Cannes 2014: la hora de la Segunda Generación
Una tarde, en el BAFICI que acaba de concluir, escuché a Mariano Llinás hacer una referencia a las «generaciones» del cine argentino de una manera similar a la que los chinos hacen con sus generaciones de cineastas: la Quinta, la Sexta y así. Llinás hablaba de una nota que escribió para una revista de cine […]
Una tarde, en el BAFICI que acaba de concluir, escuché a Mariano Llinás hacer una referencia a las «generaciones» del cine argentino de una manera similar a la que los chinos hacen con sus generaciones de cineastas: la Quinta, la Sexta y así. Llinás hablaba de una nota que escribió para una revista de cine que aún no se editó y en la que, imaginó, se explayará en detalles sobre esos conceptos generacionales del cine argentino. Pero a mí me atrapó la idea, una que yo jamás había usado y que implica pensar al Nuevo Cine Argentino en términos de bloques generacionales, cada uno con una matriz estética y productiva diferente. Entendida así, habría una Primera Generación que –imagino, ya que Llinás no detalló integrantes en la breve charla– incluiría a directores como Lucrecia Martel, Pablo Trapero, Adrián Caetano, Rodrigo Moreno y varios otros (calculo que los precursores, tipo Martin Rejtman o Raúl Perrone, serán de la Generación Cero), todos realizadores que arrancaron en la segunda mitad de los ’90, que fueron a las escuelas de cine (la FUC, fundamentalmente) ya desde sus inicios y que pasaron ya los 40 años de edad.
A muchos de los que pensamos el cine argentino de los últimos veinte años nos cuesta, luego de esa «primera camada», armar bloques generacionales. Nos parece que los nombres empiezan a cruzarse, que las edades, los estudios cursados y la productividad cinematográfica no son iguales ni equiparables y que, en lo que respecta a estéticas, las diferencias son mayores todavía. No sé ni quiero adelantarme a lo que podrá decir Llinás en su nota (imagino que será más que interesante seguir sus razonamientos), pero un dato probablemente casual surgido gracias al Festival de Cannes me hizo repensar el tema.
Damián Szifron, Lisandro Alonso y Diego Lerman, los tres directores argentinos que irán a esta edición del festival, tienen 38 años, nacieron con unos pocos meses de diferencia (Lerman es de 1976, los otros de 1975) y comenzaron a hacer cine más o menos en las mismas fechas: TAN DE REPENTE, de Lerman, es de 2002; LA LIBERTAD, de Lisandro Alonso, es de 2001 y EL FONDO DEL MAR, de Szifron, es de 2003. Lerman tiene cuatro películas, Alonso tiene cinco y Szifron tiene tres, además de un par de series de televisión.
¿Será esta la Segunda Generación de la que hablaba Llinás que, caramba, también tiene 38 años? De ser así, ¿que implica que las tres películas argentinas seleccionadas en Cannes vengan de ese bloque generacional? Si uno husmea un poco más se da cuenta que otros cineastas que estrenan este año –y que, según rumores, podrían también haber estado en Cannes como Anahí Berneri o Pablo Fendrik– andan también por esa edad, lo cual obliga a pensar que el dato implica algo más que una simple casualidad. ¿Es, tal vez, la aparición en conjunto de muchos de ellos en Cannes, síntoma de algo?
Cualquiera podrá decir que a lo largo de los años Cannes tuvo cineastas de todas las edades y generaciones, pero lo cierto es que si se husmea con cierto detalle se podrá notar que, al menos entre los cineastas argentinos consagrados que llegaron a la competencia, todos lo hicieron con una edad similar: Adrián Caetano tenía 37 cuando compitió en 2006 con CRONICA DE UNA FUGA, la misma edad que tenía Lucrecia Martel cuando hizo lo propio con LA NIÑA SANTA (2004), mientras Pablo Trapero tenía 36 cuando LEONERA lo llevó por primera vez a la competencia oficial del festival francés en 2008…
Los caminos divergentes de Szifron, Alonso y Lerman podrían también ejemplificar los diversos caminos que tomó esa Segunda Generación nacida con la llegada de la dictadura militar en 1976. Szifron –curiosamente el más conocido dentro de la Argentina aunque el menos famoso en el circuito de festivales europeos– es el que más ha apostado por un cine de clara búsqueda comercial, mientras que en la otra punta estaría Alonso, cuyos filmes casi ni se estrenan comercialmente en la Argentina. En el medio, se podría decir, está Lerman, cuyas películas buscan «participar» del mercado, si se quiere, pero no apuestan a la masividad genérica del cine de Szifron ni sus búsquedas autorales son tan radicales como las de Alonso.
A través de estos ejemplos uno podría determinar que estos tres cineastas cogeneracionales son los que marcan las distintas ramificaciones que el cine nacional fue tomando a partir de la década pasada, la amplitud de registros que representan y que dejan en claro que no hay estéticas comunes que puedan considerarse generacionales ni tampoco una relación específica con el Estado, la financiación o con los festivales. De hecho, de haber estado Llinás en esta lista, uno podría hasta agregar una cuarta «rama» a este organismo vivo que es el cine argentino reciente.
A la vez de hablar del cine argentino, que Cannes siempre lleve a competencia a cineastas de una edad similar habla del funcionamiento del festival como «consagrador» de tendencias. Estar en la competencia de Cannes (la de Lisandro podría haber estado, así que pensémosla como opción) cuando los cineastas se acercan a los 40 años y andan por sus terceras o cuartas películas habla también de ciertos tiempos del cine y del movimiento de la opinión pública respecto de sus directores. Estar allí, montarse a la alfombra roja, parece ser sinónimo de lo que el festival (o la industria del cine) entiende como madurez: «ya se acabó el juego, esto va en serio», diríamos.
Cannes 2014, entonces, quizás quede en la historia del Nuevo Cine Argentino como la marca, el sello oficial de la consagración de esa Segunda Generación del cineastas locales. Lo interesante de todo esto está en que, en alguna parte, la Tercera Generación (y la inminente Cuarta) está esperando también su momento.
Siempre medido, siempre justo. Un gusto seguir leyéndote.
I count 4 generations:
1. The «Golden Age» (1930-50)
2. Post junta cinema / INCAA old (1980 – 2000)
All old INCAA directors until the sudden success of the young INCAA directors around 2002
Hector Olivera, «Pino» Solanas, Carlos Sorin, Adolfo Aristarain, Eliseo Subiela, Marco Bechis, …
3. The Argentinian Wave (2000-now)
The young INCAA directors since 2002, which we see around all festivals.
Fabian Bielinsky, Lisandro Alonso, Pablo Trapero, Adrián Caetano, Lucrecia Martel, Daniel Burman, Lucia Puenzo
and Martin Rejtman, Raúl Perrone, Santiago Loza, Pablo Aguero, Rodrigo Moreno, Juan José Campanella (he is really too old, more Gen 2), Ariel Rotter, Damian Szifron
And the ones on the road: Alexis Dos Santos, Gaspar Noe
4. The Film-school Anti-INCAA movement (2004-now)
The younger Anti-INCAA film-school movement behind Llinas and Alejo and the young theatre companies, pushed by BAFICI and the Viennale.
Mariano Llinás, Alejo Moguillansky, Santiago Mitre, Matías Piñeiro, Manuel Ferrari, Rafael Spregelburd. (Lola Arias still missing here)
El concepto de división de generaciones que plantea tanto Llinás como Lerer es en base al nuevo cine argentino, denominación que surgió en los años 90. Debido a esto, su división desde los años 30 sería algo aparte de lo que se desarrolla en la nota.
Lerer en qué revista se va a publicar la nota de Llinás?
It’s a different way of thinking.
I was just thinking about the «so called» New Argentine Cinema that started in mid 90’s-
According to that, the 1st. Generation would be Trapero, Martel, Caetano, etc.
The one I’m talking about here is the Second.
Then there are the filmmakers that started in the second part of last decade (3rd. Generation) and then the ones starting now (4th).
Like one every five years or so.
Anyway, I’m just guessing here, throwing ideas up in the air to see…
Es interesante el planteo, pero raro. Es imposible saber lo que pasa por la cabeza de Llinás ¿hablaba solo de NCA o de cine argentino en general?
Porque hablando de cine nacional en general tenemos a Christensen, Torre Nilssen, Solanas que tambien pueden haber hecho como un punto de inflexion que con los años se fue perdiendo hasta llegar al NCA.
Despues, sacando lo que en la nota seria la primer generacion del nuevo cine argentino, hay un pastiche muy raro, que no se si es descifrable o tiene una logica generacional, mas que la clasica(de tal año a tal año, estos directores)
Por ejemplo a mi «La libertad» de alonso me parece una pelicula que cinematograficamente forma parte de lo que seria la primer generacion de NCA, y «El Fondo Del Mar» la agruparia mas en un cine como el de Bielinski con «9 Reinas».
«Cronica de una fuga», «Niña Santa» y «Leonera» son peliculas que si las agrupas encierran una logica generacional y de pertenencia al NCA. Pero las de este año me parece que ni ahi, ni las peliculas, ni sus directores.
Otra cosa a tener en cuenta a la hora de hacer un analisis sobre esto, es que Szifron(el unico en competencia) siempre fue el mas alejado del perfil de cannes, es mas, si no estuviera en competencia creo que ni se mencionaria en la nota, ya que sus productos se alejan bastante de lo que es el NCA, o de peliculas como las de Lerman y Alonso. (lejos de desmerecerlo, me encanta lo que hace)
Pregunto desde la ignorancia ¿Hubo peliculas argentinas en cannes antes del NCA?
¿Se puede saber en que revista va a salir la nota de Llinás?
No niego que el planteo es un poco raro, solo que conecté lo que hablé con Llinás con el hecho –acaso casual– de que los tres cineastas que estaban en Cannes tenían la misma edad y empezaron más o menos para la misma fecha y me pareció interesante explorar (en voz alta, digamos) si había algo ahí.
Tal vez lo haya, tal vez no.
Coincido con tus «agrupamientos», son los que yo suelo hacer: más bien estilísticos. Pero, insisto, quería hacer la prueba de leer generacionalmente casi de manera literal lo que pasaba. Y cada nombre que tiraba, me volvía a dar la misma data de la edad: esa especie de «consagración» o de madurez a los 37/38 años. Algo que de hecho se podría aplicar a otros órdenes de la vida, digamos. No sé si es casual o no, pero varios de los cineastas mencionados a esa edad eran (o son) padres de niños pequeños, algo que de algún modo (insisto, generacional) se puede aplicar.
La nota de Llinás debe salir en una revista que se llama REVISTA DE CINE, que se iba a presentar en el BAFICI pero se retrasó su edición por motivos que desconozco. Creo que la hacen en la FUC o un grupo de la FUC, no sé muy bien…
La nota ejemplifica uno de los grandes problemas de los estudiantes de la FUC y de cierta crítica local: la imposibilidad de pensar que existía algo antes de ellos. Es, a final de cuentas, un planteo egocéntrico disimulado en un discurso ultra racional.
Estaría bueno dejar en claro que Lucrecia Martel, posiblemente lo más extraordinario que pasó en por lo menos los últimos 30 años del cine argentino, estudió en la ENERC, no en la FUC.