TV: «Rectify» (2ª Temporada)
Menos reconocida que otras series pero indudablemente más potente en casi todos sus aspectos que la gran mayoría, RECTIFY es para mí la gran «tapada» de estos últimos años. Producida y emitida por Sundance TV, la serie creada por Ray McKinnon terminó este año su segunda temporada y ya tiene asegurada una tercera que se […]
Menos reconocida que otras series pero indudablemente más potente en casi todos sus aspectos que la gran mayoría, RECTIFY es para mí la gran «tapada» de estos últimos años. Producida y emitida por Sundance TV, la serie creada por Ray McKinnon terminó este año su segunda temporada y ya tiene asegurada una tercera que se emitirá a partir de mediados del año que viene. ¿Qué es lo que distingue a esta serie de muchas de sus contemporáneas que parten o usan premisas policiales para contar sus historias? Varias cosas. Veamos…
Por un lado, en el caso de RECTIFY es bastante secundario el caso policial en sí. Centrada en Daniel, un hombre que fue condenado a muerte por la violación y asesinato de una chica de 16 años, es liberado tras 19 años de prisión ante nuevas evidencias de ADN que vuelven nulo el juicio original. Si la primera temporada de solo seis episodios estaba básicamente centrada en la readaptación de Daniel a la vida cotidiana –a su grupo familiar, al que dejó de ver cuando era un adolescente–, la segunda irá más específicamente a las crecientes complicaciones de esa difícil readaptación y a la posibilidad de que un nuevo juicio –o nuevas evidencias– lo puedan hacer volver a la cárcel.
Pero si bien sobre el final de la segunda temporada cobra cierto peso lo que sucedió o no en el pasado (la chica, entonces novia de Daniel, murió ahorcada tras lo que parece haber sido una violación grupal), lo principal está puesto en las relaciones que Daniel (re)establece con su mundo: su madre Janet, su hermana Amantha, el nuevo marido de su madre (Ted), el hijo de su nuevo marido (Ted Jr.), un medio hermano (Jared), su abogado (a la vez novio de su hermana, Jon) y, especialmente, Tawney, la esposa de Ted Jr., una chica religiosa que trata de ayudarlo a reintegrarse a la vida con consecuencias más complicadas de lo que ambos pensaban.
También, claro, están los investigadores del caso, los familiares de la víctima, los otros sospechosos y así. Pero la potencia de RECTIFY está en los personajes primero y en el desarrollo argumental después, lo cual la torna ligeramente distinta a la mayor parte de las series que hoy pululan por cable y cuya organización narrativa por temporada parece implicar poner cientos de trabas, forzados plot points y absurdas complicaciones que terminan distrayendo, muchas veces, de lo mejor que esas series tienen: sus personajes.
McKinnon y su equipo de guionistas y notables directores (los diez episodios de esta temporada tuvieron detrás de las cámaras a Jim McKay, David Lowery y Stephen Gyllenhaal, entre otros) entienden que las complicaciones que los personajes atraviesan deben ser, fundamentalmente, orgánicas a sus situaciones y comportamientos, y no simplemente «operaciones de guión» armadas para generar desvíos narrativos nulos o instalar conflictos a partir de casualidades imposibles que sirvan para «estirar» la trama y llegar a una supuestamente potente conclusión. No. Aquí los guionistas parecen entender que el tiempo narrativo que da la televisión no siempre debe ocuparse engordando tramas sino complejizando personajes.
El elemento fuerte de la serie es que tiene un protagonista ambiguo y curioso: Daniel Holden es una mezcla de inocente y autista con signos de comportamiento violento pero también con una sensibilidad a flor de piel que lo hace muy permeable a lo que genera alrededor y a cómo las piezas del rompecabezas familiar se van desarmando tras su regreso por motivos que no conviene adelantar acá. Daniel (una opaca y exacta actuación de Aden Young) tiene todo el aspecto de haber sido una víctima de las circunstancias, el típico «nabo» del que sus amigos se aprovecharon y convirtieron en culpable. Bah, lo dejaron a merced de la policía que logró sacarle de él una confesión de culpabilidad que todos creen que es falsa. ¿Pero si no lo fuera?
Lo intrigante de la segunda temporada de RECTIFY respecto de la primera es que vamos explorando cada vez zonas más oscuras de Holden, quien pasa de ser un hombre simple e inocente reacomodándose al mundo a un tipo que –manipulado o no, consciente de sus actos o no– puede volverse salvaje, de la misma manera en la que muchos de los recientes crímenes cometidos en Estados Unidos los han hecho jóvenes a los que han maltratado o que fueron persistentes víctimas de algún tipo de bullying. Para el final de la segunda temporada cada vez tendremos menos seguridades y convicciones respecto a quién es Daniel.
La serie también tiene otros grandes personajes, no fácilmente definibles en un eje héroe-villano, como Ted Jr., que en la segunda temporada se vuelve mucho más complejo de lo que parecía en la primera; Amantha –que pareciera expresar el punto de vista del espectador promedio con su devoción por ayudar a su frágil hermano– también muestra algunas zonas desconocidas, y lo mismo sucede con la madre de Daniel y con su nuevo marido. Pero la otra principal carta fuerte de la serie es Tawney, un personaje que puede salvar y a la vez hundir a Daniel en sus propias confusiones. Y, principalmente, caer ella (y toda la familia) en la volteada…
Más allá de algunos jugueteos con escenas oníricas un tanto innecesarias (los flashbacks a la época de la cárcel a veces funcionan y otras veces no tanto), lo que RECTIFY tiene claro es que tiene personajes lo suficientemente sólidos como para que se desarrollen a su ritmo, acaso no siempre el más «televisivo» del mundo, aunque la segunda temporada es mucho más intensa en términos de acción y/o suspenso que la primera. Se dice en varios sitios que es una serie «lenta», algo que a mí me cuesta ver y más entender. Tal vez porque vengo del mundo del cine –o tengo más experiencia con todo tipo de cine de autor, hasta el más extremo, que el espectador promedio de la TV–, pero no la siento para nada así. Siento que tiene el ritmo justo para lo que cuenta. De hecho, siento que muchas otras series tienen el problema opuesto: son demasiado rápidas o pasan demasiadas cosas todo el tiempo al punto de tornarlas totalmente implausibles.
RECTIFY es una exploración de la vida de una persona y de una familia que intenta reencontrarse y rearmarse luego de dos décadas, una mirada a la psiquis de un hombre que ha pasado casi 20 años en la cárcel y que no sabemos bien quién era entonces ni quién es ahora tras esa experiencia y, sobre todo, es una potente y respetuosa mirada a un universo –un pueblo chico del sur profundo americano, Paulie, Georgia– que muchas veces en la televisión y en el cine se pintan de manera banal, condescendiente o desde un punto de vista distante, mirado desde la «gran ciudad» con cierto grado de ironía o tono paternalista.
RECTIFY tiene los tiempos de esas charlas de porche con cerveza en mano y el sol cayendo, de pick up trucks y autopistas anodinas, de bosques misteriosos y congregaciones religiosas, de políticos corruptos y familias que todavía tratan de seguir unidas pese a todas las complicaciones que eso les genera. Hay un crimen y un misterio, pero poco importan (al menos, a mí poco me importa). Daniel pudo o no haber matado a su noviecita adolescente. Lo curioso y extraordinario de esta gran serie es que finalmente, si lo hizo o no, no cambia demasiado nada.
Por Sundance TV:
-Sábado 27/12, maratón 1ª Temporada, desde las 17.10 (6 eps.)
-Domingo 28/12, maratón 2ª Temporada, desde las 14 (10 eps.)
Excelente crítica. Recomendadísima serie.