Festival de Rotterdam: parte 4

De la larga lista de títulos que vi en el Festival de Rotterdam, fuera de la competencia de Fipresci, todavía me quedaron muchos por analizar. Iré resumiendo, en unas pocas líneas escritas entre el final de Rotterdam y el inminente comienzo del Festival de Berlín, que empieza en 72 horas, algunas impresiones sobre algunas de ellas. Otras recuperaré más tarde. A partir del jueves, con THE GRANDMASTER, de Wong Kar-wai empieza la segunda etapa de este viaje por los fríos festivales del invierno europeo de 2013.

De James Benning vi EASY RIDER, que uno podría considerar como lo más parecido a una remake que el director de RR puede hacer. No, claro, no es una remake. Es un recorrido por lugares en los que se filmó la película y cómo están hoy, acompañados de una banda sonora que incorpora diálogos de la película y algunas canciones, varias de las cuales –si mal no recuerdo- también estaban en aquel filme de 1969 conocido en la Argentina como BUSCO MI DESTINO.

Al principio parece una clásica película de Benning, con planos fijos sobre escenarios naturales. Pero de a poco los otros elementos empiezan a integrarse al relato, dándole una fuerza, si se quiere, emocional y que trasciende el homenaje o la cita. No hay información si no vieron la película original: tendrán que trabajar para imaginarse lugares parecidos a los que vemos recorridos por Dennis Hopper, Peter Fonda y, al menos durante un rato, un inolvidable Jack Nicholson.

No había visto INORI, película rodada en Japón por el mexicano Pedro González Rubio (ALAMAR) y premiada en Locarno. Un documental de observación producido por Naomi Kawase y centrado en un pequeño pueblo en el que sólo parece haber quedado unos pocos habitantes ancianos tras la partida de muchos jóvenes. Testimonios y paisajes del lugar se mezclan en un formato que hace recordar y mucho los filmes de la propia Kawase, en los que escenario y personajes parecen representar transmitir una sensación casi zen respecto a su propia mortalidad. Una muy bella elegía, que merece más atención de que la ha tenido hasta ahora.

Brevemente repaso varios títulos brasileños que tuve la suerte de ver en los últimos meses y que tuvieron su estreno internacional en Rotterdam. De todos ellos destaco dos: A FLORESTA DE JONATHAS, de Sergio Andrade y O UIVO DA GAITA, de Bruno Safadi. El primero, una muy sugerente y atrapante película que, en cierto modo, traslada el universo de Apichatpong Weerasethakul a la Amazonia brasileña. La película tiene muchas diferencias con la obra del tailandés, pero la combinación de factores (plasticidad, mitos, humor, naturaleza, transformaciones, misterios, cambios, etc.) me llega de similar manera. O UIVO DA GAITA es otra de las más extrañas y sugerentes películas recientes, una especie de homenaje sensorial y erótico al cine brasileño de los años ’70, con un triángulo “amoroso” entre seductor y extravagante.

O UIVO DA GAITA forma parte del proyecto OPERACIÓN SONIA SILK, una suerte de homenaje a los directores Rogelio Sganzerla y Julio Bressane, que con su productora Bel Air filmaban en los ’70 varios filmes rápido y en conjunto, usando los mismos actores. Aquí se hicieron, en apenas un par de semanas, O UIVO DA GAITA, RIO NOS PERTENECE, de Ricardo Pretti, y un documental que aún no se terminó. RIO tiene al mismo elenco y una trama más densa y oscura, acerca de una mujer que regresa a Río de Janeiro.

Para complicar la situación, hay otro filme de Safadi, EDEN, que no es parte de este proyecto y que también estuvo en Rotterdam. Este se centra en una mujer que se torna religiosa tras el asesinato de su pareja. Esta especie de culto religioso que quiere combatir la inseguridad y delincuencia la va llevando a la protagonista por caminos impensados, y el filme hace eso mismo, alejándose de los clichés posibles de una trama como esa.

En la competencia por los Tiger Awards estuvo ELES VOLTAM, de Marcelo Lordello, una película que arranca con dos hermanos que son dejados en la ruta por sus padres, que no los vienen a buscar. Los hermanos también luego se separan y el filme sigue a la chica de 12 años mientras trata de regresar a Recife y vive experiencias que modifican su mirada del mundo (es una chica de clase alta) en el camino.

El filme arranca muy bien, generando curiosidad e intriga, pero promediando empieza a quedarse sin muchas ideas y más preocupado con dar un “mensaje social” que por generar curiosidad por las experiencias de la protagonista. Algunas muy logradas escenas y la actuación de la protagonista sostienen el interés en un filme correcto, pero un poco falto de vida.