Cannes 2015: «Chronic», de Michel Franco

Cannes 2015: «Chronic», de Michel Franco

por - Críticas
24 May, 2015 05:48 | comentarios

Un colega crítico y programador se refiere a ciertos filmes de cualquier lugar del mundo una manera contundente. «Es una película mexicana», dice. No lo hace necesariamente de manera negativa o crítica, sino más bien intenta establecer un patrón reconocible para cualquier caminador del mundo de los festivales. Ahora bien, ¿qué es una película «mexicana»? […]

CHRONIC2Un colega crítico y programador se refiere a ciertos filmes de cualquier lugar del mundo una manera contundente. «Es una película mexicana», dice. No lo hace necesariamente de manera negativa o crítica, sino más bien intenta establecer un patrón reconocible para cualquier caminador del mundo de los festivales. Ahora bien, ¿qué es una película «mexicana»? En general uno la podría definir como un tipo de película que aplica a la perfección la mítica Ley de Murphy: cualquier cosa mala que pueda pasar, va a pasar. También son películas –mexicanas o no, de nacionalidad, pero «mexicanas» de espíritu– en las que la gente suele ser cruel y sórdida y si te pueden joder te van a joder. No conviene confiar en nadie en «las películas mexicanas» y de todos modos tampoco lograrás salvarte. Son películas cuyos personajes nacen en la pantalla condenados.

Las veces que he mencionado este tema a amigos mexicanos me dicen que tiene que ver mucho con la violencia que se vive en el país, la crisis económica y las tensiones sociales. Posiblemente sea eso, pero creo que hay otra cosa (después de todo, México no es el único país con esos problemas): el impacto, la crueldad, la misantropía, el acto horrendo o el castigo celestial venden en los festivales mucho más que las historias que no apuestan a la contundencia, a la virulencia, a coqueter con el Mal en mayúsculas. Mi problema con la idea del «cine mexicano» es, por un lado, ética o ideológica, pero más aún es de cálculo. Tengo la impresión que el mundo entero vio el negocio de hacer «películas mexicanas» (los griegos y austríacos las hacen, por ejemplo) y las tendremos por un rato.

CHRONICCHRONIC, de Michel Franco, realizador de dos películas de una crueldad imposible como DESPUES DE LUCIA y A LOS OJOS, transcurre en California y tiene a Tim Roth como protagonista en el rol de un hombre con una dura historia familiar que se dedica a cuidar y a acompañar a enfermos terminales. Es, en  principio, el ejemplo concreto de «el buen samaritano» y si bien sabemos que el excesivo celo que pone en su trabajo y algunas «trampas» que hace, son para tapar algunos de sus traumas, el hombre se revela como una buena criatura.

El filme, en su tono pausado y observacional se acerca al de cierto cine argentino. No llega a ser del todo contemplativa pero no apuesta por el crescendo dramático permanente. De hecho tiene algo también de películas independientes americanas que trabajan similares temas. Recién al final, cuando la película se vuelva definitivamente «mexicana», notaremos las diferencias, que claramente fueron siendo estabecidas desde un principio.

CHRONIC3Antes de hablar del discutido final diremos que hasta ese momento el filme muestra una historia en apariencia sencilla pero con algunas complicaciones en el camino. Roth pasa de trabajo en trabajo, le hacen jucio por mal práctica en uno de ellos y finalmente logra ubicarse con un paciente que parece quererlo y respetarlo. En paralelo, vemos sus conflictos familiares, su soledad, sus intentos por mantenerse en forma. Uno, claro, ya espera que haga algo terrible con sus pacientes en cualquier momento. Pero no. Salvo por un cuidado excesivo y algunas mentirillas dichas aquí y allá parece ser un ser humano bastante decente.

Pero luego está el final. Y allí toda esa visión de que el mundo es un lugar de mierda en el que las buenas intenciones son una pérdida de tiempo, salen a la luz. Las «películas mexicanas» tienden a caracterizarse por finales impactantes y si bien el asunto en general fastidia suelen estar justificadas dramáticamente: alguien ligado con el narco, un ladrón, etc, pueden vivir situaciones horrendas hacia el final. Pero aquí parece impuesto por el designio de un creador malicioso, un demiurgo al que el Mal y la misantropía parecen darle placer. Así, una compasiva, tranquila, poderosa y en apariencia  bien intencionada película se convierte en un ejercicio de futilidad, en un chiste, en una broma pesada. Hay quienes le han encontrado otra interpretación al final distinta a la que parece en un principio. Y si bien lo vuelve un tanto más lógico y tolerable, no logra salir de la práctica perversa de esta idea de «la película mexicana»: darle un golpe bajo el vientre al espectador antes de salir de la sala.

 

NOTA: SI ALGUNO LA VIO O NO LE MOLESTA QUE LE CUENTEN EL FINAL, PODEMOS SEGUIRLA EN LOS COMMENTS.