Festival de Roma: Rowe, Miike, Polunina, Pinto & Leonel, Cooper, Gruzsniczki, Fontán
A diferencia del año pasado, que tuvo muy poco cine hollywoodense en el programa, en esta edición el Festival de Roma contó en competencia con tres títulos de ese origen que resultaron ser muy buenos. Los ya comentados DALLAS BUYERS CLUB, de Jean-Marc Vallée y HER, de Spike Jonze, junto a OUT OF THE FURNACE, […]
A diferencia del año pasado, que tuvo muy poco cine hollywoodense en el programa, en esta edición el Festival de Roma contó en competencia con tres títulos de ese origen que resultaron ser muy buenos. Los ya comentados DALLAS BUYERS CLUB, de Jean-Marc Vallée y HER, de Spike Jonze, junto a OUT OF THE FURNACE, de Scott Cooper. A esos tres hay que agregarle SNOWPIERCER, de Bong Joon-ho, que tiene un elenco mayoritariamente británico y estadounidense, además de estar hablada casi toda en inglés, que se presentó fuera de competencia. Todas las películas en competencia tuvieron premios y, de todos ellos, estoy seguro que Matthew McConaughey estará nominado al Oscar por su rol en DALLAS… y probablemente suceda lo mismo con Jared Leto. Más difícil serán los casos de Joaquin Phoenix y Scarlett Johansson (HER) o Christian Bale en OUT OF THE FURNACE. Se verá. Por ahora, sigo con las reseñas…
MANTO ACUIFERO, de Michael Rowe (México, Competencia Internacional) La nueva película del ganador de la Cámara de Oro en Cannes con AÑO BISIESTO -el australiano radicado en México Rowe- es la historia, pequeña en formato, acerca de una niña que se muda a una casa nueva con su madre y el nuevo marido de ella. El filme la sigue a lo largo de lo que parecen ser unos meses de vacaciones en los que la niña no tiene mucho para hacer más que dar vueltas por la casa y el jardín mientras su madre y el marido están en lo suyo. De a poco, y siempre a través de su punto de vista, vamos percibiendo la conflictiva relación que la madre tiene con su ex marido (el padre de la niña), a quien la pequeña, solitaria y bastante apesadumbrada, termina armándole casi un santuario en un aljibe en desuso. Las tensiones entre la niña y su padrastro van creciendo y generando una violencia psicológica sutil que, a diferencia de buena parte de las películas mexicanas recientes, no explota hacia la violencia real y/o la truculencia de una manera previsible. Hay tensión, miedo y hasta una suerte de suspenso en lo que puede hacer esta niña abandonada a su suerte, pero la película prefiere indagar en lo que sucede alrededor (ese aire cargado de conflictos no expuestos, disfrazados) que en las acciones propiamente dichas, dándole al filme un aire observacional y minucioso.
MOGURA NO UTA/THE MOLE SONG-UNDERCOVER AGENT REIJI – Takashi Miike (Japón, Competencia Internacional) Tras la decepcionante aunque técnicamente apropiada para una competencia internacional como fue A SHIELD OF STRAW, con la que Miike compitió en Cannes, el prolífico cineasta japonés regresó con una de sus mejores películas recientes, una comedia policial delirante que tal vez no tenga mucho que hacer en una competición (no ganó nada aquí) pero que como programa de medianoche tiene todo para convertirse en una gran película de culto. THE MOLE SONG se centra en un policía desastroso al que quieren sacarse de encima en la seccional y lo mandan prácticamente «al muere» cuando le ofrecen meterse como «topo» en una organización criminal tipo yakuza, sin imaginarse que -a su manera- el hombre se las ingenia no solo para sobrevivir a las pruebas (durante buena parte del relato lo que creemos que son acciones policiales en realidad son delirantes tests) sino para crecer dentro de la organización con resultados imprevisibles. Excesiva, desbordante y larga, la película sin embargo es de una inventiva, un humor y un desparpajo (en lo narrativo y en lo estilístico) que solo se encuentra en cinematografías como la japonesa y en realizadores como el talentoso aunque desparejo Miike. Hay varias escenas aquí que hay que verlas para creerlas…
NEPAL FOREVER, de Aliona Polunina (Rusia, CinemaXXI) Una de las sorpresas de la competencia de CinemaXXI -y que se convirtió en la ganadora de la sección- es esta muy simpática y políticamente atinada comedia documental acerca de dos militantes comunistas de una muy pequeña asociación de St. Petersburgo que deciden viajar a Nepal para mediar en los conflictos políticos que allí tienen las agrupaciones troskistas y maoístas del lugar. Su viaje es una serie de tiernos y conmovedores disparates. Esta especie de dupla a lo Don Quijote y Sancho Panza resultan víctimas de vandalismos, se confunden a la hora de visitar la Embajada de Corea del Norte (no conviene revelar porqué) y se entrometen en una serie de asuntos de política local, dando discursos que parecen sacados de los años ’50, como si el Muro de Berlín jamás hubiera caído, ante un público igualmente confundudo. Más allá de cierto tono burlón (la directora asegura que es todo cierto y no hay nada de «mockumentary»), lo que se transmite en la pantalla es un profundo afecto por estos dos perdedores, Sergei y Victor, que persiguen una utopía imposible convencidos de que las formas y los modos políticos del siglo pasado -con canciones populares incluidas- siguen siendo efectivos para tratar los conflictos actuales.
O NOVO TESTAMENTO DE JESUS CRISTO SEGUNDO JOÃO / THE NEW TESTAMENT OF JESUS CHRIST ACCORDING TO JOHN, de Joaquim Pinto, Nuno Leonel (Portugal, CinemaXXI) El veterano sonidistas portugués, consagrado en Locarno como director de la extraordinario E AGORA? LEMBRA ME estrenó su nuevo filme, tan radical como diferente del anterior. Lejos del diario personal de aquel relato, este filme es exactamente lo que dice su título: una lectura del Evangelio según San Juan por parte del actor portugués Luis Miguel Cintra, acompañado por imágenes de la naturaleza (y de la propia grabación del texto), además de largos períodos en los que solo se ve la pantalla negra. El ejercicio intenta poner las palabras de la Biblia en el contexto apropiado: antes de la creación del mundo, entre el cielo, la tierra y el mar, devolver la palabra cristiana a su ambiente originario. Y el resultado es extraordinario, con momentos emotivos construidos a partir del juego entre el texto y la imagen. Sí, es una lectura del Nuevo Testamento, versículo por versículo, a lo largo de casi dos horas. Y el resultado está cerca de resultar una experiencia mística.
OUT OF THE FURNACE, de Scott Cooper (Estados Unidos, Competencia Internacional) No hay recurso o cliché del subgénero «policial de pueblo chico americano» que Cooper no use en su segundo filme, pero como sucedió con el primero, CRAZY HEART, el hombre se las rebusca muy bien para moverse dentro de esos límites claros y entrega un producto que tiene una gran primera hora y que decae en la segunda, cuando ya los «pasos predeterminados» del modelo ganan la batalla frente a los apuntes más interesantes de la primera mitad. Como salidos de ciertas canciones de Bruce Springsteen (otro que logra hacer parecer nuevas a historias que ya escuchamos mil veces), aquí hay personajes como el veterano de guerra, el presidiario, el mafioso de turno, el pueblo chico del que todos se van con una fábrica en decadencia, la mujer que varios se disputan, el policía metido y, sobre todo, la relación entre dos hermanos (uno que se quedó en el pueblo trabajando -Christian Bale- y el otro que fue a la guerra en Irak -Casey Affleck) con diferentes modos de vida y a los que los une un gran afecto. La primera parte, decía, es excelente, ya que se contenta con desarrollar a los personajes y trazar sus relaciones. Una vez que el personaje de Affleck se enreda con una mafia de peleas callejeras a lo FIGHT CLUB, el policial toma las riendas del todo y allí la película flaquea. Sin embargo, un elenco de excelentes actores (además de Bale y Affleck están Woody Harrelson, Forest Whitaker, Zoe Saldanha, Sam Shepard y Willem Dafoe) logra que esa melodía, por más mecánica y hasta rutinaria que sea, siga sonando de una manera noble y bastante genuina, como un grupo de extraordinarios profesionales haciendo una muy digna versión de un standard musical de esos que sabemos todos.
QUOD ERAT DEMONSTRANDUM, de Andrei Gruzsniczki (Rumania, Competencia Internacional) Lejos de la Nueva Ola Rumana, el filme de Gruzsniczki apuesta por un estilo más tradicional del cine de autor del Este de Europa de los años ’60 y ’70 (en blanco y negro) para narrar una historia de sospechas y espionaje cotidiano durante el gobierno de Ceaucescu. Un matemático que no es miembro del Partido Comunista es sospechado, en los ’80, de querer sacar fórmulas matemáticas del país para su uso por potencias extranjeras. Paralelamente, una colega suya quiere irse a vivir a Francia, donde ya está su marido. Pero el gobierno no se la hace fácil, complicando burocráticamente sus posibilidades de salir. Claro que su relación con el matemático será un motivo con el que las autoridades podrán presionarla y en esas idas y venidas (sospecha, intriga, traición, chantaje) transcurrirá este correcto filme, que logra transmitir muy bien los miedos de vivir en un gobierno totalitario que persigue y utiliza a sus habitantes, y que hace lo imposible por mantener sus puertas cerradas al mundo… Si bien los conflictos de los protagonistas son bastante evidentes desde el principio, el filme se las arregla para humanizar a todos sus personajes y presentar las aristas más ambiguas de sus respectivas situaciones para arribar a un final complicado e interesante por la riqueza de sus potenciales conflictos paralelos.
EL ROSTRO, de Gustavo Fontán (Argentina, CinemaXXI) La nueva película del realizador de EL ARBOL y LA CASA lo muestra ingresando a un universo de personajes que viven en el Delta: un hombre llega con un bote, camina, se establece en el lugar, comparte unos momentos y se va. Esa cotidianeidad está presentada sin diálogos, en blanco y negro, mezclando formatos (8 mm. y 16) y generando una sensación de permanencia, de algo que incluye pasado y presente, como si ese recorrido por el espacio fuera también un recorrido por el tiempo. La mezcla de formatos y el sonido no sincronizado ayudan a crear la sensación de un «no tiempo» al punto que más que hablar de un documental podríamos hablar de una ficción en el que a partir de acciones cotidianas relativamente intrascendentes se crea, casi, la historia de un lugar en diferentes momentos, como las historias de fantasmas que conviven en el pasado, el presente y, ¿quién sabe?, acaso también el futuro.