Debate: ¿hay un nuevo cine industrial en la Argentina?

Debate: ¿hay un nuevo cine industrial en la Argentina?

por - Críticas
14 Sep, 2014 05:24 | comentarios

Mi nota-crítica sobre ARREBATO (que pueden leer en el post de abajo) despertó una serie de comentarios acerca de una idea un poco tentativa que yo tiraba ahí respecto a la posible existencia de un Nuevo Cine Industrial Argentino (digámosle, irónicamente NCIA en referencia al NCA que se usa para hablar del Nuevo Cine Argentino […]

relatos_szifronMi nota-crítica sobre ARREBATO (que pueden leer en el post de abajo) despertó una serie de comentarios acerca de una idea un poco tentativa que yo tiraba ahí respecto a la posible existencia de un Nuevo Cine Industrial Argentino (digámosle, irónicamente NCIA en referencia al NCA que se usa para hablar del Nuevo Cine Argentino que comenzó en los ’90). Una larga respuesta/análisis de Axel Kuschevatzky en Facebook que, con su permiso, reproduzco acá, sirve para seguir adentrándose un poco más en esta nueva serie de planteos/parámetros con los que se está manejando el cine nacional en los últimos años, algo que salta a la luz de manera más evidente por el enorme éxito de RELATOS SALVAJES.

Lo que les comparto aquí es el texto de Axel en FB y, luego, una respuesta mía. Aclaro, de entrada, que a diferencia de buena parte de las discusiones entre amargas, agresivas y violentas que surgen en las redes (blogs, Twitter, Facebook, sitios, etc) me gustaría considerar a esta como una conversación amable entre personas que observan un fenómeno con más coincidencias que diferencias, intentando llegar a algún punto superador de esta larga discusión sobre «los cines argentinos» que tenemos. Más allá de las distintas pseudosiglas que le pongamos…

Entonces, texto de Axel. Texto mío. Y todos los comentarios para ustedes. Tratemos de mantenerlo civilizado, gente. Que para bardo solo alcanza con clickear un par de veces y llegan fácil.

 

«NO CREO QUE EXISTA UN NUEVO MOVIMIENTO» – Axel Kuschevatzky

tesis 5Arranco con algunas puntas: No creo que exista un movimiento per se y no tengo muy claro que diferencias hay entre un nuevo cine de genero y un nuevo cine industrial. En todo caso en tu tesis se alinean filmes realizados por un mismo puñado de productores y productoras: Vanessa Ragone, Matias Mosteirin, Diego Dubcovsky y Daniel Burman, Andrés Longares, Hugo Sigman, Haddock Films, K&S, Telefe, 100 Bares Producciones, BD Cine, Cepa Audiovisual y un par más. Muchos de estos nombres se repiten en todos los filmes que pones en la lista. Es bastante lógico que tengamos interés por ideas, temas y relatos con puntos en común. Al final de cuentas no somos tantos. Lo que no veo es una linea editorial más allá de una preocupación por mantener una calidad técnica incuestionable y la vocación de instalar los proyectos con un perfil alto.

¿Por qué el thriller sobre otros géneros? Existe una lógica de costos de producción. El mercado argentino tiene un tope de espectadores y estos filmes tienen presupuestos razonables que películas de otra escala volverían imposibles. En todo caso es llamativo que se rueden tan pocas comedias. Quizás el acartonamiento y búsqueda de trascendencia festivalera en los últimos veinte años terminó bañando de solemnidad parte de la producción local (el famoso «suicidio del cine argentino» que pregonaba Frémaux) haciendo que se produzcan entre otras cosas menos comedias.

¿Es este supuesto NCIA el resultado del éxito de EL SECRETO DE SUS OJOS? No. Por dar solo dos ejemplos: LAS VIUDAS DE LOS JUEVES se filmó al mismo tiempo y TESIS SOBRE UN HOMICIDIO es un proyecto anterior. No existe un modelo estandarizado donde se toma una novela, se meten dos actores conocidos y listo. De hecho la mayoría de estos proyectos fueron generados por sus directores y guionistas y no por los productores. TESIS… nace de Hernán Goldfrid y Patricio Vega. Por decirlo de otro modo: este acercamiento a una narrativa de género está planteada desde una mirada autoral.

betibu1Cuando es al revés (productores iniciando un film) son películas de director, absolutamente enraizadas en la filmografía de su realizador. ¿Quién puede decir que BETIBU no explora muchos de los ejes que Miguel Cohan ya ponía en movimiento en SIN RETORNO? Por otro lado Argentina tiene una larguísima historia de amor con el thriller desde lo literario (Bustos Domecq es buen ejemplo) y lo cinematográfico (Christiensen, Fregonese, Tinayre, Aristarain, etc etc etc). Hacer películas de suspenso local no escapa de una tradición de décadas.

No creo que nuestros thrillers nazcan de una planificación de mercado («ocupemos la franja que Hollywood abandonó»). La realidad es que los estudios están haciendo cada vez menos películas y que se enfocan en terror muy barato o en franquicias, dejando prácticamente cualquier otra cosa de lado. En ese escenario el suspenso fue casi abandonado, al igual que el melodrama y cualquier film que ocupe una franja presupuestaria media. A excepción de la Warner, ningún estudio supera los 18 títulos anuales, casi la mitad de lo que en promedio generaban hace una década. Por eso los contenidos locales están teniendo cada vez más peso en la cartelera local en países como Francia, Alemania, Corea, Italia, España, Brasil o Argentina.

La columna de Firpo sobre el genero en oposición al autor es básicamente una pavada, una provocación vacía a la que no hay que perder ni un segundo en contestar. Por mi parte, me interesa jugar en los limites de cada genero y trabajar en aquellos que el cine argentino olvidó en estas últimas décadas. Agradezco el lugar de «mentor via Telefe» que me adjudicas en la nota, pero la realidad del proceso creativo es muy diverso y cada uno de esos filmes tuvo un camino muy diferente. Tampoco quisiera agrupar las películas en definiciones que las limiten, algo que creo que terminó debilitando a ese amplio colectivo al que alguien definió en los noventa como Nuevo Cine Argentino (¿hoy sería «Viejo Nuevo Cine Argentino?»). En cuanto al cine que co-produjimos en Telefe (y siempre siendo una parte de los proyectos), la verdad es que hemos probado cosas muy diferentes, géneros variados y realizadores con perfiles opuestos. No nos ajustamos a un modelo especifico.

Espero que nuestro thriller del año que viene vuelva a intranquilizar al publico y al periodismo desafiando cualquier posibilidad de ser catalogado. Se llama LA PATOTA, está basado en una película de Daniel Tinayre, la escribieron Mariano Llinas y Santiago Mitre y la dirige Mitre. ¿Será NCIA o NCGA?

 

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 EL MIEDO A LA PELICULA BEST-SELLER – Diego Lerer

secretoojosUna primera consideración: el texto que escribí en la crítica de ARREBATO no fue armado a la manera de una estudiada tesis. Fue, más bien, una lectura producto de haber visto la película y quedarme pensando en cuántas coincidencias tenía con una serie de otros filmes que se están haciendo en la Argentina en los últimos años. Por supuesto que cine de género «policial» se hizo siempre aquí y que es obvio que EL SECRETO DE SUS OJOS no inventó nada que no existiera antes. Y es cierto también que productos que salieron para las mismas fechas tienen orígenes anteriores a su éxito. Eso no lo discuto. No fue mi intención plantear un sistema de «productores huelen dinero y copian desesperadamente». Pero sí armar un panorama cuyas coincidencias, creo yo, superan lo casual.

De la misma manera que el NCA fue reiterándose en varias de sus fórmulas a lo largo de los años, muchas de estas tendencias no surgen de manera premeditada (a veces sí, convengamos, pero no siempre) sino por un «aire de época». Vos citás bien la frase de (Thierry) Fremaux y uno podría trazar una línea que va de ahí a la aparición de RELATOS SALVAJES en la competencia del Festival de Cannes, o el sostenimiento que hace él de la figura de Pablo Trapero como un realizador que ha ampliado sus horizontes tratando de salir del supuesto «agujero» o pozo sin fin del NCA. Entiendo esa lectura de Fremaux y también me parece atendible la lectura de los productores/directores argentinos: ya ni siquiera los festivales están interesados en un nuestras películas cuyas tramas alguien definió como «un hombre camina con un bolso». La pregunta es, para ellos: «¿Y ahora qué hacemos?»

De todos modos, sostengo que ahí hay un error en el que cae tanto Fremaux como nosotros (críticos, directores, productores, etc.) que es la idea de la generalización. Es un reduccionismo periodístico (lo lamento, pero tiende a funcionar así) englobar películas, directores, movimientos, armar bloques donde apenas hay indicios. Los directores y productores los rechazan como si fueran carnets que les adosamos de por vida, pero la intención de esas «notas de tendencia» tienen más que ver con hacer una lectura de una realidad que cambia permanentemente. Fremaux generaliza con la muerte del NCA (si Alonso, Rejtman y Piñeiro son NCA, entonces el asunto está vivito y coleando), de la misma manera en la que los periodistas podemos generalizar cuando juntamos diez thrillers y los ponemos en la misma bolsa. Pero es cierto que, de algún modo, todos olemos algo en el ambiente…

el_auraAclaraciones de aclaraciones: cuando hablo de las diferencias entre nuevo cine de género e industrial me refiero a las diferencias entre estas producciones medianas/grandes y los fenómenos más cercanos a lo que en alguna época se conoció como «cine bizarro», siguiendo de ahí con los veteranos de Buenos Aires Rojo Sangre, su ruta: cine clase B, terror de bajo presupuesto, etc. Calculo que tarde o temprano alguno de estos directores pasará a hacer películas más «industriales» aquí (¿podemos considerar a SOCIOS POR ACCIDENTE como una de ellas?) o será llamado por Hollywood (no sé si el caso Andy Muschietti corre en esta vía porque lo suyo vino por otro lado, me parece), pero creo que son dos cosas distintas. Ni Campanella, ni Piñeyro (Marcelo), ni Fendrik, ni Goldfrid, ni Cohan, ni mucho menos Sandra Gugliotta o Ana Piterbarg vienen de ahí. Ahí marco la diferencia, si se quiere.

Respecto a que muchos de estos productos están ligados a intereses reales de los propios realizadores y no son solo «contrataciones» de parte de productoras, también estoy bastante de acuerdo (no en un 100% de los casos, pero no importa eso ahora). Lo que no puedo evitar sentir es que muchos de estos títulos poseen una estructura narrativa similar y una búsqueda estética que, más allá de sus diferencias específicas, podríamos asimilar a un modelo de thriller norteamericano de «línea media»: sin grandes riesgos estéticos (los más grandes que recuerdo fueron EL AURA y, más cerca, EL ARDOR, y ambas en sus distintos parámetros no funcionaron tan bien como se pensaba que iban a hacerlo) y con un modelo de factura cercano a eso que yo llamaba como «el thriller jurídico de los ’80».

Eso me lleva a otro tema que mencionás: tampoco imagino una reunión de productores en la que todos se sientan y dicen que como se dejaron de estrenar thrillers de abogados con Kevin Costner y Richard Gere ahora tenemos que hacer los nuestros con Darín y Echarri. No, para nada. Pero sí es evidente que ocupan ese lugar que el cine americano fue dejando de lado por abandonar, como vos bien decís, las películas de «la franja presupuestaria media». Yo le agregaba en mi nota otro matiz. Para mí en los Estados Unidos este modelo temático/narrativo de «especialistas trabajando en la resolución de casos» quedó en la televisión. En la mejor (digamos, TRUE DETECTIVE). Y en la peor (CSI, NCIS y todos sus derivados locales). Más allá de excepciones (la inminente GONE GIRL, que igual viene con la chapa autoral de David Fincher), el thriller autocontenido de resolución en una/dos horas va en decadencia, siempre y cuando no se lo pueda reproducir a la manera de las novelas de James Patterson, Lee Child, Dan Brown o tantos otros autores de best sellers.

El-ardor-fendrik-garcia-bernal-500Mi miedo, con el cine de género industrial argentino (si querés llamarlo así) es que se convierta en la nueva «lectura de aeropuerto». Tengo la sensación muy común a varias de estas películas de las que estamos hablando que hay una construcción que procede de esa manera y –salvo excepciones, como EL SECRETO… o RELATOS…, es muy poco lo que se puede «masticar» de esas películas una vez pasado su consumo momentáneo. No digo que el NCA ofrezca permanentemente obras que nos rompen la cabeza o nos abran a nuevos mundos (muchas nos dan ganas de tirarnos de cabeza contra ellas, de hecho), pero al menos es cierto que hay en algunas de ellas una ambición de probar nuevas formas. Sí, muchas de estas formas son probados formatos festivaleros tan previsibles como los comerciales que cuestiono, pero al menos algunas de ellas se destacan y llaman la atención cuando uno menos lo espera.

No es curioso que muchas de las películas más celebradas este año en festivales hayan venido de directores sin tanto esquema de producción internacional armado. Los filmes de Gustavo Fontán, Raúl Perrone, Hernán Rosselli o los propios Alonso o Piñeiro son claras muestras de miradas del mundo personales no tan formateadas por los «fondos» de la misma manera en la que hay thrillers más o menos formateados por esos otros «fondos» que los financian. El riesgo está en ambos lados: tanto el mercado del cine de autor como el del cine comercial debe lidiar en la zona gris que existe entre hacer películas con personalidad propia y ceder a las presiones de lo que «funciona» tanto en festivales como en la taquilla o ventas internacionales.

Lamentablemente no hay muchos tipos como Fabián Bielinsky que podían hacer todas esas cosas y hacerlas bien, logrando películas que funcionaban donde y como las pusieran, con todos los públicos y los mercados, más allá de que algún segmento de la industria haya pensado que EL AURA (espero que coincidas que es una obra maestra) era un poco «complicada» o «aburrida» para los espectadores. La «medianía» que critica Nicolás Prividera en el otro post es un poco lo que me preocupa a mí también: la película profesional, bien hecha, aceptablemente construida, dignamente actuada y rápidamente olvidada (digamos, sin ánimo de ofender a nadie, algo como SEPTIMO). De esta potencial «medianía»  se sale, imagino, tomando riesgos, como espero que LA PATOTA lo sea.

szifron 2Pero también imagino (bah, se sabe) que Szifron tenía proyectos más «radicales» que RELATOS SALVAJES y ahora que le fue bien (no incluyo a RELATOS… en esa medianía porque tiene sus particulares ambiciones) no es una mala idea alentarlo a hacerlos, aún a costa de que los márgenes de ganancia puedan ser menores. Recordemos a VERTIGO o PSICOSIS como los proyectos de Hitchcock que los estudios no querían y vos sabés bien que Warner Bros. le puso mil trabas a GRAVEDAD y ahora terminó con una de las mejores y más taquilleras películas de su historia. Hay más riesgo ahí, sí, y se puede perder feo. Pero hay más cine también, más ambición. Y ahí, a la corta o a la larga, se termina ganando. Me fascina la taquilla, me interesa entender el mercado, pero en el fondo soy de los que creen que nadie recuerda cuánto recaudó EL CIUDADANO en 1941.

PD. Me acordé del fallido proyecto de EL ETERNAUTA, por Lucrecia Martel. De esas cosas estoy hablando. Más allá de las complicaciones específicas que tuvo ese proyecto, preferiré siempre la existencia de esa película con su alto riesgo comercial que un thriller que hace 500 mil espectadores pero que no deja rastro alguno en la memoria de casi ninguno de ellos. Pero claro, no soy yo el que tiene que poner el dinero…