No-estrenos: «The World’s End», de Edgar Wright
THE WORLD’S END, el cierre de la trilogía del combo Edgar Wright (director y guionista), Simon Pegg y Nick Frost (coguionistas y protagonistas) que arrancó con SHAUN OF THE DEAD y siguió con HOT FUZZ, recupera algunos elementos de la primera para crear una comedia adulta sobre el paso del tiempo disfrazada de película de […]
THE WORLD’S END, el cierre de la trilogía del combo Edgar Wright (director y guionista), Simon Pegg y Nick Frost (coguionistas y protagonistas) que arrancó con SHAUN OF THE DEAD y siguió con HOT FUZZ, recupera algunos elementos de la primera para crear una comedia adulta sobre el paso del tiempo disfrazada de película de ciencia ficción sobre el Apocalípsis. El combo es arriesgado y no siempre funciona del todo bien, pero aún con sus excesos el resultado es extraordinario. THE WORLD’S END (literalmente, «El fin del mundo») es una película sobre un grupo de amigos que se reúne 20 años después para beber, sin saber que su reunión será interrumpida por circunstancias más que curiosas.
El inicio del filme promete una simpática comedia británica de esas que pululan por el mercado. Cinco amigos de la adolescencia, a principios de los ’90, quieren cumplir con un ritual clásico en el pequeño pueblo que habitan: recorrer en una sola noche doce pubs (a una pinta de cerveza y algún que otro shot en cada uno) para terminar en el que da título al filme. No lo logran (por diversos motivos) pero ese momento queda en sus cabezas para siempre: como una deuda, sí, pero también como un tiempo perdido de inocencia e irresponsabilidad que parece ser irrecuperable.
No para Gary King (Pegg), que llegó a los 40 pero parece haberse quedado colgado en esa época: su ropa, su música, sus referencias, sus recuerdos se quedaron fijos ahí, como en una permanente máquina del tiempo. Sigue siendo el líder carismático del ahora separado grupo pero transformado en un perdedor cuya simpatía de borrachín bardero siempre está al borde del patetismo. Tratando, acaso sin saberlo, de reparar alguna herida abierta y cerrar un ciclo, Gary se encapricha en reunir a la banda y cumplir el sueño de terminar la gira de los doce pubs. Y se pone a buscarlos y a convocarlos. Sí, es una suerte de programa de doce pasos, pero a la inversa…
Los viejos amigos, claro, siguieron con sus vidas y todos tienen -al menos, en apariencia- trabajos y matrimonios más o menos estables, pero Gary los manipula y los convence de juntarse. Especialmente importante para Gary es su relación con Andy (Frost), su entonces mejor amigo y hoy un abstemio que se alejó de todos los demás. Una vez que llegan al puebloallá surgirán los problemas y las diferencias entre ellos, pero al empezar a circular por los bares notarán que algo raro pasa en el pueblo: los pubs son todos idénticos entre sí («se han starbuckeados», dice uno) y ni los dueños de los boliches ni algunos viejos compañeros de la secundaria parecen acordarse mucho de ellos, más allá de que sus aventuras fueron -aseguran- legendarias. ¿Qué es lo que está pasando?
Sería conveniente no adelantar mucho, pero podemos decir que la trama se vuelca de manera directa para el cine de género y que la comedia social parece ser capturada por un émulo de John Carpenter y lanzada por los aires. Habrá acción, suspenso, peleas y otros misterios a resolver, aunque lo importante siempre seguirá siendo lo que les pasa a nuestros personajes y cómo manejan de distintas maneras la situación. En ese sentido, THE WORLD’S END es un ejemplo de cómo hacer películas de género presentando a los personajes casi a la manera de una comedia dramática más o menos realista durante casi la mitad de su metraje para recién ahí hacer entrar a los elementos de la acción y/o suspenso. Así, se supone, nos preocupará más lo que les pasa que siendo solo personajes utilitarios a una trama.
De cualquier modo, el giro tiene sus riesgos. Si uno encuentra -como me sucedió a mí- muy disfrutable la primera parte de la película con su grupo de cuarentones lidiando con las idas y vueltas de su amistad y con los recuerdos borrosos de la adolescencia en medio de una noche olímpica de alcohol, tal vez el giro de 180% a las corridas, peleas y persecuciones no sea tan apreciable como para otros. De cualquier modo, la lógica de los personajes fluye muy naturalmente entre las partes del filme. De hecho, cuando todo se ha vuelto una cuestión de vida o muerte, la película sigue con su estilo ácido e irónico sin jamás volverse sensiblera ni usar la desesperación -el tan mentado «fin del mundo», que es mucho más concreto que el nombre de un pub- para reparar ningún lazo roto. Es filosa hasta sus últimas consecuencias.
Y muy divertida. Wright, Pegg y Frost logran armar un quinteto protagónico de lujo, con espacios para el lucimiento personal, con un elenco que incluye, además de ellos dos, a Martin Freeman, Paddy Considine, Eddie Marsan y Rosamund Pike como un antiguo amor de adolescencia que es hermana de uno de ellos y disputada entre dos. Entre chanzas internas y humoradas varias, la película deja entrever la mezcla de amor y odio que existe entre todos ellos, poniendo especial atención en el personaje de Pegg, el más entusiasta de los perdedores.
Entre críticos comentarios acerca de un país que se ha vuelto robótico, aburguesado y predecible -la prolija y amable funcionalidad de los habitantes de pueblo chico es idéntica a la de un empleado de McDonald’s, digamos-, el cierre de la llamada Three Flavors Cornetto Trilogy (en referencia a este helado tipo nuestro Conogol, que aparece en los tres filmes) es una película salvaje y disparatada que crece en delirio como si uno la fuera viendo cada vez con más cervezas encima, pero que se disfruta hasta la última pinta de más y no deja resaca alguna.
¿Hay alguna razón por la cual pusiste «cierre» de trilogía? Me estoy perdiendo algún dato…
Está en la nota. Hicieron SHAUN OF THE DEAD y HOT FUZZ. Y dijeron que esta era la tercera. Igual, trilogía de una manera muy light: no son los mismos personajes ni nada parecido. Es una «trilogía» respecto al trabajo sobre tres géneros…
y la banda sonora? una delicia para los oídos con bandas como Soup Dragons y Teenge Fanclub ojo, salu2