Estrenos: «Líbranos del mal», de Scott Derrickson
Esta no es una crítica de LIBRANOS DEL MAL. En realidad, sí lo es, pero no en el sentido convencional. No me preocupa mucho darles detalles de la trama: hay un policía que descubre crímenes raros que hacen pensar en la apariencia de algo oculto y siniestro, hay una serie de personajes vinculados con ese […]
Esta no es una crítica de LIBRANOS DEL MAL. En realidad, sí lo es, pero no en el sentido convencional. No me preocupa mucho darles detalles de la trama: hay un policía que descubre crímenes raros que hacen pensar en la apariencia de algo oculto y siniestro, hay una serie de personajes vinculados con ese algo oculto y siniestro y un pastor religioso que intentará ayudar al policía en cuestión a resolver el horrorífico entuerto. De la película se puede decir que arranca provocando cierto interés pero de a poco lo va perdiendo en una serie de vueltas de guión que solo están puestas para llegar a un enfrentamiento sangriento/religioso sobre el final. No es realmente buena, no es realmente mala. Es lo que es, discretamente competente.
Lo que me despertó pensar el estreno de una película así tiene más que ver con el mercado del cine actual. Se trata de un filme de un presupuesto bajo para los estándares de Hollywood (unos 30 millones de dólares) y con un elenco de nombres reconocidos como Eric Bana, Joel McHale, Olivia Munn y Edgar Ramírez, entre otros, producido po Jerry Bruckheimer para Sony. Lleva recaudados 40 millones de dólares y cuando se siga estrenando en el resto del mundo seguramente terminará en una cifra digna y redituable, si bien no espectacular.
Películas como LIBRANOS DEL MAL se han convertido en los últimos tiempos en lo que antes se llamaban «programmers», esas películas medianas o chicas que los estudios sacaban al mercado entre los grandes tanques de mediados y fines de año. No se convertirán –salvo curiosos casos– en grandes tanques taquilleros y difícilmente peleen por premios Oscars. No, son las películas que salen, una tras otra, entre enero y marzo/abril y entre agosto y octubre, dejando las «butacas calientes» de las salas mientras esperan al próximo superhéroe de Marvel.
Con sus bastantes dignos niveles de producción, son las películas clase B de la actualidad. Y como en ese género se mezclan grandes películas, otras impresentables, y una gran mayoría –como ésta– a las que solo cabe calificar como aceptable: trucos vistos, personajes vistos, situaciones vistas, pero combinadas de manera tal que pueden resultar medianamente novedosas. El público que las consume con devoción (generalmente durante el primer fin de semana, luego caen raudamente) las acepta, las recomienda en mayor y menor medida, y el ciclo laboral sigue su curso.
En otros años esos «programmers» solían ser policiales o dramas femeninos o comedias románticas, pero cada vez esos géneros son menos previsibles. Pueden producir un gran éxito pero también pueden ser víctimas del escarnio y el olvido. Los «programmers» hoy son, básicamente, el terror y la comedia-comedia. Algo como BUENOS VECINOS, digamos…
A diferencia de esos otros dos géneros, las películas de terror viajan, tienen mercado internacional, trasladan sus sustos sin grandes complicaciones de comprensión. Y eso las hace más apetecibles a la hora de producirlas. No es casual que el elenco de LIBRANOS DEL MAL lo integren un latino, un australiano y dos celebridades televisivas como Munn y McHale, conocidos internacionalmente gracias a NEWSROOM y COMMUNITY, respectivamente. Producida por Jerry Bruckheimer, es el modelo de la película de terror que debería funcionar hoy.
Tras el éxito, en los últimos dos o tres años, de EL CONJURO, MAMA, la remake de POSESION INFERNAL, las dos partes de LA NOCHE DEL DEMONIO, las persistentemente exitosas secuelas de ACTIVIDAD PARANORMAL, POSESION SATANICA y SINISTER, por citar solo las más taquilleras, es claro que hay un público fiel que responderá a estos productos siempre y cuando se mantengan dentro de un presupuesto acotado y mantengan una calidad técnica profesional.
El furor del cine de terror es cíclico y en estos años parece haber encontrado una meseta llamativa. Ya no son los grandes sucesos que llamaban la atención de un público no especializado a la manera de EL EXORCISTA o EL SEXTO SENTIDO, sino más bien un género, como las telenovelas televisivas, que tienen un público más o menos cautivo y que, salvo en algunos pocos casos trascienden a loa espectadores que no participan de ese circuito.
LIBRANOS DEL MAL, película que seguramente no saldrá de ese circuito, cumple con todos los requisitos del «programmer» de los estudios (incluyendo la última moda de supuestamente basarse en «casos reales». Ocupar pantallas un par de semanas hasta que el próximo tanque ocupe su lugar. Como en el fútbol, dentro del mercado cinematográfico, cumple la función de ese jugador que no se destaca casi nunca pero siempre cumple. Aunque son etapas, claro. En unos años más volverán a agazaparse hasta tener a una nueva generación para sorprender con sus viejos trucos aplicados a nuevas tecnologías.
La revista Forbes analizó el tema y concluyó que las películas de terror, como promedio, devuelven seis veces la inversión en el mercado norteamericano, cifra que asciende a 12 si se toma el mercado internacional. Y que en la relación costo/beneficio (ROI: Return On Investment) son las más exitosas de la industria hollywoodense. Así que habrá terror para rato. Esperemos que en medio del furor económico algunos recuerden hacer mejores películas…
Me gustan mucho las películas dirigidas por Scott Derrickson, he visto sus anteriores trabajos (El exorcismo de Emily Rose y Sinister). Mañana la veré por fin, ya que estaba ansioso esperando a que se estrene, he leído algunas críticas y no han sido del todo buenas, pero claro que yo no diré nada aún hasta poder verla :)
No me gustó… es entretenida… pero se repiten demasiado los mismos temas en todas estas películas…
El final de esta película y de Lucy me parecieron horrendos… creo que ya se van quedando sin ideas…
El sacerdote hispano ese me cae fatal…