TV: «The Red Road» (Temporada 1)
La nueva serie original de Sundance tiene varias cosas en común con la anterior, RECTIFY, y hasta con series no producidas pero sí emitidas por ese canal, como la australiana TOP OF THE LAKE. Todas parten de un caso policial como motor de la trama y todas aprovechan ese caso para disparar una investigación sobre los lazos familiares, […]
La nueva serie original de Sundance tiene varias cosas en común con la anterior, RECTIFY, y hasta con series no producidas pero sí emitidas por ese canal, como la australiana TOP OF THE LAKE. Todas parten de un caso policial como motor de la trama y todas aprovechan ese caso para disparar una investigación sobre los lazos familiares, las historias del lugar y la relación con los habitantes de pueblos chicos, donde todos parecen conocerse entre sí. Todas, además, son de seis episodios (TOP OF THE LAKE es de seis pero se dio en EEUU en siete) y todas tienen una clara impronta cinematográfica: en el tempo, en el tono, en el elenco, en el tratamiento de los escenarios y en la «respiración» de la trama.
De las tres acaso THE RED ROAD sea la más clásica y, si se quiere, hasta convencional. Al menos en su planteo inicial, que mezcla dos situaciones policiales cruzadas. Pero lo principal no está ahí, sino en el curioso mundo que describe. La serie transcurre en un pueblo muy cerca de esa enorme urbe que es Nueva Jersey (y por consiguiente nada lejos de Nueva York) en el que vive una tribu indígena entremezclada con la población blanca. Se trata de una pequeña comunidad que no vive separada en una reservación sino que convive de manera muy tensa con el resto de los habitantes.
Martin Henderson interpreta a Harold Jensen, un policía local y padre de dos chicas adolescentes. Harold está casado con Jean (la excelente Julianne Nicholson, el «arma secreta» de la serie), una mujer alcohólica y con problemas mentales, producto de la muerte de su hermano mellizo cuando eran adolescentes. El gigantón Jason Momoa encarna a Phillip Kopus, mitad indígena y ex convicto, que regresa a la ciudad y vuelve a involucrarse en la vida criminal. En su adolescencia, los tres personajes estuvieron conectados entre sí y ese oscuro pasado marca sus relaciones hasta el día de hoy.
El disparador de la trama es un accidente de tránsito: Jean pisa a un chico indígena. Phillip la ve y chantajea a Harold para que no investigue su actividad criminal a cambio de conseguir el silencio por parte de la familia del chico lastimado. A partir de eso seguiremos los devenires de estos tres personajes: Kopus se dedica al robo y Harold hace lo posible por arruinar cualquier investigación de su propia fuerza, mientras en paralelo varias situaciones más se acumulan. La fragilidad mental de Jean, la relación de su hija mayor con un indígena (medio hermano de Phillip), la desaparición de un estudiante universitario blanco y así.
Si bien la trama depende de una serie de casualidades y conexiones algo difíciles de creer del todo (parece que solo hubiera dos familias en todo el pueblo), la serie crece gracias a que, inteligentemente, usa esa trama para desarrollar las relaciones entre sus personajes más que para complicar las cuestiones policiales. El creador de la serie, Aaron Guzikowski (guionista de la película con Hugh Jackman, LA SOSPECHA, con la que tiene más de un punto en común), tiene más en mente la creación de un drama con sesgo trágico que un policial clásico. Sin adelantar mucho de la conclusión de la temporada, queda claro que la apuesta es ir hacia una zona de melodrama familiar en la que la serie se siente más cómoda.
A favor de esa apuesta por priorizar el costado dramático de la serie está su elenco. Momoa, pese a su aspecto de guardaespaldas, es un muy talentoso y magnético actor, mientras que Nicholson se luce marcando los distintos y cambiantes estados de ánimo de su personaje. Acaso Henderson no esté a la altura del resto, pero funciona como el núcleo centrífugo de la trama, el «honesto policía» que demuestra no ser tan limpio y honesto como parece.
Otro punto a favor son algunos de los directores a cargo de diversos episodios. El piloto lo dirige el gran James Gray y el cuarto y el quinto episodio son responsabilidad de otro gran cineasta: Lodge Kerrigan. En cierto modo, THE READ ROAD tiene cosas en común con el cine de ambos (especialmente el de Gray), ya que husmea en la vida criminal, pero haciendo eje en los personajes que forman parte de esa subcultura: sus relaciones, su historia, los dramas que los unen a lo largo de generaciones.
El final de la temporada es extraordinario y permite imaginar que la segunda puede ser muy diferente. Si bien la serie no ha tenido un gran éxito es de esperar que continúe al menos un par de temporadas más. Merece esa oportunidad.
Leí James Gray y dije «I am in»
Idem por aquí.
Y Lodge Kerrigan también…
Recién terminé de ver los seis capítulos. La verdad me pareció muy buena, creo que va de menor a mayor. A pesar del riesgo que toma en no poner a estrellas o actores muy conocidos, la faceta actoral resulta más que interesante, especialmente por Jason Momoa, el oficio de Tamara Tunie y la reventada presencia de Tom Sizemore (en pequeñas dosis). Para mi cerró toda la historia, al menos la macro y algunas secundarias, por eso me resulta complicado ver como podrían armar una segunda temporada. Sin una gran ambición creo que «The Red Road» funciona por esto que decís de que está más orientada a ser un drama que un policial. No me terminó de cerrar, ahora recuerdo, lo de la muerte del pibe universitario, con lo que comienza la serie, puede ser que me haya perdido justo alguna parte pero me quedó flotando como duda.