No-estrenos: diez películas
Una nueva entrega de la sección «No-estrenos» que me permite ir comentando algunos títulos que no llegan a las pantallas de cine locales y es bastante improbable que lo vayan a hacer. Tampoco se trata, en general, de títulos festivaleros, sino más bien de ese tipo de películas que –lo he dicho ya mil veces– […]
Una nueva entrega de la sección «No-estrenos» que me permite ir comentando algunos títulos que no llegan a las pantallas de cine locales y es bastante improbable que lo vayan a hacer. Tampoco se trata, en general, de títulos festivaleros, sino más bien de ese tipo de películas que –lo he dicho ya mil veces– lamentablemente han desaparecido de la cartelera argentina y ya ni siquiera existe un verdadero mercado de DVDs para encontrarlas sino que aparecen online y para muchos es difícil, al verlas ahí, saber con qué se van a encontrar.
En esta lista de reseñas hay películas independientes, varias comedias y un grupo grande (4 de las 10) son documentales de rock, algunos de los cuales se vieron en BAFICI, un género que elijo siempre que tengo algún tiempo más o menos libre. De este grupo no todas las películas son necesariamente recomendables –más que una guía de recomendaciones podría servir también para que se eviten unos «clavos»–, pero si tengo que elegir algunas de ellas recomiendo especialmente JOE, DRAFT DAY, BLUE RUIN, MISTAKEN FOR STRANGERS y la película sobre PULP.
Ahí vamos…
JOE, de David Gordon Green. El cada vez más prolífico Gordon Green volvió a, digamos, sus raíces con PRINCE AVALANCHE tras una serie de relativamente exitosas comedias con el elenco estable de la Factoría Apatow. JOE intenta seguir en la línea de PRINCE…, suerte de combinación del primer Gordon Green –poeta existencialista a la Terrence Malick– con el más narrativo reciente, y vuelve a lograr otra película notable, especialmente por devolvernos a un Nicolas Cage humano y creíble que nos hace recordar que, antes de volverse una parodia de sí mismo, en algún momento supo ser un muy buen actor. Es la historia de un ex presidiario con problemas personales tratando de volver «a la buena senda» que termina aliándose con un adolescente cuya situación familiar es terrible. Entre el drama y el policial (la comparación con el cine de Jeff Nichols no es lejana), la película le permite reencontrarse al espectador con Green (PRINCE AVALANCHE es igualmente recomendable, aunque en un formato aún más minimalista), el hoy maltratado Cage y ese gran pequeño drama de la América profunda que tanto nos gusta cuando se sabe hacer tan bien como aquí.
IN A WORLD, de Lake Bell. No tan conocida por estas tierras, Bell es una comediante, actriz y directora muy talentosa (y bastante bonita) que demuestra aquí poder cargar con bastante inteligencia una de esas «comedias humanas» tan caras a la tradición del cine indie americano. Si bien Bell apuesta por un formato más cómico que dramático, esta historia de una mujer que trabaja como «coach» de acentos y cuyo padre es el rey de los locutores de trailers cinematográficos (de ahí, el título) termina tomando un fuerte acento personal/dramático cuando ella empieza a competir con él en su propio territorio. Bell decide no profundizar en el drama y sigue hasta el final con su estilo entre punzante, ácido y zarpado para las relaciones humanas, pero aún con sus fallas esta pequeña película tiene una gracia y una humanidad que se ven cada vez menos en la comedia independiente, que usualmente opta por la condescendencia y la ironía.
DRAFT DAY, de Ivan Reitman. Es probable que buena parte del público no entienda ni la mitad de las cosas que pasan en esta película centrada en el tenso día del año en el que los equipos de fútbol americano eligen a los jugadores que ingresarán a sus equipos, generalmente desde las universidades. Todo un evento mediático allí, aquí no solo no se conoce sino que como sistema es bastante complicado de seguir (calculo que eso impidió su estreno comercial). Pero Reitman no solo logra que se entienda (bah, yo lo entendí pero admito que conocía bastante bien el tema) sino que lo trasciende gracias a contar una gran historia que combina lo profesional con lo personal de una manera que haría morir de envidia a Aaron Sorkin, que viene sufriendo con tratar de lograr algo parecido en la penosa THE NEWSROOM. Hay algo de thriller «noticioso» en este juego de idas y venidas entre los encargados de los equipos, los agentes y los jugadores para ver quien se queda con los mejores candidatos. Pero fuera de eso, es una gran historia familiar, una simpática aunque no del todo explorada historia de amor y un monumento al seco y tan americano carisma de Kevin Costner, vuelto cada vez más un heredero de Clint Eastwood. Sin sentimentalismos, con un ritmo y un montaje muy original que seguro Oliver Stone imitará en su próxima película, DRAFT DAY es más que cualquier otra cosa, una celebración de la inteligencia y el profesionalismo. Como las grandes películas clásicas de Hollywood. Después de todo, tener por detrás las veteranas manos de Ivan Reitman deja sus marcas…
BLUE RUIN, de Jeremy Saulnier. Un drama con toques policiales violento, denso y oscuro acerca de un homeless que vive dentro de un auto y que, al enterarse que han liberado de la cárcel al hombre responsable de haber matado a sus padres, sale en busca de algún tipo de venganza. Pero no imaginen un filme de Liam Neeson aquí: Dwight no solo está mal física y mentalmente, sino que no está demasiado preparado para enfrentar situaciones tan caóticas y conflictivas como puede ser una de estas. Este muy buen thriller –con algo del cine de Jeff Nichols también– es como una versión realista (¿indie?) de ese tipo de películas de «fantasía de venganza»: violenta, desagradable, pero siempre tan incómoda como imprevisible. Y muy recomendable.
KILL YOUR DARLINGS, de John Krokidas. Las biografías de escritores –o sus historias de vida– siempre han sido territorio dificultoso para el cine, especialmente si se trata de celebridades o movimientos culturales fuertes. En esta historia de la relación entre los poetas beats Allen Ginsberg (Daniel Radcliffe), Jack Kerouac (Jack Huston) y William Burroughs (Ben Foster), ese riesgo se corre permanentemente. Pero la película logra zafar (a medias) del Grandes Exitos o del modelo correcto de la adaptación de Walter Salles de EN EL CAMINO gracias a centrarse en un tema poco conocido de esos personajes: la relación entre Ginsberg y Julien Carr (el intenso Dan DeHaan), que terminó en una situación bastante trágica. Mirada cínicamente, podemos pensarla como un «Harry Potter va a la Universidad y descubre la poesía». Con un poco más de «cariño», por momentos nos dejamos llevar por el espíritu descuidado, riesgoso y aventurero de esa generación tan particular de personajes.
WE CAME TOGETHER, de David Wain. Raro paso en falso de un talentoso grupo creativo que ya había colaborado antes en varias extraordinarias comedias como WET HOT AMERICAN SUMMER y ROLE MODELS, entre otras. Me refiero al director Wain y a su habitual alter-ego Paul Rudd. Aquí, acompañados por nada menos que la talentosa Amy Poehler. El filme es una parodia hecha y derecha de las comedias románticas con sus lugares comunes clásicos. Pero en casi ningún momento la película logra salirse hasta de los clichés de las parodias de los géneros, recayendo también en casi todos los lugares comunes que hay en ellos. Obviamente que con Rudd/Poehler como dupla central y un grupo de secundarios que incluye a Bill Hader, Ed Helms y Christopher Meloni, entre otros, siempre hay algún que otro momento logrado y gracioso, pero la premisa se queda en la idea misma y no la trasciende nunca. Una comedia que podría haberse hecho hace 20 años sin grandes diferencias. Aunque, hay que reconocerles, las comedias románticas tampoco han cambiado mucho desde entonces. Para «parodias» nostálgicas, les recomiendo WET HOT…, una de las mejores y menos conocidas comedias americanas de la década pasada.
MISTAKEN FOR STRANGERS, de Tom Berninger. Uno de los documentales de rock más originales y personales en mucho tiempo, se centra en la relación del director con el cantante de la banda, que es su hermano mayor. Sin volverse del todo un psicodrama familiar –aunque por momentos lo bordea–, el filme sigue a Tom en sus desventuras como «roadie» y documentalista de las giras de la banda. Lo curioso del caso y de la relación es que Tom (un regordete simpático y bastante descuidado, fanático del heavy metal y director de cine de terror clase Z) es mucho más «rockero» (a nivel del personaje de Pomelo de Capusotto, digamos) que el atildado y correcto Matt, líder de una banda como The National, que practica un indie rock de saco y corbata. A lo largo de la gira se acumularán anécdotas –y se establecerá una finalmente muy emotiva relación entre los Berningers– que terminarán generando una de las biografías de una banda de rock más originales en mucho tiempo. Y la prueba, también, de que los clichés familiares que nos persiguen de por vida pueden no ser del todo correctos: ni Tom será tan loser ni impresentable, ni Matt tan correctito y cool. Las apariencias, amigos, engañan. Punto extra: The National es una gran banda aunque no se escuchen demasiadas canciones aquí ya que, literalmente, a Tom mucho no le gusta lo que hace su hermano…
PULP, A FILM ABOUT LIFE, DEATH AND SUPERMARKETS, de Florian Habitch. Otro rockumental bastante original en su concepción, realizado para el regreso de la banda a tocar a Sheffield, su ciudad natal, en 2012. Como se sabe Pulp fue una banda bastante under durante buena parte de los ’80, tuvo una enorme popularidad en los ’90 y luego de unos discos un poco menos comerciales decidieron separarse. Habitch entrevista a muchos habitantes de la ciudad, fans y no fans de todas las edades, centrándose por momentos más en las historias de vida de ellos y su relación con la música de Pulp que en la banda en sí. Obvio que el verborrágico Jarvis Cocker habla –y mucho–, de la misma manera que Habitch presenta varios momentos de la gira de reencuentro (los otros miembros de la banda dan para una película aparte). Pero lo mejor del filme está por fuera de Pulp: en la gran escena en la que hombres y mujeres de un geriátrico cantan «Help the Aged» o un coro de señoras de la ciudad hacen su versión de «Common People». El filme es, finalmente, eso: la celebración de la gente común que han hecho grandes las pequeñas historias que Cocker cuenta en sus canciones.
BIG STAR: NOTHING CAN HURT ME, de Drew DeNicola. Curiosamente, la (para mí) mejor banda de las reseñadas aquí recibió el documental menos interesante y más convencional. Es cierto que el material de archivo de Big Star debe ser muy pobre (la banda sacó tres discos en los ’70 pero no los compraba nadie entonces ni tocaban mucho) y aquí casi no se los ve más que en algunas fotos (casi no hay entrevistas ni shows en vivo de la banda con Chris Bell y Alex Chilton juntos), pero eso no termina de justificar la, a la vez, caótica y convencional estructura del filme que apila entrevista tras entrevista cual liner notes de un disco recopilatorio, pasando de tema a tema, con una tenue cronología organizadora. Para empeorar aún más las cosas, si la idea era difundir las canciones de Big Star a un nuevo público es muy poco lo que se escuchan, tapadas por las opiniones y las anécdotas de expertos y conocidos. De todos modos, y si crees como yo que Big Star ha hecho al menos una veintena de canciones equiparables a las de los Beatles, hay momentos que son imperdibles, en especial los ligados a la vida y problemas de Chris Bell, y su dificultosa relación con el caótico e impredecible Chilton. El compilado del final –un show con invitados en SXSW que reemplazaron a Chilton que había muerto unos días antes– deja a las claras los problemas de la película: querer meter todo, de manera apurada y no prestar realmente atención a nada.
THE STONE ROSES: MADE OF STONE, de Shane Meadows. Con The Stone Roses me pasa lo contrario que con Big Star: es una banda que nunca me terminó de interesar demasiado y hasta me cuesta entender la importancia crítica que se le da en Gran Bretaña. No es que no me gusten, pero me parecen un tanto sobrevalorados. El reconocido realizador Meadows cuenta aquí la celebrada reunión y gira de la banda por Europa luego de 16 años de ausencia de los escenarios, involucrándose en la película casi como un fan más. El filme sigue la secuencia de eventos de esa esperada reunión que desató una locura mediática en Inglaterra. Los mejores momentos aparecen en algunos ensayos, en situaciones tensas entre los miembros de la banda y en la desesperación de los fans para conseguir algún ticket para un pre-show en Manchester. Como en el filme sobre Pulp, lo mejor suele estar en las historias de vida y comentarios de los fanáticos, y es allí donde Meadows encuentra la empatía y la naturalidad que no terminan de surgir en sus encuentros con Ian Brown y compañía, en donde parece primar una forzada cordialidad, respeto y, bueno, ganas de hacer algo de dinero aún a costa de no tolerarse demasiado…
El director de Blue Ruin es, al mimso tiempo, el fotógrafo. Algo bastante inusual en el cine de hoy.
Es el fotórafo de Putty Hill y de
I Used to be Darker, para más datos.
Gracias por la recomendaciones, ya mismo prendo el Transmission.
Blue Rain se dió en el Bafici, muy buena película. No tuvo mucho acompañamiento de los «cinéfilos baficianos».
THE STONE ROSES sobrevalorados????????????????????
Complicado tu gusto sobre todo en contrapunto con Big Star que a lado de ponele The Eagles son un conjunto de buenas voluntades.
Duro duro
A mi me parecen sobrevalorados. Me gustan, todo bien, pero de ahí a considerarlos LA MEJOR BANDA DE LA HISTORIA, EL MEJOR DISCO DE LA HISTORIA, etc etc, como lo hace la prensa birtánica, me parece una exageración.
Y no podés comparar Big Star con The Eagles, es absurdo. Te aceptaría una comparación con Fleetwood Mac, ponele, pero igual creo que Big Star son mejores. Bah, lo poco que hicieron… Igual, lo que hacía Big Star no tiene nada que ver ni con Eagles ni con Fleetwood…
Buenísima Blue Ruin, gracias por las otras recomendaciones, mientras en Mar del Plata sigan con la cartelera habitual hay que buscar opciones en otros lados. Saludos
Gracias. O de nada, no sé…
d