Sobrevivir a Cannes: «Los ilegales» y «Mátalos suavemente»
El contexto lo es todo. Y las expectativas. Es lo que suele marcar a fuego a los festivales de cine, donde ver películas se parece más a un chequeo, a un instantáneo «control de calidad» que a un visionado completo y apropiado. No sólo por lo que uno, como crítico, puede analizar de los filmes […]
El contexto lo es todo. Y las expectativas. Es lo que suele marcar a fuego a los festivales de cine, donde ver películas se parece más a un chequeo, a un instantáneo «control de calidad» que a un visionado completo y apropiado. No sólo por lo que uno, como crítico, puede analizar de los filmes viendo a razón de cuatro o cinco por día, sino por una suerte de confusión que se instala dado el contexto en el que se ven.
Esto viene a cuento del estreno ahora de varias películas que vi en festivales y que, en su momento, no me gustaron demasiado. O, digamos, no estuvieron a la altura de mis expectativas. Estoy hablando de MATALOS SUAVEMENTE, de Andrew Dominik -estrenada la semana pasada- y LOS ILEGALES, de John Hillcoat, que se estrena mañana (no incluyo W.E. de Madonna acá porque esa película, si bien fue a Venecia, estuvo fuera de competencia).
Ambos filmes se proyectaron en competencia en Cannes y no tuvieron una gran recepción. Las críticas fueron de aceptables a flojas y ambas películas salieron dañadas del festival: sin premios, sin reconocimiento, sin grandes críticas. Hoy no están en ninguna discusión por el Oscar y su estreno local rápido es casi sorprendente. Me las imaginaba finalmente editadas en DVD y listo.
De las películas norteamericanas, en Cannes le fue aún peor a THE PAPERBOY, de Lee Daniels -otra que dudo que se estrene- mientras que MUD, de Jeff Nichols, curiosamente, fue la que mejor recepción tuvo pero sigue sin estrenarse mundialmente. COSMOPOLIS,de David Cronenberg, y MOONRISE KINGDOM, de Wes Anderson, ya son «viejas conocidas», pero la película estadounidense que mejor salió parada de Cannes fue BEASTS OF THE SOUTHERN WILD, a la que seguramente ayudó el algo más bajo perfil de la sección en la que estaba, Un Certain Regard.
El riesgo tomado por los productores/distribuidores de MATALOS SUAVEMENTE y LOS ILEGALES de ir a competencia en un festivales exigente como Cannes les salió mal. De haber estado «fuera de competencia», seguramente las películas se habrían analizado con mayor calma y menor «demanda». Creo yo que, para ciertas películas, si lo que se busca es exposición mediática pero no necesariamente el ojo furibundo de la crítica, ese tipo de «función especial» es lo más adecuado. Hoy, esas películas se estrenan dañadas, lastimadas casi mortalmente.
Y es una lástima, para mí especialmente en el caso de LOS ILEGALES. Con el tiempo, cuando uno puede volver a ver las películas, a analizarlas fuera del contexto del festival, la mirada se acomoda un poco. La calidad de los estrenos semanales es tan mediocre que una película como MATALOS SUAVEMENTE puede convertirse, sin ser siquiera una muy buena película, en el mejor estreno de una semana. Y, con LOS ILEGALES, pasa lo mismo.
Estas dos películas se relacionan entre sí además porque, a su manera, son dos ejemplares de thrillers apoyados en formatos clásicos: uno más urbano y actual, otro de época y rural. Prefiero, de los dos, el filme de Hillcoat: me parece más logrado, tiene un personaje fuertísimo como es el de Tom Hardy, el aporte clave de Jessica Chastain, aunque hace algo «de agua» con el sobrevalorado Shia LaBeouf y el desaforado Guy Pearce. La película de Dominik, en cambio, me parece más débil: me da la impresión de ser un producto «subtarantinesco» (adaptación de novelas policiales de los ’70 en clave realismo sucio) que en los ’90 podía haber sido novedoso pero hoy ya es un modelo un poco agotado. De cualquier manera, estamos hablando de dos películas dignas, aceptables, que en Cannes pueden haber dejado a la gente un poco fría, pero que en las salas de cine comerciales se destacan claramente.
Aquí abajo los dejo con las críticas de ambos filmes, revisadas tras su primer «visionado» en Cannes.
MATALOS SUAVEMENTE, de Andrew Dominik. La película del director de EL ASESINATO DE JESSE JAMES POR EL COBARDE ROBERT FORD se basa en la novela negra COGAN’S TRAGE, de George V. Higgins (el autor de LOS AMIGOS DE EDDIE COYLE, llevada al cine en una gran película de Peter Yates). El libro es de 1974, pero fue adaptado aquí a la época del colapso económico y la campaña política de Barack Obama, entre 2008 y 2009. La crisis sirve de fondo constante a este filme de estilo entre “tarantinesco” y medio setentoso que mezcla largas secuencias de diálogos entre varios personajes pertenecientes al bajo mundo con escenas estilizadas e hiperviolentas de robos, peleas o asesinatos. Pasa bastante tiempo hasta que Pitt entra en escena. Al principio veremos la planificación y ejecución del robo a una mesa de poker por parte de dos bastante ineptos ladrones. Pitt llega a investigar quiénes son los responsables y a traer a alguien que los liquide, cosa que termina haciendo él mismo. Un gran elenco (que incluye a James Gandolfini, Ray Liotta y Richard Jenkins, entre otros) integra esten filme negro y duro que nunca se anima a contar secamente sólo a los personajes y sus raras historias y las “disfraza” con muchos fuegos artificiales visuales y un demasiado evidente “contexto político” que, por repetición, termina cansando. Ya entendimos, Andrew, que la película “es relevante”, podés ir apagando la tele de fondo…
LOS ILEGALES, de John Hillcoat. Este género de película de gangsters de la época de la Prohibición (o Ley Seca) siempre me fascinó, especialmente el que transcurre a fines de los años ’20 o primeros ’30 y en pueblos chicos y rutas de los Estados Unidos. Digo, un escenario más cercano a BONNIE & CLYDE que a SCARFACE, por poner un ejemplo. Y en ese mundo viven los personajes de LOS ILEGALES, tres hermanos que fabrican bebidas alcohólicas y las distribuyen. La película se basa en un caso real y se centra en la batalla de los hermanos contra esa “ley”, personificada aquí por un policía exótico e hiperviolento que encarna Guy Pearce. La película es extraña y alguien la definió, con cierta lógica, como una “ensalada”. Hay policial hiperviolento, una estilización visual, musical y hasta de caracterizaciones de personajes (en especial, el de Pearce) que no es para nada realista, un tono de comedia por momentos bienvenido y una serie de códigos clásicos del subgénero aplicados de maneras curiosas. Todo eso funciona por momentos muy bien, en otros funciona menos y en muchos, no funciona nada. Tras una escena durísima con Tom Hardy o Gary Oldman, viene una payasada de Guy Pearce. Por cada aparición anodina de Shia LaBeouf hay un delicioso momento con Jessica Chastain. Y así… Una ensalada con escopetas de caño recortado.