Lo mejor de 2012: televisión

Lo mejor de 2012: televisión

por - Críticas
10 Dic, 2012 06:23 | comentarios

Las listas, esa mezcla de placer y castigo de fin de cada año, ha vuelto. A diferencia de 2011, este año subiré listas organizadas, digamos, por rubros. Una será de televisión, otra de música, una de libros y habrá tres de cine: una circunscripta a estrenos comerciales, otra a películas vistas en festivales o fuera […]

Las listas, esa mezcla de placer y castigo de fin de cada año, ha vuelto. A diferencia de 2011, este año subiré listas organizadas, digamos, por rubros. Una será de televisión, otra de música, una de libros y habrá tres de cine: una circunscripta a estrenos comerciales, otra a películas vistas en festivales o fuera del circuito de estrenos y una tercera dedicada sólo a cine argentino. La idea es que sean, básicamente, TOP 10 de cada rubro, pero no puedo prometer que lo serán. En algunos casos serán más, en otros -como en ésta- menos. Cada una de las «listas» tendrá además agregados específicos sin orden alguno: algunos shows en el rubro música, algunas actuaciones o revelaciones en los rubros cine y TV, algunas decepciones, ciertos hechos del año que considero importantes y cosas por el estilo.

En la mayoría de los casos serán películas, series, discos y libros de este año, pero en algunos casos aparecerán cosas viejas que vi, leí o escuché recién en 2012. Así que, para empezar a desandar este camino, arranquemos por la televisión de 2012. Será sólo un TOP 5 porque no veo tantas series. Las que no me interesan las dejo y sólo me concentro en unas pocas. En los comments, los invito a que pongan sus favoritas.

 

1. MAD MEN. A diferencia de otras series como BREAKING BAD o HOMELAND, de MAD MEN no te empuja su ritmo narrativo trepidante ni sus grandes intrigas por resolver. Son sus personajes y sus cambios, lo que le va pasando a través del tiempo. Eso es lo que, a fin de cuentas y a tiempo de terminada la temporada de la serie, hace que sea la que mejor recuerdes de todas, la más compleja y generosa narrativamente con sus personajes. Salvo algunos momentos clave, no recordarás episodios excelentes y otros horribles. MAD MEN es como un todo narrativo que fluye, tal vez lo más parecido a la Gran Novela Americana que dio la televisión estadounidense desde THE WIRE.

2. LOUIE. Opuesta en cierto sentido a MAD MEN, la comedia dramática de Louis CK es todo acerca de cada episodio. El personaje raramente evoluciona y los secundarios entran y salen sin demasiada importancia a largo plazo (salvo las hijas y algún personaje como el de Parker Posey en esta temporada). Cada episodio, o serie de episodios, es un experimento narrativo muy raro en la televisión. A veces son extraordinarios, y da la sensación de que no hay nada mejor para ver en la televisión ni lo habrá. Pero a veces, esos mismos experimentos, no le salen del todo bien. Por momentos, en un mismo capítulo. Ninguna serie tuvo momentos tan brillantes (toda la aparición de David Lynch), pero cuando no funcionan del todo, uno admira igual el riesgo y el coraje de su autor. En ese sentido, se podría decir que LOUIE es a la televisión lo que HOLY MOTORS es al cine.

3. BREAKING BAD. La transformación es completa: Walter White pasó de héroe a villano y ya uno no recuerda esas épocas en las que quería que le fuera bien. Una muy buena media temporada -sólo ocho episodios- que dejan pendiente el, imaginamos, explosivo final, pero lo hace con un gancho más que atrapante y con la pérdida de un personaje clave, que había crecido mucho en las últimas temporadas. Más allá de algún exceso de guión (que el control de la narración de las series sea de los guionistas y no de los directores se me está convirtiendo en un problema, ver el caso HOMELAND), sigue siendo una serie que combina muy bien los distintos elementos que la convirtieron en lo que es: trama, personajes, puesta en escena. Un balance difícil pero muy logrado.

4. GIRLS. La serie de Lena Dunham se fue convirtiendo de a poco en una extraordinaria panorámica acerca de las vidas de un grupo de chicas de veintipico en Manhattan. De a poco, digo, porque al principio daba la impresión que sería solo una versión «indie» de sus hermanas mayores de SEX AND THE CITY. Bueno, de hecho, tal vez lo siga siendo, pero de ser una serie indie con pretensiones cool pasó a ser una serie con un grado de realismo y verdad inusuales. Y grandes personajes. Y bizarras relaciones de pareja. Y escenas de sexo antológicas. Eso…

5. HOMELAND. Aún en pleno funcionamiento (faltan dos episodios para el final de la segunda temporada), debo admitir que me decepcionó un poco respecto de la primera. La sentí apurada en lo narrativo, al borde de lo ridículo en cuestiones de plausibilidad, excesivamente entretenida en acumular «plot points» y algo sobreexcitada. La relación entre los dos personajes principales (Brody y Carrie) son, sin duda, lo mejor que la serie tiene para ofrecer, pero sus creadores parecen haber dejado esa intrigante danza un poco de costado para poner el énfasis en el suspenso, por más forzado que sea. Hay un episodio, el del interrogatorio, que muestra que, si quieren, HOMELAND puede ser genial. Deberían confiar más en la paciencia y fidelidad de sus espectadores.

Otros:

THE WIRE. Retomé THE WIRE. Había visto hasta la mitad de la tercera temporada hace unos años y la dejé. Ahora volví sobre ella, ya que tampoco hay tantas series nuevas tan interesantes (al menos para mí). Y sigue siendo genial y compleja y ambiciosa y ardua y única. Gángsters, policías y políticos de Baltimore en una enredadera moral (es la temporada de «Hamsterdam», para los que la vieron) de la que nadie sale del todo entero. Saber que me quedan dos temporadas más por ver me da un enorme placer. Casi que quiero dejarlas ahí y no tocarlas…

THE NEWSROOM. La decepción del año, para mí. Me encanta la temática y el universo en el que se desarrolla, y me gusta mucho todo lo que vi de Aaron Sorkin. Tenía todo para ser la serie del 2012 y se convirtió en un intento de mezclar viejísima bajada de línea política con una comedia slapstick de los años ’30. Se ve claramente la ambición, digamos, «Howard Hawks/Wilder/Lubitsch», pero cuando ese tono excesivo de comedia clásica de Hollywood se mezcla con el tratamiento de las noticias reales de televisión, la combinación es explosiva pero no en el buen sentido. Su tratamiento «a posteriori» de las noticias (ellos hacen todo bien cuando los demás canales hicieron todo mal) es muy tramposa, en función de que la serie se escribe luego de los sucesos. Es el «éxito» del técnico de fútbol de lunes, el que te dice cómo tenías que haber jugado con el partido terminado. Igual, la seguiré viendo. Me divierte ver como juega al borde del papelón y festejo cuando sale bien parada.

LOS JUEGOS OLIMPICOS DE LONDRES. Empezaron justo cuando dejé de trabajar en Clarín, por lo que algo que normalmente me fascina ver se convirtió en una adicción, en una vacación, en una entrega casi absoluta de dos semanas. No puedo explicarlo demasiado, soy la clase de persona que ve eliminatorias de 200 metros espalda y saca cuentas para ver quien clasificó. Los que se sientan identificados con ese nivel de absurdo, la deben haber pasado igual de bien que yo. ¿Faltan cuatro años?

DEPORTES EN HD. Casi no veo televisión por televisión. Las series que aquí comento las bajo por internet y lo único que justifica la existencia de ese enorme aparato en mi casa, además de su uso como pantalla de cine casera, es ver deportes. La llegada del HD duplicó el placer de esa experiencia y sólo puedo agregar aquí que mis dos «especialidades» favoritas (fútbol europeo y tenis) están ocupando muchas más horas de mi vida de las que deberían. Eso. Lo sé, lo advierto. Cuando sea un problema, mandaré desde mi living una paloma mensajera para que me rescaten.

LA GUERRA DE LOS MEDIOS. Ok, lo admito, este año la televisión me pudo un poquito a partir de la guerra entre el Gobierno y Clarín por la Ley de Medios. Gracias también a la existencia de Twitter (o por culpa de ella, habría que decir) no puedo evitar engancharme en seguir las peripecias de este combate propio de LOS VENGADORES. Un poco de 678, otro tanto de Lanata y los canales de noticias (para ver qué dan y qué no dan), siempre con un ojo en el TweetDeck para ver las «reflexiones de los analistas» se transformó en una diversión casi cotidiana. Si puedo, lo evito. Pero por más que trato, me vuelven a llamar…