Cine/TV: «Kurt Cobain: Montage of Heck», de Brett Morgen
La vida y la carrera de Kurt Cobain han sido suficientemente documentadas a lo largo de las décadas a través de discos con material inédito, sus cuadernos y diarios e incontables videos de conciertos, programas de televisión y hasta varios documentales se han hecho sobre él. ¿Donde reside, entonces, el interés que ha despertado este […]
La vida y la carrera de Kurt Cobain han sido suficientemente documentadas a lo largo de las décadas a través de discos con material inédito, sus cuadernos y diarios e incontables videos de conciertos, programas de televisión y hasta varios documentales se han hecho sobre él. ¿Donde reside, entonces, el interés que ha despertado este documental estrenado en unas pocas salas cinematográficas en Estados Unidos un par de semanas atrás y que ayer emitió HBO en ese país? Reside, fundamentalmente, en una contradicción que siempre es problemática para los documentalistas pero que Brett Morgen ha sabido resolver muy bien. Es, por un lado, un documental oficial de Cobain, hecho con el apoyo de la familia del líder de Nirvana, lo cual siempre pronostica una versión modosa y correcta de la vida de las personas que describe. Por otro, al ser un documental aprobado o bien generado por su «círculo interno», tiene acceso a montones de material privado que otros realizadores jamás conseguirán. Esa contradicción aparente –tengo más pero puedo menos– se soluciona en MONTAGE OF HECK de una manera contundente ya que, sin dudas, es bastante claro que la familia no tiene problemas en sacar a la luz los «trapos sucios» de su historia, sin casi restringir el grado en el que el propio músico y ellos mismos quedan implicados en el drama de su corta vida y fulgurante explosión musical.
El «montaje» que da título al filme viene, por un lado, de un casete en audio titulado así en el que Cobain grababa muchas de sus ideas, pensamientos e historias, y es también una referencia al tipo de película que es. Si bien tiene algunas entrevistas –con los padres, la madrastra, la hermana, su esposa Courtney Love y Krist Novoselic, falta curiosamente Dave Grohl y la propia productora del filme, Frances Bean, su hija–, no se apoya demasiado en ellas sino que elije presentarse como un collage de imágenes filmadas en la intimidad de la niñez en adelante, retazos de programas de televisión, detrás de escenas de esos mismos programas y shows, los consabidos diarios con sus textos y dibujos, además de escenas animadas a partir de los textos grabados en audio por Cobain.
La película recorre más su historia íntima que la musical, partiendo de su infancia complicada, el divorcio de sus padres, su ir y venir de casa en casa, su complicada adolescencia, sus inicios musicales, su éxito y su intensa vida en pareja con Love. En ese sentido, Morgen se ubica en un lugar inteligente, lejos de la idolatría y la actitud celebratoria, muestra a un hombre contradictorio, talentoso y autodestructivo, sensible y violento, tierno y agresivo. Y al contar su historia parece contar la historia de una generación de adolescentes de la entonces llamada Generación X cuya adolescencia de pueblo chico en los reaganianos años ’80 está muy bien resumida en el famoso término «slacker»: un teenage wasteland que degeneró en una suerte de apatía punk, apatía con la que el eléctrico Cobain no siempre se llevaba del todo bien, a la que combinaba con momentos de agresión y violencia. De hecho, un duro episodio sexual de su adolescencia que describe el filme es contundente al respecto.
Si las escenas musicales y el trip «banda de rock que tiene éxito demasiado rápido y siendo demasiado jóvenes» no sorprenden es porque uno ya las conoce y es un viaje en un punto similar al de muchos otros músicos de rock tragados por su propio suceso. De todos modos, el éxito marca un cambio radical en la vida de Kurt, sumado al romance y casamiento con Courtney Love, cuya franqueza en las entrevistas y en el material documental que expone públicamente es casi excesiva, específicamente en lo que se refiere al uso de drogas en la pareja. Si bien este tipo de información de la vida personal no suele ser lo que uno busca (o al menos lo que yo busco) en los documentales sobre grandes artistas, en el caso de Cobain la información no era ningún secreto, por lo que más que revelaciones sorpresivas lo que llama la atención es la documentación de los hechos.
MONTAGE OF HECK no está hecho a la manera de los clásicos documentales de rock, pero tampoco trata de refutarlos. Morgen hace un trabajo de edición impresionante que debe haber tomado años de revisar y seleccionar archivos personales del músico, creando con esa mezcla de audios animados, Super Ochos familiares y videos televisivos un retrato de Cobain que permite entender cómo lo personal y lo público, lo psicológico/privado y lo artístico/musical están fuertemente conectados. Y cómo la música y las letras que salieron de ese «collage de experiencias» terminaron siendo las que fueron. Y no sólo eso sino cómo esas experiencias, finalmente y más allá de las diferencias específicas, fueron las de muchos de su –las de nuestra– generación.