Estrenos: «Atlántida», de Inés María Barrionuevo
Con elementos muy similares al cine de Celina Murga, la opera prima de la cordobesa Inés Barrionuevo se centra en la vida de dos hermanas a lo largo de una jornada veraniega en un pueblo cordobés. Cada una, por su lado, vivirán experiencias que en cierto modo cambiarán sus vidas. Por un lado está la […]
Con elementos muy similares al cine de Celina Murga, la opera prima de la cordobesa Inés Barrionuevo se centra en la vida de dos hermanas a lo largo de una jornada veraniega en un pueblo cordobés. Cada una, por su lado, vivirán experiencias que en cierto modo cambiarán sus vidas. Por un lado está la aparentemente más agresiva Elena, con su pie quebrado y su tono un poco irritante, quien se involucra en un curioso viaje hacia una emergencia junto a un médico local que le gusta. Por otro, la más tímida y apocada Lucía, que también se embarca en un viaje personal, junto a una amiga. Esos dos caminos (dos “mini road movies” en paralelo) dejarán en claro que más allá de sus diferencias –y su tensa relación– las hermanas buscan algo parecido en sus vidas, un cambio que las sacuda.
Como también sucede en el cine de Murga, aquí no figuran los padres y las chicas toman decisiones por sí solas. El secreto del filme está en el poder de observación de Barrionuevo respecto a esos comportamientos y contradicciones, siguiendo los deseos de las chicas mientras se enfrentan a situaciones que van de lo casual a lo más complicado, de lo cotidiano y banal a experiencias que pueden marcar un antes y un después en sus vidas aunque aún no lo sepan.
ATLANTIDA es un “coming of age”, un filme sobre la pérdida de la inocencia, el comienzo de la adultez, el salto de una etapa a otra. Y a excepción de una mínima y algo forzada subtrama relacionada con las abejas, todo parece estar en su lugar preciso: el calor del verano, el pueblo chico, la música en la radio del auto, la pileta del club, las charlas y peleas cotidianas entre adolescentes.
Barrionuevo construye un mundo creíble y hace que sus personajes vivan adentro de él, naturalmente, como si lo vinieran haciendo desde siempre. Su poder de observación es tan fino que casi no notamos lo preciso que es. Ese poder, esa capacidad, nos lleva adentro de la historia y atravesamos el filme como si se nos cruzaran fotografías de nuestra adolescencia mientras lo vemos. Una opera prima notable.
(Version extendida de la critica publicada durante el Festival de Berlin 2014)
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