clásicos del subgénero aplicados de maneras curiosas. Todo eso funciona por momentos, en otros funciona un poco y en muchos no funciona nada. Tras una escena durísima con Tom Hardy o Gary Oldman, viene una payasada de Guy Pearce. Por cada aparición anodina de Shia LaBeouf hay un delicioso momento con Jessica Chastain. Y así… Una ensalada con escopetas.
THE WE AND THE I, de Michel Gondry. El francés es un cineasta curioso, desparejo, a quien conocimos haciendo guiones de Charlie Kaufman pero luego descubrimos que su cabeza en realidad estaba en otro lado. O, al menos, su curiosa imaginación se manifestaba de otras maneras. Esta película es una expresión nueva de esta filosofía DIY (Do It Yourself) con la que sigue al fracaso de GREEN HORNET. Una película que parece un mash up de tramas de Spike Lee (y estética también) de mediados de los ’80, cuenta un viaje muy largo en bus de un grupo de alumnos de secundaria en su último día de clases. Al principio (el WE del título), la película se me hizo insoportable, tan pesada como «los bullies» del fondo del bus. De a poco, cuando el WE va pasando al I (sí, la película va sobre «la masa» vs. «el individuo»…) me empiezo a enganchar con los personajes. Cuando se pone buena, se termina. La vida es así, che…
BEASTS OF THE SOUTHERN WILD, de Behn Zeitlin. Ya escuché a varios colegas bufar sobre esta película. Entiendo sus quejas, pero no las comparto. O, al menos, no del todo. Si bien hay algo de pintoresquismo en esta historia de vida de un grupo de, digamos, gitanos que viven casi entre la basura en los pantanos de algo que parece ser Louisiana, me fascinó la construcción de ese mundo casi imaginario, el universo místico y extraño de la niña, la relación con la «salvaje» ciudad del otro lado del dique, la curiosa mezcla de realismo (literalmente) sucio y mágico. Por momentos la película se excede en su apilada de «extrañezas y extravagancias», en cierta pomposidad, pero nunca deja de ser original, rara, personal. No tiene mucha relación con nada, salvo a las viejas películas de Emir Kusturica… Ponele.
BEYOND THE HILLS, de Cristian Mungiu. Otra película que me gustó más que a la media de los votantes de la encuesta. Me parece que Mungiu quedó, para muchos, como «el malo» del cine rumano (supongo que a partir de un par de muy desagradables escenas en la premiada 4 MESES, 3 SEMANAS, 2 DIAS) y eso le juega en contra a los ojos de muchos colegas. Estoy seguro que cambiándole el crédito por Puiu o Porumboiu los colegas serían menos duros con él. La película es un poco larga y un poco obvia, pero a mí se me hizo interesante de seguir y entré en la intensidad que propone sobre el final. La historia es una de curas, monjas, lesbianas y exorcismos, pero no esperen algo de terror o cine trash (podría estar bien también) sino más bien uno de esos dramas acerca del choque entre el amor a Dios y el amor al prójimo, el carnal y el divino. Una mención aparte para algo que me fascina del cine rumano: sus personajes secundarios. Siempre hay un policía, un médico de guardia, un oficinista de turno que en una escena va a tener un comentario gracioso o una salida inesperada aún en la situación más complicada. Ya son un clásico moderno…
THE HUNT, de Thomas Vinterberg. A muchos nos sorprendió cuando lo anunciaron para la competencia, ya que hace rato que Vinterberg no hace películas interesantes. Pero se ve que a falta de Von Trier necesitaban un danés polémico y encontraron que el muchacho de LA CELEBRACION tenía una película pasable y potencialmente polémica. Al filme, si, se lo puede calificar de «aceptable», y seguramente se seguirá hablando de él (es de esas películas potencialmente Oscarizables y que parecen americanas sin serlo) por su historia de un hombre falsamente acusado por niños de jardín e infantes de abuso sexual. No creará polémica, salvo entre los que piensen que deja abierta la posibilidad de que muchos casos de abuso sean en realidad inventos de las víctimas, pero ni siquiera es ese tipo de filme. Y al fin servirá para traer de nuevo al mapa del cine mundial al irregular Vinterberg.