El cine versus las series de TV: ¿una batalla de formatos?
Uno de los fenómenos más llamativos de estos últimos (cinco, diez) años es el gran crecimiento en la valoración crítica de las series de televisión, algo que viene sucediendo en todo el mundo y que ya alcanzó un grado de verdad indiscutible. No lo voy a poner en duda: soy parte de los seducidos por […]
Uno de los fenómenos más llamativos de estos últimos (cinco, diez) años es el gran crecimiento en la valoración crítica de las series de televisión, algo que viene sucediendo en todo el mundo y que ya alcanzó un grado de verdad indiscutible. No lo voy a poner en duda: soy parte de los seducidos por ellas, los que las celebran y festejan, los que las siguen semana a semana. Y soy de los que se suman a la idea de que, en comparación con lo que produce el cine hollywoodense, las series están mostrando un nivel de excelencia a años luz de la mayoría de las películas.
Es cierto que la lógica del mercado televisivo es muy distinta a la del mercado cinematográfico y la mayoría de las series que admiramos podrían ser comparadas al cine independiente de los Estados Unidos. Es ese, en definitiva, su mercado y su público. En internet todas las series son iguales (archivos de un peso determinado), pero su inserción en el mercado no es pareja. Una serie de HBO, FX o AMC puede tener mucha repercusión crítica y un muy amplio público para ese mercado, pero siempre será muy inferior al de la gran mayoría de las series que se pasan por las grandes cadenas. Y las «series de aire» que mejor repercusión tienen en la crítica no suelen ser las más vistas ni mucho menos. Esto es así ahora y lo ha sido siempre.
De cualquier manera, sin ponernos a analizar serie por serie y década por década, convengamos que es cierto, que la televisión estadounidense pasa por una Edad de Oro y que el cine de ese país, no. Los motivos son muchos y generalmente tienen más que ver con la economía que con otras cosas (presupuestos, masividad, nichos de público, mercados, etc.). Pero también hay diferencias estructurales, narrativas, que han hecho crecer a las series frente a las películas, como es la posibilidad de acceder a una historia más rica, compleja y generosa (en tiempos y personajes) que se desarrolla a lo largo de mucho mayor tiempo que en el cine. Lo hemos dicho en otras ocasiones, pero lo podemos repetir: el cine tiene por lo general la «extensión» de un cuento, una serie de varias temporadas tiene las de una gran novela.
Sin embargo -y aquí vienen los problemas a los que intento referirme en este post-, tengo la impresión de que «no todo es color de rosa» en el universo de las series. Y no me refiero a que haya series malas (las hay, muchísimas, uno sólo selecciona un pequeño grupo de ellas) o al hecho de que, aún las que vienen precedidas de una enorme expectativa, no las cumplan (como, para mí, es el caso de THE NEWSROOM) sino a algo intrínseco a su estructura narrativa.
Todo esto comenzó por un comentario en un post que alguien hizo aquí mismo, hace más de un mes. Sus palabras, inesperadas, me empezaron a hacer dudar de muchas de mis certezas con respecto a las series. El comentario respondía a otro comentario, en un debate sobre EL CABALLERO DE LA NOCHE ASCIENDE, en el que alguien decía que la película le había parecido larga. La respuesta decía así: «Ultimamente a todo el mundo las películas se le hacen largas. Lamentablemente, una película suele durar más que una serie de HBO».
El comentarista (un tal H) se refería, claramente, a un episodio de una serie (no a una temporada). Y creo que tiene razón. Me pasa a mí, cada vez más, que las películas se me hacen largas, y si superan las dos horas, eternas. Más allá del agotamiento o el cansancio que genera esta profesión, el comentario me hizo sentir que había algo en la lógica narrativa atada a una duración específica de las series que iba ganando fuerza en el público. Si uno se empieza a acostumbrar a un desarrollo narrativo que se extiende entre los 48 y los 60 minutos (margen de duración que suelen tener las series dramáticas; las comedias van entre los 22 y 25, aproximadamente), es inevitable que los filmes de 100 minutos o más empiecen a «hacerse largos».
Esto, para mí, va más allá de la calidad o no de las series, de lo bien o mal que manejen esa estructura episódica. Lo cierto es que la mayoría de ellas va formateando a un espectador que se acostumbra a arcos narrativos de 48 minutos, a «beats dramáticos» armados en función de los cortes televisivos -o de ir manteniendo a un espectador sentado sin que quiera cambiar de canal-, a desarrollos de personajes medidos casi con un mapa de minutos y segundos. No digo que el cine hollywoodense no haga lo mismo, pero el arco de formas es un poco más amplio y generoso. No sólo por los tiempos diferentes que puede tener una película, sino porque existe todavía la idea de que el espectador cinematográfico pagó una entrada y no se irá en la mitad del filme. Esperará, tendrá algún tipo de paciencia, para que cada filme despliegue su estructura narrativa específica.
Es cierto, me podrán decir, que el consumo cinematográfico es cada vez más hogareño y una película vista por cable puede ser abandonada cuando las cosas no se resuelven con el «beat» esperado (cuando se hagan «largas», «aburridas»), pero todavía creo que hay un gran margen de «consumo elegido» en el cine, y que si uno alquiló, compró, pagó un «pay per view» o bajó una película por internet, generalmente la ve entera. Es un producto en sí mismo («stand alone», dirían en la jerga) y si no satisface al cliente, el problema se acabó ahí. Una serie tiene que seducirte a largo plazo: no sólo gustarte hoy sino «engancharte» para la semana que viene, con los recursos específicos que eso implica. No comprar «el producto» en una serie, implicaría abandonar en el primero o segundo episodio un consumo que debería ser de meses y/o años.
Todos estos requerimientos económicos involucran -por lo general, hay excepciones- un sistema de convenciones de estructura narrativa que el espectador va, de a poco, asimilando. Y es ahí donde las películas nos empiezan a parecer largas, donde los tiempos cinematográficos a muchos les resultan pesados, aburridos, lentos. Y si eso sucede cuando hablamos de películas de Hollywood -el debate nació hablando de EL CABALLERO DE LA NOCHE ASCIENDE-, no quiero ni pensar qué le sucederá al espectador consumidor de series cuando se enfrenta a un cine de autor, algo más exigente, menos estructurado, que despliega su ritmo narrativo propio, no necesariamente formateado por nada.
Reconozco que el planteo que hago es, en cierto sentido, contradictorio. Las series tienen un tiempo más extendido que permite a los personajes y sus historias ganar en complejidad, pero cada episodio de esas mismas series suele ser un relojito de «plot points» (y las temporadas también, pero eso ya es otra historia) que, en comparación a muchas películas, es bastante más armado y fijo. Estoy seguro que los comments van a hacer mención de las series que no son así y estarán en lo cierto. A mí me fascina LOUIE porque se caga, literalmente, en ese tipo de convenciones y estructuras. Y siento que MAD MEN, por ejemplo, tampoco parece muy «perseguido» por ellas. Pero aún otras series que me gustan mucho (ahora me sale pensar en BREAKING BAD o HOMELAND) precisan de estos mecanismos serializados para funcionar por episodio y entre episodios.
El debate «cine versus televisión» podría seguir eternamente. No sólo la estructura narrativa cambia, también los diálogos, el manejo del espacio, la ausencia de determinadas estéticas, la dominación del «realismo psicológico». La televisión se ha vuelto «cinematográfica», dicen muchos, pero sigue teniendo un sistema que es propio. El problema está cuando uno quiere trasladar ese esquema al cine, o se va acostumbrando tanto a él que lo cinematográfico le empieza a resultarle ajeno, extraño.
Me reconozco adentro del problema. No sólo las películas se me hacen cada vez más largas, sino que hasta cuando una serie dura 58 minutos en lugar de 45 (como es el caso de THE NEWSROOM) ya uno siente que algo sobra aunque no sabe bien qué. Es como volver a la idea de la canción pop de 3 minutos. Nadie duda que muchas de las mejores canciones de la historia duran eso o menos, pero el problema es que un tema de 5/6 minutos nos empiece a resultar insoportable; y que determinadas melodías nos parezcan molestas porque no se adaptan a lo que nuestros oídos esperan.
Muy interesante analisis el que haces Diego, y comparto mi experiencia personal, donde una película la tengo que ver en dos o tres noches consecutivas hasta llegar al The End, salvo excepciones, que no dependen de su duración sino del grado de interés que me despierte (La más reciente The cabin in the Woods, que cuando ya empezaba a cerrar mis ojos pego ese volantazo que me despertó del todo…)En cambio con las series elijo cuantos capítulos ver por noche, no podría, eso sí, seguir una serie en forma normal y semanal.
Lo cual nos lleva al problema de elegir que series ver de todo el gran panorama que hay disponible, no me prendo en las que tienen más de veinte capitulos por temporada, creo que lo ideal son 12 o 13 episodios.
Sin duda es un signo de los tiempos, cuantas ventanas tenés abiertas ahora en tu compu y cuanto te demorás en cada una ? Lees alguna nota en las revistas que tenga más de dos hojas de texto?
Espero que si sigan sumando aportes a esta discusión y que el amigo Manzotti no se ponga celoso en su blog, de paso, lo invitamos al debate ?
A mí la idea de seleccionar qué serie ver por duración o cantidad de capítulos me suena a elegir una novela en la librería por la cantidad de páginas que tiene.
No hago ese proceso.
Pero como todo en esta vida, depende de gustos, posibilidades de acceso, intereses, influencias…
Creo que la televisión da posibilidades de contar otras cosas. Pero sigo creyendo que son formatos diferentes, que puedo esperar, buscar y encontrar diferentes cosas en cada formato.
Y sí, a medida que uno se expone más y más a otras producciones, nos ponemos más exigentes. Hay fórmulas que están superadas y que no las soporto más, porque encontré otras producciones que me gustaron más, que proponían otra cosa, algo diferente. Desde Oz a Los Soprano, The Wire o Mad Men.
Te voy a contar algo Ana, fijate lo que son las casualidades. Tengo por costumbre escribir todo lo que se me va ocurriendo respecto del tema y luego edito antes de mandar el comentario. Lo que edite en ese caso fue que me gustan más las novelas largas que los cuentos, cuantas más paginas me resultan mas atractivas, despues de pasar por el filtro de autor, tema y demás.Y lo edite porque estabamos hablando de cine y televisión y me pareció otra tema. Creo que una novela larga me permite sumergirme en un mundo complejo y cambiante que no me da un cuento.
En cambio una serie de 24 capítulos, prejuzgo que muchos van a ser de relleno, como aclaro es un prejuicio,. En esto las series ingleses son un ejemplo de lo quiero decir, algunas ni superan los seis o siete capitulos y cortos (Ej. Rick Gervais´s Extras, fantastica !!!!)
Comparto tu idea de nuestra creciente exigencia, pero bueno, para eso nos vamos haciendo grandes y aprendiendo cada vez un poco más. De las que nombras un tu mail no he visto ninguna, salvo capitulos aislados de Mad Men. Un abrazo
Se llama trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH);)
No alcancé a leer todo tu comment. Me distraje…
Me lo repetís? ;)
Hace años que las series son mejores que las peliculas – Tim Robbins dijo hace unos meses que el cine que se hace en Hollywood es para espectadores de una edad promedio de 15 años !! – Hace unas semanas termine de ver en el basico de Cablevision (Cinemax) la maravillosa SIX FEET UNDER – S.F.U. es un relato implacable, demoledor sobre el fin del «american way of life» – Por algo en las series cada vez actuan actores de larga trayectoria en cine (Dianne Wiest, Jereny Irons, Claire Danes, Damian Lewis, Richard Jenkins, Glenn Close, John Goodman, etc., etc.) – Recuerdo que en un episodio de «La ley y el orden – U.V.E.» estuvieron invitadas compartiendo un episodio Sharon Stone e Isabelle Huppert !!) – En los ’70. ’80 y ’90 habia peliculas muy valiosas de tipos como Alan Rudolph, para mi un director interesantisimo – Para mi es imperdonable que un film notable como «Begginers» con E. McGregor, M. Laurent y C. Plummer (ganador del Oscar y del Globo de Oro por su esplendida actuacion)haya pasado directo a DVD – Un director tan personal como Jeff Nihols no tiene cabida en los cines de aqui !! – Perdon por la catarsis !!
Muy interesante la nota. Yo también consumo cada vez más series y menos películas por el motivo que se menciona. Sin embargo las series tienen todavía un gran defecto, y que por motivos económicos seguirá para siempre. Muchas series buenas (al menos en Argentina son consideradas buenas), son canceladas y quedan inconclusas por motivos de audiencia. Si luego de ver 4 temporadas, nos dejan sin un final decente es realmente indignante.
En el 2004 en HBO se podia ver The Sopranos, The wire, Curb your enthusiasm, Carnivale, Entourage y Deadwood.
Hoy HBO sigue con series muy interesantes, pero me da la sensacion que un poco tiradas mas para lo comercial, y es una pena porque fue el canal que lo inicio todo.
Rescato Treme, y The Newsroom (aun con su dudosa calidad) como series que siguen esa linea de darle al creador total control sobre su producto.
Lo que preocupa un poco es que viene sucediendo que ya son varias las series que son vendidas por el nombre de un director que dirige el piloto y despues desaparece. Entonces empezamos a ver series que tienen todo el nivel de una produccion seria, pero que la historias terminan quedando un poco a la deriva mientras van pasando los capitulos. Como que esta todo muy bien, pero carecen de identidad.
Ojalá sigan por el camino de la experimentacion y la libertad creativa!
Eso que mencionás es interesante porque es una consecuencia directa del éxito: de a poco las series se empiezan a parecer a sí mismas, se busca «la nueva The Wire» o «la Soprano californiana» o lo que sea, con lo que no me extrañaría que el fenómeno termine mordiéndose la cola, como lo fue el del cine indie en los ’90 (original hasta que todos empezaron a hacer lo mismo) o el rock alternativo, también en esa época. Veo difícil que un producto televisivo no recaiga, tarde o temprano, en fórmulas. Que nos gusten más o menos es otra cosa…
Acostumbrado a ver series de cable normal, me pasó cuando empecé a ver las de HBO que movía el mouse para ver cuánto tiempo iba siempre en el minuto 42 o 43. Hasta que se acomodó ese reloj interno, después ya no me pasó, sea con Breaking Bad o The Newsroom, no siento que le sobre nada, las disfruto, aunque a veces pienso «este capítulo podría haber durado 40 minutos».
Hace unas semanas tenía para ver «tinker tailor soldier spy», por mi admiración a Gary Oldman. Me senté a verla. Primer error: la encaré como si fuese una serie. Segundo error: no cambié el chip de película/serie yanki a británica. A los diez minutos no me podía quedar quieto en el sillón. Apagué la compu y la dejé para otro día. Cuando encontré el momento la volví a mirar y las disfruté muchísimo. Pero sí sentí que las series nos están moldeando de una manera que no se lleva bien con el molde de la película. Imagino que a la gente que no lee literatura -dicho esto sin juicio de valor, por compararlo con alguna actividad de largo aliento- le cuesta mucho más estar ante algo que le requiere esfuerzo y participación, que no devuelve frenéticamente cosas como la pantalla de un Blackberry o una sitcom, que permiten una actitud más pasiva.
PRÓXIMA REVOLUCIÓN DE LAS SERIES: ya que son tan parecidas a las novelas, ¿se animaran a hacer los capítulos de acuerdo a lo que la trama le pida, sin tener que completar 58 ó 43 minutos? ¿O todos los capítulos de un libro tienen la misma cantidad de páginas? Diego, pasaselo a tus contactos en L.A., N.Y. o Hollywoodm te dejo que te lleves el crédito.
Dada la posibilidad que ahora existe de acercarse al cine del pasado de casi todo el mundo, no hay manera de pifiarla. Puedo convivir perfectamente con Faraón, Lord Jim, La Noche de los Generales, El Ejército de las Sombras, La Pandilla Grissom, etc, etc, con Dexter, Breaking Bad, Los Soprano, Fringe, etc. Repasen o descubran la mayoría del cine de los 50 hasta los 70 inclusive y no se van a aburrir ni a incomodar por más que las pelis duren mas de tres horas.
Las series mejoraron y el cine empeoró, al igual que la calidad de muchos directores.
Antes que Nolan, en esa época, había cien directores mejores. Y Nolan aburriría en esa epoca, ahora y siempre.