Cannes 2013: Rasoulof, Des Pallieres, Lau, Moreau
Luego de un impasse vacacional -no realmente vacacional, pero sí respecto al sitio-, retomo las críticas de las películas del Festival de Cannes. Me quedaban por cerrar cinco más, cuatro de las cuales van aquí y una vendrá después (la de Lav Díaz, que merecerá un post propio). También estoy recuperando películas de la Semana […]
Luego de un impasse vacacional -no realmente vacacional, pero sí respecto al sitio-, retomo las críticas de las películas del Festival de Cannes. Me quedaban por cerrar cinco más, cuatro de las cuales van aquí y una vendrá después (la de Lav Díaz, que merecerá un post propio). También estoy recuperando películas de la Semana de la Crítica y de la Quincena de Realizadores vía DVDs y/o el sitio FestivalScope, por lo cual un poco más adelante habrá otras entradas a las que llamaremos «Post-Cannes» con lo que encuentre allí…
MANUSCRIPTS DON’T BURN, de Mohammed Rasoulof (Un Certain Regard). No vi la película anterior hecha por Rasoulof -el otro realizador iraní que fue a la cárcel al mismo tiempo que Jafar Panahi, pero con una condena menor- por lo que no sabía mucho qué esperar del filme. Me llamaba la atención que, a diferencia del cine del director de OFFSIDE, pocos hablan o aparecen muy entusiasmados a la hora de ver una película de Rasoulof, y me quedó la impresión, tras ver el filme, que, si bien su cine puede no estar a la altura de los «grandes nombres» de su país, es un realizador políticamente muy valiente que hizo una película (en secreto) que puede ser muy riesgosa para su carrera profesional, ya que es una denuncia severa y brutal sobre cómo el gobierno, a través de sus operativos de seguridad interior, tortura y mata a intelectuales con ideas políticas prohibidas por el régimen. El filme es un tanto confuso narrativamente y se centra en dos asesinos que trabajan para el gobierno que van en camino a «hacerse cargo» de estos disidentes que escribieron un libro en el que se denuncian atrocidades contra intelectuales cometidas en la década del ’90. Los encuentros entre disidentes, el viaje de los torturadores y los encuentros entre ambos se combinan con la lectura de ese material prohibido que el gobierno quiere a toda costa borrar del mapa. Se tarda un tanto en entender el curioso entramado narrativo del filme, pero una vez que se hace la película es potente, intensa y, en virtud de la realidad del cineasta y la situación de su país, absolutamente aterradora.
MICHAEL KOHLHAAS, de Arnaud des Pallieres (Competencia) Siempre hay películas en Cannes que hay que volver a ver con mayor tranquilidad y ésta es una de ellas. En medio de otros títulos más fuertes, atrapantes y convocantes, este drama acerca de un mercader francés del siglo XVI (alemán en la novela original de Heinrich von Kleist, pero modificado aquí) al que le roban sus caballos y, siendo ignorado por la ley, decide salir a vengarse en una violenta persecución para conseguir justicia, pasó un poco desapercibido. Mads Mikkelsen encarna a este hombre en un filme de un director que construye un muy buen clima de época y situación pero que no logra darle a la historia demasiado peso dramático. Da la impresión que la película se queda a mitad de camino entre una película más radical sobre la novela y una adaptación más, si se quiere, clásica, por lo que no termina de convencer de ninguna de las dos maneras: resulta demasiado opaca como película narrativa y demasiado episódica y narrativamente frágil como adaptación más convencional. De cualquier modo, creo que amerita una segunda visión de mi parte. Los excesos cinéfilos de Cannes siempre se las cobran con películas como ésta.
BENDS, de Flora Lau (Un Certain Regard) Opera prima de ficción de Flora Lau, se centra en la relación entre el chofer de un empresario de Hong Kong y la esposa de éste. El conductor en cuestión vive en Shenzhen, China, a solo 18 kilómetros de la frontera con Hong Kong, pero su mujer está embarazada de un segundo hijo (algo que la obligaría a pagar una enorme multa en China por la política de «One Child Only» que intenta que las familias tengan solo un hijo) y necesita cruzarla para tener a su segundo hijo allí. Su «patrona» tiene sus propios problemas, ya que su marido desapareció del mapa y ella se quedó con deudas y juicios y sin muchos derechos. Ninguno de los dos sabe cuál es el problema del otro, por lo que la película seguirá cada caso por separado hasta centrarse en la conexión dramática y emocional de ambos. Es un drama sencillo, simple, bien narrado, que seguramente no será recordado como uno de los grandes descubrimientos de Cannes, pero que es un más que digno aporte del cine asiático de autor. A la vez, el filme plantea en términos simples, pero claros y evidentes, las diferencias políticas, sociales y económicas que siguen persistiendo a través de esa extraña frontera entre dos países que son uno (o un país que son dos). Un dato: la protagonista, Carina Lau, es una de las veteranas grandes estrellas del cine de Hong Kong, de películas como DAYS OF BEING WILD, ASHES OF TIME, FLORES DE SHANGHAI y 2046.
HENRI, de Yolande Moreau (Quincena de Realizadores) Fue la última película que vi en Cannes y no fue, digamos, la mejor despedida posible, si bien el filme tiene algunos apuntes y momentos curiosos e interesantes. Henri se centra en un cincuentón que vive en Bélgica, de origen italiano (Pippo Delbono) que queda súbitamente viudo y a cargo de un restaurante que no puede manejar bien solo. Una chica que vive en una casa para personas con problemas mentales empieza a ayudarlo en la tarea y una curiosa relación nace entre ellos, con las predecibles confusiones y complicaciones del caso. La película tiene una serie de escenas y momentos recordables (algunos a lo largo de un viaje laboral que ambos emprenden), pero en sus eternos 107 minutos de muy pausado ritmo y cuidado tono bajo, termina haciéndose bastante agotadora, como si la pachorra del tal Henri -y su par de amigos borrachines- copara el ritmo del filme aburriendo mortalmente a los espectadores.