Estrenos: «Su realidad», de Mariano Galperín y «Hawaii», de Marco Berger
SU REALIDAD, de Mariano Galperín. No es habitual –o, al menos, no es habitual en mí– desear que un documental sobre un músico de rock sea más convencional de lo que es. Pero, en este caso, en varios momentos, tenía la sensación de que era ese, precisamente, mi deseo. Si bien, es cierto, no se trata […]
SU REALIDAD, de Mariano Galperín. No es habitual –o, al menos, no es habitual en mí– desear que un documental sobre un músico de rock sea más convencional de lo que es. Pero, en este caso, en varios momentos, tenía la sensación de que era ese, precisamente, mi deseo. Si bien, es cierto, no se trata estrictamente de un documental, este seguimiento a través de giras por Europa más algunas escenas locales del músico Daniel Melingo, su banda y algunos amigos está organizado en función de escenas con él caminando, cruzándose con gente en las calles (sobre todo en París, en algunas escenas guionadas un poco burdamente), ensayando con los músicos, más paseos, viajes y situaciones propias de happenings de película de los 70. Todo esto la vuelve una película muy libre y original, ya que uno nunca sabe hacia donde va ni hay nada parecido a una estructura dramática clásica, pero a la vez la vuelve dispar, con escenas que funcionan mejor que otras, como las conversaciones de los músicos sobre cómo tocar determinadas partes, algunas lecturas de poesías, una zapada con Jaime Torres y una versión de “Canción para mi muerte” de Sui Generis con otra melodía (ya verán) que le calza perfecto. Además, claro, de las bellas imágenes en blanco y negro en su mayoría parisinas, capturadas en un estilo un tantonuevaolero.
También se agradece la falta de biografía típica (no se cuenta la historia del músico, ni nunca sabemos donde están ni se habla/explica nada acerca de quién es ni que ha hecho Melingo), pero eso se ve desperdiciado un poco porque casi nunca se la ve a la banda tocar en vivo, salvo por unos pocos segundos. Sin la info y, básicamente, sin la música (no las zapadas y los juegos, sino la música que ellos presentan en sus shows), lo que queda es puro personaje. Y si bien es cierto que Daniel, como personaje, es riquísimo e interesante (tal vez la película lo sobreconstruye como tal, suerte de Tom Waits tanguero, y Melingo se prende en el juego de automitificarse como poeta-lumpen), lo es también debido a que es un notable y original artista, y si eso no termina de vislumbrarse en el filme lo que por momentos queda es una película que gira sobre su propio ombligo, solo para admiradores o amigos. Uno podría terminar por definirla como una película formalmente libre y con algunas grandes escenas, pero también muy dispar y con menos música de lo que uno hubiera querido.
MALBA. Viernes a las 20:00 y sábados a las 22:00
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HAWAII, de Marco Berger. La nueva película de Berger (AUSENTE) se centra en la relación que se establece entre dos jóvenes, el dueño de una casa en un pueblo chico y otro que viene a trabajar, ayudándolo en la limpieza de la pileta y el cuidado del lugar en verano. Ambos se conocen de muy pequeños y se dejaron de ver hace muchos años. Por circunstancias que conviene no revelar (los personajes mienten sobre su pasado y su presente), Martín necesita trabajo y va a pedirlo a la casa de Eugenio, que está allí tratando de escribir un guión. Atraído sexualmente por él más que por necesidad de ayuda laboral, Eugenio (Manuel Vignau) lo contrata pero no logra hacer más que observarlo todo el tiempo e intentar muy discretas aproximaciones por temor al rechazo.
La tensión sexual entre ambos crecerá y sobre el final la cuestión tomará nuevas dimensiones en este filme que cuenta prácticamente con sólo dos actuaciones y una casa como escenario casi único. Berger logra crear un clima sugerente gracias a una cámara muy subjetiva y una música intrigante, aunque los lineamientos básicos del guión no parecen salir mucho de la zona de la atracción sexual permanente. El filme es bello de ver y la relación entre ambos está bien planteada, pero se hace un poco largo a falta de un conflicto dramático que evolucione a lo largo de los 106 minutos que dura. Con todo, Berger sigue siendo uno de los pocos realizadores locales que explora a fondo el universo homoerótico, siempre jugando en una extraña zona entre el pudor y la curiosidad.
Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543 –CABA)