Estrenos: «Aventurera», de Leonardo D’Antoni
Este drama acerca de una actriz colombiana que está en la Argentina trabajando en una obra de teatro off a punto de estrenarse mientras comparte departamento y se gana la vida cuidando a dos ancianas tiene un feeling muy auténtico y realista durante gran parte de su metraje, especialmente en lo que respecta al mundo del […]
Este drama acerca de una actriz colombiana que está en la Argentina trabajando en una obra de teatro off a punto de estrenarse mientras comparte departamento y se gana la vida cuidando a dos ancianas tiene un feeling muy auténtico y realista durante gran parte de su metraje, especialmente en lo que respecta al mundo del teatro independiente y la camaradería de los que participan de él. Pero Bea (Mélanie Delloye, nada menos que la hija de Ingrid Betancourt) sueña con un estrellato un poco más masivo, lo que la lleva a enredarse con productores, directores y otros actores con los que no se siente del todo cómoda.
Allí, las manipulaciones del guión se meten de una manera un tanto “dañina” en la que hasta entonces era una construcción muy precisa de personajes: aparece el sexo como pieza de intercambio de favores laborales, un mundo (de la tele y el cine) pintado casi en oposición al otro como poblado por un montón de personajes en traje y corbata y entre detestables y horrendos, lo cual le quita credibilidad a la película, volviéndola una entre la oposición entre la verdad, la amistad y el amateurismo del teatro off frente a la perversión del cine y, especialmente, la TV.
Si bien la oposición existe, en la película está tratada de una manera un tanto obvia. En ese sentido me hizo acordar a episodios de la serie GIRLS, que maneja esa dualidad en varios momentos y con la que tiene varios puntos de contacto en su puesta en escena fresca y descontracturada (el director vivió y estudió muchos años en EEUU, donde tal vez sí las oposiciones sean un poco más bruscas que aquí).
De todos modos, eso no quita ni las buenas actuaciones, ni el clima que la película consigue buena parte del tiempo, ni la interesante forma de mirar al personaje principal, que pese a entrar en el mundo de la tele mediante los recursos más trillados mantiene nuestra simpatía y hasta llegamos a comprender sus decisiones. La película, en ese sentido, también permite dejar la puerta abierta en una resolución interesante por lo ambigua. Un plus especial: las dos viejitas que Bea cuida, dos personajes entrañables y maravillosamente actuados. (Crítica publicada durante el Festival de Mar del Plata 2014)
Todos los jueves de Agosto a las 21. Centro Cultural de la Cooperación. Av. Corrientes 1543
Bueno, esperaba una respuesta tuya con mayor enjundia, para que veas que sí te conozco lo suficiente como para tomarme el tiempo de seguir tu página web y encomiarte o criticarte cuando te lo mereces. Diego o Peacock ¿no crees que si no creyera que eres uno de los pocos críticos con algo de valía en el panorama nacional actual estaría perdiendo mi tiempo con vos? Te sigo desde tus albores en Clarín, a pesar del rescoldo ideológico de ese medio (bueno, cónsono con el tuyo también)y del que estoy a años luz. Pero el arte está por encima de esas nimiedades. Lo que conocés por cine iraní es trillado, insuficiente e insubstancial;sí, se agradece tu modesta promoción a las cuatro vacas sagradas que mencionas, pero la cinematografía persa abarca mucho más que eso. Claro que leí tu parecer sobre la cinta de Ahmadzadeh y el BAFICI (si mal no recuerdo advertí un yerro tuyo sobre la nacionalidad de la película de Amirpour)¿Interpretás eso como ataque?¿Te pareció que no leo y no comento de verdad todo lo que publicás? He estudiado el cine de Irán desde la época de Abdolhossein Sepanta así como lo he hecho con el argentino desde Py, Figner…pasando por Nilsson, Solanas, Rejtman, ad infinitum. Mi interés no se queda solo en el celuloide, pues creo que el conocimiento debe abarcar el entorno histórico, social y político de un país para que sea completa y objetiva la reseña de sus productos visuales. Tú, has demostrado, insisto, solo un gusto diletante que se queda en la mera superficialidad y que casi trocás en enciclopédico. Mencionaste “Athomic heart”, pero ¿y las otras? ¿Sabés de los otros derroteros del cine iraní? Hacer relaciones públicas se agradece, vale más eso que dejar como campo ignoto el cine de esa región por estos pagos. Empero, la liviandad trae consigo la percepción como “moda”. Te agradezco me hayas respondido (si decís que nada de lo que escribís acá me genera un mínimo de interés yo a la vez digo que percibo que nada de lo que emito te merece-en la mayoría de los casos-la más mínima réplica)y espero volvás a hacerlo ahora, después de leer esta última entrada. Me sorprende que hables de “agresiones personales” cuando tu más profundo ser ha evidenciado un tono, lenguaje, gustos y ademanes…muy “particulares” (no es juicio moralista, pero no pretendás hacerte el recto y ofendido) Expresaré mi satisfacción por lo que escribas solo cuando lo merezcas. Nada tiene que ver con “no estaría mal que escribieras también…”