Festival de Rotterdam: parte 3
Concluida la tarea del jurado FIPRESCI ya se puede hablar de las películas que vi en esa competencia, que estaba limitada a las premieres mundiales de la sección Bright Future. La última vez que había estado de jurado aquí fue en 2005 y en esa época se juzgaban las películas en competencia por los Tiger […]
Concluida la tarea del jurado FIPRESCI ya se puede hablar de las películas que vi en esa competencia, que estaba limitada a las premieres mundiales de la sección Bright Future. La última vez que había estado de jurado aquí fue en 2005 y en esa época se juzgaban las películas en competencia por los Tiger Awards. Me parece que el cambio -que se hizo este año- es positivo, tal vez porque mi sensación hoy es que este grupo de películas fueron mejores que las de aquella vez, pero tal vez sea injusto compararlas.
Si bien el programa no fue magnífico ni mucho menos, nos dejó con muy pocas películas realmente malas y con unas cuántas sorprendentemente buenas, tres que para mí son notables. Como sucede ya en casi todos los festivales, uno se lleva la sensación de que más de la mitad de las películas son de las que uno a esta altura podría llamar “películas prolijas para festivales”, esos filmes que caminan sobre seguro, que utilizan formatos casi prestablecidos y que no irritan ni impactan demasiado, no sorprenden ni molestan. Son, para bien o para mal, películas aceptables, pasables y, claro, al rato olvidables.
La que no es olvidable para nada es EL QUINTO EVANGELIO DE KASPAR HAUSER –película que ganó nuestra competencia-, aunque para muchos lo vaya a ser por los motivos equivocados. Es uno de esos ejercicios cinematográficos que provocan amor u odio de parte de los espectadores, ya que Alberto Gracia, en su primera película, elige hacer un combo de imágenes en blanco y negro y 16mm, que proceden más por el método de la asociación libre (de ahí que la mirada de Kaspar Hauser, prelinguística, sea la que conduce la narración) que por algún tipo de construcción narrativa.
El filme está más cerca, si se quiere, del video arte y la instalación, que de una película en el sentido convencional, pero no es eso lo que la convierten en una de las mejores de la sección, sino la potencia de esas imágenes, de esos personajes extravagantes reunidos en una especie de establo, con animales reales y de madera, teniendo algunos (pocos) diálogos casi sin sentido, mientras que el mundo a su alrededor parece casi el de un planeta muy alejado del nuestro. En ese sentido, las imágenes de Gracia nos transportan a ese otro mundo, que es el del cine en estado casi puro.
Otro de los descubrimientos de Rotterdam fue DEAD BODY WELCOME, el primer largo de Kees Brienen, un conocido personaje (crítico, videasta, presentador) del mundillo del cine local. En una historia de ficción originada a partir de un hecho real que le sucedió al realizador en Africa, Kees viaja a la India a buscar y traer de regreso el cuerpo de un amigo suyo que murió en circunstancias desconocidas en un alejado pueblito sobre una montaña, en medio de ese país.
El filme contará el viaje, sus peripecias, el encuentro con “los hechos” y el largo regreso y ceremoniales con el que cerró su despedida. La película toma la forma de un diario de viaje que va creciendo en intensidad y en emoción, con un final en el que se intenta replicar visualmente la experiencia casi mística del entierro de los muertos en la India. Otra de las mejores propuestas de nuestra competencia.
Una tercera, cada vez más favorita para mí (al principio me había dejado muy molesto su final, pero ya me reconcilié bastante con él) es la danesa NORTHWEST, de Michael Noer, un duro policial acerca de dos hermanos de 18 y 17 años que se involucran en el robo y tráfico de drogas y luego terminan dejando a una banda para pasar a trabajar a otra con las previsibles consecuencias de amenazas y peleas que van escalando cada vez más.
Lo más interesante del filme es la relación de poder entre los hermanos y cómo lidian, cada uno a su manera, con la banda de inmigrantes a la que pertenecían y la más tipo neonazi en la que actúan ahora. En esos enfrentamientos entre bandas y entre hermanos parecen resumirse muchas cuestiones que exceden el policial. El filme de Noer es intenso, duro y violento, aunque su final algo canchero, para mí, no está a la altura de lo contado.
Las tres partes de DISAPPEARING LANDSCAPES, de Vladimir Todorovic, muestran situaciones de desplazamiento geográfico, de parejas y personas de otros países que habitan uno que no es el suyo. En un tono calmo, observacional y distante, la cámara muestra esos choques y plantea claramente de forma visual las sensaciones que genera el habitar un espacio que no es propio. La primera pareja (de China y Japón, en Singapur) y la última (chileno y colombiana, en España) resultan más interesantes que la segunda historia, la de un hombre que retorna a Serbia luego de pasar años en Estados Unidos.
Algunas otras películas de la muestra que tienen sus valores son FAIR WIND, de la austríaca Bernadette Weigel, que cuenta un viaje suyo por el este de Europa con muy buenas imágenes en Súper 8. OUR NIXON es un documental dirigido por una tal Penny Lane (así como suena) que muestra imágenes tomadas también en Súper 8 por célebres ayudantes de Richard Nixon que luego estuvieron involucrados en el caso Watergate, que otorgan una mirada entre cándida y curiosa a la vida íntima de la Casa Blanca.
Otras películas con algunos puntos rescatables de la muestra fueron DIEGO STAR, Fréderick Pelletier (Canadá) y MY SISTER’S QUINCEAÑERA, de Aaron Douglas Johnston (EEUU) y, en menor medida, MATEI CHILD MINER, de la rumana Alexandra Gulea; A FALLIBLE GIRL, de Conrad Clark (Gran Bretaña/China), THE NEW WORLD, de Jaap van Heusden (Holanda) y, en cierta medida, ON MOTHER’S HEAD, de Indonesia.
Las que no me interesaron casi nada fueron FRANKENSTEIN’S ARMY, de Richard Raaphorst (Holanda); FINE, THANKS, Matyas Prikler (Eslovaquia); THE DELIVERY GUY, de Andrey Stempkovsky (Rusia); FOUDRE, de Manuela Morgaine (Francia), TOWHEADS, de Shannon Plumb (EEUU); MATTERHORN, de Diederik Ebbinge y DEVASTATED BY LOVE, de Ari Deelder (ambas de Holanda).