
No-estrenos: «Blackhat», de Michael Mann
Acaso la película más «Michael Mann» de todas las de Michael Mann (casi un grandes éxitos), BLACKHAT es un tratado visual fantasmagórico, atrapante y misterioso que usa el thriller como excusa narrativa para hacer otra de las investigaciones del director de FUEGO CONTRA FUEGO sobre cómo las luces de neón se reflejan en las calles […]
Acaso la película más «Michael Mann» de todas las de Michael Mann (casi un grandes éxitos), BLACKHAT es un tratado visual fantasmagórico, atrapante y misterioso que usa el thriller como excusa narrativa para hacer otra de las investigaciones del director de FUEGO CONTRA FUEGO sobre cómo las luces de neón se reflejan en las calles mojadas por la lluvia a la noche, cómo se ve una ciudad desde el mar o desde el aire (a la noche, también), cómo los cuerpos se rozan y las miradas se cruzan subrepticiamente, cómo una conversación en un bar puede volverse una situación imposiblemente tensa y cómo un barrio de poca monta de una ciudad perdida puede transmitir peligro y belleza al mismo tiempo.
BLACKHAT es una película a la que no se le puede quitar los ojos de encima. Todo lo que se ve pide atención, mucho más que lo que se cuenta. Acaso el problema de Mann con el éxito mainstream desde MIAMI VICE hasta aquí es su obsesión por los momentos de stasis, los intersticios en los que la historia pasa a segundo plano para que la cámara se desvíe por segundos a algún detalle que captura su ojo. Pero, principalmente, entiendo que el conflicto Mann vs. Exito está dado por su decisión de tomar el digital como un medio diferente al cinematográfico. El realizador elegante de los años ’80, de COLATERAL a esta parte ha «comprado» el digital pero no como un imitador del 35mm, sino como una bestia con sus propios desórdenes alimenticios a la que hay que tratar de encontrarle su dieta adecuada.
Y Mann está convencido que el digital no debe imitar al cine sino generar su propia estética (las comparaciones que ha hecho en entrevistas entre cine y arquitectura son perfectas para entender su idea). El «problema» es que esa estética está muy lejos del gusto medio del espectador, acostumbrado a la imagen «lustrada» y prolija del cine de género hollywoodense. Cada vez más las películas del realizador de EL INFORMANTE son sucias, desprolijas, tienen momentos que lucen como un home-video, parecen terminadas sin corrección de color ni mezcla de sonido y esas imágenes confunden, descolocan, al espectador que espera sus thrillers prolijitos y predecibles.
La historia que cuenta BLACKHAT no es tan original como su puesta en escena y precisa de un cierto grado de «suspensión de la incredulidad» para entrarle. Chris «Thor» Hemsworth encarna a Hawthorne, un super hacker que está en la cárcel, tiene el rostro y el cuerpo de un modelo de Armani (el clásico personaje «cool» del cine de Mann, de James Caan y Don Johnson a Tom Cruise y Colin Farrell) y que lee a Foucault y Derridá en prisión, entre tandas de ejercicios abdominales. Aceptemos eso de entrada y luego todo será más fácil. Cuando un doble ataque de hackers hace volar un reactor en China y crecer las acciones de la soja en la Bolsa de Valores, los investigadores –un combo de norteamericanos y chinos– lo necesita para avanzar con la pesquisa. Y Hawthorne consigue un arreglo que suena ideal: dejénlo salir de la cárcel y, si atrapa al culpable, puede quedar libre. Si no, vuelve.
El protagonista es un clásico personaje de Mann, esos profesionales que saben todo lo que deben saber sobre su profesión, viven a las corridas de una ciudad a otra, con secretos y relaciones complicadas. Y prefieren estar siempre al margen de las instituciones, o coquetean con ellas pero siempre desde el lugar del outsider. Durante buena parte del relato –con muchos diálogos en chino– BLACKHAT parece una versión de Mann de una película de acción de Hong Kong, donde la acción es tan trepidante como confusa y en la que las elecciones visuales no son siempre las que pide la convención informativa del thriller hollywoodense, dando espacio para esos breves momentos visuales donde todo parece valer.
Hawthorne y su grupo de investigación (su amigo chino de la universidad y la hermana de éste, de la que se enamora MIAMI VICE style, además de Viola Davis y otros) deben combinar un trabajo de campo convencional –persecuciones callejeras, enfrentamientos, disparos– con otro, potencialmente menos cinematográfica, que implica estar sentados frente a computadoras descifrando códigos. Mann encuentra siempre la forma para que la película no se vuelva visualmente anodina: arranca el filme con una descripción visual y animada de cómo se inserta un malware para destruir un sistema cibernético y de ahi pasa a los espacios abiertos y las figuras anteriormente mencionadas: el neón, la noche, las ciudades tal como se ven cuando uno aterriza en un avión. Todo, claro, con movimientos de cámara permanentes pero que apuestan al detalle más que al dato, y con los consabidos shocks visuales en los que la cámara en mano parece estar siendo manejada por uno de los actores.
La mezcla de cierto refinamiento estético con esa suciedad produce un choque que descoloca, pero eso es algo que siempre ha manejado Mann en su carrera: sus películas viven en el borde entre el hiperrealismo y la hiper-estetización. Pero lo primero se ha ido imponiendo sobre lo segundo y sus filmes son, de COLATERAL a esta parte, cada vez más sucios poemas de la noche, con los personajes en primer plano recortados contra el fondo de ciudades iluminadas por neones, con música electrónica que funciona de manera subterránea, casi entrando al cuerpo imperceptiblemente y con los bajos golpeando rítmicamente en el estómago. Son historias de hombres solitarios, dedicados a una vida cercana al crímen que saben hacer su trabajo y que buscan algún tipo de redención y/o el amor de una mujer tan hermosa como exótica.
Se podrá decir que algunos diálogos bordean la autoparodia y que algunos actores (como Tang Wei, que encarna a su interés romántico, la hermana de su colega Chen) tienen más problemas con el inglés de lo necesario, pero BLACKHAT nunca apuesta a la verosimilitud dramática clásica, sino que se presenta entre lo ampuloso del género en su vertiente más «cinéfila» (como FUEGO CONTRA FUEGO, digamos) y la abstracción más pura (MIAMI VICE, la película), de esas que transforman a sus personajes en figuras más de la trama, no mucho más importantes que ciertos escenarios o planos.
Y en ese sentido Mann es más sincero que la mayoría de los directores de cine de acción y suspenso, ya que reconoce que la historia que cuenta no es más que una serie de figuras narrativas archiconocidas y que lo que un director tiene, verdaderamente, para aportarle a una historia de ese tipo es su mirada, su ojo para los detalles, la forma en la que puede transformar un texto rutinario en un momento bello, original, único. En eso consiste la película: en una colección de momentos notables –escenas de suspenso alucinatorias, persecuciones intensas, momentos en los que la cámara parece buscar y encontrar la acción por casualidad, seducida por las distracciones de las locaciones– que son la manera más efectiva de trabajar una trama criminal que trata con esos mismos intangibles.
Los virus que los hackers hacen circular por el universo escapan a nuestro registro visual. No los vemos, pero están ahí, armando y desarmando cotidianamente nuestras vidas con sus invisibles conexiones. Visualmente, BLACKHAT es la representación cinematográfica de eso gracias a un director que mira lo que los demás no sabemos ni podemos ver y que encuentra en esas abstracciones momentos de extraña belleza electrónica, de impensable poesía digital.
Se estrena tanta porqueria…y esto no…por qué! por qué! por qué!
Funcionó pésimo en EEUU. End of story
:(
La gente que la empezó a ver por aquí en Argentina la está destrozando, me alegra leer una opinión en otro sentido. Entre los detractores se habla mucho de las inverosimilitudes de la trama. A mi me dejó en una posición intermedia: me resulta díficil asimilar a Hemsworth como un hacker pero los tiroteos y las peleas mano a mano son lo que más me importa. Es una desgracia que no se estrene, no se ven ni se escuchan balaceras como estas en un cine desde The Town de Affleck hace un lustro por lo menos.
No creo que sea tan inverosimil, al menos no en el contexto de la película. Digo, si nos vamos a poner «verosimilistas» no podemos ver el 80% del cine de Hollywood. O las carreras de RAPIDOS Y FURIOSOS 7 son verosímiles?
Lo de Chris es un poco más difícil de creer, eso lo admito. Pero es un clásico de Mann: sus héroes son siempre «facheros», en esa versión medio Miami de lo cool que tiene el tipo. Pensá en Cruise y su look en COLATERAL. O Caan en THIEF. Ni hablar de Don Johnson, Colin Farrell o Johnny Depp. Eso lo traiciona un poco para mi. Su mejor antihéroe de este tipo es De Niro en HEAT, al que igual viste y lookea mucho más que en el resto de su carrera. O Pacino. O Val Kilmer ahí. Siempre necesita un «carilindo», no sé bien porqué…
Buen review. Tan bueno como el de Phoenix de Petzol. Por cierto Blackhat es extraordinaria.Ahora con lo que dices de la anomalía me gan dado ganas de volver a ver Public Enemies que odie en su momento.
Saludos
Creo que no es menester aquí el sucumbir a juzgar el grado de «verosimilitud» de este producto (por tanto perogrullada la de Lerer en recordarnos el fondo del 80 por ciento del cine de «Planet Hollywood»), sino de no ser tan miope como para que pase inadvertido ante nuestros ojos tanto despropósito.
Veamos, hay que ser conformista como para ser embaucado ante un metraje desmedido y un argumento plagado de concesiones por no decir asqueante (sí, el hacker musculado;sí, el colega chino y su hermanita y el hacker…sí, sí,sí…)Si acaso solo puede reconocérsele momentos de lucidez en lo que el director sabe mejor hacer y que los testosteronados agradecerán a rabiar…
Ah, y los diálogos…pero parece que algunos insistirán en ver oro en no sé dónde en este barranco de oropel. ¿Pero de verdad aporta algo a una película solo el verle algunos planos de belleza visual y uno que otro baladí detalle?
Un plano de Mann vale mas que toda la filmografia de Marvel. Es importante entender eso, si no, no hay manera…
O sea, ¿que nos tenemos que conformar con escoger entre Guate mala y Guate peor? Menuda invitación a la mediocridad.
Para propuesta artísticamente suicida, sosa e inerte devenida en «extraña belleza electrónica, de impensable poesía digital.», lo mejor sería que el valium,cursos de semiótica, de análisis de escritura de guión, de cultura general y, sobre todo, de crítica cinematográfica fueran las recomendaciones para el vertebrado que intenta el desglose , pero en legañas.
El protagonista es Thor, lee a los postmodernos en la jaula. Lo sabe todo, lo domina todo. Es un lujo de fantasía. Osea porque Iron Man vuela y no la dirige Mann es aceptable como entertainment. El Sr Mann ha hecho una de superhéroes que no da vergüenza ver. Y esa secuencia final. Casi Bertolucci en el Ultimo Emperador!!!!
Un grande!!!
Admito que la secuencia final tiene sus problemas, pero cuando Thor mata a su archirival con un preciso corte en el cuello es mejor que las ultimas diez peliculas de acción que vi…
Nunca había estado tan de acuerdo con vos en una critica. Es tal cual a lo que siento cada vez que veo una película de Michael Mann. Hay que tomar su obra como una antología bellisima y oscura de criminales poéticos, en metropolis como el cine nunca ha mostrado. Blackhat es una mas de esas historias. Tengo que admitir si que me gustaría que hiciera un thriller que también fuera mas solido en términos de lo argumental y lo ideológico. Se que para eso esta El informante, pero Mann puede dar para mas. Es de los mejores directores de hoy.
*Tiene tanto talento que la clásica escena de muerte sorpresiva del compañero me dejo shockeado.
**Cuando muere el personaje de Viola Davis, lo ultimo que ve es un rascacielos entre un cielo nublado. Estoy seguro que Mann quiere que esa sea la ultima imagen que quiere ver.
***Algun youtuber tendria que agarrar y compilar todas las escenas en que Mann sigue al personaje y sus sensaciones mas que la historia (en esta ultima, cuando el Hacker vea a la mujer o ve el cielo por primera vez, cuando una de las hermanas inglesas se mata en El Ultimo de los Mohicanos, cuando la chica ciega siente el pelaje del tigre en Manhunter)
Si hay algo que el planeta cinéfilo ha rechazado de BlachHat es que Mann ha hecho una de superhéroes sin religión reconocible. BlackHat es puro sabor bastardo. Si vivimos en épocas en que adefesios como Guardianes de la galaxia (película que no se puede ver más allá de los primeros 10 minutos por el alto grado de estupidez que derrocha) son tratadas como obras importantes o que aún continúe la fiebre Star Wars(!!!),es obviamente un sacrilegio mayor que un héroe lea a Jameson y que además sea rubio, musculoso y genio. Cómo se le ocurre! Esos guiños solo lo puede enunciar el vejete de Godard y en plan lamento. (Por cierto, sepan perdonar la atrevimiento de la pregunta: Que demonios es eso de Adiós al lenguaje? Que, de verdad ya se acabó…el lenguaje?) Pero volviendo a Mann, los postmodernos le interesan tres pepinos. El quiere divertirse con el neon,con la inverosimilitud, con la sublime orientalidad en la que el siglo se está sumergiendo. Si hay algo que se desprende BlackHat es la honestidad del cine de acción, y como con esta frenética velocidad nunca tomarse muy en serio el discurso postmoderno. En eso hasta se parece a Assayas, pero no, Mann vas allá, su honestidad es franca y pura diversión.
Too bright, too sofisticated, too Mann.
Salvo por lo de Godard, je!, estoy de acuerdo con todo lo que escribís.
Lo raro de Mann es que es muy «old school» para ciertas cosas, especialmente las narrativas, pero en otras –como el tratamiento audiovisual– es absolutamente moderno, casi abstracto en cierto modo. Eso, creo, es lo que frustra a muchos…
Slds,
d
Totally agree.
Salvo por lo de Godard!
Pero si hay que revisar los orígenes de ese tratamiento audiovisual tan con vida propia hay que remontarse a The Keep, una rareza de esas. Vampiros, marcianos,nazis y con mucho toque folclórico. Errática, pero Exigente y sobre todo un enigma.
Saludos