Festival de Mar del Plata: Competencia Argentina (12 críticas)
Comienzo el post con críticas de la Competencia Argentina del Festival de Mar del Plata. Por el momento irán viendo aquí solo las críticas de las películas que tuvieron estreno mundial previo y no las que se conocen por primera vez en Mar del Plata. Es por eso que este será el post que más […]
Comienzo el post con críticas de la Competencia Argentina del Festival de Mar del Plata. Por el momento irán viendo aquí solo las críticas de las películas que tuvieron estreno mundial previo y no las que se conocen por primera vez en Mar del Plata. Es por eso que este será el post que más se renovará aquí ya que muchos de los títulos argentinos que compiten aquí son estrenos mundiales. Arrancamos, entonces, solo con los filmes que llegan acá con recorrido previo afuera. Día a día se irán agregando películas. Además, como yapa, un recorrido por las mejores películas de cada día del Festival según el criterio de la programadora Cecilia Barrionuevo.
La premiada, finalmente, fue SU REALIDAD, de Mariano Galperín, un cineasta, a la vez, histórico y marginal, ya que su primera película 1000 BOOMERANGS fue parte de aquellas camadas iniciáticas de la renovación generacional del cine argentino. EL 5 DE TALLERES ganó el premio al mejor director. Aquí van las críticas de las 12 películas de la despareja competición, que tuvo un nivel digno en la mayoría de los títulos pero ningún gran descubrimiento ni obra maestra.
SU REALIDAD, de Mariano Galperín. No es habitual –o, al menos, no es habitual en mí– desear que un documental sobre un músico de rock sea más convencional de lo que es. Pero, en este caso, en varios momentos, tenía la sensación de que era ese, precisamente, mi deseo. Si bien, es cierto, no se trata estrictamente de un documental, este seguimiento a través de giras por Europa más algunas escenas locales del músico Daniel Melingo, su banda y algunos amigos está organizado en función de escenas con él caminando, cruzándose con gente en las calles (sobre todo en París, en algunas escenas guionadas un poco burdamente), ensayando con los músicos, más paseos, viajes y situaciones propias de happenings de película de los 70. Todo esto la vuelve una película muy libre y original, ya que uno nunca sabe hacia donde va ni hay nada parecido a una estructura dramática clásica, pero a la vez la vuelve dispar, con escenas que funcionan mejor que otras, como las conversaciones de los músicos sobre cómo tocar determinadas partes, algunas lecturas de poesías, una zapada con Jaime Torres y una versión de «Canción para mi muerte» de Sui Generis con otra melodía (ya verán) que le calza perfecto. Además, claro, de las bellas imágenes en blanco y negro en su mayoría parisinas, capturadas en un estilo un tanto nuevaolero. También se agradece la falta de biografía típica (no se cuenta la historia del músico, ni nunca sabemos donde están ni se habla/explica nada acerca de quién es ni que ha hecho Melingo), pero eso se ve desperdiciado un poco porque casi nunca se la ve a la banda tocar en vivo, salvo por unos pocos segundos. Sin la info y, básicamente, sin la música (no las zapadas y los juegos, sino la música que ellos presentan en sus shows), lo que queda es puro personaje. Y si bien es cierto que Daniel, como personaje, es riquísimo e interesante (tal vez la película lo sobreconstruye como tal, suerte de Tom Waits tanguero, y Melingo se prende en el juego de automitificarse como poeta-lumpen), lo es también debido a que es un notable y original artista, y si eso no termina de vislumbrarse en el filme lo que por momentos queda es una película que gira sobre su propio ombligo, solo para admiradores o amigos. Uno podría terminar por definirla como una película formalmente libre y con algunas grandes escenas, pero también muy dispar y con menos música de lo que uno hubiera querido.
EL 5 DE TALLERES, de Adrián Biniez. El otro día leía las repercusiones de las notas a Gabriel Batistuta sobre sus severos problemas físicos al dejar el fútbol y volvía, una y otra vez, a recordar EL 5 DE TALLERES. Obviamente que las carreras del “Bati” y el Patón, un mediocampista rústico que nunca dio más de tres pases seguidos bien ni tampoco salió de Remedios de Escalada, no son particularmente comparables (si bien se inspira en un jugador real, el personaje es de ficción), pero la pregunta es la misma y la película de Adrián Biniez la afronta, en tono de comedia dramática: ¿qué pasa con un jugador de fútbol –bah, con cualquier deportista– cuando se retira? Hay celebridades que tienen más opciones, claro: serán comentaristas, técnicos, empresarios, harán negocios con los dineros adquiridos en las épocas de fama y si bien queda claro –con casos como el de Batistuta y muchos otros– que ni para ellos es fácil la adaptación, ¿qué pasa con los otros? ¿Con la enorme cantidad de deportistas profesionales que tuvieron logros módicos –mediocampista de equipo del ascenso, tenista de torneos challengers, basquetbolista suplente del medio local y así– y a los que las pilas se les acaban? ¿Cómo recomienzan? Uno podría pensar que para ellos es más sencillo. No hay que bajar tantos escalones de la gloria al ocaso y los cambios no serán muchos. El Patón vive en un chalecito del conurbano y difícilmente su situación económica se derrumbe ya que no imagino que su sueldo en Talleres tenga cifras astronómicas. Pero de todos modos: ¿cómo se vive con la ausencia de la rutina semanal, del entrenamiento, la concentración, el partido, ese loop anual que conforma a esa persona que se esconde detrás del futbolista? El Patón es un rústico dentro de la cancha y lo es bastante también afuera –agarrándose a las piñas cuando lo putean en la calle, entrando en toda pelea que le pasa de cerca–, pero a lo largo de su carrera futbolística trató con ahínco de no pensar demasiado en el después. Hasta que… (Crítica completa, aquí)
EL PATRON, ANATOMIA DE UN CRIMEN, de Sebastián Schindel. Se recomienda no ir a ver esta película antes de ir a comer, especialmente si el plan incluye ir a una parrilla, digamos. Es tan fuerte la impresión que deja la manera en la que algunas carnicerías tratan la carne de vaca que uno sale del filme con ganas de volverse vegetariano. Hecha esta aclaración, la película de Schindel es la historia de Hermiógenes, un muchacho de provincia que llega a Buenos Aires y empieza a trabajar en una carnicería. Luego pasa a estar a las órdenes de una especie de mafioso que maneja varias carnicerías y que, para ahorrar costos, trabaja con carne al límite de su vencimiento, o bien ya podrida, a la que «trampea» de las maneras más repulsivas, produciendo en algunos casos problemas con los clientes. El filme se centrará en la relación del empleado (Joaquin Furriel, irreconocible) con su patrón (Luis Ziembrowski), quien le enseña los espantosos trucos del negocio pero que lo obliga a pasarse de ciertas rayas «morales» que el chico santiagueño no acepta. En medio de esto, otros problemas surgen con la mujer del personaje de Furriel (Mónica Lairana), que pasa a trabajar de empleada doméstica en lo de su patrón, lo cual suma otra serie de inconvenientes. Un drama con toques de thriller clásico, bien narrado, que pierde algunos puntos al final cuando la película entra en una segunda etapa narrativa que se viene gestando a lo largo del filme y centrada en un abogado que encarna Guillermo Pfening y que defiende a Hermiógenes del crimen al que hace referencia el título. Es como una historia paralela que agrega poco a la potencia de la principal, que vuelve algo tan cotidiano como la vida de un carnicero y el hecho de ir a comprar carne en una aventura propia de una película de terror.
PISTAS PARA VOLVER A CASA, de Jazmín Stuart. Erica Rivas encarna a Dina, una chica solitaria que trabaja en una lavandería, fuma todo el día y parece escaparle a todo contacto social. Pascual (Juan Minujin) es su hermano, está divorciado, tiene dos hijos, y su única compañía además de ellos es la mujer que los cuida, una señora bastante mayor que él. Su madre los abandonó de chicos y cuando se enteran que su padre (Hugo Arana), tratando de encontrarla, sufrió un accidente, viajan a acompañarlo a regañadientes ya que ninguno lo tolera mucho (el hombre es, convengamos, bastante insoportable). En el recorrido se toparán con un dinero que hay que encontrar cual búsqueda del tesoro pero, fundamentalmente, su objetivo es, ahora sí, encontrar a su madre y saber qué es de su vida y porqué los abandonó de niños. De la comedia al drama, del absurdo a la confesión emocional, el nuevo filme de Stuart tiene una amplitud tonal que es inusual, generosa, pero que también desacomoda un poco, especialmente en las partes supuestamente más cómicas que están jugadas de manera un tanto ampulosas y musicalizadas también en ese sentido. No está mal pensado conceptualmente el lado «filme de aventuras» pero no está del todo logrado en la puesta en escena. Cuando el filme afloja por el lado de la peripecia y decide ponerse firme y enfrentar los sufrimientos de estos dos casi cuarentones que no han podido superar una infancia traumática es donde la película crece, acompañada por dos actores talentosos y carismáticos que mejoran cualquier escena que les toca hacer. Y si bien en este filme les tocan algunas un tanto, digamos, pasadas de rosca, cuando tienen que encontrar el desgarro emocional de los personajes, no fallan. Y ahí la película gana la pelea. Por puntos, pero sale airosa.
NARCISA, de Daniela Muttis. Este documental sobre la gran cineasta experimental radicada en la Argentina recorre de manera suscinta –casi breve– parte de la vida y obra de Narcisa Hirsch. El filme consta de entrevistas, fragmentos de su historia de vida, el mundo cultural de Buenos Aires que la vio crecer y desarrollarse y la voz de ella, siempre inteligente, explicando parte de su obra y de su manera de entender el cine y, si se quiere, la vida. En el medio, claro, se ven muchas de las performances y los filmes que fue haciendo a lo largo de más de 40 años. Si de algo peca el documental es de tener una puesta en escena y un formato narrativo bastante más convencional que el del cine que homenajea y del que habla más allá de algunos juegos y trucas visuales. De todos modos, la rica historia de vida de Hirsch, de su grupo de «compinches» de la vanguardia experimental argentina sostiene el interés del filme al punto, reitero, que me da impresión que necesitaría durar bastante más que los 60 minutos que dura para conocer mejor su obra y contextualizarla con más detalles. Raro, en estos tiempos, que las películas sean más breves de lo que uno quisiera.
SALUD RURAL, de Darío Doria. Este documental se centra en un médico rural que atiende a todo tipo de pacientes y cuya mayor particularidad es su amabilidad, generosidad y cariño por sus pacientes, que van desde los simpáticos comentarios, chistes y hasta apoyo terapéutico, como si el médico en cuestión fuera una mezcla de cura, amigo y doctor. El Doctor Arturo escucha a los pacientes de manera personalizada y atenta –cultura que se va volviendo cada vez más antigua, ajena– y el filme se dedica fundamentalmente a seguirlo a lo largo de sus tareas cotidianas, que van de ancianas con Alzheimer, a mujeres muy doloridas, a personas con problemas mentales y a jóvenes con intentos de suicidio y así, en un abanico de personas y enfermedades que no conocen de especializaciones. Pese a la densidad potencial de algunas de las situaciones e historias dramáticas de los enfermos, el filme termina siendo, sencillamente, una celebración de la solidaridad y la generosidad entendida como parte fundamental del trabajo médico. Doria le agrega dos datos que le juegan a favor al filme: el bello blanco y negro de la fotografía y una ausencia casi total de entrevistas clásicas. Tal vez eso nos lleve a perdernos partes de su historia de vida (que, de todos modos, aparecen mostrados a través de una serie de fotografías familiares viejas), pero lo que logra es una inmersión mucho mayor en el mundo y en el presente del personaje que retrata. Y, más sobre el final, de la zona en la que estos personajes habitan en imágenes particularmente bellas.
AVENTURERA, de Leonardo D’Antoni. Este drama acerca de una actriz colombiana que está en la Argentina trabajando en una obra de teatro off a punto de estrenarse mientras comparte departamento y se gana la vida cuidando a dos ancianas tiene un feeling muy auténtico y realista durante gran parte de su metraje, especialmente en lo que respecta al mundo del teatro independiente y la camaradería de los que participan de él. Pero Bea (Mélanie Delloye, nada menos que la hija de Ingrid Betancourt) sueña con un estrellato un poco más masivo, lo que la lleva a enredarse con productores, directores y otros actores con los que no se siente del todo cómoda. Allí, las manipulaciones del guión se meten de una manera un tanto «dañina» en la que hasta entonces era una construcción muy precisa de personajes: aparece el sexo como pieza de intercambio de favores laborales, un mundo (de la tele y el cine) pintado casi en oposición al otro como poblado por un montón de personajes en traje y corbata y entre detestables y horrendos, lo cual le quita credibilidad a la película, volviéndola una entre la oposición entre la verdad, la amistad y el amateurismo del teatro off frente a la perversión del cine y, especialmente, la TV. Si bien la oposición existe, en la película está tratada de una manera un tanto obvia. En ese sentido me hizo acordar a episodios de la serie GIRLS, que maneja esa dualidad en varios momentos y con la que tiene varios puntos de contacto en su puesta en escena fresca y descontracturada (el director vivió y estudió muchos años en EEUU, donde tal vez sí las oposiciones sean un poco más bruscas que aquí). De todos modos, eso no quita ni las buenas actuaciones, ni el clima que la película consigue buena parte del tiempo, ni la interesante forma de mirar al personaje principal, que pese a entrar en el mundo de la tele mediante los recursos más trillados mantiene nuestra simpatía y hasta llegamos a comprender sus decisiones. La película, en ese sentido, también permite dejar la puerta abierta en una resolución interesante por lo ambigua. Un plus especial: las dos viejitas que Bea cuida, dos personajes entrañables y maravillosamente actuados.
PANTANAL, de Andrew Sala. Una suerte de dos road movies en paralelo cuenta esta sugestiva, misteriosa y un tanto frustrante película de Sala. Es la historia de un hombre que se escapa con un bolso –un clásico del nuevo cine argentino–, solo que aquí el hombre lleva un montón de dinero y se conduce con la desesperación de alguien que ha robado un banco o algo así y quiere cruzar la frontera con Brasil para allá disfrutar de sus billetes verdes. Por otro lado, hay un segundo viaje de personajes que nunca vemos y que funciona, casi, a manera de falso documental, en el que se entrevista a muchos de los personajes que vieron pasar al protagonista, como si la cámara fuera la policía en su búsqueda o un cineasta al que se le escapó su actor principal. Promediando la película sabremos mejor los motivos del viaje del protagonista a Brasil y, una vez allí, la película y el personaje continúan la búsqueda por la persona a la que debe entregar el dinero. La cámara que lo sigue, en tanto, parece irlo perdiendo, como si el director se hubiera cansado de seguirlo o como si decidiera, una vez medio perdidos en una zona selvática de Brasil, que ya no habrá forma de encontrarlo en ese «pantanal» literal. La película es atrapante en tanto sigue a un hombre que trata de deshacerse de su identidad y huir. Eso, sumado a la búsqueda y a la intriga de sus motivos, hacen crecer la expectativa. La parte acaso frustrante es que apuesta por una resolución un tanto metafísica, si se quiere, que no termina de estar a tono con la propuesta que se le va haciendo al espectador a lo largo de los minutos previos. Las locaciones, la fotografía y los personajes reales que el protagonista y su «seguidor» encuentran por el camino le dan al filme una oscura belleza y una notable autenticidad.
MECHITA, ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA, de Mariano Gerbino. Este documental se centra en el pueblo de Mechita, en la provincia de La Pampa, y más precisamente en la obra de dos artistas que viven y trabajan allí, tratando de devolverle a la pequeña ciudad parte de su perdida vida cultural. El documental traza una muy breve historia previa de la ciudad para luego centrarse en ambos personajes y, más específicamente, describir visualmente sus obras. A favor, este breve filme cuenta con bellísimas y muy cuidadas imágenes, especialmente de la obra de Juan Doffo, que es un tanto más performática y que trabaja mucho sobre la idea del fuego que, en cámara lenta, luce tan bien como uno puede imaginarse. El otro, «Pirulo» Giommi, trabaja a partir de hierros y metales. El problema del filme es que no tiene un punto de vista narrativo claro y es confuso en lo que respecta a crear algo parecido a una historia con lo que se ve. Sí, las imágenes son bellas y cuidadas pero por momentos uno ve a Doffo y escucha sus ideas artísticas y duda si no está en presencia de un muy racional piromaníaco (una anécdota que cuenta de haber incendiado seis kilómetros de vías de tren para una obra es espeluznante) y, en otros momentos, uno no entiende muy bien qué pasó con la ciudad, cuál es la historia del pueblo que alguien dice que contará y casi no lo hace, y ni hablar de una disputa entre dos municipalidades que queda en el camino. Finalmente la película no aporta mucho más que bellas imágenes y la alegría que produce que un pueblo olvidado se haya reencontrado consigo mismo a partir del arte, aunque eso implique que en algún momento alguien considere «artístico» prenderle fuego a todas sus casas…
EL HIJO BUSCADO, de Daniel Gaglianó. Una pareja busca infructuosamente adoptar un niño pero la tarea parece burocráticamente imposible. Cuando tienen la impresión de que se les acaban las opciones legales toman una decisión un tanto drástica: participar de un mercado negro de adopción de bebés, en Misiones, cerca de la frontera con Brasil. El hombre (Rafael Ferro, la mujer encarnada por María Ucedo se queda en Buenos Aires) viaja hacia allí a tratar de conectarse con ese mundo que incluye mafiosos, prostitutas que trabajan para ellos, parteras enganchadas en esas entregas ilegales y otra serie de personajes de baja calaña. Pero el filme no intenta ir por el camino más obvio de la denuncia –es evidente en cada plano, no hay nada que subrayar– sino en el viaje emocional de este hombre, seco y poco afecto a las palabras, que se va enredando en una situación que evidentemente es mucho más densa y compleja de lo pensado. Lo peor sucede –un hecho casi esperable, bien de cine negro, tono que la película mantiene hasta el final– cuando el hombre de alguna manera se engancha con la prostituta embarazada que supuestamente debe venderle a su hijo (Sofía Brito). Un muy buen elenco (incluyendo a los actores secundarios), la siempre notable fotografía de Fernando Lockett y el ya citado tono noir del filme lo transforman en una interesante y tensa experiencia cinematográfica, si bien esa tensión decae un poco en la última parte, en la que el guión parece perder un poco los rumbos. Pero más allá de esas debilidades, la opera prima de ficción de Gaglianó es una propuesta bastante sólida dentro de una algo despareja sección.
CAMINO DE CAMPAÑA, de Nicolás Grosso. Segundo largo del realizador, que fue premiado en BAFICI con su anterior LA CARRERA DEL ANIMAL, la película toma como eje el regreso de Agustín (Agustín Ritano) a su pueblo natal a presentarse en un juicio, acusado del asesinato de sus padres tiempo atrás. Una vez allí se cruza en su camino Leila (Valeria Blanc), una mujer que también tiene un pasado en apariencia complicado, viene de una situación algo extraña (estuvo en un monasterio junto a un grupo de monjas, entre otras cosas) y empiezan a tener algo parecido a una relación en medio de la investigación del caso policial que lo involucra. Sin embargo, Grosso no parece demasiado interesado en los vericuetos policiales del asunto sino, más bien, en explorar las sensaciones de los personajes –especialmente Agustín, en la piel del siempre sólido Ritano– respecto al lugar, un pueblo en el medio del campo en el que nunca parece pasar nada, y entre ellos mismos. Parca en cuanto a diálogos y, si se quiere, fría en su tono, CAMINO DE CAMPAÑA es una nueva muestra del estilo personal de Grosso, cuyas referencias parecen más cercanas a las de cierto cine de autor existencial de los ’60 (Antonioni podría ser uno de ellos) que al naturalismo que usualmente acompaña a este tipo de relatos de hombres que retornan a sus pequeños pueblos de provincia. La apuesta es difícil, compleja y no siempre redonda, pero si hay algo que se agradece en el filme es la búsqueda de un lenguaje personal, alejado de todos los convencionalismos, tanto del cine comercial como del «relato de pueblo chico» que se ha vuelto, casi, el nuevo cliché del cine latinoamericano for export.
YO SE LO QUE ENVENENA, de Federico Sosa. Tres amigos –uno de ellos guitarrista de una banda de heavy metal, el otro aspirante a actor y un tercero, motoquero, que trabaja en una fábrica– atraviesan una serie de desventuras que ponen a prueba su amistad en esta amable y simpática comedia dramática de Sosa. Iván es fanático del metal más duro (y especialmente de Ricardo Iorio) y anda siempre con cara de pocos amigos citando a su maestro y viendo programas de historia en el Canal Encuentro y sin querer transar con nada ni con nadie. Chacho quiere ser actor a toda costa y no le importa romperse, literalmente, la cabeza para lograrlo. Y Rama se obsesiona con la novia de un hombre al que vio morir en un accidente de moto y a quien escuchó decirle sus últimas palabras. Más allá de lo anecdótico, lo que está muy bien logrado en el filme es la cotidianidad de la vida de estos amigos, cuya relación resulta muy creíble más allá de las obvias diferencias entre los tres. Entre historias con novias, ex novias, amantes, recitales de rock, discusiones en apariencia intrascendentes (las metáforas de LA LEY DE LA CALLE, digamos), zarpadas escenas de casting y algunos problemas con una pecera van transcurriendo los acontecimientos de esta película modesta y en algunos casos un tanto excesiva (los personajes son, digamos, intensos, gritones, algunos no paran nunca de hablar y pueden agobiar de a ratos) pero que en todo momento gana puntos por su acercamiento noble y cariñoso a este trío de chabones del Conurbano con los que todos nos hemos topado alguna que otra vez en nuestras vidas. Yo, que crecí en el Sur del Gran Buenos Aires, doy fe que existen y son muy parecidos a lo que vemos en la pantalla…
RECOMENDACIONES, DIA POR DIA, DE LA PROGRAMADORA CECILIA BARRIONUEVO
DOMINGO 23
- National Gallery (Frederick Wiseman)
- La creazione di significato (Simone Rapisarda)
- Basilio Martín Patino: La décima Carta (Virginia García del Pino)
- National Gallery (Frederick Wiseman)
- The Manxman (Alfred Hitchcock)
- Big in Japan (John Jeffcoat)
- As figuras gravadas na faca com a seiva das bananeiras (Joana Pimenta) + Los Girasoles (Martín Boulocq) + O Velho do restelo (Manoel de Oliveira)
- The Tony Longo Trilogy (Thom Andersen) + Dialogue D’Ombres Straub – Huillet) + A propos de Venise (Jean-Marie Straub)+ Asemblée Génerale (Luc Moullet)
- J’ai pas sommeil (Claire Denis)
- The passage (Roberto Minervini)
LUNES 24
- The passage (Roberto Minervini)
- Abacuc (Luca Ferri)
- Super 8 (Azucena Losana, Pablo Ziccarello, Leonardo Zito)
- Bella tarea (Claire Denis)
- Atlántida (Inés Barrionuevo)
- Downhill (Alfred Hitchcock)
- Canciones para después de una guerra (Basilio Martín Patino)
- A noite é necesaria (Marcos Merino) + Ser e voltar (Xacio Baño) + Llar (Elisa Cepedal y Ramón Lluís Bande)
- El paseo (Flavia de la Fuente)
- Eden (Mia Hansen-Love)
- El acto en cuestión (Alejandro Agresti)
- Mange tes morts (Jean-Charles Hue)
MARTES 25
- Mange tes morts (Jean-Charles Hue)
- A noite é necesaria (Marcos Merino) + Ser e voltar (Xacio Baño) + Llar (Elisa Cepedal y Ramón Lluís Bande)
- Toma única (S8)
- As figuras gravadas na faca com a seiva das bananeiras (Joana Pimenta) + Los Girasoles (Martín Boulocq) + O Velho do restelo (Manoel de Oliveira)
- Caudillo (Basilio Martí Patino)
- Super 8 (Julio Fermepin, Luján Montes, Álvaro Cifuentes)
- Low Tide (Roberto Minervini)
- Broken Tongue (Mónica Savirón) + Solo te puedo mostrar el color (Fernando Vílchez) + El Asombro (Iván Fund, Lorena Moriconi, Santiago Loza)
- The farmer ‘s wife (Alfred Hitchcock)
- Sangre Canibal (Claire Denis)
- P’tit Quinquin (Bruno Dumont)
- Amour Fou (Jessica Hausner)
- Réimon (Rodrigo Moreno)
- El paseo (Flavia de la Fuente)
- Abacuc (Luca Ferri)
- Eden (Mia Hansen-Love)
MIÉRCOLES 26
- Broken Tongue (Mónica Savirón) + Solo te puedo mostrar el color (Fernando Vílchez) + El Asombro (Iván Fund, Lorena Moriconi, Santiago Loza)
- P’tit Quinquin (Bruno Dumont)
- Eau Argentée, Syria Autoportrait (Ossama Mohammed, Wiam Simav Berdixan)
- Amour Fou (Jessica Hausner)
- Low Tide (Roberto Minervini)
- Super 8 (Claudio Caldini) + 16MM (Pablo Marín-Pablo Mazzolo-Leandro Listorti-Andrés Denegri-Sergio Súbero)
- Voilà L’enchainement (Claire Denis) + Hill of freedom (Hong Sangsoo)
- God Help the Girl (Stuart Murdoch)
- Magical Girl (Carlos Vermut)
- Si je suis perdu, c’est pas grave (Santiago Loza)
JUEVES 27
- Voilà L’enchainement (Claire Denis) + Hill of freedom (Hong Sangsoo)
- Eau Argentée, Syria Autoportrait (Ossama Mohammed, Wiam Simav Berdixan)
- God Help the Girl (Stuart Murdoch)
- Magical Girl (Carlos Vermut)
- Si je suis perdu, c’est pas grave (Santiago Loza)
- Programa Especial Super 8 – Jorge Honik
- As figuras gravadas na faca com a seiva das bananeiras (Joana Pimenta) + Los Girasoles (Martín Boulocq) + O Velho do restelo (Manoel de Oliveira)
- Dura prueba bajo sospecha (Aleksei German)
- Ned Rifle (Hal Hartley)
- Don’t do Breaking my Heart (Johnnie To)
- A Hard Day (Kim Seong-hun)
VIERNES 28
- Queridísimos Verdugos (Basilio Martín Patino)
- Don’t do Breaking my Heart (Johnnie To)
- Stop the Pounding Heart (Roberto Minervini)
- La ciudadela (Rubén Guzmán)
- Maïdan (Sergei Loznitsa)
- Salers (Fernando Dominguez) + Sobre la Marxa (Jordi Morató)
- I, of Whom I Know Nothing (Pablo Sigg)
- Ned Rifle (Hal Hartley)
- Here, Kitty Kitty (Santiago Giralt)
- Os sonâmbulos (Patrick Mendes) + It’s Not a Prison if You Never Try the Door (Joshua Gen Solondz) + Things (Ben Rivers) + Atlantis (Ben Russell) + O, Persecuted (Basma Alsharif)
- Hard to Be a God (Aleksei German)
- Listen up Philip (Alex Ross Perry)
SABADO 29
- Maïdan (Sergei Loznitsa)
- Striplife (Nicola Grignani, Alberto Mussolini, Luca Scaffidi, Valeria Testagrossa, Andrea Zambelli)
- From What is Before (Lav Diaz)
- Hard to Be a God (Aleksei German)
- Listen up Philip (Alex Ross Perry)
- La ciudadela (Rubén Guzmán)
- Caudillo (Basilio Martín Patino)
- Os sonâmbulos (Patrick Mendes) + It’s Not a Prison if You Never Try the Door (Joshua Gen Solondz) + Things (Ben Rivers) + Atlantis (Ben Russell) + O, Persecuted (Basma Alsharif)
- Stop the Pounding Heart (Roberto Minervini)
- Veinte días sin guerra (Aleksei German)
- Piccola Patria (Alessandro Rossetto)
- 35 Ruhms (Claire Denis)
- Mercuriales (Virgil Vernier)
- Here, Kitty Kitty (Santiago Giralt)
- Queridísimos Verdugos (Basilio Martín Patino)
- Il Segreto (cyop&kaf)
- The Guests (Ken Jacobs)
- La bendizione degli animali (Cosimo Terlizi) + Rosarno (Greta de Lazzaris)
- Recommended by Enrique (Rania Attieh, Daniel García)
- Khrustalyov my car (Aleksei German)
- I, of Whom I Know Nothing (Pablo Sigg)
- All vows (Bill Morrison) + Episode of the sea (Lonnie van Brummelen, Siebren de Hann)
- Salers (Fernando Dominguez) + Sobre la marxa (Jordi Morató)
DOMINGO 30
- From What is Before (Lav Diaz)
- Recommended by Enrique (Rania Attieh, Daniel García)
- Réimon (Rodrigo Moreno)
- Canciones para después de una guerra (Basilio Martín Patino)
- Piccola Patria (Alessandro Rossetto)
- La bendizione degli animali (Cosimo Terlizi) + Rosarno (Greta de Lazzaris)
- The Guests (Ken Jacobs)
- Mi amigo Iván Lapshin (Aleksei German)
- All vows (Bill Morrison) + Episode of the sea (Lonnie van Brummelen, Siebren de Hann)
- Striplife (Nicola Grignani, Alberto Mussolini, Luca Scaffidi, Valeria Testagrossa, Andrea Zambelli)
- Mercuriales (Virgil Vernier)
- Il Segreto (cyop&kaf)
- White Material (Claire Denis)
- A Hard Day (Kim Seong-hun)
- Nueve Cartas a Berta (Basilio Martín Patino)
- Khrustalyov my car (Aleksei German)