Cortometrajes argentinos: entre el BAFICI y Cannes
Durante la mesa de la crítica organizada por el Talent Campus en el marco del BAFICI, alguien del público preguntó el motivo por el que los críticos nunca escribimos sobre cortos. Yo no alcancé a responder (lo hizo Quintín, que contó una simpática anécdota ligada a Flavia de la Fuente, su mujer y ahora cortometrajista y […]
Durante la mesa de la crítica organizada por el Talent Campus en el marco del BAFICI, alguien del público preguntó el motivo por el que los críticos nunca escribimos sobre cortos. Yo no alcancé a responder (lo hizo Quintín, que contó una simpática anécdota ligada a Flavia de la Fuente, su mujer y ahora cortometrajista y «videocrítica»), pero cuando terminó el festival me di cuenta que entre muchos de los DVDs recogidos tenía una buena cantidad de cortos.
Esa pregunta y la noticia que dos cortometrajes argentinos estarán en el Festival de Cannes (una presencia constante, año a año) me hizo notar que tal vez, los que tendemos a tener poca paciencia con los programas de cortos, nos estemos perdiendo algo importante que está pasando ahí. Algo que sólo nos damos cuenta cuando algunos de estos cortometajistas pasan al largo. El año pasado escribí sobre dos buenísimos cortos de Morgenfeld y Margolin, y este año -en el marco del BAFICI- hice lo mismo con algunos muy buenos mediometrajes como HABITAT, de Ignacio Masllorens, y LAS AMIGAS, de Paulo Pécora.
Así que, sin más preámbulos, un repaso de una media docena de cortos argentinos que estuvieron en el BAFICI o que estarán en Cannes. Hay un caso que viene con doblete.
MAÑANA TODAS LAS COSAS, de Sebastián Schjaer. Compitió en el BAFICI y representará a la FUC en la competencia de Cinefondation del Festival de Cannes. Carla Crespo y William Prociuk encarnan a una pareja a la que dejan encargada el cuidado de un sobrino, el hijo de la hermana de él, en la casa del niño. Tras una visita de ella al hospital se desatará una complicada situación que pondrá en riesgo la estabilidad de la pareja. En 17 minutos, Schjaer logra ser sugerente en cuanto a las emociones de los personajes, agrega un tercer personaje (un amigo de la pareja encarnado por Lalo Rotavería) a la discusión y crea un notable clima dentro de lo que parece ser una casa de los suburbios. Se luce Carla Crespo, especialmente, en la escena previa al final, la más intensa de este notable filme que logra conectar emocionalmente con el espectador sin subrayar nada, apostando por la empatía.
QUE JE TOMBE TOUT LE TEMPS?, de Eduardo «Teddy» Williams. Llegó a Cannes el año pasado con su primer corto, PUDE VER UN PUMA. Estuvo en Roma con EL RUIDO DE LAS ESTRELLAS ME ATURDE. Y ahora vuelve a Cannes, en este caso en la Quincena de Realizadores, con otro corto tan intrigante y fascinante como inexpugnable, una marca ya característica de su cine, casi como sus misteriosos títulos (este podría traducirse como Que caigo? o Que caigo todo el tiempo?, «sin tilde», me aclaran). No me pidan que cuente de qué trata porque sería imposible. Se escucha la voz de Nahuel Pérez Biscayart pidiendo una extraña semilla mientras se ven imágenes de una calle en Africa. Luego Nahuel seguirá con un diverso grupo de gente caminando y conversando en distintos lugares bastante particulares y extraños: un bosque, una especie de catacumba, y así. Como en otros filmes de Teddy, descifrar de qué hablan es por lo menos complejo (aquí hablan en castellano, inglés y francés, y siempre parecen escucharse pedazos de conversaciones que vienen y/o van hacia algún lado), pero siempre logra fascinar con esos grupos extraños de amigos que se mueven por lugares raros y semiabandonados (en este caso, algunos reminiscentes a los de Apichatpong Weerasethakul) y que parecen manejar un idioma casi privado, como si se tratara de criaturas que habitan bajo la Tierra o invasores de algún desconocido planeta psicodélico. Casi nunca entiendo muy bien a los marcianitos de Williams, pero me intriga mucho verlos moverse por ahí…
UNA PARTE, de Ignacio Sánchez Mestre. Otro realizador que llega del teatro (dirige la obra DEMO, actualmente en cartel en El Camarín de las Musas), en este corto que participó del BAFICI, Sánchez Mestre se centra en las vivencias de un joven de origen colombiano (Vladimir Durán) que está cuidando la casa de un amigo (segundo corto con similar punto de partida, al igual también que el largo PENSE QUE IBA A HABER FIESTA, de pronto estreno) y que se topa, una mañana, con que una enorme piedra se ha depositado en la terraza de la casa, al lado de la pileta. Preocupado e intrigado por esta enorme piedra que podría provenir de un meteorito, y sin saber qué hacer, llama a su ex novia (Cecilia Rainero) para que lo ayude. Ella, embarazada de su actual pareja, va a verlo. El corto se centrará en ese reencuentro, con la gigantesca piedra y el extraño comportamiento del gato que cuida, como testimonios de esa extrañeza e incomodidad que se genera entre ambos. Más allá de la simpática curiosidad de la piedra y la inesperada situación que se genera con el gato, UNA PARTE es una película que indaga sobre la dependencia mutua de esa relación entre un hombre y una mujer.
EL PASITO DE ONDA, de Guillermina Pico. En competencia en el BAFICI, el corto se centra en una chica que, mientras limpia una oficina por la noche, parece practicar un discurso que, se revelará luego, es un llamado telefónico familiar importante. El corto se centrará en esa espera y en esos ensayos, los que serán acompañados musicalmente de manera tal que, en un momento determinado, la película pegará un discreto salto hacia el musical, que no explotará del todo. Este es el momento más simpático (y que conecta con otros, musicales/coreográficos, que se vieron en BAFICI) de otro corto que toca tangencialmente una complicada relación familiar (de pareja, hermanos, padres e hijos) y personal a partir de un personaje solo que debe hacerse cargo de afrontar una situación difícil.
LA PLAYA DE MEXICO, de Gastón Margolín y Martín Morgenfeld. Tercer corto de la dupla que mostró en festivales previos los muy logrados LA FIESTA DE CASAMIENTO y LA MAÑANA DE NAVIDAD, aquí vuelve a aparecer Julieta Zylberberg quien, en una casa que parece ser de un country (sí, tiene pileta también, como el 80% de los cortos argentinos) pasa unas horas con dos hermanas que están allí y a las que está visitando su padre, que vino desde México pero al que prefieren no ver mucho. En la charla familiar hablarán del pasado, de su infancia, se contarán anécdotas y rememorarán conocidos en común (las hermanas son interpretadas por Rita Pauls y María Soldi) mientras la oscuridad avanza y los raros ruidos de la noche lo cubren todo. Tal vez algo menos contundente que los dos anteriores, igualmente apuesta por la creación de climas y por profundizar esa relación, con secretos, de tres chicas que se conocen de toda la vida.
Y SI NO ES MAÑANA, de Martín Schuliaquer. Este reciente competidor en el BAFICI se centra en un joven que se despierta a la mañana en una casa que parece ser la suya, vomita en el baño y luego prepara el desayuno, mientras mira fotos en un corcho y espera la llegada de alguien. Ella se levanta, desayuna con él y ambos -arquitectos los dos, parece- hablan de un edificio que ella está por construir. En el diálogo irán saliendo cuestiones de esa relación, que no es tan simple como parece en un principio. El corto, elegantemente filmado y con puntos en común con MAÑANA TODAS LAS COSAS (el director de aquel es asistente de dirección aquí) gana mucho gracias a la muy precisa interpretación de Juan Barberini y Julia Martínez Rubio, que encuentran las emociones mezcladas de sus personajes en pocos minutos y hablando casi todo el tiempo de metros cuadrados y de construcción de cocheras…
9 VACUNAS, de Iair Said. Premiado en el reciente BAFICI, este cortometraje dirigido y protagonizado por el propio Said -que también es protagonista de ACA ADENTRO, que estuvo en la competencia internacional de largos del mismo festival- parte de la idea ingeniosa y simpática de plantear una posible relación entre un chico y una chica que se conocen mientras esperan ser vacunados a lo largo de nueve días consecutivos, por sendas mordeduras de animales. La incomodidad del principio, el incipiente interés de él ante el misterio de no saber qué es lo que ella está pensando, permiten ir generando una intriga de pequeña comedia romántica. Así, mientras hablan de cosas cotidianas («¿tu obra social te cubre las coronas del dentista?», por ejemplo) por momentos hacen largos e incómodos silencios, el espectador va viendo cómo crece la curiosidad y la inquietud de él. La resolución, si bien puede dejar un regusto a final abrupto que no alcanza a resolver las expectativas creadas, es absolutamente realista y creíble.