Estrenos: «Deshora», de Bárbara Sarasola-Day y «El ojo del tiburón», de Alejo Hoijman
La opera prima de la directora argentina Bárbara Sarasola-Day, DESHORA, se centra en una pareja de cuarenta y pico que vive en una finca salteña y que recibe la visita de un primo que no ven hace muchos años, de origen colombiano, que viene a quedarse con ellos en plan de rehabilitación de drogas. Ella (María […]
La opera prima de la directora argentina Bárbara Sarasola-Day, DESHORA, se centra en una pareja de cuarenta y pico que vive en una finca salteña y que recibe la visita de un primo que no ven hace muchos años, de origen colombiano, que viene a quedarse con ellos en plan de rehabilitación de drogas. Ella (María Ucedo) está intentando quedar embarazada sin suerte y la llegada a su casa de este joven entre misterioso y seductor empezará a despertar tensiones en la pareja de maneras que no serán necesariamente las más esperadas por los espectadores, especialmente por lo que genera en el marido (Luis Ziembrowski).
En cierto modo, ese triángulo sensual más que sexual que se conforma entre los tres deseantes protagonistas también podría ser visto como la mirada entre deseosa y temerosa de esta pareja recatada de argentinos frente a la llegada más desinhibida de alguien que, al parecer, se maneja con mayor seguridad y confianza respecto a su sexualidad (su nacionalidad, evidente en el look y en el acento, jamás se menciona en la trama).
Prolijamente contada, con un crecimiento dramático y varias sorpresas importantes en la última parte, pero con algunos problemitas de actuación (el actor colombiano telegrafía demasiado evidentemente sus intenciones) y algunos simbolismos simplistas con animales varios, DESHORA aparece como una más que sólida opera prima argentina, una de las tantas dirigidas por mujeres en los últimos años, muchas de ellas claras herederas (en forma y temáticas) del cine de la también salteña Lucrecia Martel.
(Versión extendida de la crítica publicada durante el Festival de Berlín 2013)
Este documental de observación dirigido por Alejo Hoijman (UNIDAD 25) se centra en la vida de dos adolescentes en una isla remota, en el medio de Nicaragua. La película muestra su vida cotidiana –sus conversaciones, su trabajo, sus relaciones familiares y sus amistades– en un relato que muestra el choque entre las tradiciones del lugar (la pesca, básicamente) y la modernidad, que se hace presente en las charlas sobre estrellas pop, los smartphones y la posibilidad –al parecer, bastante certera– de que una de las pocas salidas laborales del lugar sea por la vía del narcotráfico.
Pero, básicamente, EL OJO DEL TIBURON es la historia de una serie de “ritos de pasaje”, los que van la infancia/adolescencia a la adultez a través de estos dos personajes, amigos, que deben enfrentarse a las realidades del mundo mientras empiezan a abandonar la inocencia de los primeros años de sus vidas. Hoijman los observa y los «deja ser» a lo largo de un bello documental de observación que sorprende por su llamativo nivel de intimidad y su comprensión cabal de las ambigüedades de la vida en un lugar así.
(Versión extendida de la crítica publicada durante el Festival de Roma 2012)
1 comentario