PROMETEO: abrir puertas y ventanas
Todos los que vieron -vimos- ALIEN en la década del ’80, cuando todavía no era común titular directamente en inglés, recordarán que la película tuvo un, para mí, sugestivo título local: ALIEN, EL OCTAVO PASAJERO. Ese «octavo» era el misterioso «Alien» (podía ser el nombre de una persona, tomando en cuenta el poco inglés que […]
Todos los que vieron -vimos- ALIEN en la década del ’80, cuando todavía no era común titular directamente en inglés, recordarán que la película tuvo un, para mí, sugestivo título local: ALIEN, EL OCTAVO PASAJERO. Ese «octavo» era el misterioso «Alien» (podía ser el nombre de una persona, tomando en cuenta el poco inglés que circulaba entonces) que «ingresaba» a una nave evidentemente tripulada por 7 pasajeros. En un momento de PROMETEO, la película que podría tomarse como inicio de una serie de precuelas de ALIEN (o tangente narrativa/¿»pre-spin off»?, si se quiere) que arranca unos 30 años antes de los sucesos de la primer ALIEN, se menciona que la nave tiene 17 pasajeros/tripulantes.
En realidad, PROMETEO arranca mucho antes, miles de años tal vez, en una escena inicial que puede, o no, transcurrir en la Tierra y que da a entender que el origen de la vida ¿aquí? es el sacrificio de un alienígena, una raza aparentemente superior (los «Ingenieros») cuya sangre, mezclada con una especie de espesa jalea negra, empieza a generar algo que podemos suponer es el ADN humano. La película seguirá con este tema «genético» más adelante…
Sin ánimo de «spoilear» demasiado la película (de cualquier modo algunas cuestiones narrativas se comentan en estas líneas), ese paso de 7 a 17 personajes, y el de un período de tiempo específico y contenido a uno que abarca eternidades que va de ALIEN a PROMETEO es lo que marca a las claras las diferencias entre las dos películas y, especialmente, las diferencias entre cómo se encaraban proyectos de esta naturaleza entonces y cómo se encaran ahora, poco más de treinta años después.
ALIEN era concentrada, específica, brutal: una película de terror primal, si se quiere, en el envase de un relato de ciencia ficción. PROMETEO, en cambio, es pura ficción especulativa. El terror está como un elemento de la trama clave, pero lo importante parece ser otra cosa: la «mitología». En 1979, más allá de STAR WARS y algunas pocas películas, la idea de que todo filme debía ser parte de un complejo universo extracinematográfico era algo raro (funcionaba en los cómics, claro). Esa «inflación» (de tiempos y personajes) se repite aquí también: la trama necesita ese mismo grado de inflación narrativa, donde tienen que pasar no sólo mucho más cosas «dentro» de la trama, sino que tienen que abrirse a otros medios (videos virales de internet, extras de DVDs, juegos de redes sociales, algo mucho más complejo que las viejas y queridas «novelizaciones» de la trama), casi al infinito.
Muchos podríamos pensar que PROMETEO está llena de agujeros narrativos, que abre muchas puertas que no se cierran, no se explican, no se entienden. Pero lo que antes era un «plot hole» (un agujero narrativo) ahora es una incógnita que, tengo yo la impresión, puede ser dejada a propósito. Las películas que más se comentan, más viven en las redes sociales, blogs y sitios de internet, son las mitologías abiertas, especulativas, donde miles y miles de fans suponen qué pudo haber pasado, porqué, encontrando sentidos y significados donde nadie los ve. Otro paradigma ha cambiado ahí: si antes se les pedía a las películas que cerraran todas las puertas que abrían, ahora se requiere que las dejen abiertas, para que la especulación siga online, primero, y luego en las esperadas secuelas.
PROMETEO deja en claro eso: es la primera película de una saga. Pero, a diferencia de ALIEN, ya está planeada como tal, se la abandona a media res (ALIEN también terminaba así, pero creo que nadie había pensado cómo seguirla), con conocimiento de que habrá deseos de saber qué pasó con determinados personajes, porqué otros actuaron como actuaron y, fundamentalmente en este caso, la respuesta a la gran pregunta que la película y la saga se hacen: ¿Hay o no un Creador?, ¿de dónde viene, si no, la raza humana? ¿qué clase de mutación genética somos?
Los temas específicos de la película los dejaremos para una crítica más clásica (quizás esto sea hoy una versión de una crítica clásica, ¿quién sabe?), pero lo cierto es que PROMETEO toma elementos e imágenes de la ciencia ficción que ALIEN había abandonado: cierta mitología cósmica a lo 2001, ODISEA DEL ESPACIO. Si ALIEN era, en cierto sentido, la reacción punk a 2001, PROMETEO parece querer unir ambas tradiciones. Digamos, una banda punk reversionando sus éxitos con la Filarmónica de Londres. De vuelta, los 17 pasajeros, los miles de años, los hologramas tan… Alan Parsons: la sequedad e intensidad ablandadas por la necesidad de construir y dar la bienvenida a un universo en dos horas. Si la saga ALIEN terminaba siendo un universo, lo era «a posteriori»: se sentaban las bases de un edificio y luego se construía confusamente sobre él.
Ahora, los cineastas y sus guionistas (Damon «LOST» Lindelof es de la partida aquí) piensan de entrada como arquitectos de edificios enteros, como ingenieros de grandes construcciones. No hacen una película: arman un universo del que la película es, apenas, una puerta de entrada. Uno supone que el mapa está bastante armado y que, de ser exitoso el filme, de a poco conoceremos todo el edificio. Creo que esa diferencia en la forma de estructurar las películas está marcada, por un lado, por el uso de las redes sociales y todo lo que sucede online en los años que pasan de un filme a otro, pero también por la creciente influencia de las series de televisión.
Las sagas de los ’80 eran consecutivas. Uno veía DURO DE MATAR, ARMA MORTAL, INDIANA JONES, VOLVER AL FUTURO y las historias progresaban de manera tal que siempre daba la sensación de que la secuela sólo empezaba a existir en la cabeza del director y los guionistas después de la primera película. STAR WARS no era así -según asegura Lucas, toda la mitología estaba más o menos armada- y, en los últimos años, de HARRY POTTER a CREPUSCULO a JUEGOS DEL HAMBRE, pasando por el hecho de retomar sagas como EL SEÑOR DE LOS ANILLOS o STAR TREK, las películas individuales son sólo parte de un todo, de la misma manera que una temporada de una serie es una parte de un todo. De vuelta, ahora sólo accedemos a un departamento o un piso de un gran edificio, un complejo arquitectónico que sólo se completa al final de la experiencia de ver todos los filmes.
Esa necesidad de que una historia tenga que sostenerse durante 3, 5 o 7 películas -como debe sostenerse durante similar cantidad de temporadas en una serie- hace que hoy sean 17 los pasajeros de PROMETEO en lugar de los 7 que eran los del Nostromo de ALIEN, y que no sepamos mucho de cada uno de ellos más allá de los principales, y también de que se abran más «puertas y ventanas» de las necesarias. Así, por más que PROMETEO mantenga su intriga, tenga su interés y su tensión, funcione por momentos muy bien, lo que se pierde es concisión narrativa, impacto, visceralidad. Ya no alcanza con el placer kinético de una escena, sino en el sentido que ella tiene en «el gran esquema».
Algunos podrían tomarlo como una buena noticia. En los ’90 y en buena parte de la década pasada se criticaba a Hollywood por sólo buscar impacto sensorial sin prestar atención a personajes o a guiones. Ahora no es tan así: lo primero es armar el mapa en todas sus complejidades. El problema es que se piensa el mapa y luego en el territorio que ese mapa describe. Así, los personajes no son necesariamente más complejos sino que les pasan más cosas. Así, el guión no es más inteligente, sino simplemente más largo y rebuscado.
ALERTA: SPOILERS A FULL DE ACA EN ADELANTE:
Scott, Lindelof y compañía lo lograron: la industria especulativa de PROMETEO ya está funcionando a pleno. ¿Por qué el androide hace lo que hace? ¿Cómo actúa la gelatina negra esa? ¿Es Charlize Theron un robot o no (por la forma en la que trata de escaparse corriendo para adelante cuando la persigue una rueda gigante debe serlo)? ¿Por qué se usa a Guy Pearce para un personaje al que siempre vemos con maquillaje de anciano y no se eligió directamente a un actor de esa edad? ¿Por qué los «ingenieros» nos crearon, si es que nos crearon, y luego decidieron destruirnos? ¿Y quiénes crearon a los ingenieros? ¿Y cómo funciona esa maquina quirúrgica automática exactamente? Y así, ad eternum, dando material a Twitter, Facebook, notas, secuelas, lo que quieran. Lo que no lograron fue una película de la intensidad y el terror de ALIEN, que ni siquiera mostraba al famoso «monstruo» hasta bien entrado el relato… y en partes. Lo que sí lograron -y esa es la gran diferencia entre cómo se hacía y pensaba el cine entonces y cómo se hace y piensa ahora- es armar un evento, presentar una parte del edificio que tienen preparado para la próxima ¿década? y tenernos a todos enganchados comentando, esperando, debatiendo, twitteando, leyendo cosas como éstas…
Muy bueno Diego, me extraña que no se armó un debate :), Saludos.
Tal vez porque la saqué antes del estreno y todavía no mucha gente vio la película y no quiere entrar en zona «spoilers». Habrá un «relanzamiento», je!
Me parece que las preguntas que hacés están muy bien y son válidas. Yo sentí lo mismo cuando veía la película: esa sensación de dejar al espectador pensando a la salida del cine. Pero no sé si termina siendo tan «auténtico» esto. Está todo demasiado calculado para que el público cuestione y piense. Lo que en realidad parece haber ahí, creo, es una crítica a cierto cine que Scott desprecia, que dice que es cerrado, etc. (lo que decís vos en el penúltimo párrafo). No es malo que una película deje algunos cabos sueltos para que el espectador desarrolle su imaginación o potencial crítico…
Hablando de la película, lo que hace Fassbender sinceramente no lo entiendo. Si es por bronca frente a la otra especie, no debería ayudar a otros personajes…
Qué querés decir con lo de Theron? Cómo debería correr para ser un humano o un robot?
Demasiadas dudas. Igual no está mal la película, no?
Fassbender, me parece, «siente» algo por el personaje de Rapace, por eso hace lo que hace con su pareja. Ahora, como es que el robot «siente», será tema de PROMETEO 2, parece…
Lo de Theron es una broma. Cualquier ser humano se daría cuenta que si lo persigue «una rueda gigante» lo más sencillo es correr para un costado y no para adelante. Igual, Rapace hace lo mismo y zafa de casualidad… Será ella un robot también o los robots «no dan a luz»?
Habrá Prometeo 2? Tanto tiene para contar y tanto le interesa al público? Son dudas que me quedaron viendo la película porque no siquiera van a estar los famosos «aliens» (si es que quedan en ese planeta).
Eso si, me pareció una bobada poner a Guy Pearce haciendo de anciano (en realidad ese personaje es bastante forzado) como el final heroico de los pilotos…
Hacia mucho no veia una de ciencia ficción potente. Me tiene muy sorprendido la visión del publico en general sobre la pelicula. Prometeo es una historia que contiene todas las respuestas a pesar de lo que se dice. El problema es que no parece gustar a nadie las simples ideas que plantea. OJO SPOILER: el alien del inicio es condenado a matarae en un planeta lejano. El resultado es la creación de una raza más destructiva que el alien de Giger. Suena rebuscado? Puede que lo sea pero Scott parte de esa base y lo hace en una epoca de mucho escepticismo, una epoca sin «avistamientos», sin mucha fe, sin la ingenuidad pre 80s. En el cine sentí que la gente no conectaba. Pero, con que conecta la gente? Con Madagascar?
La gente conecta con Avatar. Y para los desmemoriados cuando se estreno Blade Runner la gente no se conecto tampoco. Así que es cuestión de tiempo. Prometeo no es un film más.
es el año 2093 y la prueba de carbono da aprox. 2000 años de muerto el ingeniero cuando estaban planeando nuestro exterminio era el siglo 1. Qué había hecho la raza humana por el año 90 DC de destructivo???? me parece que por ahí está la clave de la parte 2.
re cuerda nació Alien, el octavo pasajero, 1979 dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Sigourney Weaver, Tom Skerritt, Veronica Cartwright, Harry Dean Stanton, John Hurt, Ian Holm y Yaphet Kotto. El título de la película hace referencia a su principal antagonista: una agresiva criatura alienígena que acecha y busca asesinar a la tripulación de una nave espacial.
En un inicio se pensó que la película sería un fracaso de taquilla y el público la tomaría como «otra cinta de suspenso de bajo presupuesto», cuyo título sería Star Beast.3 4 A pesar de ello, Scott persuadió al equipo de producción para que el presupuesto inicial aumentara y la película tomara un cariz más serio,5 mientras que el guionista Dan O’Bannon decidió cambiarle el nombre por uno más simple y pegadizo.6 La banda sonora corrió a cargo de Jerry Goldsmith; su trabajo en un inicio no les agradó a varios de los productores de 20th Century Fox pero preferían su experiencia en contraste con otros músicos profesionales,7 en tanto que a Goldsmith no le gustaba la forma en la que el director tomaba las decisiones sobre sus melodías.8 Los efectos visuales y la música fueron aclamados por la crítica en años posteriores lo que le valió a la cinta la quinta posición de las mejores películas de ciencia ficción de todos los tiempos