¿El fin de la crítica cinematográfica en la Argentina?
«My advice to you. I know you think those guys are your friends. You wanna be a true friend to them? Be honest, and unmerciful.» (Lester Bangs, en CASI FAMOSOS) Unos días antes del estreno de METEGOL confirmé algo que venía sintiendo hacía ya tiempo: que la crítica de cine en la Argentina está pasando […]
«My advice to you. I know you think those guys are your friends. You wanna be a true friend to them? Be honest, and unmerciful.» (Lester Bangs, en CASI FAMOSOS)
Unos días antes del estreno de METEGOL confirmé algo que venía sintiendo hacía ya tiempo: que la crítica de cine en la Argentina está pasando por su peor momento. La sensación no está relacionada, principalmente, con el hecho de que a mucha gente le haya gustado mucho la película –o al menos más que a mí—, sino con una serie de cosas que intentaré analizar en las siguientes líneas.
Esa “confirmación”, esa impresión de estar pasando por un momento en extremo chato de la crítica, la vi claramente graficada en las redes sociales. Años atrás, cineastas y críticos no se cruzaban opiniones ni compartían demasiados espacios comunes, y mucho menos lo hacían entre funciones de prensa y estrenos. Salvo excepciones muy contadas o específicas, uno no le decía a un director que su película le había encantado antes de escribir sobre ella. Idealmente, tampoco se lo decía a la jefa de prensa de la película. Era, en el mejor de los casos, un pacto de caballeros: “yo hago lo mío, vos hacés lo tuyo” y viceversa. Unos y otros se alegrarían o enojarían, pero casi siempre fuera de la esfera pública. Las reglas del juego, que le dicen…
Tengo la sensación de que, últimamente, buena parte de la crítica de cine en la Argentina ha pasado a convertirse en un Club de Fans con muy poco criterio propio y con cero capacidad crítica. No sé si es por el crecimiento de las redes sociales y la necesidad de agradar a los cineastas y/o a sus distribuidoras, no sé si es para gestionarse avisos publicitarios de esas películas (o, al menos, unos regalitos de los jefes de prensa) o simplemente para conseguir un retweet de alguna celebridad, pero lo cierto es que casi no parecen existir críticas negativas en la Argentina. Y no hablo del cine nacional, hablo del cine en general.
Basta solo ver los promedios de Todas las Críticas (www.todaslascriticas.com.ar): casi no hay películas con promedio negativo. Los únicos que pierden, de vez en cuando, en este terreno, son esas películas argentinas lanzadas casi sin difusión y sin prensa ni muchas salas, que pueden ser masacradas por algunos a partir de la impresión de que a nadie que ellos les importe les va a importar demasiado. Pero ni siquiera eso: la crítica argentina se ha vuelto blanda, inocente, banal, sin fuerza ni garra. Hay muy pocas críticas hechas aquí que dan ganas de leer. Y no hablo necesariamente de la calidad de la escritura (ese es otro tema que no da para analizar ahora), sino de la capacidad de análisis, la posibilidad de ir más allá de comprar lo que se vende.
En una mesa del BAFICI Mariano Llinás cuestionaba las críticas que se hacían en la Argentina diciendo que, para él, no estaban a la altura del cine que también se hace acá. No estoy de acuerdo con esa afirmación (el 80% de las películas argentinas son tan flojas como el 80% de las críticas y con suerte en ambos lados hay un 20% pasable), pero sí es cierto que las críticas se han vuelto perezosas. Con contadas excepciones, la mayor parte de las cosas que se leen son una serie de citas a las gacetillas y un par de frases hechas, las mismas que buena parte de los críticos de mi generación detestábamos cuando empezamos a escribir, años atrás: un buen entretenimiento para toda la familia, un derroche de simpatía, una bella historia sobre la amistad, excelentes efectos especiales…
Mi sensación es que una buena parte de la nueva generación de críticos se ha ubicado en un lugar poco interesante, tratando de cuidar las formas todo el tiempo en un mundo excesivamente interconectado. Pero la crítica, indefectiblemente, molestará a algunos y ofenderá a otros, es la condición casi necesaria de su existencia. Da la impresión que todas las películas estrenadas en la Argentina son buenas o casi buenas o potencialmente buenas (y ya noto que está pasando lo mismo con las series de televisión). Y si bien algunas lo son, al leer muchas críticas uno tiene la impresión de que nadie se anima a criticar más nada. Y así, lamentablemente, las críticas pasan a ser un objeto chato, hueco, sin vida, casi una «fan letter» a los cineastas o a las compañías que las distribuyen.
No digo que no haya buenos críticos ni personas que escriban bien en las nuevas generaciones. Lo que siento es que la mayoría de ellos no se ocupa del cine mainstream (en el cine de autor, considerando lo poco que se estrena aquí, es sencillo ser celebratorio), y ese territorio queda para los «aplaudidores» de turno. A ellos, entonces, la pregunta: «¿en serio les parece buenísimo todo-todo-todo lo que se estrena en la Argentina?» «¿Qué creen que puede pasarles si escriben que una película no les gustó? ¿No serán invitados a una función de prensa? ¿No les sonreirán los conocidos involucrados en esas películas? ¿Serán atropellados por un misterioso batimóvil en la calle?»
Si no están dispuestos a que alguna de esas cosas sucedan -lo del batimóvil espero que no-, deberían haberse dedicado a otra cosa. El trabajo de crítico de cine y el de fan (o socio comercial) es muy distinto. Digo: son trabajos diferentes. Nadie niega que en este pequeño y cruzado mundo de intereses hay cosas que se mezclan, pero la crítica debería ser el último de los bastiones de la independencia. No hay nada que negociar ahí. Uno ve algo, le gusta más o menos, y escribe sobre eso de la manera más honesta y sincera que le es posible.
Sí, seguramente los involucrados preferirán un tweet celebratorio que una larga parrafada crítica (muchos cineastas suelen preferir una palmadita en la espalda de avant premiere que una crítica larga por mejor «argumentada» que esté), pero el trabajo del crítico no es ése. Es como la frase que Philip Seymour Hoffman decía en CASI FAMOSOS, la que cito al principio de esta nota: la mejor manera de ser «amigo» es ser honesto e impiadoso.
Pensaba todas estas cosas en la semana que pasó entre la función de prensa y el estreno de METEGOL, semana en la que me preguntaba si debería o no escribir sobre la película. Como esto es un blog en el que hago críticas de algunos estrenos (no de todos) podía tranquilamente haber evitado escribir sobre una película que me había gustado solo parcialmente. Es que, en medio de las alabanzas cruzadas en las redes sociales y las casi amenazas solapadas que se leían por ahí, daba la impresión que escribir una crítica no del todo celebratoria (ni siquiera digo «mala», digo «con dudas») de la película, era transformarse en Enemigo Público. No ya de los responsables diversos de la película, sino hasta de los colegas y fans varios.
Finalmente me decidí a escribirla para no ser parte de esta especie de perverso sistema de «palmadas en la espalda» en la que, siento, se ha convertido la crítica de cine, algo que habitualmente la diferenciaba de las generalmente más acomodaticias críticas de música, teatro y televisión, por ejemplo. Por suerte para mi fe en la crítica, ese mismo jueves aparecieron críticas más juiciosas y jugosas sobre la película que me hicieron recuperar cierta fe en la tarea. El hecho de que hayan sido escritas por Luciano Monteagudo y Fernando López (en Página/12 y La Nación), dos veteranos de la profesión, no me tranquilizó respecto a las nuevas generaciones, pero sí me hizo notar que los que piensan que la crítica cinematográfica es otra cosa continúan vigentes. Luego leí algo escrito por Javier Porta Fouz en Hipercrítico, texto con el que coincido 100 por ciento, y me quedó en claro que el espacio para una crítica real, honesta y dura (si tiene que serlo) seguía estando allí, entre la gente (un poco) más joven. Y fue gracias a ellos que le agregué los signos de pregunta al título de esta nota.
Lo que debería preguntarse cada crítico antes de sentarse a escribir es «¿para quién estoy escribiendo?» No digo esto en el sentido de acomodar la complejidad de los textos en función de un lector imaginario, sino para pensar que la crítica no se escribe para que la lea el director, el productor, el actor, la distribuidora, la jefa de prensa o los colegas. Las críticas se escriben para que las lean las personas que van al cine. Y es a ese lector al que se le debe lealtad. Es la persona que lee esas líneas la que espera honestidad, la que se acerca a la crítica para que le ayude a analizar un filme, a dialogar con él y, llegado el caso, a decidir si va a verlo o no. Si no se escribe para ellos (o para uno mismo, llegado el caso, a manera de Diario Personal), no se escribe para nadie. Sin tener eso en claro, la crítica pasa a ser un elemento más del marketing cinematográfico, una categoría más de la promoción.
Los críticos como ustedes solo escriben para que los lean otros críticos hace rato que se olvidaron del publico, solo les importa hacerse los raritos y que otro crítico les diga lo bien que escribieron. Y en cuanto a lo de escribir en positivo para recibir algo también lo pusieron de moda ustedes o acaso el 90 por ciento de las películas que pautan en este sitio y en el «Otro» no salen positivas, ah y desde hace tiempo en el diario donde escribe Diego B también. El combo es 2×1. La crítica corrupta la pusieron de moda ustedes y en el medio todos lo saben.
No puedo más que decirte gracias por esta nota. Soy periodista y estudio crítica de artes.
Buen simbronazo. Por momentos inspiradora.
Gracias otra vez.
Yo te llevaría de los pelos delante de la presidenta, para que vea lo que pasa cuando no se invierte en educación.
Lerer, de repente, se pone extremista y señala la tibieza de los otros. Quintin sobre, bueno, lean: «Lerer es un buen crítico, de lo mejor que hay en plaza en los grandes medios. Pero aun en privado, viene huyendo siempre de esa confrontación con la cinefilia dura. Es como si en la cabeza tuviera dos campanas: la que le dice que el rey está desnudo y la que lo retiene del lado de los críticos que respetan ante todo el consenso de la profesión y el medio tono supuestamente serio que les corresponde como periodistas de un diario de gran tirada. En Venecia, Lerer está rodeado de imbéciles (los imbéciles que componen mayoritariamente la crítica internacional de los grande medios) que van allí a aplaudir cualquier porquería y a abuchear a Vincent Gallo. Ferreira nos anticipa por mail que, a su juicio, la película de Gallo es una obra maestra, mientras que Lerer se limita a exhibir sus propias vacilaciones. En el fondo, le interesa lo que vio de la película, pero no se anima a asumir su defensa. Como sabe también Lerer que Guerín es indefendible, que es un cineasta que durante años no hizo más que un par de documentales raquíticos y ahora produce films de ensayo desde la impostura de un prestigio mal habido, películas que se limitan a filmar planos soleados y fetichistas sin ningún compromiso humano ni cinematográfico, como reveló magistralmente Ferreira. Es cierto que el lugar de la radicalidad produce vértigo, un vértigo acaso incompatible con la rutina diaria del periodismo cinematográfico. Por eso Lerer corre el riesgo de seguir vacilando, de no darle nunca la espalda al buen tono que le permite seguir haciendo equilibrio.» Texto completo, por aquí: http://lalectoraprovisoria.wordpress.com/2010/09/07/12163/
El texto de Quintin se refiere a otra cosa que de lo que yo hablo en la nota. Q. aboga por un tipo de crítica más bestial y contundente, sin «medias tintas» ni «dudas». Yo no creo que la única forma de ser un gran crítico sea decir que todo es una mierda salvo 3 o 4 geniales películas (tampoco creo que Q, aun en su estilo, piense eso), pero sí creo que hay que escribir con mayor grado de profundidad, salir de la obviedad y lugar común celebratorio. En el peor de los casos, mi «equilibrio» tiene que ver con mis dudas o mi personalidad, pero jamás con la necesidad de contentar a los cineastas o a las distribuidoras. Y si en algún punto lo he hecho, valga este texto como autocrítica también…
tal vez los nuevos críticos carezcan de la formación o el vuelo necesario para elaborar una crítica más interesante… tal vez no sea tanto por quedar bien sino por no saber hacerlo de otra forma
Es una buena pregunta. Creo que hay de las dos cosas: gente que escribe mal porque no podría escribir mejor y otros que lo hacen porque es más cómodo, más fácil y piensan que los van a tener más en cuenta. El problema, lo que creo que no notan, es que nadie los tiene en cuenta así. Cuando empezó EL AMANTE, digamos, misma época en la que yo empecé, el «problema» que teníamos era querer hacernos notar por lo duros, por lo brutales llegado el caso. Tal vez era excesivo, pero es preferible eso que una generación de críticos arranque de manera acomodaticia…
De hecho no, NO es preferible ni una generacion extremadamente dura para hacerse notar, ni una extremadamente blanda para caer bien. Ambas estan mal.
Y Llinas (que es un maldito genio) tiene toda la razon: la critica nacional no esta a la altura del cine nacional. Y no porque el cine argentino sea increible ni mucho menos, pero por lo menos tiene una honestidad, un deseo y un sueño; en cambio a los criticos les agarra sueño, desean ser mas reconocidos que la speliculas q critican y de honestaidad no hay nada…
Dudo que todas las películas argentinas estén hechas desde la honestidad intelectual, comercial, lo que sea. Es igual de triste el panorama que en la crítica… Y, peor, hay mucho dinero en juego para que falte honestidad, no una remerita del merchandising oficial de una distribuidora.
En primer lugar voy a decir que me parece un gran texto, oportuno, necesario, polémico. Y que necesita seguir haciendo la pregunta porque sí, coincido, es un momento horriiible de la crítica en Argentina.
En segundo lugar vine acá para repetir algo que dije en Twitter: no es generacional. Miro TodasLasCriticas y me pregunto si esos críticos no son de tu generación antes que de la «nueva». Scholz no es nuevo y era colega tuyo en Clarin. Y defiende la película con argumentos de un populismo vomitivo. Tampoco Vieytes es la nueva crítica. Y lo menciono porque me sorprendió su texto positivo. Y son dos casos bien distintos de dónde publican y quién los lee.
Entonces la pregunta por el estado de la crítica es buena y mejor aún que se ponga en evidencia con una película como Metegol. Sólo que la respuesta no es que los nuevos críticos tienen miedo de perderse el mercahndising o que no los inviten a la próxima privada de la distribuidora. El problema está en el reclamo que citás de Llinás. Estuve en esa mesa y me parece que la pereza de la crítica es antes de una crítica anquilosada, en piloto automático, sin interés que se publica cada jueves en «los grandes medios» que de los blogs y sitios que pululan por ahí. El tema es que sí, la diferencia está en la proporción: en los diarios nacionales deben sumar menos de 10 críticos en total y casi nada de eso es nuevas generaciones, y los blogs y sitios son muchos y muchos los que escriben.
Espero que se entienda que no escribo en contra tuyo sino a partir de tu texto algunas ideas que evidentemente eran imposibles de expresar en 140 caracteres.
Insisto que no es una nota contra las críticas positivas de METEGOL. Es sobre la «pereza crítica» y la necesidad de escribir para las distribuidoras/cineastas, etc. El caso de METEGOL me llevó a leer un montón de críticas de la web y me quise matar. Tal vez lo que sucede ahora es que con las facilidades de internet cualquiera puede escribir, y si bien eso es bueno en muchísimos aspectos (mucho más que los malos) tiene su costado negativo, y está en que cualquiera es crítico de cine. Y, pese a que sea incómodo decirlo, no cualquiera lo es. Yo, con 20 años laburando de esto, muchas veces leo cosas de otros críticos y siento que no estoy a la altura de ellos ni de la profesión.
En realidad, el sentido del texto es: «gente, sean críticos, discutan, provoquen, piensen por su cuenta». Digo, ¿si a los 25 años escribís como Adolfo Martinez, que te queda para el resto de, digamos, tus 60 años de carrera?
En un punto, es como decir: «Nosotros ya estamos medio hechos mierda y queremos que ustedes sean los ‘Jóvenes turcos’, los que quieren cambiar las cosas, provocar, molestar». Es medio triste ver que la gente que no tiene nada que perder (no tienen todavia una carrera formada, una profesión, un sueldo, casa, hijos, etc) actúan como si fueran mediocres profesionales que se sacan el laburo de encima.
Digo: si un editor de un suplemento de espectáculos ve el laburo de estos críticos, los pasa de largo y se queda con sus viejos redactores. Cuando yo trabajaba en Clarín siempre leía cosas y veía gente talentosa para llevar (lo he hecho en algunos casos, muchos siguen escribiendo aunque casi nunca críticas), pero si entrás ahora a leer te querés matar.
¿Por qué gran parte de la generación de El amante labura ahora en medios más grandes? Porque, te gusten más o menos, estés más o menos de acuerdo, escribían de verdad y decían lo que se les cantaba sobre las películas. Y cualquiera nota eso. Si leés muchos críticos ahora no ves personalidad alguna, son poquísimos los que se destacan. La mayoría les tuitea sus críticas a las distribuidoras para que les hagan RT.
«Digo, ¿si a los 25 años escribís como Adolfo Martinez, que te queda para el resto de, digamos, tus 60 años de carrera?».
Es una pregunta hermosa y la reflexión que sigue muy acertada.
Ahora ¡jodeme! Ruego que haya de su parte ¡su generación! la misma autocrítica (no un párrafo, una línea ¡un texto!) que reclaman del otro lado de la mesa. No me vengan con que están de vuelta. No tienen 70 años y muchos siguen escribiendo cada jueves en los diarios, y participan en programas de radio, y viajan a festivales y sigue la lista. La crítica de diario es (en su gran mayoría) 100% fórmula: un párrafo para el argumento, otro poco para lo técnico, un poco acá de los actores y cerramos con un mensaje para la posteridad. Siguen haciendo crítica y están incluidos dentro de tu pregunta por el fin. Okey, la afirmación del título pasó a ser pregunta por unos textos de críticos de tu generación ¿pero no es una excepción?
Hace unas semanas un amigo te decía en Twitter que lleva 20 años comprando Clarin y el suplemento de espectáculos hoy no se puede leer. Battle también reconoció eso hace unos días, me acuerdo, recuperando a quienes escribían entonces.
De todos modos parece que los críticos jóvenes no se sienten convocados ¿no tienen nada para decir? ¿no quieren discutir, patalear, aplaudir, putear? Eso no habla bien de ellos. Ufa.
Yo asumo claramente que muchas veces escribimos mal, apurados, sin ganas. Tiene que ver con el mal cine y también con cierto grado de cansancio y maquinización del laburo. Es por eso, entre otras cosas, que me fui de Clarín. Acá puedo escribir sobre lo que quiero, cuando quiero y cuanto quiero. Obvio, no es tan fácil porque uno está ocupado en otros trabajos, pero nadie me corre, ni me apura ni me quedo sin espacio…
Sí, claro que mi generación cayó en esos clichés en buena medida, pero igual sigo encontrando que en general las personas que escriben bien en los grandes medios son de mi generación (extendida, digamos): Porta Fouz, Bernades, Luciano, Brodersen. Y Boetti, que es más joven, je!
Tal vez me falte leer a todos y el texto no intenta ser exhaustivo. Se apoya en unas 20 críticas de METEGOL (y varias de otras pelis que había leído antes) que leí en internet y que parecían escritas por alumnos de secundario tratando de caerles simpáticos a las maestras.
Y del estado de Clarín Espectáculos no voy a hablar, no me parece adecuado hacerlo. Pero te aseguro que la responsabilidad excede a los que trabajan en la sección…
Antes que nada, celebro el texto de Lerer porque -estemos o no de acuerdo con sus distintos postulados- es duro, contundente, preciso, personal y provocador. En épocas de apatía y con una crítica en el mejor de los casos amesetada son necesarias las reflexiones cuestionadoras.
Tiro algunas opiniones sueltas, quizás con el correr del debate pueda ordenarlas y conceptualizarlas mejor.
1- Sí, creo que hay pocos buenos exponentes entre la nueva generación de críticos. La paradoja es: nunca como ahora hay tantos blogs o twitteros cinéfilos y tan poca reflexión o análisis interesante.
2- También hago la autocrítica desde quienes seríamos de la generación intermedia (ya casi vieja, je), aquella que desde El Amante y La Maga llegamos en los ’90 a los medios masivos. Hay desgaste indudablemente. Quizás lo que teníamos para aportar ya lo hayamos hecho cuando surgió el Nuevo Cine Argentino. Es una duda, no una certeza.
3- Sí, hay amiguismo, demasiada cercanía a los directores, a los agentes de prensa, pero ni siquiera creo que ese sea el problema central (no creo que los colegas sean corruptos ni nada por el estilo): hay un interés por no confrontar, por no provocar, por no salirse del molde. Busco (incluso para sumar al sitio) y me cuesta encontrar nuevas firmas, gente que escriba bien pero sobre todo reflexione con inteligencia, agudeza, desparpajo, ironía sobre el cine argentino, sobre Hollywood o lo que se ve en ciclos y festivales.
4- Puede ser que la cobertura de estrenos te vaya «limando» la cabeza. Hoy casi no se estrena el «otro» cine (salvo los esfuerzos encomiables de Zeta Films), el cine argentino ofrece pocas sorpresas por año (y mucho estreno «fantasma») y todo se reduce, entonces, a reivindicar THE AVENGERS por sobre, digamos, WOLVERINE: INMORTAL. O sea, la discusión más «apasionante» es si un film de Marvel es mejor que otro… de Marvel.
No sé, hay mucho para escribir y para discutir. Mientras sigo pensando el tema, vuelvo a celebrar el texto de Lerer. El debate, por supuesto, está abierto.
Voy a tratar de ir por partes, je!
1.- De acuerdo. Cada vez hay más gente escribiendo sobre cine y menos para decir. Increíble ironía, debería haber 20 debates por semana.
2.- Un poco de acuerdo también. Como decía antes, creo que el texto es un pedido a los más jóvenes a que tomen la posta, a que sean provocadores, ya que nosotros estamos perdidos, je! No podés ser tan cuidadoso a los 25 años…
3- Vuelvo a METEGOL. Lo conozco bien a Campanella, a Axel, a la jefa de prensa, a gente de la distribuidora. Creo (o creía, je!) que tengo una buena relación con ellos. Entonces qué debería hacer si la película no me convence, ¿escribir que es genial? La típica opción es no escribir, patear la pelota afuera, pasársela a otro (a full con las metáforas futboleras), pero en un punto es una truchada también. Si una persona te retira el saludo porque dijiste que su película no es genial (tampoco que es mala, sino que no es lo mejor que pasó en el planeta cine en 100 años) entonces es un problema de esa persona, no hay ninguna amistad ahí que celebrar. Hacés películas, existen críticos, bancate las consecuencias. Punto. Y más ahora y con este tipo de películas, ya que a casi nadie le importa lo que nosotros podamos escribir. En vez de 3.550.000 una mala crítica va a hacer que vayan 3.549.999. No somos importantes. Y es por eso que, sabiendo que a nadie le importa lo que escribís (en términos comerciales al menos), los críticos deberían/deberíamos ser más osados…
4.- De acuerdo, los estrenos te liman bastante, pero se pueden escribir cosas interesantes sobre pelis de Marvel. Digo, al menos salirse de la obviedad y el lugar común.
Eso, por ahora, je!
Ah, Batlle, durante dos meses estuviste tuiteando y subiendo al facebook las novedades de Wakolda porque labura otro Batlle ahí; así que no te vengas a hacer el Serge Daney del nuevo cine argentino ahora.
El texto de Lerer es muy interesante. Claro, que hay una máxima que dice, en comunicación, «el contexto es el texto».
Hoy en día, los críticos «rentados» profesionalmente que viven de su trabajo son pocos por la naturaleza del mercado en el que estamos.
Entonces, un crítico de Clarín puede destrozar una película, pero conservará su posición y su trabajo. Sus contactos. Su agenda.
Si vos estás empezando en el medio y destruís gran parte de lo que ves (léase críticas negativas, por fundadas que estén), lo más probable es que, no te logres insertar en ningún lado y siendo que no hay más de 20 críticos con sueldo fijo, sigas haciendo un outsider pagando tu entrada cada jueves porque ninguna distribuidora querrá que veas u opines de su material.
Hay una lucha de periodistas jóvenes con ganas de insertarse en un mercado que parece cerrado. Tiene sus herramientas, seguramente discutibles e ineficaces, pero terminan siendo válidas porque no tienen mucho de donde negociar.
Sino, la critica termina en manos de diez personas en todo nuestro país. Si llegaste y sos una de ellas, genial.
Si estás afuera, no tenés ninguna chance.
Ahí está la cuestión. Hay muy poco lugar para la gente nueva…
No defiendo las críticas positivas «a mansalva», no, para nada. Cada uno apoyará su cabeza en la almohada y sabrá sobre la veracidad vertida en una opinión escrita. Sí, me pregunto, a este escenario (objetivo), cómo lo revertimos?
Pensemos en la formación.
Y también en proveerles recursos económicos a esta generación. Posibilidades de crecimiento. Parámetros de calidad. No los acusemos de «aplaudidores», veamos que podemos ofrecer, desde donde estamos.
Seguramente sin todos elementos, creceremos con poco brillo. Es probable.
Pero en este momento, con una explosión de gente que escribe y opina en las redes, somos plurales, estamos expuestos y aprendemos sobre la marcha. Asi nos formamos.
Y el que escribe, es de los pocos que ve cine documental y ficción local, no mainstream.
Sigamos pensando. Pero para sumar, no para que la crítica quede en manos de pocos. Abrazo.
Estoy de acuerdo con lo que decís en torno a la inseguridad laboral, pero no creo que la mejor manera de ganarse un espacio sea siendo «acomodaticio» o «blando». Al contrario, cualquier editor que vea eso en un crítico lo tacha y se olvida. ¿Qué beneficios te da el «quedar bien» a la hora de conseguir trabajo como crítico? Ninguno, creo yo. Te puede dar beneficios para trabajar en marketing de una empresa, como distribuidor, exhibidor, pero si querés que te tomen en serio como crítico vas muerto.
Yo cada vez que veo un «ay @pepito, me encantó tu película, es genial, sos lo más», tacho el nombre de cualquier lista. Me parece bastante patético. Y no logro entender muy bien para qué lo hacen. ¿Para qué les den entrevistas? ¿Para qué los retuiteen? Con lo útiles que son para muchas cosas, las redes sociales están deformando todo en ese sentido…
Las narrativas del fin son tan viejas como Hegel. Quizás hay que leer un poco a Jacques Derrida o a Arthur Danto (por poner dos bastante diferentes) y preocuparse por lo que se dice cuando se escribe el fin de algo. Hay tanto verso refundacional que el fin de la crítica del capitalismo cinematográfico de amigos suena a trasnoche. Las aporías, chicos, las aporías. No tiene sentido pelear con ellas, sino ver qué se hace cuando se parte de su reconocimiento.
Me parecen acertados los comentarios de Batlle y quizá si algún otro crítico se mete y polemiza, valga la pena seguir por ese lado.
Pero volví con otro objetivo. Quiero citar algo que leí y me hizo pensar en este texto. Creo que es la suma de todos los males.
@juancampanella refiere en su Twitter lo siguiente:
«Este comentario me conmovió. Para alguna escuela de críticos. Aprendan».
Y menciona a @PabloGiottonini
Y pone el siguiente link:
m.facebook.com/photo.php?fbid=10151755592200680&set=a.137894690679.111459.809655679&type=1&theater&refsrc=http%3A%2F%2Ft.co%2FxfGSqkuk8h&_rdr
Lean por favor. Si esa es la escuela de críticos que un director de cine pretende, estamos fregados (ya que ahora se usa el doblaje). Hablemos de eso también.
Y ahora amaría por ponerlo en una mesa con Llinás. Por favor, anoten para el BAFICI 2014.
Sí, lo leí. No sé, gustos son gustos, a mí me parece horrible eso, pero hay gente a la que le gusta ese sentimentalismo de publicidad de Quilmes… Espero que los nuevos críticos sean un poco más interesantes que es, je!
Más allá de lo horrible que es el texto, eso no creo que sea una crítica siquiera o sí, quién lo dice, para Campanella lo es… ahí está Campanella hablando de la crítica y citando ese texto, no el de Porta Fouz. Eso vos lo mencionás, el «amiguismo» con directores, agentes de prensa, distribuidoras. Y el reclamo es bien distinto a ese pedido de Llinás, también de Prividera de una crítica que esté a la altura de las circunstancias. Y coincido con vos, la crítica lo está en el mismo porcentaje en que lo está el cine argentino. Pero resulta que tampoco se habla demasiado de eso.
También dice mucho sobre la crítica que el gran lapidado en los últimos tiempos haya sido Larguirucho. Búscate un enemigo de tu tamaño…
Lo de Campanella -que siempre ha tenido bastante resentimiento con la crítica- es entendible y no tiene que ver tanto con este debate. El -como cualquier director- va a defender un comentario «anónimo» que sea «conmovedor» y positivo antes que una crítica negativa.
Lo que aquí faltaría, sí, es que los jóvenes críticos de nuevos blogs dieran su opinión -incluso cuestionadora hacia las posturas de Lerer- para ver qué tienen para decir sobre el estado de la crítica y su lugar en el cine argentino actual.
Okey, pero insisto: para Campanella eso no es un comentario anónimo de un argentino que vio su película. Es un modelo de crítica.
Hola que tal, a mi me parece que hay que partir de la base que el cine es para el público y el publico sabe decodificar muy bien lo que va a ir a ver. Esta bueno leer criticas pero si te pones a pensar que salen de personas que no filman nada, solo escriben, a mi por lo menos me da dudas. Me gustaría que los que critican cine también hagan cine. Por ejemplo en el fútbol los comentaristas mas interesantes son los ex jugadores (Porque estuvieron metidos ahí y fueron parte). Por otro lado hay cada critico que va a Cannes o festivales así pero después cuando tiene que hablar sobre películas producidas en su país no dice nada.
Es solo una postura, espero que sepas entenderla. Me gusta los temas que trata la nota, donde me hace ruido es en que cuando a algún critico algo no le gusta lo critique sin haber vivido la experiencia del director (osea filmando)y cuando le gusta también. Saludos cordiales!
¿Que estas proponiendo? ¿una especie de nouvelle vague Argentina ? que peligro! jajajaja
Igual sin ir mas lejos el co-director de la revista «HC» presento su primer largometraje «el critico» este año en el bafici… ¿decime si no te vole la peluca con ese dato ? jajaja
Yo creo que esa distancia del critico con la realizacion, es lo que le da objetividad.
Si el critico pasara por la experiencia de dirigir, seguramente su critica se veria fuertemente afectada por dicha experiencia (para bien o para mal).
Si miras la pelicula que te mencione, y despues te pones a leer las criticas de la misma, seguramente podrias hacer un analisis bastante interesante en relacion a lo que planteas.
Este articulo me trae un deja-vu a lo que planteaba Llinas en la mesa del BAFICI, pasaron los meses y le terminaste dando la razon.
Porque el no se limito a decir que la critica no estaba a la altura del cine nacional (hablando de que las peliculas por mas malas que sean, todas duran 80 minutos, pero la critica a veces le da un espacio de 3 renglones, en los que no podes expresar ningun tipo de analisis o idea concreta)
Sino que tambien remarcaba la tibieza de las mismas como asi del cine nacional.
Lo cual es entendible en un cine netamente subsidiario regulado por el estado, en el que peliculas como «el estudiante» son desplazadas por peliculas de peones que le toman la casa a los patrones mientras no estan.
Al final, LLINAS siempre tiene razón, je!
Es cierto que la crítica no interpela al cine nacional como hace una década o dos, pero convengamos que el cine nacional tampoco interpela demasiado a la crítica que digamos. Cuando sale una película que lo hace (VIOLA, digamos), creo que los críticos nos sentimos agradecidos de que haya una película que nos invite a reflexionar. Bah, se estrena la semana que viene, espero que movilice a alguien.
De hecho, estoy casi convencido que los 50 mil críticos que adoraron METEGOL ni siquiera se van a detener en la existencia de VIOLA. Y eso es parte del problema: cuando yo empecé queríamos ver las «VIOLA» de este mundo. Eso no quiere decir que odiemos a las demás, pero queríamos que nos sacudan un poco la cabeza…
Viola? Prefiero ver películas de personas que hayan vivido mas alla de los dólares que le facilito su familia para hacer películas tan snobs. Pelicula para criticos, dejense de joder,Metegol es una pelicula floja y popular, Viola es para 4 o 5 tipos, para mi ese cine le hace mal al pais y desnuda la desigualdad social y cultural que hay en la Argentina.
Mira vos, Viola ya la vimos en el Bafici y mas que con ustedes mucho movimiento no tuvo (a nivel local), es mas, crei que habia cierta relacion de amiguismo con OC y por eso le dieron tantas caricias y tanto espacio (cuando pusieron la nota del estreno en NY me sorprendio la verdad).
Mira hasta que nivel llega lo que mencionas en la nota, que los mismos lectores pensamos en el amiguismo de los criticos con los directores/distri a la hora de leer sus criticas.
No se puede negar que existen los conocidos y los amigos en el mundo del cine, pero una cosa no debería impedir la otra. Nadie va a decir «VIOLA es un éxito mundial» cuando solo le gusta a 4 gatos locos. Esa técnica («La Ganadora del Festival de Cannes» cuando sólo le dieron un premio los camioneros-cinéfilos -existen de verdad) es de la gente de Marketing.
Si una película es muy buena, te gusta mucho, le va muy bien y es de una persona que apreciás, mucho mejor. El problema es cuando solo sucede la última de las cuatro cosas y las otras tres las inventás o las exagerás…
El que estudió en New York es Campanella. Lo del barrio sólo es algo que nos vende. No nos engañemos.
Yo creo que sus mentes macabras solo piensan/desean que se arme debate de cualquier cosa solo para sumar más visitas al blog, para así poder sostener los auspiciantes, seguir haciendo dinero y poder seguir escribiendo las mismas críticas vacías y superficiales de siempre, sean a favor o en contra. Deberían ver las películas ya que de eso trabajan.
Algunas consideraciones personales desordenadas:
– Siento que una de las raíces del «problema» de la crítica nacional, es justamente intentar delimitar los fenómenos de reflexión artística desde los siempre difusos límites de las fronteras nacionales. Las más interesantes publicaciones surgidas en los últimos años están marcadas por un sesgo transnacional, es difícil encasillarlas dentro del siempre debatible ambiguo límite de lo «nacional».
– Entonces, muchas veces cuando se habla de «crítica argentina», se refiere a la crítica que se dedica a comentar los estrenos de la raquítica cartelera comercial porteña. Y allí viene otro de los inconvenientes: cubrir exclusivamente los estrenos de la cartelera comercial, es aceptar ese recorte poco motivador que establece la exhibición local.
Ese recorte es completamente comprensible para los diarios de alcance nacional y las publicaciones que tienen compromisos comerciales con distintas distribuidoras. Pero lo incomprensible es por qué la gran cantidad de las publicaciones independientes gestadas desde Argentina siguen aceptando la lógica de la cartelera de estrenos.
– Otro grave inconveniente que siento que existe en el medio local es pensar a la crítica como una disciplina aislada de todas las actividades que requiere la investigación cinematográfica. La crítica de cine no tiene que ser pensada simplemente como un ejercicio de escritura, sino como la consecuencia de una reflexión profunda sobre la estética del cine.
Lo de las «críticas nacionales» es un tema interesante. Yo tiendo a leer más críticas de otros lados que de aquí y también por el hecho de que leo sobre cosas de las que acá no se escriben ni se estrenan. Si unís una crítica nacional y un panorama raquítico de estrenos te quedás con una visión paupérrima del estado de cosas. Pero, lamentablemente también, es el único cine que llega, que se comparte públicamente y me parece que merece que se reflexione seriamente sobre él.
El análisis más específico y la investigación más profunda existieron y seguirán existiendo siempre, el problema grave -comparto lo que decís- es que se fue separando cada vez más del «comentario al paso de los estrenos». Idealmente -antes era un poco más así- no eran dos mundos completamente separados y los cruces eran muchos más frecuentes. Hoy son casi dos lenguajes en veredas opuestas (o muy separadas) y es complicado unirlos.
Ahora, el tirón de orejas: me asombra inmensamente la pasividad que tiene FIPRESCI en Argentina.
Me asombra que no organicen eventos que se salgan de la lógica del preestreno, que no publiquen libros sobre los temas que faltan, que no realicen ediciones críticas de las obras esenciales de la reflexión cinematográfica (sin ir más lejos, no existe una edición crítica en español de André Bazin), que no promuevan investigaciones sobre la inmensidad de la producción cinematográfica argentina que queda por abordar, que institucionalmente no tengan conexión alguna con el mundo académico.
Me da la sensación que FIPRESCI Argentina, lejos de ser una asociación que busque enriquecer la reflexión y debate cinematográfico, se limita a ser un grupo de personas que participan como jurados en algunos festivales y no mucho más…
Respecto a tu crítica a FIPRESCI, estoy bastante de acuerdo. Se ha convertido en un «elefante pesado de mover» (nos hemos convertido, debería decir) y los intentos de producir cosas se chocan cada vez más con los diversos compromisos laborales de sus miembros. Se trata (el ciclo retrospectivo del BAFICI y la mesa redonda con cineastas allí), pero es realmente poco, muy poco. Lo sé. Tampoco creas que es un tema de «viaje a festivales»: más allá de 2, 3 personas y festivales por año, ni siquiera es eso. En ese sentido también es importante lo que comento en este post: que haya críticos jóvenes dispuestos a tomar las riendas (o al menos empujar) a los dinosaurios que somos nosotros en ese ámbito…
Entiendo la preocupación por la crítica en sí, pero planteo así la situación: la película más cara de la historia, Campanella como el director estrella, la producción que se estaba esperando hace años. Y a eso hay que sumarle que estuvo hace poco en discusión(por los informes de Lanata y sus rebotes) las políticas del INCAA. Entonces me parece que a la crítica estrictamente cinematográfica hay que agregarle el contexto cuasi-político del estreno. Que no se malinterprete, sólo que me parece que excluir todo eso en el análisis es irresponsable.
Entonces, si hay algo que excede el film en sí, no me parece mal que en ESTE CASO la crítica sea blanda. Más allá del cine que a cada uno le guste, todos estaremos de acuerdo en que hay que devolverle público a la industria nacional y si hay gente que desde los medios puede ayudar, adelante. Sí, es una posición ideológica (un poco fascista si me apuran). Eso sí, a las películas de otros lados, las podemos hacer mierda tranquilamente.
PD: la película tiene momentos muy buenos, tiene inconsistencias en el guión, pero en el cine los pibes de al lado mío se entusiasmaron. Que es lo que realmente importa.
Saludos
Vuelvo a decir que el caso METEGOL me llevó a escribir el texto, pero no es sobre METEGOL ni tampoco sobre el cine nacional. Es sobre una actitud generalizada de la crítica de no meterse con ninguna «vaca sagrada». De hecho, es más probable que le tiren con todo a un cineasta independiente, porque total no tiene ninguna consecuencia y no vas a lidiar con películas suyas muchas veces. Además, las estrena Magoya y como Magoya no te regala pasajes a Disney te importa un comino. Esa actitud es la que me jode…
Diego:
Entiendo que lo que dispara esta nota sea «la actitud generalizada de la crítica de no meterse con ninguna vaca sagrada», pero en ese sentido VIOLA no va a ser diferente a METEGOL (e incluso me atrevo a pronosticar que el porcentaje de críticas en contra va a ser practicamente nulo…). Ese era mi planteo en la mesa del Bafici que derivó en lo de Llinás y ahora esta nota, pero que me parece que entonces y ahora dejan de lado el problema específico de la relación de la «nueva critica» con el «nuevo cine argentino» (que vos mismo mencionás), y no se puede entender una sin el otro. Se podrá decir que es un subtema en relación al problema mayor de la crítica en su relación con la «industria» y sus prebendas, pero me parece que están tan interconectado como la incidencia de los cambios en los modos de «consumir» el cine, sea mainstream o independiente: no deja de ser parte del mismo sistema… En fin: es obvio que la cuestión tiene muchas aristas y que no alcanza una sola nota para agotarlas, así que espero que sigan este tipo de cuestionamientos, aquí y en otroscines (sitio que es practicamente el único abierto a este tipo de debates).
NP.
Lo que vos decís es cierto, pero dentro de otro eje, si querés. Aquí estoy como más centrado en la relación de la crítica con el cine si se quiere «mainstream». Creo que a la crítica de la que hablo acá le importa poco y nada la existencia de VIOLA. Y sí, tal vez hablen bien de la película porque «todos hablan bien». O acaso peor, que hablen mal pero no con convicción (como podría ser tu caso, je!), sino más bien por oponerse a lo que ellos suponen que es el «establishment» de la crítica. Los matices de apreciación (el canon, si querés) dentro del cine independiente es una discusión que hay que seguir dándola, pero corre por otro lado.
Se me ocurre, en un lugar, que el miedo de estas críticas a tocar las «vacas sagradas» del mainstream puede ser similar al respeto y cuidado que se le tiene a las «vacas sagradas» del indie. Y sí, claro, uno es también responsable de esos consensos del «cine-arte», mal que nos pese. Igual, insisto, no quiero decir que el crítico «de verdad» tiene que ser necesariamente duro con el mainstream, pero sí poder ser más analítico y discriminar. Lo mismo, evidentemente, pasa con el tan mentado cine independiente…
Hola Diego. Soy crítica de Cine (o intento serlo) y estoy bastante de acuerdo con tu nota y con los comentarios de Diego Batlle. Opino como vos y estoy a favor de una crítica apasionada, reflexiva (no siempre la logro, depende un poco de qué me genere la película, en mi caso funciona así), y odio a los tibios. Creo que la crítica debe ser una actitud frente al cine, una toma de posición, y una práctica que de lugar a la polémica; no hay nada más enriquecedor que la polémica en el cine (si lo habré visto en las clases de Porta Fouz). Ahora bien, leo mucha crítica, muchas páginas, blogs, diarios, etc, y son poquísimos los críticos con una mirada más aguda, con sentido de la reflexión y, sobre todo, con humor (fundamental), algo que le falta a mucha crítica solemne actual. Sí creo que este fenómeno se debe a varios factores: la inmensa variedad de medios que hay hoy en día, la pasión que uno le meta a lo que hace (el mediocre siempre será mediocre), la formación que uno se haya procurado, y si tenés una pauta en tu página del Incaa o de quien sea (sé de páginas que NO permiten escribir en contra de determinadas películas). Yo escribo en A Sala Llena; uno de los críticos de la página que para mí reúne esas virtudes es Carlos Federico Rey, de hecho, una de las pocas personas que escribió en contra de Metegol (si bien el debate no va por ahí, ya que la mencionaste, la menciono). Hace un tiempo Carlos escribió también en contra de una aparentemente intocable, «Amuor», de Haneke. ¿Qué pasó? la jefa de prensa nos amenazó, nos descalificó, y nos retiró entradas que ya nos había dado para sortear entre los lectores. A mí no me dejaron comentar esto en su momento (para no armar quilombo) pero ahora me chupa bastante un huevo. Claramente a Carlos (como a mí y a otros de la página, pero no a todos) le importan muy poco las 4 entradas que nos puedan dar para sortear. Pero así estamos también. Hay gente que sí le tiene miedo a eso y actúa en consecuencia, e incluso tengo amigos en radio que me han dicho que no hablan mal de películas argentinas porque, bueno, uno nunca sabe quién puede escuchar. Entonces hay un poco de todo. Falta formación, faltan huevos, falta pasión, esa pasión que te lleva a escribir con las entrañas, y está también este problema de los jefes de prensa, distribuidoras, etc, que amenazan. Las generaciones más jóvenes no son necesariamente una esperanza de cambio ni mucho menos, está en cada uno (tenga la edad que tenga), es una actitud para con la vida misma, cómo uno se toma el cine, y tiene que ver con las limitaciones de cada uno, el tiempo que se pueda invertir, la formación, en fin, me explayé demasiado. Pero es un debate interesante.
Si les molesta que te puedan sacar un canje de entradas, un aviso o que alguien se enoje es muy sencillo: no escriban críticas!!! Hagan un blog, un site o un programa de radio de noticias, de entrevistas, de lo que sea, y no van a tener problemas jamás con nadie.
Ahora, si asumís que vas a publicar críticas de cine vas a tener que bancarte algunas consecuencias. Criticar no significa ser agresivo ni jodido ni mala leche. Yo no creo haberlo sido con METEGOL, por ejemplo, o EL LLANERO SOLITARIO. Es, simplemente, apuntar los defectos que una película puede tener de la manera más respetuosa y argumentada posible. Y listo. El que no lo entienda que no lea críticas de cine y punto.
Ahora me pongo a pensar que tal vez ese miedo a ponerse en contra de algo sea un resabio de esta complicada década política…
Es que si volvés a leer lo que te puse arriba vas a ver que justamente dije que a mí me chupa un huevo que me saquen entradas, banner, lo que sea, me tiene sin cuidado. Te puse el ejemplo a modo ilustrativo, para mostrar que esto pasa, y que la gente que sí le tiene miedo a eso chupa culos. Repito, no es mi caso.
Yo, a veces, soy mala leche, jodida y agresiva. Y está todo bien, es mi estilo. Siempre y cuando uno tenga algo interesante para decir y lo justifique, vale todo.
Respecto de lo último, sí, algo de eso hay. Pero también está en la esencia de cada uno; el que es obsecuente, morirá obsecuente, en esta década, la próxima, la que sea.
Un ej: Finalmente tuve la oportunidad de ver esa tan alabada película de terror llamada The Cabin in the Woods… o «como Raimi conoció a Truman» (El personaje de Jim Carrey, no confundir con el ex presidente de USA). La película es un pastiche de todo lo visto incontables veces en películas de terror yanquis desde esa increíble pieza de terror original que fue The Evil Dead (1981), pasando brevemente por Haneke y llegando al largo etc de la típica peliculita de terror adolescente. Es así como tenemos la premisa de cinco jóvenes que se van de viaje a una cabaña perdida en el bosque para tener sexo, drogarse y obviamente escapar a los gritos de las hordas de criaturas horroríficas que le proporcionarán al espectador grandes dosis de sangre. Rejunte de clásicos a falta de ideas o autonciencia del género? Lo cierto es que The Cabin… proporciona una buena reflexión sobre el entretenimiento y los límites (si es que los hay) a la hora de ofrecer un espectáculo televisivo y/o cinematográfico y qué tan real es lo que se nos (re) presenta en pantalla. Esto ocurre en la primera (o si se lo prefiere segunda, según como se la mire) línea argumental del film. La más irónica e interesante de a ratos. Allí es donde se pone más autorreflexiva y casi, casi que demuestra su intento de no ser un mero film de terror. El fallo es que el director parece olvidar ello y continúa con el juego de la cabaña y el festín de bichos sueltos develando la verdadera naturaleza de la película: un ensayo clicherístico del género que intenta disfrazarse de análisis del consumismo audiovisual. Le faltó poco a Drew Goddard para llegar a convencerme. Lo que me lleva a mi inquietud final: a qué se debe el alúd de alabanzas que tuvo la película? Acaso hay mucho más escondido detrás de las paredes de la cabaña (exceptuando al cuartel de hombres de negro) o realmente la mayoría compró el disfraz de halloween analítico que el film viste? La duda, cual fantasma, continúa flotando en el aire.
a mi me dio asco verlos a todos ustedes celebrando este bafici penozzo, como dice cierto critico k, diciendo que fue el mejor en años
cuando bien sabemos que no
De este texto el problema es el «todos ustedes». No somos un equipo de fútbol que se pone de acuerdo cómo jugar antes de salir a la cancha, te lo aseguro…
Super interesante el planteo. Aunque a mucha gente pueda molestarle, estás notas de análisis ayudan a que la cosa mejore para bien.
Es la idea, sacudir un poco… je!
Diego:
Me parece interesante tu texto como disparador de ciertas cuestiones, pero no comparto algunos puntos.
En principio, yo le daría más importancia a la falta de calidad de la escritura que al hecho de que existan pocas críticas negativas en TLC o a que la mayoría no se ocupe del cine mainstream.
Tampoco considero que sea una cuestión generacional, y aquí noto cierto grado de inmodestia: decís algo así como “los jóvenes que nos sucedan deberían ser tan buenos como nosotros” (incluso, ante el panorama que describís, te ponés de ejemplo: “finalmente me decidí a escribir para no ser parte de esta especie de perverso sistema de ‘palmadas en la espalda’”). Me cae mejor cuando te incluís: “los críticos deberían/deberíamos ser más osados”.
Por otra parte, si bien leo siempre y respeto mucho a los críticos que nombrás (como a vos también), como investigador de la crítica de cine en Argentina desde hace años, te puedo asegurar que la misma va mucho más allá de esos nombres, de La Maga y El Amante. Inclusive en estos tiempos hay espacios como la revista cordobesa Cinéfilo que me parecen excelentes.
Gracias, saludos.
Me doy cuenta que, a partir del fastidio que me hizo escribirla, la nota quedó como muy crítica con los demás y poco y nada «autocrítica». Es cierto. Mi sensación, en ese sentido, es que yo me doy cuenta, claramente, que hice/hicimos muchas cosas mal y me molesta cuando veo gente de 25 años hacerlas también. Y tan pronto. Uno, tal vez, a lo largo de los años, escribió/escribe mal, rápido, para los amigos/colegas/directores, sin analizar demasiado ni profundizar. Y si bien es cierto que le echamos la culpa en gran medida a la cantidad de trabajo, a las malas películas, a lo que sea, también es verdad que cometi/mos muchos errores. Es tal vez por eso que me jode ver que mucha gente los comete ya de entrada.
¿Se entiende lo que quiero decir? Si empezás midiendo todo tanto, ¿qué te queda para dentro de 10, 20 años? Más allá de mis/nuestros errores, creo que también es cierto que arrancamos con la idea de cambiar la crítica de cine argentino, a la que veíamos anodina y apoltronada. Lo que quisiera ver ahora, y más con la cantidad de medios que hay hoy, es gente que nos quiera pegar una patada en el orto a nosotros, y no que quiera un canje de entradas para el programa de radio…
«Lo que quisiera ver ahora es gente que nos quiera pegar una patada en el orto a nosotros, en vez de buscar un canje de entradas…»: ahí es donde se ve la relación con el novísimo cine argentino,que más que buscar su propia rebelión generacional busca aprovechar el lugarcito que el ya viejo NCA les abrió… Y el resultado es justamente el contrario: esos lugares se pierden porque se nota mucho el cálculo (o la falta de sangre, en todo sentido). Es un cine aburguesado(cuando hasta los buenos burgueses del cine chileno tienen autocrítica…).
Es una buena comparación, digo, analizar la relación de la crítica más joven con la crítica establecida en paralelo a la relación de los cineastas más jóvenes con los de mi generación. Es más una discreta reverencia y colarse en un costado de la fiesta más que salir a patearle las bolas a Trapero, digamos (si es que es válida la comparación). Lo entiendo, pero también estaría bien -como vos decís- que nuevos cineastas salieran a comerse crudos a los que fueron nuevos alguna vez… Igual, con los críticos!
Diego (Lerer): Tampoco es cuestión de pensar que, cuanta más experiencia tenés o más viejo te pones, NECESARIAMENTE vas a escribir peor. Las neuronas se te mueren, pero no tan de golpe. Hay gente de 45, 55 o 65 años muy activa y actualizada y de buen nivel. Porque parecería por lo que decís (decimos) que si no escribiste tus «grandes críticas» a los veintipico o treintaypico ya fuiste.
Es cierto que yo leo algunas críticas que escribí a los 20 y me gustan por su falta de prejuicios y su ligereza, y que hoy leo algunas actuales y no me gustan, pero NO ES UNA REGLA, NO SIEMPRE ES ASI.
De todas maneras, sí creo que un pibe de 20 TIENE que enojarse, pelearse e intentar desplazar a los «viejos carrozas» porque esa es su razón de ser. Cuando nosotros empezábamos también cuestionábamos a los gerontes de turno. Aunque había varios que podían mantener su nivel. Son las lógicas reglas del juego de las nuevas generaciones intentando suplir a las anteriores.
Sólo eso… por ahora
Es exacto lo que digo. No que necesariamente los más grandes seamos todos unos viejos chotos (en un sentido tal vez lo seamos), pero no podés tener 25 y escribir con la calculadora en el bolsillo (no deberías poder nunca, pero menos a los 25). Tiene que haber algún «punk» suelto dispuesto a tirar alguna bomba. Demasiado medidos, demasiado correctos, demasiado atildados. El mejor comment que leí no está acá sino en Volantes de Privados, el blog de @jotafrisco, que nos manda a la mierda a vos y a mí, je! Podrás discutir lo que dice, pero me gusta la actitud!
Otra cosa que pensaba es: ¿hasta qué punto una década de kirchnerismo no habrá afectado la capacidad de criticar sin miedo, sin temor a algún tipo de represalia? No digo que sea algo relacionado directamente (nadie del INCAA se va a enojar si escribís mal de METEGOL), sino me refiero a un miedo un poco más psicológico, generado a partir de la sensación de que si te ponés en contra de algo, digamos, «oficial» (grande, instalado, poderoso), pueden haber consecuencias… Digo, seas o no «K» (no estoy hablando de ese tema en el post), es innegable que se ha generado en muchos lugares un cierto temor a hablar honesta y crudamente… por si las moscas.
Nuevamente insinúas una posible relación entre la década de kirchenrismo con el estado de la crítica de cine en el país. Tengo la impresión de que este comentario habla más del posicionamiento político desde el cual escribís, que de la crítica de cine, o del kirchnerismo, en si. Me gustaría aclarar que no lo digo como chicana, sino para señalar como se puede hablar de esta década sacando conclusiones diferentes con facilidad. Es sencillo pensar al kirchnerismo como un movimiento que justamente hizo y planteó exactamente lo contrario a lo que acá propones: Al fin y al cabo impulsó leyes o medidas que fueron en contra de «vacas sagradas» del sector económico (la Sociedad Rural), mediático (Diario Clarin), o político (el Poder judicial, recientemente). Lo que digo va mas allá de si esas medidas puntuales te o me parezcan bien, en realidad. Sino que busco señalar que, como medidas en si, estos gobiernos siempre tuvieron una tendencia a sacudir vacas sagradas. Y si una herencia dejó, para bien o para mal, debería ser esa… Sé que es una digresión mi comentario pero como ya lo habías mencionado antes, me pareció oportuno. Saludos!
Se entiende, y aprecio la autocrítica. Pero el contexto es diferente. Tal vez así como uds. buscaban diferenciarse de los críticos veteranos, los de ahora quieren acercarse o parecerse a uds. Además, la rebeldía y la audacia deberían surgir de la necesidad o de la pasión, no del deseo de los mayores.
De todos modos, no comparto cómo se plantea el problema: lo importante es encontrar críticas fundamentadas y creativas, no importa si escritas por jóvenes, viejos, de un medio o del otro, de la generación anterior o posterior a la tuya. Encuentro a veces textos estimulantes y muy bien fundamentados en medios gráficos y sitios web, y no sé ni me preocupa la edad de sus autores.
La falta de gente que reflexione o discuta seriamente sobre el cine es una realidad, pero personalmente no creo que el parámetro de calidad deban ser las críticas publicadas en medios gráficos porteños quince o veinte años atrás.
Es cierto que faltan textos brillantes en muchos lados, peo también, admito, uno quiere ver gente nueva, escuchar otras voces. Y si bien está bueno que haya gente que quiera acercarse más que repudiarte, tal vez la lección que dejamos no haya sido buena. Ser complaciente no es una buena forma de acercarse…
Y lo que decis de EL AMANTE o las críticas de hace 15/20 años es un poco inevitable para mí. A nosotros escribir de manera contemporánea nos estimulaba mutuamente, calculo. Ahora no sé, tal vez nada los estimule, ni nosotros ni sus pares generacionales. ¿Cuál es el espejo en el que se miran los críticos jóvenes acá?
Contestando tu pregunta, yo, como crítica joven (bueno, 30 años), me miro en el espejo de críticos (sin importar la edad) que me abren el bocho, de autores, de escritores cuya prosa disfruto leer, porque su lectura me enriquece, porque quiero saber qué tienen para decir, independientemente de la película en cuestión. A esos autores admiro y venero, y de ellos trato de aprender para luego yo escribir. Ese modelo sigo. Llámese un Trerotola, un Porta Fouz, un Faretta, un Roger Koza, un Vieytes, un Jaime Pena. Esos son algunos de mis modelos (cada uno con su estilo, claro). Textos ricos en sí mismos, textos que sean un desafío, que me muevan, que me emocionen y que me hagan amar cada vez más al cine. Tampoco muchos de tu generación la descosen eh, de hecho nombro muy pocos; me quedo con blogs o páginas al lado de diarios de tirada masiva en las que el nivel de la crítica es, cuanto menos, paupérrimo, chato y vergonzoso (a cargo de gente de tu edad). Entonces tampoco nos hagamos los genios. Por los que nombré (y alguno que otro más), me saco el sombrero. Por el resto, no.
Veo mucha mención a TLC y, a riesgo de sonar elitista, pregunto: ¿no les parece que la falta de criterio de ese sitio al momento de seleccionar críticos sea relevante al llegar a esta conclusión? A diferencia de Metacritic, que separa a los profesionales, TLC junta en la misma bolsa a críticos de años de trayectoria profesional con gente que puso un blog hace dos meses.
Personalmente, tendría mucho cuidado en guiarme por las tendencias de TLC.
Es posible que sea un error mío buscar en TLC las críticas (por esto que vos decís de «la misma bolsa»), pero uno siempre termina cayendo en los «agregadores» de contenido porque parece mucho más amplio que visitar los 4, 5 lugares que uno ya conoce. Pero por supuesto que se escuchan recomendaciones de buenos sitios de críticas. Más que agradecido!!!
TLC hace un gran trabajo de recopilación, pero debería elaborar un esquema similar al de Metacritic, que para calcular el promedio de una película pondera más el puntaje de, digamos, el New York Times, que del blog X. Acá no es lo mismo la calificación de Clarín que la de un blog que recién empieza, porque influye más (nos guste o no) lo que escriban los críticos de Clarín. A riesgo de sonar poco democrático, es así. Una crítica mala de Clarín o La Nación o Página 12 puede tener alguna influencia. La de un blog que no lee nadie, ninguna.
Sí, pero es complicado. ¿Cuál sería la fórmula? ¿La calidad del crítico o la masividad del medio? Hay muchos críticos malos en medios grandes y viceversa. ¿Cómo promediás? ¿Sólo por el peso del medio, si es que eso sigue siendo hoy calculable? Alguna ponderación debería existir, más que nada para que los promedios no suban a las nubes con cualquier cosa…
Se me ocurre que lo mas «objetivo» posible en cuanto a criterios de selección, sería diferenciar a críticos profesionales en medios masivos y sitios de gran envergadura por un lado (entendiendo como esto: que más de 1 crítico publique en el sitio, que se cubran todos los estrenos semanales) y críticas amateur por otro.
Dista mucho de ser un gran sistema, pero creo que es mejor que la ausencia de criterio al momento de calcular un «Metascore».
Muy publicitario el nombre del articulo, onda «el fin de la historia» y cosas por el estilo.
Si uno sabe buscar,hay disponibilidad, el tema es ese: hacia donde uno enfoca la mirada.
Yo no soy critico pero soy asiduo cinefilo y siempre paseo por distintos blogs. Solo unos pocos, entre ellos, «hacerse la critica»me interesan o me aportan algo.
Para mi es justamente falso aquello que dice que no se puede hacer critica de lo mainstream. Yo he podido leer criticas de Paola Menendez,Luciano Alonso, Marcos Vieytes y tantos otros ahí que no recuerdo ahora pero que me han podido transmitir sociologia, estetica, politica, que se yo..
Cualquiera te hace una tesis con Lars Von Trier,ahora no se si cualquiera puede montar un aparato critico con titabnes del pacifico.
Visiten la pagina, laa recomiendo
Saludos
Hola Diego, muy buen texto que a pesar de no estar del todo de acuerdo es necesario para promover el debate.
Hace tres años funde un sitio web en soledad y al día de hoy ya somos 8 personas las que colaboramos todos los días en el mismo. No lo voy a nombrar para que no parezca un comentario propagandístico. En este sitio, al igual que en A Sala Llena, Cinescondite, El Espectador Avezado o Hacerse la Crítica hay buenos exponentes jóvenes de la crítica argentina. Me parece que en parte que hay que establecer algunos parámetros para comparar los tiempos anteriores con este actual.
Estos sitios que nombré arriba, al menos así supongo que será, no reciben un peso de nadie (distribuidoras, películas, etc) y son hechos a pulmón. Estoy seguro que incluso la mayoría de los chicos que escriben laburan de cualquier otra cosa. Entonces a veces es muy complejo analizar una película con la cabeza quemada después de trabajar todo el día o conseguir el tiempo necesario para escribir sobre una película que es vista unos pocos días antes de su estreno. Acá también hay una “estrategia” de las distribuidoras, no digo que sea intencional, de dar poco tiempo para que la crítica sea más en “piloto automático” y no tan analítica. Convengamos que a la gente con poca experiencia le va a costar más desarrollar conceptos con menos tiempo.
En los 90 se abrieron muchos huecos para los nuevos críticos que venían pidiendo pista y aún hoy esos espacios no se liberaron, generando que las personas que quieran escribir deban hacerlo independientemente, pero obviamente que de algo hay que vivir. De hecho solo Ezequiel Boetti y Juan Pablo Cinelli son tipos jóvenes que laburan en grandes medios.
También hay que ver que los críticos más experimentados tampoco son un canto a la rebeldía. Hay muchos que tienen promedios de más del 60% en TLC y no digo que este mal, solo que la juventud no está sola en ese buen promedio.
Principalmente no creo que la falta de buenos críticos se deba a “querer quedar bien con alguien” (de hecho en creo que los puntajes más bajos de los tanques vienen de medios independientes) sino más que nada a la falta de educación que hubo en el pasado. Soy egresado del extinto polimodal y aún hoy sigo padeciendo el poco incentivo de la escuela (tanto privada como pública) a la lectura, la escritura o la ciencia.
No pretendí con esta firma hacer una defensa corporativa de las páginas o medios independientes, sino más que nada traté de mencionar algunas cuestiones que hay que tener en cuenta a la hora de analizar la situación actual de la crítica joven.
Un abrazo y perdón por lo largo del comentario.
No soy crítico de cine de estreno pero he escrito algunas cosas sobre cine, y algo que siempre me costó fue no caer en lugares comunes. Porque estos no son nada más que de la crítica que ni llega a serlo, los comentaristas de televisión que dicen ese tipo de frases que vos citás, sino dentro de la crítica más elaborada, que necesita más tiempo, hay lugares comunes estancadísimos, como la moda de escribir más sobre la vida personal que sobre la película. Leí muchos años El Amante hasta que un poco me cansó esa tendencia, la de irse por las ramas, armas clubes de fan de tal o cual cine, y terminar leyendo sobre lo que le pasó el jueves al crítico. El Amante aportó mucho, despertó mucho, como a mí, el gusto por diversos tipos de cine, pero después se acható. Igual hace años que no lo leo así que no voy a dar mayores opiniones. También creo que hoy todos son críticos, Internet amplió la capacidad de comunicación de opiniones y uno se da cuenta que en cualquier foro hay alguno practicando una forma de crítica, la mayoría de las veces con lugares comunes. Desde que El Amante se hizo conocida se revalorizó la profesión pero, también, convirtió al crítico en una especie de estrella, en algunos casos, lo que debilitó la capacidad de sacar algún otro jugo de la obra sin repetir lo que dicen los demás. Es jodido escribir algo diferente de los otros, muy difícil. Y, te digo, el lugar común se nota a primera vista en los títulos de las críticas, todos juegos intertextuales. Creo que deben haber pocos artículos que tengan un título que no remita directamente al nombre de una película, un refrán, un libro, un dicho popular, o lo que sea.
Loable la nota del Cro. Lerer, por el simple hecho de estar escrita desde las entrañas. Francamente no tengo la menor idea de quiénes son esos críticos lameculos de los que habla, por la sencilla razón de que no ando navegando demasiado por internet. Doy por descontado que existen, por otra sencilla razón: a Lerer le doy crédito.
Lo que creo es que en tal caso esos críticos chotos se corresponden exactamente con lo que son las películas a esta altura del partido: ¿a alguien le importan algo El Llanero Solitario, la última Superman, Guerra Mundial Z? No son películas malas, amigos, reconozcámoslo de una una vez: son las películas que se hacen. ¿Qué corno de interesante podés decir de esos productos, que a lo único que aspiran es a llenar las salas, cobrar y huir?
¿Vos te pensás que hay algún futuro para la crítica, con un cine así? No hay ninguno, amigos: la crítica del futuro son estos críticos no-críticos de los que habla Lerer.
Y los críticos deberemos refugiarnos en hablar de las películas de las que valga la pena hablar, y chau. Incluyo en este grupo a una película tan mediocre y retrógrada (ideológica, técnica, narrativamente) como Metegol. Por otra sencilla razón: porque todo el público argentino se rinde ante ella, como si fuera Dios. Y es a Dios a quien es necesario cuestionar, criticar, analizar, negar, como a todo ícono de poder.
Porque los críticos nos dedicamos (o debemos dedicarnos) a eso: a tirar abajo los íconos del poder, del consenso, del medio pelo, de la unanimidad.
Esa es la última tarea que nos queda, amigos. Y después desaparecer, como Kaiser Soze al final de Los sospechosos de siempre.
Gracias por los elogios.
De cualquier modo quiero poner en duda una de tus afirmaciones acerca de la existencia de Dios…
No, hablando en serio: no creo que no se pueda discutir de modo interesante EL HOMBRE DE ACERO o GUERRA MUNDIAL Z. De hecho, me interesan más, con sus miles de problemas, y me parecen hasta más ricas que algunos totems onda Michael Haneke (no digo estas películas específicamente, pero sí el cine mainstream de Hollywood).
El problema para mí, en ambos casos, es que no hay intención alguna de analizar nada sino, más bien, patear la pelota afuera, sacarse el problema de encima con una serie de frases de ocasión y seguir participando…
Eso. Y Dios no existe.
BERNADES: yo creo que tu deber como crítico (en contraposición a un “no-crítico”, que no sé bien qué vendría a ser) no es “huir” –como decís que hacen los tanques, precisamente- a hablar sólo de las películas “que valen la pena”, sino a “cuestionar, criticar, analizar o negar” a El Llanero Solitario, El Hombre de Acero y todas esas. Si no, ¿para qué nos servís en tanto lectores?
Sin afán de polemizar con Diego, con quien puedo acordar en muchos puntos, siempre sostuve que en la medida en que la crítica creyera que su trabajo era el de evaluar películas (y limitarse a discutir, meramente, dónde se traza la línea de lo bueno, lo malo, lo mediocre, lo anodino, lo genial) y no postular lecturas, modos de ingreso, relaciones con otros discursos, interpretaciones de por qué se produce incluso «lo malo» (entender, por ejemplo, las condiciones inherentes al éxito de las formas chúcaras del nacionalismo de Campanella), corría el riesgo de volverse, por aligerar la prosa, un poco pelotuda. A fin de cuentas, la distinción entre aquello que nos gusta y lo que no (y el valor que coyunturalmente le asignemos) no pasa de ser una cuestión anecdótica.
Así, por ejemplo, la idea de que todo el cine «de autor» tenga per se un valor superior o revista mayor interés que el hoy llamado mainstream, supone ya un prejuicio (y uno muy poco sustentado en los hechos). Nuestro oficio no está mal porque no se publiquen reseñas negativas de los «tanques», está mal porque hace cincuenta años viene sosteniendo (acríticamente) el sanbenito del autor, porque todavía se leen, a modo de elogio, frases como «una verdadera demostración de modernidad» (¿qué significa esto? ¿qué puede suponer hoy algo semejante sino el anquilosamiento de procedimientos formales novedosos en los 60 y ya reiterativos en los 70?), porque los críticos en vez de hacer crítica parecen mucho más interesados en armar listitas de «las 10 mejores» del año, de la década y de la historia de la humanidad en Marte que en plantearse qué es esa cosa llamada cine, qué formas adopta, qué discusiones retoma y plantea, qué relaciones guarda con el resto de «la cultura», sin necesidad de considerarla un objeto mágico visto a través del (acrítico) embelesamiento de la cinefilia.
Colegas: no hay mayor demostración de la actual debilidad de la crítica que el hecho de que la única actividad que nuestra asociación logra concretar todos los años sea la votación de «lo mejor del año» para emitir la consiguiente gacetilla y hacer el evento de rigor, obedeciendo así los mandatos de los modos en que hoy se administra y se gestiona, de manera insensible, la circulación de los bienes culturales.
Se dirá que los diarios quieren estrellitas, puntuaciones, valoraciones, y que a veces el público también las pide. No se trata de dejar de cumplir con tan noble «servicio público» de canonización express, pero tal vez sería interesante que los cada vez menos caracteres que vienen a continuación no se limiten a contar la trama y explicar por qué 3, 4 o 5 estrellitas.
Qué sé yo.
Estoy de acuerdo con lo que decís, en buena medida. Creo, igual, que este post se desmadró un poco con respecto a su objetivo original, que no era hacer un análisis general del estado de la crítica en la Argentina (o de la función de la crítica cinematográfica) sino más bien un reclamo más o menos específico ligado a las críticas de los estrenos de los jueves (lo sé, el título es más abarcativo y tremendista). Y, en un punto, era/es un reclamo a las nuevas generaciones de cierto grado de, como diría Campanella, «pasión» en la tarea.
Los demás temas que mencionás son para un debate más amplio y que requiere mucho más desarrollo y análisis que el que se puede hacer en estos comments. De hecho, me parecería una gran idea armar una Mesa Redonda sobre el tema «El estado de la crítica de cine en la Argentina» o «¿Qué es la crítica de cine hoy?» y esperar que no vayan solo 10 personas, como suele suceder.
Súper interesante la nota y el debate.
Creo que la crisis de la crítica también está relacionada con el cambio en las formas de ver cine.
Cuando terminé el secundario, durante la década del noventa, yo leía El Amante y Film y las usaba como guía/ mapa para saber qué era lo había que ver. Así descubrí las películas de Ripstein o Nanni Moretti o iba al videoclub y alquilaba las de John Ford.
Hoy ir al cine es casi una odisea (algo que hablabas en otro post). Salvo las «Viola» o «Tabú» del momento, que se siguen estrenando en el Lorca, sala que prometo no ir nunca más en mi vida, hay poca película mediana hollywoodense y mucho tanque y superhéroes. Las formas de ver cine cambiaron. A nadie le interesan los lanzamientos en DVD. Las películas se bajan, se copian en pendrive, las ves en distintas plataformas, las comprás a un mantero. Hay tanta info y cosas para ver disponibles que te perdés. Dentro de ese contexto, no existe un «El amante» o «Film» que te guien.
Y los diarios, bueno, está claro que lo más interesante para decir no está en los estrenos de los jueves. Muchas veces siento que las críticas de los diarios están dirigidas a tipos de sesenta años, que a penas saben mandar un mail. No hay nada cuestionador o motivador en las críticas de los diarios (pequeñas excepciones, algunas notas de La Nación, que tiene el mejor suplemento de espectáculos)
Durante mil años te leí en Clarín y puedo decir que lo que estás escribiendo en este blog es mucho más interesante que lo que hacías en el diario.
Me parece que el gran desafío de los nuevos críticos es interpretar y orientar al público ante la gran oferta y cantidad de películas y series que hay disponible para ver.
¿Cómo sé que película bajar o encontrar? ¿Qué series están buenas? Leo Otroscines buscando eso, pero todavía está muy atado a la lógica de los estrenos de los jueves o de los lanzamientos en dvd.
Tal vez los jovenes deberían tomar esa posta y armar algo rebelde/cuestionador y a tono con los tiempos.
abrazo!
Adhiero a muchas cosas de las que están vertidas aquí otras no tanto.
No creo que la crítica esté muerta, más bien veo lo contrario, encuentro espacios donde gente universitaria, joven y formada sin ganar un peso le pone pasión y cabeza a los estrenos y se saca el gusto también con informes.
Algunos sitios ya lo han mencionado, Hacerse la Crítica (en mi opinión es el que tiene mayor vuelo), Cinefreaks y tantos otros…
Peacock dijo que no se puede leer críticas de ¨Guerra Mundial Z¨ interesantes, y esto qué es?
http://hacerselacritica.blogspot.com.ar/2013/06/guerra-mundial-z-de-marc-forster.html
Creo que la queja por la queja en sí misma no produce nada, hay que salir del ombligo y ver qué está haciendo el companero.
Saludos a todos
pd: Pese a mi último comentario matón, me gustó el post
Vuelvo a aclarar: mi comentario no surge tras un análisis exhaustivo de todos los sitios y blogs de críticas. De hecho, tampoco sé si los críticos que leí y no me gustaron son jóvenes (calculo que lo son porque casi no los había oído nombrar antes). Sé que hay muy buenos críticos jóvenes escribiendo en la Argentina, pero tengo la sensación que muy pocos se ocupan del cine «mainstream».
Hay muy buenas revistas/sites de cine, pero en general o bien tienen una orientación académica o le dan un mínimo espacio a, digamos, las películas de Marvel. Si hay revistas ahora como EL AMANTE, capaz de ocuparse de todas esas áreas, díganme cuáles son, me encantaría leerlas.
Sí, ya sé, EL AMANTE sigue saliendo online, pero admito que le perdí un poco la ruta…
Pensemos en la crítica de otras artes. Los críticos de artes plásticas son leídos por artístas. Los críticos literarios son leídos, por su madre y por otros críticos. Los críticos de música sólo son la música no popular, son un nicho más pequeño aún. En cambio los críticos de cine ahora escriben para el público. Son críticos del consumo. Algunos hasta dicen cosas como «la película no me gustó» o «las escenas son muy largas». Qué me importa a mi si a X no le gustó. Lo que tendría que hacer un crítico de cine es pensar el cine, reflexionar sobre como la película es armada, como dialoga con otras películas. Alguien puede analizar Goodfellas Scorsesse sin hacer un diálogo con El Padrino de Coppola.
Lo que pasó con Metegol es una verguenza. Críticos que tenían miedo a criticarla. Críticos que hablaban como si fueran productores de la película. Críticos que hablaban como si de Metegol dependiera la soberanía de Malvinas. Está grave. Hoy si creo, a diferencia de Lerer, que el cine nacional está mejor que la crítica. En los 90s la crítica estaba mejor que el peor cine del mundo, que era sin dudas el argento.
Cuando el cine argentino de principios de los 90 era pésimo, la crítica también lo era, en gran parte. A riesgo de ganarme nuevos enemigos, te diría que la crítica empezó a levantar vuelo para 1992/3 (con EL AMANTE, etc) y el cine unos años después. Si un interesante discurso crítico genera (o se combina con) un buen cine, mi miedo es pensar que si la crítica de cine ahora no provoca nada tampoco podemos esperar que el cine provoque algo…
En un punto, la chatura de la crítica actual -y me incluyo- va en paralelo con la chatura del cine actual.
Siempre me acuerdo de la peli Ratatouille, cuando Anton Ego reflexiona sobre el rol de la crítica y del trabajo.
Dejense de joder con las críticas, que cada uno vaya a ver lo que le guste y saque sus conclusiones. Y a los «críticos» de todo, agarren un libro, una cámara y ponganse a laburar.
No creo que esa sea precisamente la conclusión a la que llega el crítico de RATATOUILLE… Te copio una parte de su monólogo final:
«En ocasiones el crítico se arriesga: cuando descubre y defiende algo nuevo. El mundo suele ser cruel con el nuevo talento, las nuevas creaciones… Lo nuevo necesita amigos.»
Una sola cosita, que le puede ser de utilidad tanto a Fer como a algún otro. Como en Página advertimos lo mismo que él señala (que se requiere alguna clase de guía para orientarse en el mar de películas que andan circulando online), acabamos de inaugurar una sección nueva, que se llama justamente «Cine online», en la que la idea es ir comentando, de a una y con una regularidad más o menos semanal, películas valiosas que no se estrenan ni van al DVD y que pueden bajarse fácil.
Saludos
Una para Marcelo, ahora: efectivamente, la crítica de Guerra Mundial Z que él menciona (http://hacerselacritica.blogspot.com.ar/2013/06/guerra-mundial-z-de-marc-forster.html) está muy bien. La escribe un chico (supongo) a quien ni Lerer (supongo) ni yo conocíamos o teníamos en cuenta en estos posts. Se llama Santiago Martínez Cartier y además de haberse leído la novela en que la película se basa (y distorsiona, de acuerdo a lo que él dice), demuestra otras lecturas (Kracauer, Baudrillard, bien aplicados)y trata de hallarle una explicación al auge del zombi en el estado del mundo contemporáneo.
Con lo cual hace lo que pide Salas (relacionar la película con el «afuera» de la película) y rebate a Lerer (demostrando que hay seso en la crítica joven) y a mí (demostrando que se puede poner el seso en las mediocres peliculitas que se estrenan semanalmente).
Lo que no es nuevo es que hay blogs que valen la pena, dando vueltas por ahí. Uno es este mismo, otro el de Koza, otro el de Vieytes (Hacerse la crítica, que publico la de este muchacho) y habría que darse una vuelta por Cinefreaks también.
Conclusión 1: Hay vida después de nosotros, Lerer.
Conclusión 2: Los «nuevos críticos» son estos, no los lameculos que elogian todo (que en realidad son los equivalentes a los «cronistas de espectáculos» que existieron siempre y siguen existiendo, prendan la radio y oigan).
Conclusión 3: Estaría bueno hacer un «Todas las críticas» de críticos verdaderos (digamos que los de los diarios, más allá del juicio que nos merezcan a cada uno, y los de estos blogs de críticas) y no un «Todas las críticas» que incluya, como la página, actual, hasta el último inepto opinante. Que no es lo mismo opinar que hacer crítica, tío.
Bernades, una cosa nomas ….
Esa critica que leíste es de una chica (la que habla de Baudrillard, Kracauer, etc.) y se llama Paola Menendez.
Creo que otro blogero ya la ha mecionado acá y aclaro nomas porque este sitio a veces publica varias notas sobre una misma película.
En lo demás, comparto con vos
Saludos,
Marcelo
«Estaría bueno hacer un “Todas las críticas” de críticos verdaderos». Eso es lo peor que leí en los últimos tiempos.
Primero, invita a censurar algunas voces y, segundo, presupone que los mejores críticos están los diarios de mayor tirada y definitivamente no es así.
Bernades: por favor definime «críticos verdaderos», porque te juro que lo necesito para poder seguir leyendo este debate que todavía parece no entender las diferencias entre un medio masivo y un blog o página web. ¿Algo? Gracias.
Perdón, pero por lo visto me contagié de Fiebre Presidencial y no puedo parar de disparar tuits… digo, posts.
Éste va para el Cro. Hugo (Salas, cuya opinión tanto aprecio) y para otro que no me acuerdo quién era, que mandó un post lapidario sobre Fipresci.
Ambos tienen razón: es un bochorno lo de Fipresci, hacemos menos cosas que el intendente de La Plata frente a una inundación.
Nuestras únicas actividades son: 1) elegir las mejores del año (lo más cómodo que puede hacer un crítico de cine, que se sienta y lo escribe en 2 minutos) y 2) una versión arty de los Martín Fierro. Premios que encima entregamos con la prontitud del general Actis, aquel que a fines de los 80 llegó a reprimir a los carapintadas cuando la rebelión había terminado.
O sea: hay que hacer algo, muchachos.
Para empezar, una Mesa Redonda sobre El fin de la crítica, je!
Estoy de acuerdo con la falta de actividad. También me gustaría -volviendo sobre el tema de los jóvenes- encontrar esa energía en los nuevos miembros de FIPRESCI. Algunos la tienen, obvio, pero nos hemos vuelto un poco elefantiásicos. Entiendo que a ellos no les es fácil mover a varios de los dinosaurios con los que tienen que lidiar, incluyéndonos ;)
De cualquier modo, el ciclo de Cine Nacional que hicimos con el BAFICI no estuvo nada mal…
En el mail anterior, donde dice «post» debe leerse «comments». Perdón, pero mi glosario blogger deja bastante que desear.
Bernades, una cosa nomas ….
Esa critica que leíste es de una chica (la que habla de Baudrillard, Kracauer, etc.) y se llama Paola Menendez.
Creo que otro blogero ya la ha mecionado acá y aclaro nomas porque este sitio a veces publica varias notas sobre una misma película.
En lo demás, comparto con vos
Saludos,
Marcelo
Bernades dice «Hay vida después de nosotros, Lerer», dando por descontado que uds. han sido o son buenos críticos (algo que deberían decir los demás, no uds. mismos). El grado de soberbia que implica ese comentario canchero es hasta gracioso. Algunos comentarios anteriores ya sugerían esto. Incluso cuando destacan a «otros» no son otros, son los de siempre, del Amante y la Fipresci: Vieytes, Koza, Monteagudo… Y cuando Bernades osa elogiar a un crítico nuevo (que tal vez no sea nuevo, sino simplemente desconocido para uds) se equivoca el nombre, como diciendo «me importa un comino quién sos y cómo te llamás».
Antes que nada muy bueno el texto y el debate. En cuanto al tema generaciones de nuevos criticos, coincido con Lerer, salvo en lo de Ezequiel Boetti, que escribi para Otros cines (por eso debe ser el guiño), me parece muy flojo, debe ser joven, pero todavia no tiene nivel ni para el horoscopo.
No es por eso el guiño y no estoy de acuerdo con lo que decís. Para mí Ezequiel de los más talentosos y laburadores críticos/periodistas de la Argentina. Lo pensaba antes de conocerlo y, desde que lo conozco, mi respeto hacia él creció todavía más.
Es verdad que la crítica de esa chica estuvo buena y de hecho ahora encontré una sobre Wolverine bastante lograda también pero yo coincido con que estos sitios no abundan y no siempre resultan accesibles en el sentido de cómo llegar a los mismos. No creo que sea el canon, digamos…
Hay una página que se llama «Todas las críticas» que a mí me sirvió bastante para conocer otras más pequeñas y en ese sentido, me sirvió.
Lo que también llama la atención es ver esos puntajes tan mentirosos o peor creer en la fiabilidad del número por sobre el contenido que se va a argumentar. Puse un ocho pero no puedo defender la película, un desastre….
Hola para seguir aportando polémica les dejo un articulo que escribí sobre la crítica y el film «Antes de la medianoche»
http://cinematvcritik.blogspot.com.ar/2013/07/cine-metacritica.html#more
Saludos
Está muy bien la nota. Me parece buenísimo poder explorar paralelamente el achatamiento del NCA y de la crítica que creció y se desarrolló con él. En especial cómo hoy usamos algunos de los vicios del viejo cine que repudiamos.
Sería interesante de analizar también la posible relación entre un nuevo cine y una nueva crítica post-NCA. Existe? Dónde está? Qué formas tiene?
Gracias, Diego. También aprovecho para agradecer las palabras de Horacio. Saludos.
A Marcelo: gracias x la aclaración. Me llamó a confusión que la autora de la nota cita a su vez otra nota. Paola Menéndez, entonces: muy buen texto.
Igual, por el momento y en función de la discusión que se viene manteniendo, no importan tanto las firmas en sí como que haya una generación que puede hacerlo bien.
Eso es lo a «Mal Lector» parecería no darle la cabeza para entender. Por eso –porque lee con mala leche, por eso es mal lector– ve soberbia donde no la hay. ¿Quién te dijo que sólo los demás pueden juzgar tu laburo? Eso es una pelotudez. Te juzgan los demás y te juzgás vos. Y yo juzgo que lo que hago está bien. No digo genial ni inspuerable: digo «bien». En una de esas me equivoco, claro. Pero mientras nadie me demuestre lo contrario, o hasta que yo no piense lo contrario, seguiré pensando eso.
Pero eso tampoco es lo que importa: lo que importa son las Paolas Menéndez, los Vieytes, los Koza o tantos otros. Los que vienen después de nosotros. Porque hay también lee mal «Mal Lector»: tanto Vieytes como Koza empezaron después que nosotros, son generacionalmente posteriores, en sentido profesional.
Y «nosotros» no somos sólo Lerer o yo, aclaro esto que también leyó mal «Mal Lector». Somos los que empezamos a escribir en los 90. Por eso que 20 años más tarde está bueno descubrir que tenés buenos sucesores.
Te queda pésima la humildad, Bernades. Si te lee Pagés te caga a trompadas de nuevo.
Es curioso. Lerer dice que los «críticos jóvenes» escriben como alumnos de secundario tratando de caerles simpáticos a las maestras, que le gustaría que sean más provocadores y que le den «una patada en el orto» (sic). Pero si alguien les dice que ustedes no son tan buenos como siempre creyeron serlo, nos tratan de pelotudos y «mala leche».
Creo que la confesión de Bernades de que su propia opinión sobre su trabajo es tan importante como la de sus lectores y colegas, lo dice todo.
Y a propósito, péguense una vuelta por facebook y miren lo que Fernando Martín Peña piensa de uds.
Yo nunca traté a nadie de pelotudo ni de mala leche. Al menos no acá, je! Tampoco hablé en este texto de la calidad de la escritura ni dije que no hubiera buenos críticos jóvenes ni que nosotros fuéramos extraordinarios. Dije que sentía que faltaba espíritu combativo y cuestionador. No creo que nosotros fuéramos los mejores críticos del mundo ni que lo seamos ahora, pero algo que no podés negar es que fuimos, y en algún punto a veces todavía somos, cuestionadores. Eso es lo único que pido: algún tipo de rebeldía.
Respecto a Peña: en serio habla mal de nosotros? No digas? Mirá que novedad, me sorprendés!
Triste leer todo esto…
Un espíritu lleno de chiquiteces por todas partes y mucha soberbia.
La cuestión es que hay un gesto interesante en el posicionarse como crítico rebelde y cuestionador cuando en realidad no lo sos.
Leo sus críticas de La Nación y adónde corno está la rebeldía… La dejaron hace tiempo, como el pelo muchachos…
En lugar de quejarse de la juventud,let it be.
Dejen ser a los Koza, a los Vieytes a las Menéndez y no caigan en lecturas simplistas como «la crítica murió» para hacerse autobombo y saltar como The Chosen One ha mostrar el camino.
Hay toneladas de lugares buenos para leer críticas pero lógicamente no cuentan con la financiación de ciertos mosntruos como el caso de todo el maistream de criticos que publica acá o en otros cines.
Y si, es un hecho, no gana el mejor sino el que más de adapta y disimula…
O si no qué hacén escribiendo para esos diarios de porquería?
Yo no escribo en LA NACION. Jamás escribí en LA NACION…
Fetivamente, está muy bien la nota linkeada por José.
Dejemos constancia de los datos: el blog es cinematvcritik.blogspot.com.ar. El autor, José Tripodero.
Creo que la nota de Lerer sobre el fin de la crítica nos permitió descubrir lo contrario: hay una crítica que está empezando, como estos autores que mencionamos (Tripodero, Paola Menéndez) y hay blogs valiosos, como los nombrados, que en tal caso son difíciles de encontrar, porque depende de una navegación.
Hago una propuesta: abrir una página que agrupe a las críticas que realmente valen la pena, y deje afuera a los presuntos «críticos» que no son tales. Los que le gustan a Campanella, digamos, para decirlo rápidamente. Esa página podría funcionar dentro de Otros Cines, Con los ojos abiertos, Hacerse la crítica, cualquier otro blog que valga la pena o abrirla aparte.
Sds
Bernades: tus posteos me dan verguenza y realmente creo que estás matando a tus colegas de cierta edad, para no decir los críticos «establecidos y acartonados» (es mi opinion, como vos opinás tan objetivamente sobre tu propia labor…). ¿De verdad pensás que esa gente que citás son «difíciles de encontrar, porque depende de una navegación»?? Sólo tenés que googlear, Bernades; vivís de eso!! Por ultimo, y casi como te digo más arriba, ¿podés definirme a qué te referís con «que valgan la pena»? Ahora entiendo todo…
En serio pensas que la critica es mala ahora?
En USA pasa lo mismo, no exageres…
De ultima…
Este es el mismo país en donde Matrix paso de largo como «una bobada atómica» para la critica «seria» y se festeja cada uno de los bodrios turísticos que hace Woody Allen pero no se estreno (creo) ninguna película de Edgar Wright, Drive se dio un anhio despues, no se estrenara Only God Forgives ni la ultima de Malick.
No hay nada que hablar en la argentina con respecto al cine porque no se ve cine sino que se comenta cine como se comenta un empate 0 a 0.
Recuerdo la lamentable discusión sobre 768903 y realmente prefiero que se mantenga en hibernacion for ever la critica Argentina.
Diego lo único que lograste con todo esto es que tuviera que leer una critica (en una publicación que calculo no tendrá editor encargado) sobre Guerra mundial Z donde se nombra a Baudrillard.
Digo cuando no hay que decir nada… no habría que decir nada de nada porque evidentemente no hay de que hablar.
Ahhh en este pais tampoco se estreno ninguno de los documentales de Alex Gibney…
Estoy seguro, segurísimo, de que casi ningún crítico de la «vieja» generación lee a los críticos jóvenes de hoy. (Comentarios como el primero de Bernades confirman esto). Es decir, leen solamente a los pocos críticos jóvenes que salen en lo diarios pero desconocen a más de la mitad de aquella crítica que escriben los jóvenes en blogs o sitios web. Apuesto lo que quieran a que si nombramos un par de personas o blogs, no han leído nada (o muy poco) de ellos. Están hablando sin haber leído más de la mitad de las cosas que andan circulando y se nota, mucho. Esa generalización de que «los jóvenes no se la juegan, qué mal que estamos» es algo que se quieren creer ustedes, los críticos de siempre. No es tan así, naveguen, lean lo que no leen en los blogs. Hay cosas interesantes y jugadas, se los aseguro.
Por otro lado, no veo por qué una crítica que dilapide con ironía, sarna o sagacidad a una película argentina es mejor que aquella que la critica negativamente pero con altura y respeto. En fin, ¿lo que están pidiendo es más cancherismo a la hora de escribir? Parece eso. Y no creo que todos los críticos jóvenes estén buscando RT o alianzas con las distribuidoras. Todavía hay gente que se juega por lo que cree, y mucho. No se crean el tema de que los de antes, cuando eran jóvenes, lo hacían mucho mejor. No es así, lo que pasa es que hoy ustedes no leen a los más jóvenes porque creen (están seguros de) que no vale la pena lo que escriben. Solo sucede que hoy hay que buscar más, leer más (porque hay más oferta de críticas) y filtrar más.
Deberían leer lo que no leen antes de hablar del estado de la joven crítica argentina. Y si, Diego, decís que esa crítica no se ocupa del mainstream está claro que no leés mucho de lo que escriben hoy los críticos jóvenes en espacios que no son los diarios o revistas más conocidas.
Aplaudo este debate, igualmente.
Saludos
No me refería a vos Diego….
De todas formas, insisto en que lo pedís que es rebeldía debería ser especular.
Disiento de plano con el comentario de Lucas. En primer lugar porque no considero que la crítica argentina de cine se mal, ni esté pasando un mal momento.
Hay sí, una proliferación de lugares pequeños y en esto concuerdo y celebro a Bernades en la propuesta de crear un sitio real de críticas en donde se aglutine el material y circule.
Por otro lado, los dos textos que se pusieron en circulación aquí (el de José Tripodero y el de Paola Menéndez) son para mí de una calidad significativa y es, a modo ilustrativo, no por «nombrar» a un autor sino por la capacidad de montar una propuesta de interpretación que creo que ambos textos poseen.
Despotricar contra el país tampoco soluciona ni problematiza nada.
Yo tiré un link sencillamente porque un texto me pareció copado y lo que denunciaba Lerer era la inexistencia de una crítica aguda del mainstream pero así como yo llegué a ese blog, asumo que habrá muchos sitios pero no siempre llegan a ser populares.
Lo que noto es que hay una circulacion entre «colegas» y hay otra circulacion para el publico y luego hay una circulacion para un «publico determinado».
Ejercicio mental que se me ocurre
Escuela.
Entra un grupo de niños al aula y ve a su maestra, temblando debajo de su escritorio.
Los chicos dicen: se volvió loca!
Entra el director al aula y encuentra a esa maestra en la misma situación.
El director dice: Tiene un ataque de pánico
Ahora bien, entre una cosa y la otra hay una única diferencia. Y esto es la teoría, decir que la señorita maestra sufre un ataque de panico implica pararse en una posicion teorica (la psicologia conductual, blabalba) que va a explicar esa situación en torno a un concepto. Lo que diferencia a uno del otro es la capacidad de hablar de un mismo fenómeno atravesado con otras herramientas, ni más ni menos, eso veo en las criticas…
Podés nombrar a un autor, a miles o a ningunno pero el blackground necesariamente se lee y en la actualidad creo que los criticos jovenes se vienen formando bien.
Saludos,
Marcelo
Marcelo,
Por eso mismo se me ocurre necesario abrir un sitio que agrupe a las críticas que valen la pena (no la de los diarios, como interpreta por ahí alguno que lee mal y a las apuradas, sino todas las que valen la pena). Para que todo el mundo las tenga a su alcance. No «todas las críticas», que al día parecería querer decir «cualquiera que se sienta y opina», sino las
(sigo) críticas que son críticas.
Considerar a esto una censura es una pelotudez más grande que una casa. O varias pelotudeces, en verdad. Primero, porque para censurar hay que tener el poder de prohibir, y acá nadie lo tiene. Segundo, porque debe haber pocas cosas más disímiles que seleccionar y censurar. Censurar es prohibir. Seleccionar implica separar la paja del trigo. Y no hay nada de masturbatorio en esto, sino el simple hecho de reconocer la diferencia que hay entre críticos que hacen crítica (Paola Menéndez y José Tripodero, para dar dos nombres) y «comentaristas» que no la hacen. Reconocer las diferencias es una actividad esencial para alcanzar la excelencia,aunque el prejuicio pequeñoburgués quiera ver en ello elitismo, o andá a saber qué boludez.
Flaco, la selección la hago yo! No necesito que vos o fulano me vengan a decir a quién vale la pena leer o a quién no. Eso no es censura, seguro, pero sí es soberbia y una pelotudez descomunal. Sea serio, Bernades…
Me parece que el primer gran problema que tiene la crítica de los blogs o de los sitios «autogestionados» es la ausencia de un destinatario. Se escribe porque se vio la película en la privada o en un DVD antes que se estrenara comercialmente. Que el lector puede acceder cuando quiera a leerla es cierto pero esta idea de escribir sobre por ej. «Red 2» un par de semanas antes del estreno es raro por dos cosas: 1-Viste el film hace 2 horas ¿y escribís con tus propias apreciaciones demasiado frescas, casi crudas diría, y ya las volcás en un texto (final)?
2- Lo dicho, el no-destinatario de la reflexión, porque en muchos sitios la crítica sigue disponible 2 semanas después o 1 mes después pero en un espacio más difícil de acceder. Sintetizando, si por costumbre y modalidad la crítica de diarios tiene la «obligación» de publicar los jueves porque le da una «orientación» al espectador sobre qué novedades potables hay en la cartelera, entonces ¿por qué las críticas que no están exigidas de aparecer el jueves mucho menos una semana antes sale con una celeridad temible a una cancha vacía y a oscuras? (uy otra metáfora de fulbo) Al final creo que el sitio de TLC parece ser la zanahoria de algunos críticos que buscan llegar primeros, ¡hay una crítica de «Passion» de De Palma desde hace un año y se estrena recién el 22 de noviembre!
Sería genial un sitio como TLC pero con cierta selección de calidad, hay sitios ultra sofisticados que no serán .wordpress o .blogspot pero escriben con la calidad de alguien que simplemente teclea y postea.
Me interesaba plantear esto, para quién se escribe cuando se escribe.
Saludos.
Interesante y movilizador el artìculo.
La pereza o probable apatia de la crìtica cinematogràfica actual, creo que no puede ser analizada sin tomar en cuenta, digamos,los ultimos cincuenta años de vida polìtica, social, cultural y tecnològica, en nuestro pais y en el mundo.
Mi primer contacto con los crìticos de cine fueron con Tomàs Eloy Martinez y Ernest Shoo que escribian en La Nacion y luego en primera plana. Sus escritos eran
increiblemente iluminadores del fenomeno Cine. Atravezaban los debates ideològicos y culturales de la epoca y todavia recuerdo los farragosos anàlisis de Roberto Raschela, en la revista Cinecrìtica y sus referencias constantes a Gramsi. Lo que pasaba era que se las tenian que ver con Bergman, Sjoberg,Luchino Visconti, Bertolucci, Antonioni, Bunuel, el cine japones,la URSS,la nueva ola francesa, Polonia, Checoslovaquia, etc.
La apetencia de los espectadores masivos, tambien pedian de la critica analisis màs profundos y abarcadores de lo que pasaba en el mundo y en el alma de las personas. La critica cinematogràfica era una aliada para poder significar o resignificar temas, enfoques, bùsqueda de nuevos valores,etc.
Pero el mundo siguiò andando y ante tantas frustaciones y desencantos se vino la noche para las utopias y para un mejor destino social y cultural.
Se fue redondeando un paulatino descenso a la banalidad y trivialidad en el mundo del entretenimiento y del especàculo. El desarrollo de la TV y subsiguientes medios de comunicaciòn e interconectividad pusieron la ilusiòn de una mayor informaciòn y formaciòn de los espectadores. No fue asi, fueron desapareciendo las motivaciones màs profundas de indole espiritual y de transformaciòn y nos fuimos quedando con ese sentido intrascendente pero supuestamente divertido «de poner la mente en blanco luego de la jornada de trabajo».
Los criticos de los medios graficos se fueron amoldando, muchos de ellos, a ser una alternativa a la publicidad paga de las exhibidoras en los diarios y revistas y evadieron el conflicto. De ahi la abulia, la pereza y demàs yerbas.
Creo que al acento ahora debe ser salir al rescate de los espectadores del cine de autor y encontrar la forma de educar a las nuevas generaciones. Por eso resulta interesante y necesario la creaciòn de otros circuitos para la difusiòn del cine no megaconvencional y que apuntan a otros centros de la sensibilidad -articulo de hoy en RADAR como ejemplo-
Yo te pregunto Lerer: AHORA TE DISTE CUENTA DE LO QUE ESTAS DICIENDO? hace 2 años que venimos pasando por esto, casi desde el mismo momento en que se creo el sitio Todaslascriticas. Pero si vemos bien y conocemos un poco, nos damos cuenta de que son pocos los críticos conocidos que encontramos en esos puntajes.
Ustedes conocen al critico que dijo que «no le gusto» la primera de Mi villano favorito por que creyó que «la bardiaban» con la adopción de las niñas?. Ahora parece que le gusto la segunda. Como puede alguien decir semejante boludes para una película que termina como terminó y para una secuela que empieza como empezó (hablo de la relación del personaje Gru y sus hijas). Ah, otra cosa, me cague de risa cuando uno de esos críticos escribió que «Metegol no tiene nada que envidiarle a Pixar». No sé, si reír o llorar.
Buenísimo lo de José, ese es el quid de la cuestión. Yo diría: para quién se escribe, cómo se escribe y cómo se piensa el cine también, ¿no?
Lo que planteaba creo que Hugo Salas en su comment: a veces no importa tanto cómo está escrito un texto como cómo está pensada la película. Si está bien escrita y bien pensada, buenísimo. Pero si hay que elegir entre las dos cosas, más vale que esté bien pensada, aunque no esté escrita como indica el manual.
Y el hecho es que navegando te encontrás no sólo con las críticas complacientes que señalaba Lerer, sino con críticas que quieren y no les da: quieren ser inteligentes, piolas, descontracturadas, y son unos frankensteins horribles, kitsch, pretenciosos, impostados… y mal escritos.
Por eso hay que hacer el control de calidad del que habla José…
Qué bueno, qué reconfortante es lo contrario: encontrarse con gente que piensa bien, con un pensamiento cuestionador, y escribe llano y directo, como José.
¿Y Paola? ¿Estás por ahí? ¿Algo para decir?
Gracias Horacio por tus palabras.
Otra cuestión que pensaba y que en la Universidad enseñan (soy graduado de Crítica de Artes del IUNA) es que leyendo críticas también se aprende a escribir críticas. Claro está que no es lo único necesario pero particularmente yo crecí leyendo críticas desde pre adolescente y ya en la adolescencia con una idea más clara sobre qué hacer una vez terminada esta etapa. Por eso es que aprendí leyendo a Horacio en Los Inrockuptibles, a los Diegos (Lerer y Battle) en los diarios, también de Hernán Ferreiros (que si bien rumbeó para otros lados) me parece que era un gran crítico de cine, no sé si sigue ejerciendo la profesión. Y por supuesto de «El amante». Todo esto para decir que de los críticos novísimos (u comentaristas con poder de exposición) no sólo no tienen un destinatario sino que no leen lo que escriben los otros, más bien se leen entre ellos. Para peor, conversando con algunos de ellos, creen ser la «nueva generación», casi como una analogía de lo que pasó a principios de los 90 con los críticos nuevos que llegaron para cambiar los modos de hacer y de pensar, especialmente esto último. Nada más disparatado.
Lucas: el editor de Hacerse la crítica soy yo.
Durante algunas horas a la semana sigo atendiendo el Videoclub que fundé hace ya más de 30 años.Como soy el más viejo y muchos creen que «se mucho de cine» (ni se que sería eso)los clientes me preguntan y casi siempre quieren que juzgue lo bueno y lo malo, cosa a la que me niego sistemáticamente casi como una postura frente a cine y la vida en general.También quieren que compare (esa variante del juzgar): cual es mejor esta o esta ? Yo les contesto algo así como,que es mejor un elefante o una jirafa? Y hago lo mejor que puedo, lo que dice Hugo Salas,postulo otras lecturas,relaciones con otros discursos o lugares,con la historia,las circunstancias, etc.etc También trato de indagar que es lo que busca ese espectador y cual es la más probable relación con la obra que se va a dar en ese «acontecimiento de ver la película» . Lo más elemental : busca solo entretenerse o algo más? Está dispuesto a correr riesgos? O cuando me preguntan, si «es lenta» puedo responder ¿que es lento? una secuencia de «Rápidos y Furiosos» o un diálogo en una de Kim Ki Duck o Kechiche? Todo depende del interés,de la percepción, no hay lento ni rápido. En fin, trato de que se vea más y más diverso Cine y se le de la mayor importancia posible al hecho.Que se tomen más tiempo para elegir,que compatibilicen posturas (las parejas merecen un capítulo especial,los padres con los chicos otro )y que se den cuenta que una película,también,a veces nos interpela, aunque creamos que mansamente solo está dispuesta a que la juzguemos. Solo les diría o pediría a los críticos, que promuevan un poco más y juzguen un poco menos con parcialidades propias de la visión subjetiva a la que todos, nos guste o no, estamos expuestos. Por ejemplo, un caso reciente que me causó alguna molestia, es cuantos críticos, denostaron con muy poco,diría,tacto o elegancia «Los Miserables» por cuestiones técnicas,que al espectador común le pasan inadvertidas y en cambio dejaron de destacar la grandeza de la obra y valores indudables,como la pareja que componen Sacha Barón Cohen y Helena Bonham Carter por dar solo un ejemplo.Incluso leí una crítica donde el autor le dice al lector, que no la vaya a ver!Creo que el Cine está en peligro,evaluemos y juzguemos si es eso lo que nos gusta,pero no cerremos tan fácilmente las puertas a experiencias que pueden no haber sido satisfactorias para nosotros.
Si había un estreno nacional y tenía una crítica «mala», el editor de cultura y/o crítico arrancaba con una entrevista al realizador en la semana del estreno y dejaba la crítica para la segunda o tercer semana para no afectar economicamente el arranaque y a su vez no «venderse»pero me parece que ahora tienen una imagen demasiado buena de si mismos como para considerarlo.
Cuando decís que fue esto?
Digo, en qué época se dejaba una crítica para la tercera semana?
Me agrada que este artículo me haya permitido conocer a otros criticos interesantes como Vieytes, Koza o Menendez.
No me gusta en general lo que se publica en los medios grandes, creo que hay una subestimacion de nosotros (publico que los lee)
Gracias
A veces debates como el que se despliega aquí suscitan más preguntas para hacerse que respuestas o axiomas inatacables sobre qué es la crítica cinematográfica argentina. Sin que alguien lo tome como falta de respeto parte de los problemas que llevan a preguntarse por la calidad de los análisis o reflexiones sobre tal o cuál película obedece en primera instancia a la falta de criterio que pregona al gusto personal como vara de análisis sin menoscabar que parte de la pasión que a muchos de nosotros nos mueve para escribir crítica en contadas ocasiones nos enceguece y perdemos algo del objetivo de la crítica que considero es aportar una mirada sobre una película para que aquel que lee o nos lee (sean 2 o 1000) se lleve un enfoque que supere la mera opinión. Muchos blogs caen en la dialéctica de la mediocridad, por eso y parte de ese problema es culpa de todos y cada uno de los críticos. Opinadores y críticos hoy por hoy no pueden ser lo mismo y esto no busca establecer escalas sobre el cine, los géneros o las tendencias cinematográficas ni demonizar todo lo pochoclero y canonizar lo artístico, sino simplemente sumar a la riqueza del debate propuesto en este lugar(leí todos los comentarios aquí posteados) que no todo es lo mismo y que lo joven o lo viejo es otra manera de reducir el fenómeno cuando lo que debe tenerse en cuenta es la calidad del análisis de tal o cuál película. También es cierto que existe pereza intelectual y que la forma de mejorar el estado de la crítica es con la búsqueda del equilibrio entre la pasión por el cine, la cinefilia rabiosa, las lecturas espejo de colegas y de críticos conocidos, la buena escritura para saber cómo transmitir una idea con sujeto y predicado y sabiendo que ser polémico no significa decir que tal o cuál película es una porqueria o un bodrio; o que a nadie le gustó pero a mi si; o que nadie dice que es mala porque es lenta; no pasa nada o es demasiado intelectual cuando todo indica que la problematización de una película profunda es la que filtra una crítica sea buena o mala de un comentario apasionado. Todos los días se aprende mirando cine no viendo películas; leyendo y escribiendo para ese potencial lector que puede ser Juan, Ana, o un director argentino, así como aquellos anonimos que postean insultos o piensan que muchos críticos se toman ese compromiso como un hobbie cuando muchos de nosotros, sitios independientes que no reciben banners ni un centavo de nadie, tratamos de ser lo más honestos y profesionales que podamos, pero dependemos de esa visibilidad para que nos conozcan o por lo menos alguien se tome el trabajo de leer alguna de las críticas. Gracias a Horacio Bernades por haber nombrado a Cinefreaks y también a Todas Las Críticas por abrir otra ventana de difusión en internet.