Estrenos: «Al cine con amor», de Steve James
AL CINE CON AMOR es una de las pocas películas de la historia dedicada a un crítico de cine. Y, seguramente, casi la única norteamericana (los franceses lo hacen de vez en cuando). Pero Roger Ebert se ganó ese lugar a fuerza de una serie de hechos que lo convirtieron en una celebridad en los Estados […]
AL CINE CON AMOR es una de las pocas películas de la historia dedicada a un crítico de cine. Y, seguramente, casi la única norteamericana (los franceses lo hacen de vez en cuando). Pero Roger Ebert se ganó ese lugar a fuerza de una serie de hechos que lo convirtieron en una celebridad en los Estados Unidos. Veterano crítico de cine del diario Sun-Times de Chicago, accedió a la fama primero gracias a un popular programa de televisión en el que repasaba y criticaba los estrenos junto a Gene Siskel, para luego acceder a otro tipo de notoriedad gracias a su larga lucha contra un cáncer que terminó venciéndolo en 2013.
El realizador Steve James (HOOP DREAMS) comenzó a filmar a Ebert unos meses antes de su muerte con la intención de hacer un filme basado en su autobiografía, titulada como la película. LIFE ITSELF terminó estrenándose tras su muerte y se propone repasar, con la lectura en off de pasajes de la autobiografía como guía, los distintos momentos de la vida de Ebert: su familia, sus inicios en el periodismo, su etapa alcohólica, la fama lograda con la televisión, las peleas con su colega Siskel, su matrimonio con Chaz y su lucha contra la enfermedad. Su amor por las películas y su relación con los cineastas es un eje temático que recorre el filme de punta a punta, pero siempre en segundo plano.
Ebert fue un personaje del periodismo de Chicago, esa vieja escuela de reporteros noctámbulos y alcohólicos, que por fuerza de las circunstancias, capacidad de trabajo y mucha inteligencia logró convertirse en una reconocida voz crítica en los años ’70 y ’80. A diferencia de personalidades más famosas en el ámbito específico de la crítica, como Pauline Kael y Andrew Sarris –los dos grandes rivales que marcaron a fuego esos años–, Ebert siempre se definió como un «populista». Crítico de medio masivo, con un lenguaje cotidiano y amable, se destacó gracias a la fuerte empatía que sus textos generaban con los lectores. Fue, según quienes lo conocieron, un gran divulgador, alguien que logró que en millones de hogares se interesaran por películas y autores novedosos.
La película está llena de testimonios de cineastas como Erroll Morris, Werner Herzog y Martin Scorsese, a los que una crítica o un gesto de Ebert les cambió la vida, o le ayudó a superar situaciones dificultosas, dejando en claro que se trataba de un personaje que, gracias a su fama televisiva, lograba hacer que películas ocultas llegaran a los cines y que cineastas en decadencia recuperaran su autoestima. Es probable que también haya sucedido lo opuesto, pero el filme no explora demasiado ese terreno más que para decir que Ebert sabía manejarse generalmente muy bien en esa delgada línea que separa la crítica de cine de la amistad que, en el caso de Ebert, fue desarrollando con muchos cineastas.
La película no explora demasiado su visión del cine, más que para hacer referencia a algunos títulos y cineastas, o su rivalidad cada vez más amarga con Gene Siskel. En el mejor de los casos, James nos hará saber que una cierta simpatía de izquierda y una fuerte empatía con los desposeídos serían algunos de sus intereses políticos reflejados en sus textos. De su escritura sabremos que era claro y preciso, contundente pero a la vez simple, capaz de escribir en un lenguaje entendido por todos pero a la vez conceptualmente profundo. Sus textos no tendrán la brillantez de los de Kael –u otros contemporáneos–, pero supo hacer uso de su fama y su lugar para convertir a esos cineastas en grandes figuras.
El filme de James tendrá un carácter más anecdótico, recorriendo su vida en un formato de amable retrato familiar, con decenas de entrevistas que lo pintan como un personaje querible aunque con sus complicaciones, como una larga etapa alcohólica que casi le arruinó la vida y la carrera. Escenas del programa de televisión permiten también analizar cómo funcionaba esa tensa relación entre dos críticos en un programa que en ese entonces se criticaba por banalizar el trabajo de la crítica de cine (su formato de «pulgares para arriba» y «pulgares para abajo» fueron el antecedente directo de nuestros puntajes), pero que hoy parece imposiblemente serio para un horario central de la televisión.
Otro gran eje del filme es el del tratamiento de la enfermedad, con escenas bastante crudas y directas que dejarán en claro lo difícil que fueron sus últimos años y su extraordinaria y cotidiana lucha por trascender sus aflicciones, escribiendo y escribiendo aún cuando sus dolencias no le permitían ni hablar ni comer ni caminar. Su batalla contra la enfermedad (y su optimista libro a respecto) lo fueron transformando en otro tipo de celebridad, muy usual en la cultura norteamericana y más ligado a la «auto-ayuda»: el luchador incansable contra la muerte, el hombre que se sobrepone a las dificultades, el eterno optimista. Es una mirada más simple y hasta banalizada, si se quiere, pero en el contexto del filme es conmovedor verlo luchar hasta el final.
AL CINE CON AMOR es un documental convencional en su estructura, informativo, limitado en su concepto de biografía oficial y elegía fresca de un delicioso personaje que acababa de morir cuando se completó la película. En un punto, analizarla cinematográficamente es casi un despropósito. Se trata de un homenaje fílmico a un crítico notable y a un ser humano a todas luces querible que le brindó su vida al cine y que logró, gracias a esa incansable tarea, que muchas personas lo amaran tanto como él. No es poco para una sola vida.
(NOTA: Esta crítica fue publicada originalmente en julio pasado como un No-Estreno, título que uso para criticar películas que no llegan a los cines comerciales. Milagrosamente para una película de este tipo, el filme se estrena el jueves 26 en Argentina en salas)