Estrenos: «El escarabajo de oro», de Alejo Moguillansky y Fia-Stina Sandlund
Aprovechando la curiosa propuesta del festival de cine danés CPH, que implica unir a un cineasta “tercermundista” con un artista escandinavo, Moguillansky pone en escena las complicaciones y cuestionamientos que estos tipos de trabajos presentan al mostrar a un equipo de filmación (integrado por los verdaderos socios de la productora El Pampero Cine) lidiando con […]
Aprovechando la curiosa propuesta del festival de cine danés CPH, que implica unir a un cineasta “tercermundista” con un artista escandinavo, Moguillansky pone en escena las complicaciones y cuestionamientos que estos tipos de trabajos presentan al mostrar a un equipo de filmación (integrado por los verdaderos socios de la productora El Pampero Cine) lidiando con las dificultades de hacer una coproducción de estas características. Y lo hace en tono de comedia, incorporando a Rafael Spregelburd en el rol de un actor que tiene un dato acerca de donde está escondido un tesoro, con el que logra engañar a los productores europeos y convencerlos de rodar un filme sobre Leandro N. Alem en Misiones (!) cuando su objetivo real de encontrar ese misterioso objeto.
La “excusa” narrativa le sirve a Moguillansky para volver a explorar varios temas que lo fascinan: el rol del artista en el mercado, su relación con el dinero, la vida privada de los cineastas (su vida privada, de hecho, tema que también explora en POR EL DINERO, una excelente propuesta teatral suya) las vivencias de un equipo de filmación y cuestiones acerca de la historia argentina contadas en forma de aventura que lo liga con un antecedente claro y directo: HISTORIAS EXTRAORDINARIAS (Mariano Llinás actúa aquí también). Y el director de CASTRO vuelve a trabajar en ese estilo lúdico y libre de su última película, EL LORO Y EL CISNE, mezclando momentos de muy disparatada comedia con otras reflexiones más severas sobre la “integridad” (en los textos de Alem leídos por Hugo Santiago y el propio Spregelburd) en una trama que se va desplegando hacia lugares sorpresivos.
Aunque no siempre es igualmente consistente (la “consistencia”, por suerte, no es un tema en el cine de AM, su búsqueda es siempre «hacia adelante»), el ímpetu narrativo de la película, su lógica de comedia física y sus precisas observaciones sobre el universo de las coproducciones (y los problemas éticos y económicos que les presentan a los cineastas locales) la hacen una experiencia más que estimulante. No las vi todas, pero tal vez la mejor película hecha dentro del “paraguas escandinavo” del CPH y una de las más divertidas de este gran año de cine nacional. (Crítica publicada, con algunas modificaciones, originalmente durante BAFICI 2014)
(Sábados 18, 25 de octubre y 1 de noviembre a las 20. MALBA)