
«Django sin cadenas»: la gran aventura
Defensor de las causas nobles, pero disimulado bajo un aura de “sólo me importa el cine y casi todo lo humano me es ajeno”, Quentin Tarantino es un cordero en ropas de lobo, un hombre que parece más desafiante e incorrecto de lo que es. DJANGO SIN CADENAS, como BASTARDOS SIN GLORIA, como KILL BILL, […]
Defensor de las causas nobles, pero disimulado bajo un aura de “sólo me importa el cine y casi todo lo humano me es ajeno”, Quentin Tarantino es un cordero en ropas de lobo, un hombre que parece más desafiante e incorrecto de lo que es. DJANGO SIN CADENAS, como BASTARDOS SIN GLORIA, como KILL BILL, son películas cuyo formato trash, de clase B, disfraza que en el fondo son películas sobre la justicia, tan correctas políticamente en el fondo como no lo son en la forma.
Es cierto que en la forma está todo y es ahí donde Tarantino se luce, siempre, como guionista, director, apropiador y tergiversador de ideas, enciclopedia de referencias oscuras para el deleite de los fans. Si sus dos últimas películas fueron muy celebradas –dos partes de lo que, dice, puede ser una trilogía- es porque lo sacaron del mundo de entrecomillados de sus filmes anteriores (aquí no cuenta JACKIE BROWN) para tirar unos lazos muy ricos entre el cine y, digamos, el mundo que lo rodea.
KILL BILL era, mayormente, un homenaje al cine de acción asiático como formato para plasmar la revancha de una mujer agredida. BASTARDOS… tomaba la forma de película “de misión” (subgénero del cine bélico y/o de aventuras) para canalizar la venganza de una mujer y de un pelotón de soldados contra los nazis. Aquí, Tarantino toma el spaghetti western para hacer justicia con los esclavistas, poniendo a un esclavo liberado a vengarse con la ayuda de un caza-recompensas alemán que lo libera y colabora con él.
La «misión» (todas las películas de QT son «misiones») de Django (Jamie Foxx) y el doctor Schultz (Christoph Waltz) será rescatar a la mujer de Django, Broomhilda (Kerry Washington) de las garras del magnate Calvin Candie (Leonardo Di Caprio), perverso dueño de una plantación que la tiene como una muy particular esclava.
Claro que para llegar a esa etapa del filme –que ocupa la última hora y algo de las dos y media que dura la película- nuestros protagonistas deben recorrer un largo camino, asesinando por dinero y atravesando un largo invierno hasta llegar a ese destino. Gran parte del filme serán las aventuras de esta extravagante dupla que de a poco se va conociendo hasta armar “equipo”. Schultz no entiende la extrañeza que genera ver a un “nigger on a horse” (un negro a caballo) y va sembrando el asombro a su paso, mientras Django se acomoda cada vez más a su vida como hombre libre.
En la segunda parte, que se desarrolla mayormente en la plantación del francófilo Candie, el «trabajito» será sin duda más riesgoso, y el asunto se complicará más aún por el extremadamente rebuscado plan que Schultz arma para liberar a la mujer. Es que a Schultz no le gusta hacer nada de manera sencilla: siempre insiste en inventarse personajes, confundir a sus interlocutores, sorprenderlos. Lo suyo es una performance permanente, disfruta de lo mismo que disfruta Tarantino: de montar un show. ¿Por qué hacer las cosas sencillas si es más divertido hacerlas complicadas?
Más allá de tomar las referencias ya conocidas por muchos (Sergio Corbucci, Sergio Leone y los westerns americanos más sangrientos y de clase B), de cualquier modo Tarantino hace películas “de Tarantino”, algo que queda claro al minuto de película, con esos diálogos que no pueden ser escritos por ningún otro guionista y que cualquier otro realizador dejaría de lado o cortaría por “disgresivos”. Lo que a mí me sorprendió de la película es lo graciosa que resulta en muchos momentos, especialmente en su más episódica y menos violenta primera mitad, con varias escenas –especialmente una, con miembros de un proto Ku Klux Klan- que hacen recordar a las LOCURAS EN EL OESTE, de Mel Brooks. Más cerca del TRINITY, con Terence Hill y Bud Spencer, que del DJANGO, con Franco Nero, digamos…
La película tiene una tercera parte de la que no habría que adelantar mucho, pero que es tal vez la más violenta del filme, a tono con las más violentas de la película de la carrera de Tarantino. A diferencia de otras, como KILL BILL, en la que esa violencia está en el amplio marco del género, acá el western no contiene del todo, si se quiere, el grado de agresividad revanchista que toma el relato en su última etapa. A diferencia del ingenio que utilizaban los personajes en BASTARDOS, acá el fuerte parece estar en el fuego por sí mismo.
A mí siempre me llama la atención que un cineasta con tantas ideas cinematográficas, tanto buen oído para el diálogo y que es capaz de crear personajes maravillosos y complejos, siempre termine reduciendo sus tramas a épicas de venganza. Se me hace limitado, reduccionista si se quiere. Y en esta película, que no tiene las complicadas estructuras cronológicas de las otras que así disimulan esa obsesión, le noto demasiado esa idea de “venganza de los nerds” (o de los agredidos de todo tipo, digamos), de justificado “bully” que tiene este personaje y los de muchas otras películas.
No es necesariamente un problema –al llevar esos temas de películas serias sobre el racismo o el nazismo al universo del cine de género clase B, casi que el formato pareciera pedírselo-, pero siento que ahí puede generarse un círculo cerrado del que, tarde o temprano, sería bueno salir. Eso sí, primero esperamos algo así como un “giallo” (películas de terror italiana) sobre la venganza de los indígenas como próxima película.
Hasta que esta trilogía de vendetta no termine, uno seguirá disfrutando del ingenio y de la creatividad de Tarantino, que continúa en su mejor forma y logrando que nadie se dé cuenta que, más allá de su actitud irreverente y canchera, en el fondo no es otra cosa que un liberal con buen corazón que vio las películas equivocadas: en vez de Stanley Kramer y Sidney Poitier, creció con Mandingo y Navajo Joe. Mejor para nosotros…
A mi me parece que (concientemente o no) Tarantino no se toma en serio a si mismo. Lo de un cineasta genial, corre por cuenta de una parte de la crítica que lo ha instalado allí y, por supuesto, su ejército de fans. Y el tipo aprovecha, y hace bien. Mi opinión es que sus dos últimas propuestas están muy lejos de las dos primeras; muy lejos y probablemente (como decís) si no cambia de rumbo, se estanque en un probable eterno pantano.
A mi la película me entretuvo en términos generales; llegando al final se me fue haciendo cada vez menos creíble todo y hay cosas que ya realmente molestan, como la danza final a caballo de Django.
Creo que la comunidad negra que se ha enojado con el film, tiene de donde agarrarse; la exacerbada explicación de Candy sobre el cráneo de los negros, la ridiculización del KKK, y la muestra casi siempre (con exepción de Django y su esposa que habla alemán) de esclavos doblegados y hasta pusilánimes, da como para que le den.
Rescato la actuación de Waltz, por lejos la mejor del film, seguida por la de Samuel jackson.
El personaje que Waltz ha creado para Bastardos, se repite aquí aunque con logrados matices diferenciadores, y pareciera que da para unos cuantos films más.
Algo que pienso sobre el final, tiene que ver con eso de que cuando se enaltece tanto a un cineasta, debe ser terrible para ellos, cada nueva película. No se, no creo que Tarantino piense en ello, pero espero como vos, que la próxima esté más cerca (en calidad, no en tema) de Reservoir Dogs o Pulp Fiction.
A mi me gusta la película, lo que me da miedo es que se transforme en un sistema esto que está haciendo, lo de juntar un género trash con alguna épica histórica de venganza. Cualquier idea, por buena que sea, cuando se transforma en fórmula pierde la gracia y el valor. Espero que quede en una trilogía y luego pase a otra cosa. Creo que tiene capacidad para hacerlo…
Cuando hay un momento en el visionado de un film, en el que no te crees una escena en absoluto, se enciende una alarma, que bien podrá apagarse por la brillantez de las subsiguientes. Pero cuando se viene la segunda (como en la zamba), DANGER!!!, puede explotar, que en este caso, es seguir viendo la peli, pero sólo para terminarla, esperando, por respeto a la trayectoria o vaya a saber que.
Después de la escena del KKK, viene (es cierto que ya en el final) la escena en la que Django convence a los esclavistas liderados por QT.
Es clara la presencia del propio QT en esa escena para decirnos (metatexto): lo que va a pasar acá, no se lo cree ni Magoya, pero es mi decisión y le pongo el cuerpo. Y pensaba que él (que seguro sabe de cine), dijo: por hacer esta gran macana, merezco explotar por los aires.
La escena del final con QT presente me parece floja. La escena del KKK me encanta: está totalmente virada hacia lo cómico y resulta muy gracioso el choque entre lo que pasa y el speech «mi esposa se tomó el trabajo de hacerlo, si no les gusta háganlo ustedes» o algo así que el tipo (con la voz de QT) dice.
Además, ahi solo sabés que es QT si le reconocés la voz, nunca se lo ve. O me equivoco?
me pasó algo muy raro, que hasta pasados unos 15 minutos de empezada la película, no terminaba de creérmela: me parecían muy irreales esos dos personajes en medio del «lejano oeste». el personaje de waltz es igual al de bastardos sin gloria, igual, solo que acá es bueno en vez de malo. y eso me causó una sensación de hastío. la película me gustó, pero después de la escena en la que waltz muere (la escena anterior, la de la cena, es larguísimaaa, tarantino editala un poco), se hace de goma. no me pareció mala, como vos decís lerer, esa escena con tarantino. me pareció mala en el contexto en el que está puesta: ya pasaron más de dos horas de metraje, el público está esperando un final, y cuando se lo llevan a django en el carrito-jaula yo me dije «uhh, ahora hasta que lo llevan a las minas, sufre, se libera, y vuelve, falta media hora más». por suerte lo resuelve todo medianamente rápido, pero últimamente me estoy candanso de que tarantino no pueda resumir un poco (no me acuerdo donde leí que al parecer el metraje original duraba 3 horas y media). lo que si me parció una pelotudez, fue toda la polémica que se armó con lo de la esclavitud, la falta de respeto, spike lee y demás etcéteras. como dijo el propio tarantino; «es un western, no me jodan».
Comparto con quienes sintieron no estar viendo algo «creíble» sino más bien un ejercicio de violencia [algo caricaturizado] para que los fans de Q.T aplaudan sus habilidades ya conocidas.
Por último, el final se me hizo largo y abrupto al mismo tiempo. Largo en su eterno laberinto discursivo que desemboca en la anteúltima matanza. Y abrupto en su llegada al final justiciero.
Coincido: para mí el final es lo más flojo de la película. La última media hora, casi…