Estrenos argentinos: «Victoria», «Cuerpo de letra», «Vergüenza y respeto», «Yo sé lo que envenena»
VICTORIA, de Juan Villegas El director de SABADO (además de productor y ex crítico de cine) vuelve a ponerse detrás de las cámaras en este documental que –un poco como sucede con la también estrenada en BAFICI, GUIDO MODELS— también se mete en el arriesgado universo del retrato de personajes un poco “fuera de norma” y […]
VICTORIA, de Juan Villegas
El director de SABADO (además de productor y ex crítico de cine) vuelve a ponerse detrás de las cámaras en este documental que –un poco como sucede con la también estrenada en BAFICI, GUIDO MODELS— también se mete en el arriesgado universo del retrato de personajes un poco “fuera de norma” y también sale airoso, eligiendo una perspectiva similar: retratar desde el respeto y el cariño real por el personaje en cuestión.
Victoria es una cantante de tangos y folclore excepcional que nunca ha logrado un gran éxito con su carrera profesional, más allá de haber sacado algunos discos y de presentarse en vivo durante años en varios bares y reductos musicales. El filme la sigue en su vida cotidiana –muchas veces cantando de entrecasa– y ocupándose de su carrera pero más que nada de los quehaceres normales de cualquier ama de casa que trabaja y tiene una familia.
Por esas cuestiones del destino –o porque Victoria no da con la imagen apropiada, debido a un ligero defecto físico que no dificulta para nada sus condiciones como vocalista–, el éxito le ha pasado de largo, pero el filme sirve no solo para conocer su talento sino para analizar las luchas verdaderas de miles y miles de personas con condiciones y vocación para distintas carreras artísticas y que tienen muchas veces que relegarlas, dejarlas en segundo lugar o transformarlas en hobbies para vivir de otra cosa. Victoria, que enfrenta esas dificultades con entereza y no pierde jamás la alegría de cantar aunque solo sea para un grupo de amigos, es uno de los más grandes y generosos personajes del cine de este año. (Crítica publicada durante BAFICI 2015)
(MALBA y Centro Cultural San Martín)
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CUERPO DE LETRA, de Julián D’Angiolillo
El inquieto ojo del realizador de HACERME FERIANTE vuelve en este película, que cruza ficción con documental pero se vibra y siente como lo segundo más allá de que probablemente bordee lo que ahora se da por llamar “híbrido”. D’Angiolillo centra su historia en el universo de los grupos que hacen pintadas políticas en las avenidas, rutas y autopistas en los márgenes de la ciudad de Buenos Aires, poniendo el eje especialmente en las disputas barriales y locales de los distintos punteros y sectores políticos para los que los personajes trabajan.
El filme coquetea con encontrar una estructura de ficción que sostenga el retrato pero pronto parece abandonarla para apostar por un formato más impresionista y documental, mostrando las actividades cotidianas y el peligroso trabajo nocturno de estos “fantasmas de la ruta” que actúan en las sombras, cuando todos duermen, y nos sorprenden cada mañana con la alteración muchas veces violenta del paisaje visual cotidiano. Si bien le falta algo de claridad y eje a los relatos del filme, es indudable que D’Angiolillo tiene un agudo y ajustado poder de observación, uno que tal vez esté necesitando la gran historia que lo haga finalmente explotar. El talento está ahí, a la vista y tan en evidencia como esos carteles que nos distraen en las rutas. (Crítica publicada durante BAFICI 2015)
(MALBA y BAMA Cine Arte)
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VERGUENZA Y RESPETO, de Tomás Lipgot
Si de información cultural para los muchos que no la conocen en detalle se trata, la película de Lipgot aporta una mirada muy íntima y cercana al mundo de los gitanos en el Gran Buenos Aires, centrándose en un férreo núcleo familiar que trata de mantener sus tradiciones pese a los cambios –en especial los tecnológicos y las redes sociales tipo Facebook– que van alterándolo todo, especialmente su vida de comunidad semicerrada.
Lipgot observa a los distintos personajes, los escucha y narra sus peripecias pero no juzga ni condena, lo cual es valiosísimo en cuanto a saber ubicarse a la distancia justa de ellos, si bien eso no impide notar que algunas de las tradiciones de las familias en cuestión son un tanto represivas y misóginas, algo que el filme no dice pero queda claro en más de una escena y entrevista. Es un retrato sincero y abierto que se ofrece al espectador con sus contradicciones en carne viva. (Crítica publicada durante BAFICI 2015)
(BAMA Cine Arte)
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YO SE LO QUE ENVENENA, de Federico Sosa
Tres amigos –uno de ellos guitarrista de una banda de heavy metal, el otro aspirante a actor y un tercero, motoquero, que trabaja en una fábrica– atraviesan una serie de desventuras que ponen a prueba su amistad en esta amable y simpática comedia dramática de Sosa. Iván es fanático del metal más duro (y especialmente de Ricardo Iorio) y anda siempre con cara de pocos amigos citando a su maestro y viendo programas de historia en el Canal Encuentro y sin querer transar con nada ni con nadie. Chacho quiere ser actor a toda costa y no le importa romperse, literalmente, la cabeza para lograrlo. Y Rama se obsesiona con la novia de un hombre al que vio morir en un accidente de moto y a quien escuchó decirle sus últimas palabras.
Más allá de lo anecdótico, lo que está muy bien logrado en el filme es la cotidianidad de la vida de estos amigos, cuya relación resulta muy creíble más allá de las obvias diferencias entre los tres. Entre historias con novias, ex novias, amantes, recitales de rock, discusiones en apariencia intrascendentes (las metáforas de LA LEY DE LA CALLE, digamos), zarpadas escenas de casting y algunos problemas con una pecera van transcurriendo los acontecimientos de esta película modesta y en algunos casos un tanto excesiva (los personajes son, digamos, intensos, gritones, algunos no paran nunca de hablar y pueden agobiar de a ratos) pero que en todo momento gana puntos por su acercamiento noble y cariñoso a este trío de chabones del Conurbano con los que todos nos hemos topado alguna que otra vez en nuestras vidas. Yo, que crecí en el Sur del Gran Buenos Aires, doy fe que existen y son muy parecidos a lo que vemos en la pantalla… (Crítica publicada durante el Festival de Mar del Plata 2014)
En el Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543), todos los jueves de octubre, a las 21.