Cannes 2015: «Irrational Man», de Woody Allen
Para Woody Allen los dispositivos narrativos que llevan a los personajes a enfrentarse a grandes conflictos éticos, morales o filosóficos forman parte de toda su carrera, pero especialmente se hacen notar en una trilogía posible que comienza con CRIMENES Y PECADOS, sigue con MATCH POINT y podría terminar con esta, IRRATIONAL MAN, un tercer filme […]
Para Woody Allen los dispositivos narrativos que llevan a los personajes a enfrentarse a grandes conflictos éticos, morales o filosóficos forman parte de toda su carrera, pero especialmente se hacen notar en una trilogía posible que comienza con CRIMENES Y PECADOS, sigue con MATCH POINT y podría terminar con esta, IRRATIONAL MAN, un tercer filme acerca de un hombre que comete un acto terrible y lidia con las consecuencias éticas del caso. Los ejes siguen siendo los mismos solo que en esta película el tono es algo más liviano y los temas están expuestos de una manera reiterativa, como si le hiciera falta a la película y a los personajes explicarse a sí mismos y a los espectadores todo el tiempo.
De todos modos se trata de una de las mejorcitas películas de Allen en este período, junto a BLUE JASMINE. A favor del filme están, en principio, los protagonistas casi excluyentes: Joaquin Phoenix, Emma Stone y Parker Posey. Phoenix interpreta a un personaje típico de Allen –un profesor de Filosofía frustrado y deprimido–, pero lo hace sin imitar los tics del autor, como suelen hacerlo muchos actores que encarnan a los alter-egos de Allen. Phoenix trae su propio universo consigo y, especialmente en la primera parte del filme, es un papel del que se adueña y al que carga con todo el peso de su mirada y su cuerpo.
Stone no es más que otra de las musas de Woody, pero tiene la inteligencia y la mirada perspicaz como para hacer crecer más al personaje de lo que le permite el texto. Ella encarna a una alumna de este brillante pero turbulento y alcohólico profesor, del que se enamora aún cuando él la rechaza una y otra vez. Posey es otra profesora, más veterana, que engancha con la parte más depresiva de Phoenix y engaña a su marido con él.
La película va siguiendo esta suerte de triángulo amoroso de una manera relativamente convencional para el cine de Allen en su costado más «conflicto romántico» hasta que el «gran problema ético» aparece, uno que obliga al personaje de Phoenix a poner en duda sus principios filosóficos. O, más bien, la falta de ellos. Sin dar detalles, diremos que él se entera de una situación que lo lleva a tomar una decisión –cometer un acto violento– que él cree correcta pero cuyas consecuencias son imprevisibles.
Tomando del existencialimo clásico en su versión más lavada y para toda la familia –se muestran tanto CRIMEN Y CASTIGO como libros de Albert Camus–, tomar esa decisión lleva a Phoenix a cambiar de vida, a salir de su depresión, sin prever que vienen otros problemas detrás de ella. La trama es relativamente sólida y los personajes y los diálogos no salen del manual «alleniano» de siempre, al punto que empieza a volverse cansino escucharlos hablar una y otra vez de lo mismo, casi como si estuvieran recitando diálogos de otras películas del mismo autor. Como decía antes, lo que saca a la película de la medianía es el carisma de los protagonistas. En las miradas, simpatía y luego angustia de Stone, y en los cambios anímicos de Phoenix, IRRATIONAL MAN gana puntos, recupera lo que pierde en su repetitividad temática.
Se trata de una digna película de Woody Allen que no estará a la altura de sus clásicos, pero que en función de su trabajo en el siglo XXI se puede contar entre lo más consistente y accesible.