Cannes 2013: «Behind the Candelabra», de Steven Soderbergh (Competencia)
Seguramente no será la despedida del cine de Steven Soderbergh -de hecho, ahora anda diciendo por aquí que sólo se «tomará un tiempo»-, pero BEHIND THE CANDELABRA es otra muestra del camaleónico talento del director que empezó su carrera ganando nada menos que la Palma de Oro con SEXO, MENTIRAS Y VIDEO, en 1989. Una […]
Seguramente no será la despedida del cine de Steven Soderbergh -de hecho, ahora anda diciendo por aquí que sólo se «tomará un tiempo»-, pero BEHIND THE CANDELABRA es otra muestra del camaleónico talento del director que empezó su carrera ganando nada menos que la Palma de Oro con SEXO, MENTIRAS Y VIDEO, en 1989. Una película que no se parece a ninguna otra de su carrera, es la historia de la relación entre ese peculiar músico entre pop y clásico que fue Liberace y un joven que conoce y con el que inicia una historia de amor a fines de los ’70.
Soderbergh elige centrarse en ese momento preciso para pintar la vida de este músico que, no tan conocido en la Argentina, fue un ídolo pop extravagante que nunca asumió públicamente su homosexualidad (como nadie lo hacía en esa época y no tantos lo hacen ahora) pese a que su show era lo más gay sobre la Tierra. De hecho, cuando Scott Thorson (una gran interpretación de Matt Damon, si bien es mucho mayor de lo que era Thorson entonces) conoce a Liberace en un show le sorprende que un intérprete gay tenga tantas fans. Su amigo (Scott Bakula) le aclara que nadie sabe que es gay y ambos se ríen a carcajadas.
Liberace (interpretado por Michael Douglas, siempre al borde de lo camp pero sin pasarse nunca del todo) vive una vida lujosa y excesiva, casi encerrado en un palacio en las afueras de Los Angeles, con un gran apetito sexual y una colección de «boy toys» que le sirven de sucesivas parejas sexuales. Pero Thorson lo impacta y con él inicia una relación mucho más íntima y duradera, que pasará de la seducción a la cotidianeidad, con un momento muy curioso de simbiosis en el que Liberace convence a Scott de hacerse una cirugía estética en el rostro para parecerse… a Liberace más joven. Luego, claro, vendrán los problemas y las diferencias irreconciliables…
BEHIND THE CANDELABRA no pierde mucho tiempo en el aspecto musical de Liberace y es una buena elección porque su estilo de melodías pop orquestadas o melodías clásicas con arreglos pop es sencillamente espantoso, casi tanto como su «acto» en Las Vegas, un show de varieté decadente con pianos de cola, tapados de visón y el famoso candelabro sobre el piano. Lamentablemente tampoco explora el mundo alrededor de ese negocio del varieté a fines de los ’70, perdiendo la oportunidad de entrar en un territorio más cercano a, si se quiere, el de BOOGIE NIGHTS.
Soderbergh está mucho más interesado en la intimidad entre ambos en este palacete lleno de objetos y muebles y anillos y cuadros, excesivo por donde se lo mire. Y Damon y Douglas «se ponen la camiseta» (y se la sacan) entregando performances que captan a la perfección la grandilocuencia, la intensidad y la locura de esa relación pero sin jamás caer en la parodia por más que ambos tengan vestuarios (¡Damon en tanga!), cirugías estéticas y peinados/pelucas que podrían dar para el humor más ramplón. Lejos de eso, cuando BEHIND THE CANDELABRA es graciosa, lo es con las mejores armas.
La película se verá por HBO en breve en los Estados Unidos (y seguramente llegará a las pantallas argentinas pronto) y lo curioso es que ni Douglas ni Damon podrán estar nominados al Oscar, pese a hacer ambos las actuaciones más jugadas -y entre las mejores- de sus respectivas carreras. En el caso de Soderbergh su intención parece ser mostrar que puede cargarse cualquier proyecto que le pongan adelante y sacarlo adelante con eficiencia. Tal vez esta película tenga menos toques personales de puesta en escena que otras: su concentración parece haber estado puesta en haber conseguido el tono actoral y cinematográfico justo para lo que está retratando. Y sin dudas lo consigue: seguramente Spielberg y el resto del jurado la tendrán en cuenta, al menos, para los premios actorales.