Los cambios en el BAFICI (parte 2)

Los cambios en el BAFICI (parte 2)

por - Críticas
25 Jun, 2012 06:22 | comentarios

En el sitio de acá arriba (me gusta imaginarme que OtrosCines.com está en la planta baja de un edificio, en una coqueta oficina, y yo acá trabajando en un subsuelo oscuro, lleno de películas, libros, discos y mugre), Diego Batlle anunció algunos cambios que tuvieron lugar en el BAFICI y no tardó en armarse «la […]

En el sitio de acá arriba (me gusta imaginarme que OtrosCines.com está en la planta baja de un edificio, en una coqueta oficina, y yo acá trabajando en un subsuelo oscuro, lleno de películas, libros, discos y mugre), Diego Batlle anunció algunos cambios que tuvieron lugar en el BAFICI y no tardó en armarse «la controversia». Más que controversia, lo que sucedió fue una serie de acusaciones y enojos, combinados con las agresiones habituales «al paso» sumados a la agresión, ya que estamos, al portador de la noticia por haberla dicho muy neutralmente, o tardíamente, o brevemente, o en castellano, ya no se…

Mi punto de vista sobre la cuestión es muy claro. Técnicamente, cualquier nuevo director de festival tiene la prerrogativa de cambiar a quienes y cuantos quiera del grupo de programadores que tiene. Uno puede estar o no de acuerdo con esos cambios, puede parecerle una buena o mala decisión, pero no existe canallada alguna en poner un programador o sacar a otro. A los que han comparado la situación con la de Mar del Plata, cuando se hizo un escándalo ante el cambio de programadores, allí fue un despido masivo, movilizado a partir de situaciones bastante desagradables (el director del festival bastardeando a sus programadores públicamente, entre otras cosas), que no parece tener nada que ver con el BAFICI.

Si lo que suponemos y esperamos de un festival como el BAFICI es que cambie, que gire un poco de su eje, que se altere a sí mismo, no veo porque pueda ser un problema cambiar de programadores. Sé que en los casos del BAFICI, la gente que se fue no se quedaría sin trabajo ya que se los podrá reubicar en otros sectores de «la planta», sea o no el propio BAFICI. Y, en las circunstancias que nos convocan, lo molesto es dejar a alguien sin trabajo, no el cambio de nombres en una función determinada.

No puedo decir si estoy o no de acuerdo con los cambios en cuanto a nombres ya que tanto los entrantes como los salientes son colegas, bastante amigos, tengo con ellos una bastante buena relación y no me causa ninguna gracia que se queden sin ese trabajo. Y estoy convencido que, cada uno en lo suyo, tanto Eloisa Solaas como Fernando Chiapussi como Diego Trerotola han hecho excelentes cosas y ayudado mucho para que el BAFICI sea lo que es hoy. Pero, a la vez, también es respetable la decisión de la dirección de hacer modificaciones. Las mismas modificaciones que muchos pedimos al ver al BAFICI un poco quedado, reciclándose a sí mismo, en las últimas ediciones. Nadie, por supuesto, quiere echar o pide que echen a nadie de ningún lugar, pero se torna complicado rearmar equipos si no es posible cambiar de gente. Como decía antes, sé que las intenciones de la dirección es reubicar a los que dejaron de programar en otros sectores del festival, por lo cual -sea o no molesto el asunto-, no habría realmente de qué quejarse.

Todos, o casi todos, los cambios de directores de festival implicaron cambios en los equipos de programación. Hubo gente que se fue por su cuenta, otra gente a la que «fueron» y así. Como espectadores/periodistas esperamos cambios y, a la vez, nos escandalizamos cuando esos cambios se realizan y no son de nuestro agrado. Yo he trabajado en festivales y, a la llegada de un nuevo director, no me han llamado para seguir. Y no lo consideré un escándalo ni mucho menos. Considero que un puesto en festivales, y más uno de programación, tiene las limitaciones que da el tener determinado «feeling» con la dirección artística. En mi caso, cambió el director y me cambió por otra persona. Seguramente me hubiese gustado quedarme, pero no me considero con derecho a ningún pataleo en tanto y en cuanto las condiciones de mi contrato se hayan cumplido. Cosa que se hizo. Y no, no se me reubicó ni nada. Es así como funciona.

Todos podremos opinar sobre amiguismos y lealtades; podremos decir si estuvieron bien o mal los cambios, si nos gusta o no la decisión, pero me parece inobjetable que una nueva dirección artística haga cambios de la misma manera que, digamos, un nuevo director técnico hace cambios en un equipo de fútbol y se queda con los jugadores que más le gustan o los que respetan su estilo. Sería ideal, vuelvo a repetir, que nadie se quede sin trabajo, y espero que así sea (no veo que sea un «achicamiento de planta», pero si me equivoco, corrijanme). Aquellos programadores despedidos de Mar del Plata, por ejemplo, hoy trabajan, todos o casi todos, en el INCAA, en distintas funciones. Algunos, de mayor responsabilidad y mejor salario que la que tenían cuando eran programadores del festival, sin ir más lejos.

En cuánto a las acusaciones vía Facebook (no nombro a nadie porque no sé de donde nació) acerca de porqué se reportó tan tarde todo esto si ya se sabe hace algunas semanas, es muy sencillo de aclarar, tanto como lo sería para los «acusadores» preguntarnos, si se dedicarán al verdadero periodismo y no a las acusaciones berretas por internet. No se reportó -o al menos yo no lo reporté- porque era un rumor, un comentario, algo que se decía al pasar, pero que nadie había confirmado. En mi caso, no lo «investigué a fondo» porque éste no es un sitio de noticias, y para el diario en el que trabajo un cambio de programadores de un festival, nos guste o no, tampoco es una noticia relevante. La nota de Otros Cines deja muy en claro que esto está informado expresamente por Marcelo Panozzo, el nuevo director artístico. Eso lo convierte en una noticia chequeada. Lo otro, disculpen el francés, es puterío…