Estrenos: «Familia peligrosa», de Luc Besson
Hace muy pocos días, con motivo del estreno de ULTIMO VIAJE A LAS VEGAS, escribí acá mismo sobre la curiosa carrera de Robert De Niro y calculo que, en unas semanas, se podría hacer lo mismo cuando se estrene AJUSTE DE CUENTAS, la película sobre veteranos boxeadores en la que comparte cartel con Sylvester Stallone (también […]
Hace muy pocos días, con motivo del estreno de ULTIMO VIAJE A LAS VEGAS, escribí acá mismo sobre la curiosa carrera de Robert De Niro y calculo que, en unas semanas, se podría hacer lo mismo cuando se estrene AJUSTE DE CUENTAS, la película sobre veteranos boxeadores en la que comparte cartel con Sylvester Stallone (también está, en un pequeño rol, en ESCANDALO AMERICANO, pero eso no califica como curiosa ni como inexplicable). Insistir sobre lo mismo en función del estreno de FAMILIA PELIGROSA sería cansador, por lo que dejo en el espectador la tarea de reflexionar sobre las decisiones cinematográficas tomadas por el actor de TORO SALVAJE y TAXI DRIVER ya hace bastantes años.
En defensa de la nueva película de Luc Besson hay que decir que no se trata de un producto impresentable. Es, simplemente, una película discreta y fallida que tiene -otra vez- un muy buen elenco de veteranos que son mucho más interesantes que lo que el realizador francés tiene para contar. De hecho, si IMDB y mi memoria no mienten, es la primera vez que De Niro actúa junto a Tommy Lee Jones. Y es poco, poquísimo lo que actúo con Michelle Pfeiffer previamente. Este trío de actores tienen la capacidad de brindarnos destellos de su talento aún en un producto menor que les exige tan poco como éste.
El caso de Pfeiffer es casi tan curioso como el de «Bobby» De Niro. Es una gran actriz que sigue igual de talentosa y naturalmente bella como en su época de mayor fama pero actúa muy poco y, cuando lo hace, no tiende a elegir películas demasiado interesantes.
En este caso encarna a la mujer de un mafioso neoyorquino interpretado por De Niro que, con sus dos hijos adolescentes, viven en Francia al estar dentro del programa de protección a testigos por haber delatado a importantes mafiosos. Sí, podría ser una secuela de alguna película de Martin Scorsese (que figura como productor ejecutivo aquí) sobre la mafia en la que vemos cómo un delator y su familia intentan integrarse a la vida civil. O bien podría verse como una temporada inédita de LOS SOPRANOS imaginando que la familia se fue de gira por Europa.
El tono tiene algo de LOS SOPRANOS (hasta un par de actores secundarios) ya que FAMILIA PELIGROSA apuesta a la comedia por momentos negra y a las constantes referencias cinematográficas. Sin embargo, los personajes nunca terminan de crecer demasiado y el tono cómico no se condice demasiado con algunas hiperviolentas situaciones. Es que el problema de los miembros de la familia «Blake» es que no logran pasar desapercibidos en ningún lado ya que tienden a reaccionar, digamos, un poco agresivamente ante casi cualquier inconveniente, aniquilando, torturando o matando a golpes a cualquier francés que se les cruce y que no les caiga simpático.
Los Blake están en un pueblito de mala muerte de Normandia en el que, de milagro, todos parecen hablar muy bien inglés pero a la vez despreciar a los «yanquis» y sus costumbres. Y a ese choque cultural los Blake responderán con una costumbre norteamericana tan o más prototípica que las otras: la violencia. Pero uno debe creer que son buena gente porque se quieren, se protegen y, además, tienen unos mafiosos que los buscan para liquidarlos que son igual de crueles que ellos pero mucho más feos y malos…
Así, mientras De Niro ironiza sobre sus otros roles de mafioso (en una escena hasta participa en un debate de cineclub sobre BUENOS MUCHACHOS) y Lee Jones encarna estoicamente al hombre encargado de protegerlos y tratar -sin suerte- que no se metan en problemas, cada miembro de la familia tendrá su pequeña complicación personal. Complicaciones que, curiosamente, parecen olvidarse todas promediando la narración para centrarse en la creciente violencia.
Y así, entonces, mientras De Niro sigue apretando el replay de su carrera y los niños muelen a palos a adolescentes franceses como si fueran de papel maché, a Luc Besson no se le caen muchas ideas originales. Habrá pensado que con el concepto central y el casting la cuestión estaba más o menos resuelta, pero el problema es que después de ver por un rato al muy buen elenco (¿quién no disfruta de ese trío de enormes y muy carismáticos actores?) uno siente que no hay mucho más para contar. Una pena.