«Los vengadores» y sus fans: de agredidos a agresores

«Los vengadores» y sus fans: de agredidos a agresores

por - Críticas
06 May, 2012 04:08 | comentarios

El furor de las películas de superhéroes llega hoy a su pico máximo con el estreno, en los Estados Unidos, de LOS VENGADORES, la película de Joss Whedon que reúne a seis personajes de Marvel Comics y que arrancó con más de 200 millones de dólares de recaudación en sus primeros tres días en los […]

El furor de las películas de superhéroes llega hoy a su pico máximo con el estreno, en los Estados Unidos, de LOS VENGADORES, la película de Joss Whedon que reúne a seis personajes de Marvel Comics y que arrancó con más de 200 millones de dólares de recaudación en sus primeros tres días en los Estados Unidos, rompiendo allí todos los récords. En la Argentina ya lleva casi 1,3 millón de espectadores en once días y es también una cifra espectacular.

A la temporada todavía le falta THE DARK KNIGHT RISES y THE AMAZING SPIDER MAN, lo cual augura (más por la primera que por la segunda) que será una temporada a pura calza y máscara ad-hoc. Esto, se sabe, llevará a que se hagan 20 películas de superhéroes por año hasta que para el 2015 estemos hartos y necesitemos un descanso por un tiempo. O un reemplazo de subgénero, que bien podría llegar con el lanzamiento de EL HOBBIT y el regreso a ese tipo de épica.

De cualquier manera, el éxito de LOS VENGADORES y de los otros filmes del subgénero, las buenas críticas que la mayoría de estas películas han tenido (a mí me gustó bastante, si bien no comparto el fanatismo de muchos críticos a los que leí), se mezclan con una sensación extraña y curiosa que tiene que ver con cosas que fueron pasando en paralelo. Resumiendo, la idea (que no es nueva ni original) que tengo es que los fans de los cómics de superhéroes, históricamente los «nerds», «losers» y «fan-boys» de toda escuela secundaria que se precie, hoy se han convertido, vía las redes sociales, en la fuerza dominante de la cultura hollywoodense y, por ende, mundial.

Esto, claro, tiene su origen décadas atrás, en los años ’70, cuando Spielberg con TIBURON, Lucas con STAR WARS y compañía alteraron el eje del Hollywood de esa época sacando al cine de su ángulo contracultural, que ya era poco atractivo comercialmente, y creando el blockbuster, que no era otra cosa que la explosión masiva de ciertos géneros de la cultura popular, o clase B. A diferencia de muchos colegas, no creo que ese giro le haya hecho necesariamente mal a Hollywood, ni que haya marcado el fin del cine independiente. Al contrario, siento que abrió hacia lo masivo a otro espacio contracultural: no sólo el hipster pseudomarginal que veía BUSCO MI DESTINO o se identificaba con Hopper/Fonda/Nicholson era puesto en primer plano, sino un «marginal» menos celebrado: el adolescente solitario, más consumidor de DC que de LSD, de Marvel que de Grateful Dead (hay y hubo «marginales» de las dos cosas, pero esa es otra historia).

Los años probaron que era cierto: los ’80 y ’90 fueron dominados tanto por los blockbusters y el «cine indie», versiones industrializadas ya de esos fenómenos de los años ’70. Y, con sus diferentes momentos y épocas, los dos grandes bloques se han mantenido hasta hoy. Sin embargo, primero a partir de la aparición de internet, luego los foros y ahora de las redes sociales, hay una cuestión que me empieza a molestar un poco y lo veo más en el público de las «comic book movies» que en los del cine independiente y a la que alguien ya definió como: «the bullied became the bully». O, cómo el «abusado» se convirtió en el «abusador». O «el agredido» en «agresor».

Pese a la casi homogénea buena recepción de LOS VENGADORES, muchos fans se han agarrado con los críticos a los que no les gustó la película, o bien se han sumado al reclamo de Samuel L. Jackson de que echen al crítico del New York Times, A.O. Scott, que escribió no una crítica negativa, sino una algo cínica y dudosa de la película (no habla tan mal del filme sino del gran operativo comercial que representa).

De esa manera, a partir de su constante agresividad y escarnio (casi un «escrache» a la manera argenta), estos fans que, supuestamente, crecieron amando a los superhéroes porque podían ver en ellos cierta representación imaginaria de un poder y una fuerza que no podían tener en el mundo real, terminan convirtiéndose en los agresores que deberían aborrecer. Hacen, con los críticos, con los que dudan, con los que no aprueban y aún con los que, con todo su derecho, no les gustan las películas, lo mismo que han hecho con algunos de ellos. O que todavía hacen…

Al punto que uno podría pensar que Twitter y Facebook son el accidente químico/biológico/nuclear que convirtió a esos supuestos «losers» en hombres con superpoderes. Hoy el poder de ellos reside ahí, pero da la impresión de que están usándolo de la manera equivocada. Siguiendo la lógica de AVENGERS, son -en su búsqueda de un objeto todopoderoso- más Loki que Thor. Da la impresión de que los «fanboys» han entendido ya que son hoy la fuerza principal del mercado de cine mundial, los hacedores de la cultura popular reinante (podemos decir lo mismo de GAME OF THRONES en TV, por ejemplo) y no parecen tener ninguna piedad con los que, por el motivo que fuere, no siguen en esa línea. Como si se hubieran olvidado de lo que es estar en el lugar del «agredido» o como si utilizaran esta situación de dominio cultural como una especie de revancha. Llámenla «revancha de los nerds», si quieren…

Cuesta entender que tanto espectadores como críticos necesiten destruir todo a su paso en función de defender películas que no sólo son defendidas por el público en general, sino hasta también por la propia crítica. Hace 20 años, cuando muchos empezamos a escribir críticas en los medios, era necesario sacar de la oscuridad a los productos de la cultura pop, ya que los críticos de entonces la despreciaban, ni siquiera la analizaban ni tomaban seriamente. Hoy eso no sucede. A mí me gusta mucho THE AVENGERS y creo que COMANDO ESPECIAL es una muy buena película (mejor que VENGADORES, si me apuran). Tomarlas como «bandera» para bardear LA SEPARACION («un plano de COMANDO ESPECIAL es más honesto que toda LA SEPARACION«, leí por ahí) o el BAFICI o cierto cine independiente es tan absurdo como innecesario. Es elegir un enemigo que casi no existe, plantar bandera en tu propio territorio y escupir para el techo.

Por suerte, vivimos en una época en la que ambos tipos de cine pueden convivir. Lamentablemente, si un cine va en camino a desaparecer -o, al menos, dejará de estrenarse comercialmente, como quedó claro con el cierre del Arteplex Belgrano- no es el de superhéroes, sino el otro, el independiente, el no hollywoodense. Disparar, «ser bully», desde el millón de espectadores contra la película que lleva 10 mil no sólo es innecesario. Es estúpido, agresivo, ridículo. Es, finalmente, la confirmación de aquella hipótesis. El «fanboy» agredido se ha convertido en el «bully» que tanto supo despreciar. Los motivos me superan…