Cannes 2012: Cronenberg, Losnitza, Nichols, Ahluwalia, Seidl, «Siete días en La Habana»

Cannes 2012: Cronenberg, Losnitza, Nichols, Ahluwalia, Seidl, «Siete días en La Habana»

por - Críticas
04 Jun, 2012 10:07 | Sin comentarios

Ultima entrega de las reseñas de las películas de Cannes, mezcla de algunos grandes títulos con otros que seguramente se olvidarán dentro de muy poco tiempo. Estoy seguro que, como sucedió también con UN METODO PELIGROSO, la nueva película de David Cronenberg, COSMOPOLIS, será muy discutida y debatida. Yo creo ser de los pocos a […]

Ultima entrega de las reseñas de las películas de Cannes, mezcla de algunos grandes títulos con otros que seguramente se olvidarán dentro de muy poco tiempo. Estoy seguro que, como sucedió también con UN METODO PELIGROSO, la nueva película de David Cronenberg, COSMOPOLIS, será muy discutida y debatida. Yo creo ser de los pocos a los que les gustó más ésta que aquella, pero casi ninguno coincide. Y la de Jeff Nichols, MUD, fue sin duda la película mainstream americana mejor recibida, después de la de Wes Anderson, dejando en claro que de todo ese grupete de cineastas norteamericanos y australianos jóvenes que Cannes presentó (directores de segundas y/o terceras películas como Lee Daniels, John Hillcoat, Andrew Dominik y el propio Nichols), el realizador de TAKE SHELTER es el que parece tener las cosas más en claro.

Siete películas más, entonces, y cerramos Cannes. Quedan las cinco producciones argentinas (ELEFANTE BLANCO, INFANCIA CLANDESTINA, VILLEGAS, LOS SALVAJES y la coproducción con Uruguay, 3) sobre las que ya he escrito o escribiré en el momento de sus respectivos estrenos.

COSMOPOLIS, de David Cronenberg. Ultimamente el cine de Cronenberg produce efectos extraños: sus fans vemos las películas sin estar del todo convencidos de que sean realmente buenas, o tan buenas como esperamos. Nos confunden, nos sorprenden, nos sacan del lugar en el que Cronenberg habitualmente nos ubica. A mí me pasó especialmente con UN METODO PELIGROSO, que no pude dejar de ver como un convencional ejercicio de «cine de qualité», bastante obvio, sobre la relación entre Freud y Jung, para luego ir pensándola de otra manera, más radical si se quiere en cuanto a lo engañoso de su puesta en escena. Esas lecturas, relecturas y cambios de idea no me hicieron fanático del filme, pero sí logré apreciarlo mejor. Con COSMOPOLIS me pasó algo similar. Si bien las elecciones estéticas, formales y narrativas del filme no son tan «convencionales» como las de UN METODO…, hay algo en lo formal, en lo verbal, en lo digital (la película se ve con un contraste electrónico que te saca del «realismo cinematográfico» todo el tiempo), en lo actoral, que te descoloca. La presencia del «tema» por sobre «la trama», digamos, también se nota en ambos filmes, con personajes una y otra vez hablando sobre los asuntos que trata la película. Aquí, sin embargo, terminé entrando al filme, más allá de mis fastidios iniciales, de la manera en la que otros entraron a UN METODO PELIGROSO: viéndola como abstracción pura. Lejos de todo realismo psicológico, la película es una suerte de teatro de marionetas (por decirlo de una manera), en el que una serie de personajes parecen recitar el libro de Don De Lillo memoria como si fuera una extraña forma de poesía materialista sobre el mercado de capitales y la crisis financiera. Hasta Robert Pattinson, que a muchos le fastidió, me pareció una elección perfecta para el rol, con su mecanicidad y su falta de inflexiones dramáticas obviamente «actorales». Hay momentos que no me cierran (la parte de Paul Giamatti, fundamentalmente) y tampoco sé si esta etapa de Cronenberg es la que más me atrae, pero la película es una especie de tesis sobre el capital filmada, ¿por qué no?, de manera casi «brechtiana».

IN THE FOG, de Sergei Losnitza. Hay algo de la severidad del cine ruso: sus planos largos y acompasados, ese idioma que hace parecer que todo lo que se dice es extremadamente serio y profundo, el mito de la complejidad de «el alma rusa», que hace que filmes como estos siempre sean bien recibidos y ganen premios. Si bien la película me atrajo, también me pareció un hallazgo que un jurado tan tímido -como fue el dirigido por Nanni Moretti- lo haya dejado de lado. Son películas que llevan un «ganadora de…» impreso antes de los títulos. Drama bélico severo, sobre tres hombres que se encuentran en medio de un bosque y de la niebla, mientras colaboracionistas nazis y rebeldes soviéticos se enfrentan en plena Guerra Mundial, es un filme algo confuso narrativamente, pero que se aprecia como un estudio en comportamientos humanos en situaciones extremas. Me gusta su calma, pero a la vez me irrita que el propio «pressbook» del filme aclare que se trata de una película hecha con 72 planos, como si eso fuera necesariamente una garantía de rigor y complejidad… Hay algo tramposo ahí.

MUD, de Jeff Nichols. Una mezcla de CUENTA CONMIGO con HUCKLEBERRY FINN. Es así como habría que acercarse a pensar a esta película del director de TAKE SHELTER. Es que al principio confunde, ya que Nichols arranca contando su cuento de hadas oscuro, su fábula tenebrosa, como si fuera un típico thriller realista sureño. Pero de a poco vamos viendo que el filme entra en un territorio de fantasía, puramente literario, de viaje iniciático, de historias de fugitivos misteriosos y mafiosos imposibles, más adecuada a un relato estilizado, enrarecido (el filme tiene sus puntos en común con MOONRISE KINGDOM, de Wes Anderson, aunque su puesta en escena es completamente diferente). Ese ida y vuelta entre thriller para adultos y fábula para adolescentes se mantiene a lo largo del relato. Y si el espectador se anima a entrar en sus códigos (algo similar pasaba en TAKE SHELTER, que tenía un tono que podía confundir a varios, entre lo «realista» y lo «fantástico»), disfrutará de este muy buen cuento de violencia y de amor, de lazos de familia y amistad, que ofrece Nichols en su filme más accesible hasta el momento.

MISS LOVELY, de Ashim Aluwhalia. Me interesaba conocer el submundo de los rodajes de películas en Bollywood, especialmente este universo de cine erótico y cómo las mafias juegan con los sueños de jóvenes que quieren triunfar y que poco después serán reemplazadas por otras, y así. Pero una vez que está, digamos, «saciada» esa curiosidad, las idas y vueltas narrativas específicas de la historia me dejaron afuera, me parecieron obvias e intrascendentes, y cinematográficamente la película es, como mínimo, bastante desagradable. Una película floja, del nivel promedio de las que estuvieron en la sección UN CERTAIN REGARD.

PARADISE: LOVE, de Ulrich Seidl. Haciendo la cuenta de críticas escritas y películas vistas caí en la cuenta que me salteé la película de Seidl. Nunca fui fanático de su cine, las películas que vi suyas tienden siempre a irritarme, a fastidiarme, me genera la sensación de ser  alguien descarnado y cruel que somete a sus actores/personajes a situaciones de crueldad y exposición innecesarias, que los ridiculiza para nuestro perverso placer como espectadores, para que nos permitamos sentirnos superiores a esas decadentes criaturas. DOG DAYS me irritó al punto tal que estuve a punto de irme de la sala, si se quiere, a modo de protesta (algo que nunca hice). IMPORT/EXPORT me pareció más lograda, compleja, ambigua. Por eso la sorpresa de PARADISE: LOVE, que empieza como un típico filme de Seidl (planos frontales y secos de gente patética o enferma o con problemas), pero luego va volviéndose más compleja y ambigua. Temáticamente es muy simple (mujer de 50 sola viaja a Africa en plan turismo sexual, pero allí se da cuenta que en realidad lo que busca es otra cosa), pero lo que Seidl hace esta vez es transmitir cierta empatía por este personaje, nos permite ponernos en su lugar y no tomarla como un chiste fácil para la satisfacción del espectador. El filme es excesivamente largo y reiterativo, pero ya que esté protagonizado por seres humanos le suma unos puntos. Entre esta película y AMOUR, de Haneke, además de las obvias conexiones de sus respectivos títulos, algo raro está pasando en Austria. Tal vez todo lo humano no les sea tan ajeno…

7 DIAS EN LA HABANA, de varios directores. Sinteticemos: una obra maestra de Elia Suleiman (un corto que remite a todo su cine y que genera grandes risas con confusiones en una embajada y un discurso de Fidel Castro que nunca termina), una bastante buena historia de Pablo Trapero dominada por la presencia de Emir Kusturica como protagonista; una comedia costumbrista banal de Benicio del Toro; una sesión de vudú ritual insoportable de Gaspar Noé, y una cosa espantosa, innombrable, de Julio Medem. Hasta ahí llegué. Había dos cortos más. Pero todo tiene un límite… y especialmente si ya pasó la medianoche y no cenaste.