El empleo del tiempo
Por Diego Lerer Mientras pensaba qué escribir respecto a mi partida del diario Clarín, me dije que sólo debería usar las frases que Juan Román Riquelme utilizó al anunciar su retiro de Boca y/o su renuncia a la Selección y que con eso sería suficiente. Frases como «ahora sólo quiero ir a mi casa, abrazar […]
Mientras pensaba qué escribir respecto a mi partida del diario Clarín, me dije que sólo debería usar las frases que Juan Román Riquelme utilizó al anunciar su retiro de Boca y/o su renuncia a la Selección y que con eso sería suficiente. Frases como «ahora sólo quiero ir a mi casa, abrazar a mis hijos y comer asados con mis amigos», por ejemplo. Pero no es más que una broma ingeniosa que no podría explicar casi nada de lo que sucede y/o sucedió, si bien muchas de ellas son más que apropiadas. Contar las cosas sinceramente, sin escudarme en una cita graciosa, debería ser lo más sano. No lo más sencillo, claro.
Volviendo a las metáforas futbolísticas, también es más que apropiada otra frase hecha: «Se cumplió un ciclo». Suena a lugar común, y lo es, pero también es lo que más se parece a lo que siento ahora. Entré a Clarín en 1992, recién salido de la carrera de Ciencias de la Comunicación, y llevaba 20 años en un diario que me dio un lugar y un espacio para poder desarrollarme y crecer como periodista y como crítico de cine. En ese entonces creía que sabía mucho, pero tenía apenas 23 y, sinceramente, no sabía nada. Trabajar en un diario con la demanda y la exigencia de Clarín te da una gimnasia periodística que, supongo, no se da en muchos otros lados. Gracias al diario es que pude escribirsobre lo que quise, viajar por buena parte del mundo y crecer laboralmente a lo largo de estas dos décadas.
Pero como todo trabajo permanente, de ir todos los días a redacción, de constante corrida, apuro y demanda, después de un cierto tiempo se puede volver agotador, estresante, llámenlo como quieran. Uno se vuelve más grande, pierde cierto empuje y paciencia, y se vuelve un poco esclavo de cierta repetición, de una mecanicidad laboral que no es ideal en estos casos. Uno, digamos, ya no mira bien, ya no analiza bien, ya se cansa y fastidia más rápido de lo necesario con ciertas cosas. Y antes de caer en «el piloto automático», es bueno frenar un segundo, pensar en lo que se está haciendo y tomar algunas decisiones que tienen que ver con cuidarse mental, física y profesionalmente. Esto es: no degradar el propio trabajo al punto de tornarlo irreconocible.
Fue un proceso largo animarme a dejar un trabajo que hago desde que, bueno, desde que trabajo, pero sentía que me debía ese riesgo. Si una cosa aprendí de mi padre es que siempre se puede volver a empezar, cambiar -de trabajo, de lugar, de forma de vida- y que uno tiene que atreverse a ver qué pasa. No siempre te va a ir bien, imagino, pero la rutina es una trampa mortal. Y más cuando no es una rutina cómoda y relajada, sino una demandante y por momentos agotadora.
No hay cuestiones políticas de por medio, ni problemas con la gente con la que trabajo, y los cambios en la sección tampoco influyeron en mi decisión, que vengo analizando hace ya varios años. Supongo que todos podrán darse cuenta qué tipo de cosas me interesan más en el ámbito «cultural/espectáculos» y es cierto que los espacios para esas cosas son cada vez más acotados. Pero eso no es el gran problema para mí: siempre sentí que el diario me permitía dejar una marca, por mínima que sea (las limitaciones propias del formato papel no siempre me permitieron explayarme de la forma que hubiera querido), para defender cierto cine. Y lo hice cada vez que pude, de la misma manera que nunca tuve problemas para dejar mis puntos de vista y opiniones.
Lo que hay, también, es cansancio de un circuito de estrenos cada vez más pobre. Y, en ese sentido, es más «culpable» de mi retiro del diario lo que la cartelera comercial tiene para ofrecer que otras cosas. Las películas que se estrenan, salvo contadas excepciones, me motivan poco y nada a pensar, a escribir, a inspirarme. Y las que sí me interesan no se estrenan y sólo se dejan ver en festivales, muchas veces del exterior y punto. Y ese nicho es muy pequeño no sólo para Clarín sino para casi toda la prensa no especializada.
Hoy prefiero escribir aquí sobre lo que quiero y cuando quiero, aportar mis conocimientos a los festivales de cine para los que trabajo, tener más tiempo para otras cosas. Me voy con la mejor de las relaciones con el diario y, espero, dentro de algún tiempo, poder escribir de vez en cuando allí, de la misma manera en la que lo hago aquí, en OtrosCines y, calculo, lo haré para otros lados. Y no sólo sobre cine -con el que cada vez tengo más conflictos- sino sobre otros temas.
El periodismo es fascinante, adictivo, singular. Los que nos dedicamos a él nos quejamos todo el tiempo, pero nos cuesta escaparnos de su fuerza casi magnética. Esa adicción deja sus consecuencias, sus secuelas, y un periodista con 20 años de carrera encima -por más que hacer periodismo de espectáculos no sea ir a un frente de batalla- convive con un stress permanente. Y en esa loca carrera prefiero bajar la velocidad. No abandonarla ni darme por vencido. Simplemente agarrar algunas rutas con paisajes distintos, nuevos, más atractivos a la vista. Cambiar un poco de aire, pensar más y mejor las cosas.
No voy a convertir este post en un texto de autoayuda, odio eso. Y tampoco me creo mejor que nadie por hacer esto. «Se cumplió un ciclo», dijo Román y tiene razón. La perspectiva del asadito con amigos y familia hoy suena mucho más atractiva que la nueva secuela de CREPUSCULO o que la carrera loca por una primicia que, un par de días después, será olvidada. La cultura, el espectáculo, el entretenimiento -llámenlo como quieran- me apasiona y estimo que nunca me alejaré de lo que pasa allí. Sólo quiero poder manejar un poco más mis tiempos, mis intereses, mi día a día. Aprender a hacerlo, de hecho.
Una noche del BAFICI 2011 me crucé con la actriz/escritora Romina Paula, coprotagonista de EL ESTUDIANTE, a la que no conocía personalmente. La saludé, me presenté y me dijo: «Ah, ¿vos sos Lerer? Te leo de chiquita». Al margen de hacerme sentir un anciano en el momento, ese día me terminó de caer una ficha: tal vez ya sea hora de dar un paso al costado y dejar que gente nueva, más joven, con otras visiones y diferente energía, lleve adelante una sección de cine en un diario. Quizás yo ya no vea las cosas del todo bien -demasiado roce, demasiada interna, demasiado todo- y es probable que haya alguien con diez, quince años menos que yo que pueda hacerlo mejor. O diferente.
«El empleo del tiempo», de eso se trata finalmente el asunto.
Desestimo la idea automática de que los jóvenes tienen por derecho ontológico algo interesante que decir, pero estoy seguro que vos sí tenías algo interesante para decir y escribir, más allá de tus años, acerca del cine de hoy y del pasado.
En Clarín eras vos, fundamentalmente, quien tenía la mirada capaz de atender aquello que la agenda de espectáculos suele desestimar. Como dije en otro lado, espero que siga habiendo espacios en ese diario para defender lo pequeño, lo heterodoxo, lo arriesgado. Lo digo sin malas intenciones, y lo aclaro porque hace poco, tras comentar con buenas intenciones la partida de un programador de un festival, me costó, aparentemente, una cadena de mail en mi contra: jamás de frente, como suele suceder, pero no importa, pues siempre apoyé y apoyaré a ese festival.
Sé que seguirás escribiendo aquí y en otro lados. Y sé que seguirás buscando las películas latinoamericanas valiosas para que se conozcan en otras latitudes. Tu experiencia es muy grande en el campo.
Yo tengo tu edad, querido Diego, y nos hicimos amigos hace unos años. Pero yo también me dije a mi mismo, un par de años atrás: «Ah, ¿vos sos Lerer?». Naturalmente, el impacto de mis pensamientos no será lo mismo; Romina Paula es joven y talentosa, pero, fundamentalmente, es una de las mujeres más bellas que se han visto en una película argentina.
Abrazo grande camarada y te seguiré leyendo (y aprendiendo de vos), por suerte, en este sitio.
RK
Vos también sos bello y talentoso, Koza, no seas modesto…
Bueno, ok, talentoso.
Algo es algo!
Mil gracias por los elogios inmerecidos y un abrazo enorme. Nos seguimos viendo y nos seguimos leyendo, nada cambia…
d
Abrazo grande y éxitos!
Me sorprende este repentina generosidad de alguien como usted, tan poco interesado en escuchar, leer y apoyar a otros colegas (fuera de la camarilla de siempre, por supuesto).
Javier, no tiene sentido que te conteste. Averiguá la cantidad de periodistas que colaboran en la sección y que fueron llevados por mí (sin conocerlos) y después hablamos…
Javier: ¿Es a mí que me dirigís tu comentario? Si es a mí, me gustaría saber cuáles son tus fundamentos para decir lo que decís. Saludos. RK
Bueno, me pierdo un poco en todo esto.
Wow!
Esa decisión te hace más respetable. Suerte en esta nueva etapa.
Diego,
Siempre admiré la cinefilia argentina (aunque la palabra cinefilia ahora tenga una carga negativa que me parece incomprensible) y aunque no te leí desde pequeño (no vivo en Buenos Aires) tu mirada profesional y sensata me parece admirable. Hoy defender el cine, un cine, otro cine, es un espacio de resistencia muy poco comprendido. Te apoyo y te mando un abrazo allende Los Andes. Keep it cool.
Maza
Gracias, Maza, allende Los Andes.
Nos vemos en algún festival (Valdivia, tal vez?)
d
Diego, lamento mucho que te vayas de Clarín. Me da miedo pensar que P. Scholtz y Frías serán los encargados de hacer las críticas del cine argentino.
No se notaba cansada tu mirada.
Suerte en lo que emprendas.
Saludos
Se retira un grande. Como te comenté hace unos días, fuiste el primer crítico que indexé en Todas Las Críticas.
Recuerdo cuando comencé el relevamiento para realizar el sitio de fijarme en los diarios principales y más influyentes para recavar toda la información. Tu nombre, junto con el de Batlle se me hacían inalcanzables. Pensaba que por su posición de ser los críticos más populares del país y estar cómodos, cada uno en su periódico no le iban a dar bola a un cordobés que venía con el Rotten Argento. Nada de eso pasó, me encontré con dos grandes personas. Sos groso Lerer y las palabras que escribiste lo demuestran. Algún día nos veremos las caras y saldaremos cuentas pendientes. :P ¿Me querés decir a quien voy a tuitear ahora cuando Clarín no suba sus puntajes? (aka El eterno problema).
Hermano, la mejor de las suertes, seguiremos en contacto, como siempre. Estaría bueno que comprés el Gran Diario los jueves así respondés a mis preguntas!
Gracias, Maestro.
Me vas a tener que indexar las críticas de Micropsia ahora, no te hagas el gil…
Antes no contaban, pero ahora sí, je!
Abrazo grande
d
Nunca. Ahora a usar el cargador m’hijo!
Me quedo con tu regalo, entonces…
;)
Deja de hacerte el Clint Eastwood y paga la birra.
Pagá vos.
Make My Day!
seguirás con tus coberturas a los festivales? espero q si, eres nuestro embajador…suerte en tu nuevos proyectos y caminos.
Saludos
No lo se todavia. A algunos festivales iré, pero calculo que a otros no. Es un misterio por ahora…
abrazo
Estimado Diego.
Suerte en esta nueva etapa de vida.
Te seguiremos leyendo con el interés de siempre. Saludos,
Nicolas.
Mil gracias, Nicolas!
d
Diego, creo que la gente que no se interesa más allá de los estrenos semanales va a perder un gran valor; no sólo por tu mirada sino también por la forma precisa, original e inteligente de describirla y hacerla texto.
El estilo Lerer quedará entonces para los curiosos, para aquellos que buscamos referentes, para lo que seguimos creyendo que lo único estable es e cambio.
Supongo que en estos nuevos tiempos voy a lee notas sobre shows, festivales, películas, alguna serie, tal vez algún libro o partido de tenis. Y claro, con los meses llegará el anuncio de tu propio libro!
Entonces esto es una gran noticia Lerer!!!
FELICITACIONES:
A comienzos de los sesenta comencé a comprar La Nacion por las críticas de Tomas Eloy Martinez y Ernesto shoo, por eso no compré nunca Clarin. Simplemente cuando queria leerte me costaba un café en MC Donald, casi todos los dias…..me parece que ahora decreceran las utilidades de esa cafeteria. Mucha suerte es esta atipica decision para los tiempos que corren.
Muchas gracias.
Ahora bien, empezá a tomar mejor café, je!
d
Yo también te leo desde chiquito! Abrazo y suerte, felicitaciones por la decisión.
Es verdad, me acuerdo de las privadas de mediados de los ’90.
Yo decía: «¿Dejan entrar a menores?». Eras vos, no?
Abrazo
d
Te entiendo perfectamente. Felicitaciones por animarte. Sólo puedo parafrasear un dicho de Riquelme (el único que conozco), espero que sea apropiado: Lerer está feliz.
Yo me acuerdo de una canción que decía «Felicidad empieza con Fe»…
Asi estamos, ves?
abrazo
Las despedidas nunca son buenas. Gracias por todo! Leyéndote siempre –también desde chiquita.
Ya voy afiliandome al PAMI…
saludos
d
Diego,
Definitivamente cambiar de aire está muy bueno. 20 años es mucho tiempo y aunque las ideas y las ganas estén presentes, el cambio de ciclo es sumamente importante. Renueva.
En un chat uno a uno con vos me tiraste varios tips que me ayudaron a ver qué hacer con la pasión por el cine y entender la dura lucha de crítico. Quizás necesitaba estaba charla hace años con alguien de tu experiencia y la tuve con vos. Así que gracias!
De mis anécdotas de trabajar en Clarín, es que un día cualquiera te crucé por un pasillo.
¡éxitos!
Te sigo leyendo por aquí.
jaja!
Tendrias que pasar ahora por la seccion, te queda cerca y hace falta gente, je!
Beso, nos seguimos viendo, escribiendo, leyendo, etc…
Una lástima que te vayas de clarín. Siempre me gustaban tus críticas, la forma que analizabas las peliculas. Pero se entiende que quieras descansar un poco, empezar otros proyectos. Mucha suerte!!
Gracias, Federico.
Seguro que escribo sobre DARK KNIGHT RISES, asi que seguimos en contacto, ja!
abz
Querido Diego: Sos uno de los mejores colegas, como profesional y persona, que he conocido en mis 35 años de profesión. Te dije alguna vez que me emocioné mucho, cuando un día me contaste que siendo pibe me leías en Fierro. Qué mejor reconocimiento que ese, de un buen crítico de una generación posterior. Discrepamos, lo sabés en muchas cosas, pero dicen que en materia de gustos no hay nada escrito, si en cambio apropósito de respeto y de nivel para que ese respeto sea mutuo. Un diario pierde a un gran crítico y ese es motivo de reflexión apropósito de cuál es la mirada que las empresas del periodismo impreso, léase los diarios, tienen de la crítica de cine. Lo sabemos, hace rato que viene decadenteando no solo en espacio sino en objetivos. Cuando empezamos en todo esto, yo en los 80, vos en los 90, era un poco mejor. Entiendo las razones de tu partida de Clarín y las entiendo. Es más, las comparto. Y yo mismo debería haber tomado igual decisión en La Nación, mucho antes de que la tomara otro por mi, en circunstancias desagradables, con matices de cuarta. Eso que llaman periodismo al estilo de los grandes diarios históricos está en caída. Y si a eso le sumamos la caída sustancial del cine comercial, que supo en los 70 e incluso en los 80 hacer escuela, la ausencia de interés de los medios por el otro cine, argumentando que hay que darle al lector lo que quiere partiendo de la base que el lector promedio es idiota, el amor por lo que hacemos se agota. Hay un límite. A fin de cuentas es un trabajo, pero uno, que ya no está para firmar epígrafes, puede cansarse más fácilmente de esa rutina de llenar casilleros día a día, sin posibilidad de aportar algo de lo que en todo este tiempo aprendió, cosa de que aquellos que sigan nuestros pasos, puedan hacerlo todavía mejor que nosotros.
Hace un tiempo, Luciano Monteagudo planteó la necesidad de una renovación de la crítica, y estaba en lo cierto. El único problema es que a mi en 16 años y a vos en 20, la posibilidad de transmitir nuestras ideas nos fue limada de a poco. Nada de eso es posible ahora en estructuras como las que conocimos en los dos diarios más importantes de la Argentina. Celebro tu decisión que expresa madurez, una necesidad de crecimiento, con una energía que no dudo pondrás en lo que hagas, tenga o no que ver con el cine, porque el cine (y lo lamento por Truffaut), no es más grande que la vida. Brindo por tu decisión, y no te quepa duda de que coincidiendo o no con tus juicios, seguiré buscando lo que hagas, donde lo hagas porque allí, de alguna manera, encontraré partes de mi mismo. Así como el cine cambia y nadie a fin de cuentas sabe cómo será finalmente, también cambia la profesión con la que irrumpimos en el periodismo. Es el precio de vivir en tiempos de transición. Sin nostalgia. Dejaste marca en Clarín, que no es poco para ese medio tan acostumbrado a parecerse a un folleto de publicidad con notas, como ahora la gusta a los diarios de grandes tiradas. Por suerte las tuyas eran de las mejores. Así es la vida. Te felicito nuevamente por la madurez. Un fuerte abrazo. C.
Gracias, Claudio.
Todas las cosas que mencionás entran en la ecuación, obviamente, pero lo que más me llevó a tomar la decisión fue tener la posibilidad de manejar un poco más mis tiempos, mi vida. Las otras cosas las sabemos -esta profesión no es un lecho de rosas-, pero lo que primó fue la posibilidad de ser más «libre» con mis horarios, no sé, a costa de ciertos beneficios.
Si no entré a una carrera universitaria convencional, entre otros motivos, fue para no tener que pasarme 6, 8 horas sentado en una oficina. Y si bien ese trabajo no es sólo eso y escribís muchas veces de lo que te gusta, sigue siendo una oficina a la que tenés que ir todos los días. Y yo lo único que quería era escribir…
Lo seguiré haciendo, claro. Aquí, allá, en otras partes. No se librarán de mí tan fácilmente, je!
Abrazo
d
«Lo que hay, también, es cansancio de un circuito de estrenos cada vez más pobre. Y, en ese sentido, es más “culpable” de mi retiro del diario lo que la cartelera comercial tiene para ofrecer que otras cosas. Las películas que se estrenan, salvo contadas excepciones, me motivan poco y nada a pensar, a escribir, a inspirarme. Y las que sí me interesan no se estrenan y sólo se dejan ver en festivales, muchas veces del exterior y punto. Y ese nicho es muy pequeño no sólo para Clarín sino para casi toda la prensa no especializada». Estas palabras, si me permitís, las hago mías pero como un simple cinéfilo, como cuesta ir al cine por favor. No quiero ni pensar la frustación de hacer todas las semanas críticas de los bodrios a los que nos someten desde hace ya bastante tiempo. Te felicito por la desición. Muchos éxitos
Gracias, Fabián.
Se va volviendo más y más difícil tener paciencia para ciertas peliculas. No solo verlas: ya ir hasta el cine se vuelve un calvario. En ese caso no te queda otra que dar un paso al costado. Bah, al menos eso me pareció a mí.
Querido Diego,
Arrancamos casi juntos en esto. Te sigo y respeto desde tus comienzos y seguire buscando la magia de tus palabras en otros formatos. Que no se apague nunca la pluma. Un gran abrazo y mucha merde en lo que decidas emprender que descarto va a ser lo mejor.
Yo creo que empecé antes todavía. Vos ya estabas laburando en esto por el 91/92?
Igual, seguimos en contacto. Sigo por acá, no me voy a ningún lado, je!
abrazo
Ahora que ya no estás en Clarín, puedo decir, con libertad, que tu presencia ahí fue muy importante para nuestra generación de directores. Si nunca lo dije (si nunca te lo dije) fue, obviamente, para que no sea visto por vos como una búsqueda indirecta de algún clarincito más en alguna película propia. Ahora te lo puedo decir.
Y ya que nombré la palabra libertad, bien vale poner acá el link de una de tus mejores críticas publicadas en el diario: http://old.clarin.com/diario/2001/06/28/c-00601.htm
Ojalá puedas escribir cosas como estas en otros lugares. Ojalá aparezcan pelíuclas como estas, que te dan ganas de escribirlas.
Gracias, Juan.
Lo que escribis, además de enorgullecerme, me hace pensar en otro post, que tal vez escriba en breve, y que tiene que ver con esto mismo que me pasa o pasó a mi (y sé que a otros colegas también) y lo que les sucede a algunos cineastas de nuestra generación.
Digo, la idea del cansancio, la repetición, la rutina del crédito, el subsidio, el festival, el estreno, la falta de ideas o la impresión de que lo que estás haciendo ya se hizo o no es del todo bueno o se podría hacer mejor.
La crisis de la mediana edad, digamos, pero aplicada a una generación de críticos y cineastas. Tendria que pensarlo mejor, pero creo que hay un tema ahi, no?
Abrazo grande
d
pd. Era una linda crítica esa. Yo prefiero esta, je! http://edant.clarin.com/diario/2006/01/19/espectaculos/c-00701.htm
Gran periodista, mejor persona. La mejor Diego!
Graciassss!
Es un gran tema. Vos viste «La edad de oro», la gran obra de Mendilaharzu-Jakob. Algo de eso está muy bien contado ahí.
Si, es verdad. Si bien toca otros temas, la cuestión está ahí: cambiar de vida para mantener el espíritu. Hay algo muy bonito en ese final: no es una concesión obvia a la «madurez», es algo más complejo que eso. Uno madura porque lleva consigo eso que fue antes y la carta de Hammill funciona perfecto.
Y si pensas que Agustin es alguien de cine haciendo teatro (aunque no la primera vez), creo que la apuesta al cambio de vida ahi es doble.
Ya me diste el título de la nota: la edad de oro. Lo puedo usar?
d
Querido Diego, me he tomado unos días para poder escribirte y ser lo más claro posible en esta suerte de ¿despedida? No creo que lo sea para nosotros, tus lectores de Micropsia desde hace tantos años, cuando tenía su independencia (tengo que confesar que nunca me gustó el nombre micropsia) Siempre fuiste muy atento a todos mis requerimientos y notas y consultas y me pasaste datos y siempre atendiste el teléfono. Tus recomendaciones de películas y libros ( por vos cargué Juliet, naked en el Kindle) casi siempre me llevaban a ver algunas que había pasado por alto y que estaban muy bien, no así con la música donde no congeniamos en casi nada. Quizás esta decision te permita escribir más en el blog lo cual bienvenido para nosotros. Solo espero que si seguis viajando a Europa a cubrir algun festival traigas el prometido Toblerone. Tu ida del diario ha coincidido con la reapertura del cine en San Rafael después de un año y medio de estar cerrado y la primera función fue con Elefante Blanco. Este regreso es con optimas condiciones de imagen y sonido así que por aqui estamos celebrando volver a ver cine en el cine, ahora que tendrás un poco más de tiempo agarrá a tu familia y venite unos días para acá que serás bienvenido con un gran abrazo y por supuesto varias botellas del mejor vino de Mendoza. Te queremos mucho !!!!!
Bueno, gracias, qué emoción!
Digo, por el vino mendocino, lo demás no importa, jaja!
No, en serio, mil gracias por estar ahí, a mí me pone muy contento este ida y vuelta que se fue dando más en 5 años de blog que en 20 de diario. Creo que en estas cosas está el futuro. Es cuestión de cuidar estos espacios también.
un abrazo grande y «el Toblerone no se mancha»…
d
No voy a ponerme sentimentalista porque ya he leído bastante acá y voy a aburrir. Solo me parece justo decir que las mejores críticas que he llegado a leer son las que tu mente le dictó todo este tiempo a tus manos.
Es bueno sumar tiempo a la vida, de lo contrario se nos va sin darnos cuenta. Hay que hacer lo que a uno lo hace feliz, y sino, animarse a cambiar.
El mejor de los éxitos en tus nuevos desafíos.
Mil gracias.
Seguiré escribiendo, es imposible no hacerlo. Aquí, allá, en otros lados.
Sólo necesitaba despegarme un poco de «la escritura obligada del día a día», de la parte «oficinesca» del asunto.
Veremos como me va, je!
Abrazo grande
Diego, qué pérdida va a ser no encontrar tus críticas en Clarín, pero bueno, te deseo lo mejor. Y muchísima suerte !
Peacock : realmente te entiendo. No solo sos un gran crítico, sino que sos de los realmente pocos que han podido ejercer la profesión en forma remunerada y ser digno de respeto intelectual. Quizá mañana, cuando no tengas que ver tanto tanque hollywoodense, vuelvas a las fuentes y te aburras del cine de los festivales extranjeros, vas a hacer críticas notables del cine más masivo, pudiendo separar un poco más. De todas maneras, pertenecés a una generción privilegiada : las anteriores no pudieron escribir mucho y muchos buenos críticos como Rodrigo Tarruella , casi no pudieron ejercer. Misión cumplida y avanti.
Gracias, es la idea: poder «recuperar los sentidos», o algo por el estilo.
Saludos,
DL
Diego,
Mucha merde en tu nuevo camino. Sos un referente de crítico que acompañó el surgimiento del Viejo Nuevo Cine Argentino. Nos acompañaste con UPA!, me mataste con Toda la gente sola, pero siempre sentí que tu mirada tenía un filo que pocos tienen. En las que te gustaron y en las que no, había una mirada que, más allá de dolor de recibir una mala crítica, hacía pensar el lugar de uno como artista.
Mucha felicidad y abundancia en esta nueva etapa.
Santiago
Gracias, Santi. A mí también me duele hacer una crítica dura y al leer esto pensaba que tal vez si ahora hubiera tenido que hacer la crítica de TODA LA GENTE SOLA le habría puesto «buena», pero por los motivos que no serían los correctos: por «comodidad», por «sacarme un problema de encima», etc, etc.
Y como valoro la honestidad intelectual -y sé que vos la valorás también- me parece que parte de la decisión de este cambio tiene que ver con no caer en esos facilismos, en esas comodidades. Volver a escribir sin esos condicionamientos internos.
Igual, che, si bien no escribí mucho, ANTES DEL ESTRENO me gustó un montón. Así que vamos 2 a 1, je!
Abrazo,
DL